lunes, 28 de diciembre de 2009

Lección 1 Para el 2 de enero de 2010: “Por sus frutos...”


Sábado 26 de diciembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Lucas 13:7-9; Juan 11:4; 12:28; 15:1-10; 2 Timoteo 3:5.

PARA MEMORIZAR:
"Así que, por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7:20).

UNA DE LAS PROMESAS más conmovedoras del Señor es que, si habitamos en él y permitimos que él more en nosotros por medio de su Espíritu, nuestras vidas serán cambiadas, aun radicalmente.

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Cor. 5:17).

Este trimestre estudiaremos diversas facetas del fruto del Espíritu. El maravilloso plan de salvación nos asegura que "nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transfor­mados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor" (2 Cor. 3:18).

Los que moran en Jesús siempre llevarán el fruto del Espíritu. ¿Te preguntas si esa promesa podría ser realmente para ti? La respuesta es un resonante "sí". Podemos estar confiados en que el que comenzó la buena obra en nosotros la completará (Fil. 1:6). Recuerda: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé" (Juan 15:16). Y lo mejor es que la buena obra que el Espíritu Santo está haciendo en nuestras vidas no es solo para el presente, sino también para la eternidad.

Domingo 27 diciembre "CADA ÁRBOL SE CONOCE POR SU FRUTO" (Luc. 6:44)

¿Te ha preguntado alguien, alguna vez, si recibiste el Espíritu Santo? Generalmente esta es una manera de descubrir si hablas en "lenguas". Para ellos, el hablar en lenguas es el factor determinante por el que de­muestras si tienes el Espíritu Santo o no. Sin embargo, Jesús nos advierte acerca de mirar ciertas señales exteriores y milagros como prueba de algo. Lee su explícita advertencia en Mateo 7:21 al 23 (ver también Apoc. 16:14). Jesús dice claramente que se realizarán milagros innegables en su nombre, pero que eso no prueba que las personas que los realizan sean fieles seguidores suyos.

De hecho, se nos dice que, en los últimos días, profesos seguidores de Jesús tendrán una forma de piedad, pero negarán el poder de ella (2 Tim. 3:5).

Lee 2 Timoteo 3:5. ¿Cómo vemos que se manifiesta esta verdad en nuestros días?

"No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas" (Luc. 6:43, 44).

Jesús dijo que podemos conocer un árbol por el fruto que produce. Una persona se revela no tanto por lo que profesa, sino por lo que es. Los dones del Espíritu se dan a la iglesia para el ministerio. El fruto del Espíritu se da al hijo de Dios de modo que su vida pueda ser cambiada.

Ser un verdadero cristiano y llevar buen fruto enfatiza el ser. Un buen actor puede representar a Mahatma Gandhi, pero nunca puede ser Mahatma Gandhi. Podemos parecer buenos, expresarnos bien, y aun que parezca que hacemos lo bueno. Pero, a menos que el Espíritu Santo nos dé un corazón nuevo, nunca podremos ser buenos.

Medita más en esta distinción entre hacer el bien y ser buenos. Primero, ¿qué queremos decir con "buenos"? Segundo, ¿puede una persona hacer el bien sin ser bueno? O ¿puede una persona ser buena y no hacer el bien? Elabora tus respuestas y llévalas a tu clase el sábado.

Lunes 28 de diciembre “SEPARADOS DE MÍ NADA PODÉIS HACER” (Juan 15:5)

Dos niños se escapaban por la ventana de su dormitorio en la planta alta de la casa a través de un árbol frutal para ir a nadar al remanso cercano, sin el permiso de sus padres. Un día oyeron que su padre decía que cortaría ese árbol porque estaba muerto. Temiendo perder su ruta de escape, fueron al mercado y compraron manzanas artificiales, que luego ataron a las ramas del árbol muerto. A la mañana siguiente, el padre expresó su asombro porque parecía que unas manzanas habían crecido durante la noche, especialmente ¡porque el árbol era un peral!

Lee Juan 15:1 al 5 y responde a las siguientes preguntas:

- Jesús declaró que él es la vid verdadera. ¿Por qué crees que enfatizó que era la vid “verdadera”? (Ver también Mat. 24:24.)

- De acuerdo con Juan 15:5, ¿qué dice Jesús que somos nosotros? ¿Qué significa eso en forma práctica? Es decir, ¿qué nos dice acerca de cómo deberíamos vivir?

El versículo 4 explica que un sarmiento no puede llevar fruto a menos que esté conectado con la vid. Este es un punto vital, que no debemos pasar por alto. Imagínate que una rama de un manzano se ha quebrado. Supón que esa rama tenía varias frutas a punto de madurar. ¿Qué sucederá muy pronto con la rama? ¿Y con las manzanas? ¿Haría alguna diferencia si pintáramos las manzanas de rojo oscuro? Imagínate que regamos la rama o colocamos fertilizante en el suelo alrededor de ella. Y si enterráramos la rama en el suelo, ¿daría más manzanas? Entonces, ¿por qué es esencial para la rama estar conectada con el tronco (la vid)?

¿De qué modo permaneces en Jesús? ¿Qué significa eso? ¿Qué tendrías que cambiar en tu vida para que fuera una experiencia diaria? ¿Qué prácticas y hábitos estás cultivando que te hacen más difícil permanecer en él?

Martes 29 diciembre “EN ESTO ES GLORIFICADO MI PADRE” (Juan 15:8)

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:8). ¿Qué significa este pasaje?

Sin duda, habrás oído este dicho: “Es posible hacer lo correcto por una razón equivocada”. Si esto es cierto, ¿es posible intentar permanecer en Jesús por una razón equivocada? Permanecer en Jesús no es un medio para alcanzar un fin; es, más bien, un fin en sí mismo. El resultado de permanecer en él será que llevemos fruto, no para glorificarnos a nosotros mismos, sino para glorificar a Dios. En otras palabras, el fruto del Espíritu no tiene el propósito de que nosotros quedemos bien ante los demás, sino el Padre.

El ministerio de Cristo, que incluyó muchos milagros y buenas obras, tenía una motivación definida. ¿Cuál era esa fuerza motivadora, y cómo tendría que influir esta idea sobre cuáles deberían ser nuestras motivaciones? Juan 11:4; 12:28.

Tal vez tu iglesia está buscando llevar adelante actividades que fortalecerán la imagen de la iglesia en la comunidad. Eso es bueno. No obstante, al mismo tiempo necesitamos ser cuidadosos acerca de cuáles son nuestros motivos y propósitos. ¿Cuál es la meta final de nuestros esfuerzos? ¿Es glorificarnos o glorificar a Dios? ¿Cómo podemos aprender a distinguir entre ambas cosas? De muchas formas, puede llegar a ser fácil mezclar estas cosas, cubriendo aun las acciones que más nos exaltan bajo un falso barniz de “glorificar” a Dios.

Lee Mateo 5:16 y 1 Corintios 10:31. ¿Cómo podemos crear buena voluntad y, al mismo tiempo, dar gloria a nuestro Padre celestial? Recuerda que es posible crear buena voluntad y dejar afuera al Padre, dándonos el crédito a nosotros mismos. Examina tu propio corazón y pregúntate qué motiva realmente algunas de tus acciones. ¿Cómo podrías estar engañándote a ti mismo?

Miércoles 30 de diciembre "PARA QUE LLEVE MÁS FRUTO" (Juan 15:2)

"Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto" (Juan 15:2). ¿De qué trata este proceso de limpieza o poda? ¿Cómo lo experimentaste tú mismo? Cuando ese proceso específico terminó, ¿de qué modo eras diferente de cuando comenzó?

Luego de la cosecha, el agricultor vuelve a su viña y poda la mayor parte de los pámpanos. El agricultor tiene que ser cuidadoso, sin embargo, porque la cosecha del siguiente año depende directamente de qué parte de la vid queda. La clave de la poda es un equilibrio entre la acción de cortar y la vid. Ésta crece a expensas de la otra. Si podas muy poco, el crecimiento del siguiente año será débil, y el fruto será inferior. La habilidad en el arte de podar es encontrar el equilibrio correcto.

"Dios lleva a los hombres a los lugares de prueba para ver si confiarán en un poder más allá y por encima de ellos mismos. Él no mira como el hombre mira. A menudo tiene que desmenuzar las relaciones humanas y cambiar el orden que el hombre ha planeado, el cual es perfecto en la opinión del hombre. Lo que el hombre piensa que es para su provecho espiritual y temporal puede estar enteramente en desacuerdo con la experiencia que él debe tener a fin de ser un seguidor de Cristo. Su idea de su propio valor puede ser muy inapropiada.

"Las pruebas están colocadas a lo largo de todo el camino de la tierra al cielo. Por eso el camino al cielo es llamado el camino angosto. El carácter tiene que ser probado, de lo contrario habría muchos cristianos espurios que mantendrían una limpia apariencia de religión hasta que sus inclinaciones, sus deseos para hacer su propia voluntad, su orgullo y su ambición fueren contrariados. Cuando, por la autorización del Señor, les vienen pruebas agudas, su falta de religión genuina, de mansedumbre y de humildad de Cristo, los muestra necesitados de la obra del Espíritu Santo. (ELC 268)".

¿Has tenido alguna vez una experiencia que probó severamente tu fe, hasta el punto en que te preguntabas si realmente tenías fe? Mirando hacia atrás ¿qué lecciones deberías haber aprendido de esa experiencia? Pero, más importante todavía, ¿las aprendiste?

Jueves 31 de diciembre "Y SI DIERE FRUTO, BIEN; Y SI NO..." (Juan 13:9)

Entre 1730 y 1745, las colonias norteamericanas desde Maine hasta Georgia experimentaron un reavivamiento religioso conocido como el Gran Despertar. Jonathan Edwards fue un líder de este movimiento de renovación espiritual. En julio de 1741 predicó un sermón titulado: "Pecadores en las manos de un Dios airado", que para algunos ha llegado a ser un símbolo de la perspectiva sombría, cruel e inclinada hacia el infierno de muchos cristianos. Por polémico que sea, este sermón expresó una verdad acerca del terrible peso del pecado, la actitud hacia el pecado de un Dios infinitamente santo, y la seguridad de un día de juicio.

Lee Juan 15:1 al 10. ¿Qué equilibrio presenta Jesús aquí en el contexto de llevar fruto?

Nota cómo, por un lado, él dijo que si permanecemos en él llevaremos mucho fruto, que es un producto de seres salvados por él. Es decir, si permanecemos en él por fe, se nos asegura la salvación por causa de su justicia, que nos es acreditada. Al mismo tiempo, él advierte que si no permanecemos en él no llevaremos fruto, y los que no lleven fruto se marchitarán y por último serán arrojados al fuego para ser quemados (ver 2 Ped. 3:9).

¿Cuál es la lección que debemos aprender de la parábola que Jesús contó y está registrada en Lucas 13:7 al 9?

Lo que se quiere destacar aquí no es que la salvación se obtiene por llevar fruto, que sería solo otra manifestación de la salvación por obras. No somos salvados por llevar fruto; nuestro fruto revela la realidad de la salvación que ya tenemos en Jesús, por medio de la fe en él. Llevar fruto es una expresión de la salvación; no es el medio para obtenerla. Es vital que entendamos esta distinción. Si no, tarde o temprano, llegaremos a estar orgullosos de lo que consideramos que es nuestro fruto maravilloso, o abandonaremos todo, desesperados por lo que parece ser una cosecha insignificante.

Viernes 1 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
"'Por sus frutos los conoceréis' (Mateo 7:20), declaró el Salvador. Todos los que sigan verdaderamente a Cristo llevarán fruto para su gloria. Su vida testifica que el Espíritu de Dios ha realizado una buena obra en ellos, y dan fruto para la santidad. Su vida es elevada y pura. Las acciones correctas con el fruto inequívoco de la verdadera piedad y los que no llevan fruto de esta clase revelan que no tienen experiencia en las cosas de Dios. No son uno con la Vid. Dijo Jesús: 'Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer' (Juan 15:4, 5)" (CM 312, 313).

"Todos los que se unen a la iglesia, pero no están unidos al Señor, manifestarán con el tiempo su verdadero carácter. 'Por sus frutos los conoceréis' (Mat. 7:16). Los preciosos frutos de bondad, templanza, paciencia, piedad, amor y caridad no aparecen en sus vidas. Llevan solo espinas y malezas. Dios queda deshonrado ante el mundo por los tales" (FV 94).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Como clase, repasen las respuestas que dieron a la pregunta del domingo. ¿Cuál es la distinción entre "ser" bueno y "hacer" lo bueno?
2. Lee cuidadosamente la declaración de Elena de White acerca de cómo todos los que se unen a la iglesia, pero no al Señor, pronto revelarán su verdadero carácter. ¿Qué significa esto? ¿Por qué cada uno de nosotros debe preguntarse a qué categoría pertenece realmente? ¿Cómo podemos encontrar una respuesta segura?

Resumen:
El crecimiento en la experiencia cristiana lleva tiempo. Descuidar los medios de crecimiento produce estancamiento y, finalmente, la ruina. Apartar la mirada de uno mismo y mirar a Jesús nos da ánimo y confianza.

martes, 22 de diciembre de 2009

Lección 13 Para el 26 de diciembre de 2009: Ciudades de refugio


Sábado 19 de diciembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Números 33-36; Josué 20:1-7; Efesios 2.

PARA MEMORIZAR:
“Tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma” (Heb. 6:18, 19).

AUNQUE DIOS FUE FIEL en hacer todo lo que había prometido, la Nación misma fue infiel y tuvo que morir en el desierto, del lado equivocado del Jordán, de donde debían haber huido en vez de morir allí. ¡Qué tragedia! Especialmente, porque no era necesario que sucediera. Dios les había dado todo, y todo lo que había hecho por ellos, y no obstante siguieron rehusando confiar y actuar con fe, aunque habían visto el poder de Dios en una forma que la mayoría de nosotros nunca hemos visto y que, en esta vida, nunca veremos.

Pero, Dios no había terminado con ellos. La Biblia enseña que Dios cumplirá sus promesas. El Señor tendrá su pueblo redimido en un cielo nuevo y una tierra nueva. De esto no hay duda. La única pregunta para nosotros es: ¿Estaremos nosotros allí o seremos como la primera generación, que a pesar de todo lo que se hizo por ellas, rehusó confiar en las promesas que Dios les había dado?

Esta semana, la última en que estudiaremos Números, consideraremos los preparativos finales que el pueblo de Israel hizo mientras se aprestaba a recibir la herencia prometida.

Domingo 20 de diciembre: UNA LECCIÓN DE HISTORIA

Lee Números 33. ¿Por qué crees que Dios le pidió a Moisés que escribiera “sus jornadas con arreglo a sus salidas”? ¿Qué propósito tenía esto?

Esta es, realmente, una historia increíble. Una nación entera huye de sus opresores después de siglos de ser sojuzgada, y sobrevive a cuatro décadas de peregrinación en el desierto de Sinaí. Solo por la gracia, el poder y los milagros de Dios pudo suceder esto. Nota cómo el texto de Números 33:2 enfatiza que ellos fueron de un lugar a otro “por mandato de Jehová”. Dios quería que ellos, y las generaciones futuras, nunca olvidaran que toda esta historia del pueblo en marcha por el desierto fue, en realidad, la historia del trato de Dios con los seres humanos pecadores, y su esfuerzo por salvarlos y llevarlos a la Tierra Prometida.

Hoy, hay eruditos bíblicos que, aunque no niegan la historia de que un grupo de ex esclavos saliera de Egipto, no obstante lo atribuyen a circunstancias naturales. Es decir, estos eruditos están haciendo exactamente lo que Dios no quería que hicieran, y eso es olvidar que Dios era central en todo lo que había sucedido.

Lee Números 33:50 al 56. Poniendo a un lado el contexto histórico (y los difíciles problemas que plantea para nosotros hoy), ¿qué importante principio espiritual se encuentra en estos textos? Cuando el pueblo de Israel se estableció en la tierra, ¿por qué este mandamiento del trato con ellos era tan importante?

El compromiso con el mundo ha sido y sigue siendo “aguijones en vuestros ojos y [...] espinas en vuestros costados” (vers. 55) para el pueblo de Dios. A menos que nos protejamos de estas malas influencias y de la cultura que nos rodea, siempre estamos en peligro de que estas cosas corrompan nuestra fe y nos descarríen.

¿De qué modo nos protegemos de las influencias negativas que nos rodean? ¿Qué elecciones personales debes hacer tú para ayudarte a limitar el impacto negativo que producen estas influencias?

Lunes 21 de diciembre: LAS CIUDADES DE LOS LEVITAS

Se recordará que, por causa de la lealtad de los levitas en el Sinaí, ellos fueron recompensados. Dios sería la porción de ellos. No obstante, el Señor hizo provisiones específicas para ellos y acerca de cómo habían de vivir entre el pueblo al que habían de servir.

¿Qué provisión se hizo para los levitas? ¿Qué nos enseña esto acerca de cómo debían vivir los levitas? Núm. 35:1-8.

Nota, también, cómo la tierra debía ser dada para ellos de todas las tribus. Los que habían recibido mucha tierra debían renunciar a más que aquellos que habían recibido menos. En esto se ve otra vez la equidad en la distribución de la tierra. Y, no obstante, todas las tribus debían dar de “la posesión de su heredad” (vers. 2). Todos debían tomar parte en asegurarse que las necesidades de los levitas estuvieran atendidas. De este modo, Dios claramente quería que ellos supieran de sus obligaciones. En un sentido, el principio del diezmo actúa de la misma manera. Los que tienen mucho darán más que los que tienen menos.

Al mismo tiempo, el hecho de que el sustento de ellos debía ser provisto por las otras tribus ciertamente debió haber sido para los levitas un recordativo constante de su responsabilidad de hacer su obra fielmente en favor del pueblo.

Entonces, los levitas fueron esparcidos entre todas las tribus de Israel; esto es, no se reunieron en un área específica. Habían de vivir entre la gente, tal vez como un recordativo de la fidelidad de sus padres durante la adoración del becerro de oro. Por esto, idealmente, en su sagrado rol, podían ser testigos constantes a la gente de lo que deberían ser la fidelidad y la santidad. Viviendo entre ellos, siendo parte de sus comunidades, compartiendo sus luchas, tristezas y gozos, los levitas –si hubiesen sido fieles a su tarea– podrían haber sido una bendición para la Nación. No debían ser una elite exclusiva, una clase arrogante, que vivía separada de la comunidad en la que servían. Habían de servir, no ser servidos. Qué ejemplo de lo que realmente tiene que ser un verdadero ministerio.

Lee Efesios 2. ¿Qué nos dice esto acerca de lo que significa ser parte de una comunidad de creyentes? ¿Cómo podemos insertarnos mejor en nuestra comunidad y cumplir cualquier papel que se nos llame a cumplir?

Martes 22 de diciembre: CIUDADES DE REFUGIO

Lee Números 35:6, y 9 al 12. ¿Qué se establece aquí y por qué?

En la época del antiguo Israel, no actuaba ningún sistema de justicia. Si un hombre mataba a otro accidental o intencionalmente, el familiar más cercano de la víctima podía ser el “vengador de su sangre” (Deut. 19:12), para hacer justicia. Para evitar distorsiones de la justicia, se designaron seis ciudades levíticas (tres de cada lado del Jordán), donde podía escapar un homicida para su seguridad (Jos. 20:1-7).

En Números 35:12 se plantea algo interesante. Huir a la ciudad no garantizaba un asilo permanente y automático. En algunos casos, era un refugio temporario hasta que “entre en juicio delante de la congregación”, esto es, hasta que se establecieran los hechos. Estas ciudades no proveían un tipo de inmunidad diplomática, en la que un diplomático puede cometer un crimen en un país huésped y salirse con la suya. Estas ciudades fueron establecidas a fin de prevenir que se pudiera tergiversar la justicia.

Lee Números 35:9 al 21. ¿De qué modo comprendemos esta forma de justicia a la luz del evangelio?

Algunos no comprenden de qué manera algo como esto puede conciliarse con textos bíblicos acerca del perdón o de presentar la otra mejilla. Pero, lo que se trata aquí es de un código criminal. El evangelio del perdón y la gracia, como los enseñó Cristo, no significa que un crimen, algo tan terrible como un homicidio, no sea castigado por la sociedad. Que un criminal pueda arrepentirse ante Dios es un asunto diferente. ¿Qué sociedad puede funcionar si un crimen no es castigado? Lo que vemos aquí es que Dios quiere asegurarse que uno de los peores crímenes, el de asesinato, sea tratado con equidad y de manera justa.

Imagínate que conoces a una familia, uno de cuyos miembros ha asesinado a una persona; es acusado, es culpable y es condenado. La familia a la que pertenece, que son cristianos, pueden tener algo que decir en la sentencia, ya sea para muerte o para que viva en prisión. ¿Qué les aconsejarías y por qué? Lleva tu respuesta a la clase el sábado.

Miércoles 23 de diciembre: CIUDADES DE REFUGIO - Continuación

Lee Números 35:22 al 34 y responde las siguientes preguntas:

* ¿De qué modo toda la congregación se involucraba con el trato de estas situaciones? ¿Por qué era tan importante para ellos estar involucrados?

*¿Qué distinción se hacía entre un asesinato premeditado y un homicidio accidental?

* Aun cuando la muerte pudo ser accidental, el que mató a la persona debía quedar en la ciudad de refugio con el fin de ser protegido. En este contexto, ¿por qué crees que era así?

* En todo el libro de Números, hemos visto ejemplo tras ejemplo de la intervención sobrenatural de Dios, especialmente en casos de apostasía, pecado y rebelión. Siendo esto así, ¿por qué crees que Dios estableció este sistema de justicia, en el que seres humanos eran responsables de determinar la culpabilidad y la inocencia? ¿Por qué no se administró sobrenaturalmente la justicia, como se lo hizo en otros casos?

* ¿Por qué crees que un asesino no podía ser condenado a muerte por el testimonio de un solo testigo? ¿Qué dice esto acerca de cuán serio era el tema de la pena capital?

Jueves 24 de diciembre: CRISTO, NUESTRO REFUGIO

“Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste” (2 Sam. 22:3).

¿De qué modo 2 Samuel 22:3 refleja algo de lo que proveían las ciudades de refugio?

¿De qué maneras encontramos la misma clase de refugio y protección en Cristo que encontraban aquellos que huían a las ciudades de refugio? Ver Juan 8:10, 11; Efe. 1:7; Col. 1:14; Heb. 6:18.

“Las ciudades de refugio destinadas al antiguo pueblo de Dios eran un símbolo del refugio proporcionado por Cristo. El mismo Salvador misericordioso que designó esas ciudades temporales de refugio proveyó, por el derramamiento de su propia sangre, un asilo verdadero para los transgresores de la Ley de Dios, al cual pueden huir de la segunda muerte y hallar seguridad. No hay poder que pueda arrebatar de sus manos las almas que acuden a él en busca de perdón. ‘Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús’. ‘¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros’, ‘para que [...] tengamos un fortísimo consuelo, los que nos acogemos a trabarnos de la esperanza propuesta’ (Rom. 8:1, 34; Heb. 6:18).

“El que huía a la ciudad de refugio no podía demorarse. Abandonaba su familia y su ocupación. No tenía tiempo para despedirse de los seres amados. Su vida estaba en juego, y debía sacrificar todos los intereses para lograr un solo fin: llegar al lugar seguro. Olvidaba su cansancio; y no le importaban las dificultades. No osaba aminorar el paso un solo momento hasta hallarse dentro de las murallas de la ciudad” (PP 553).

Pero la semejanza no es exacta, porque por la Cruz aun los que han cometido pecados premeditados, incluso asesinatos, pueden ser perdonados por Dios.

¿Sientes que no eres lo suficientemente bueno para ser salvado y que tus pecados son muy grandes para ser aceptado por Dios? ¿Sientes que eres indigno del perdón? Si es así, ¿por qué es importante olvidar cómo te sientes, y reclamar las promesas de perdón, salvación y aceptación ofrecidas por Jesús?

Viernes 25 de diciembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee, en Patriarcas y profetas, el capítulo “La repartición de Canaán”, pp. 545-558.

“El pecador está expuesto a la muerte eterna hasta que encuentre un escondite en Cristo; y, así como la demora y la negligencia podían privar al fugitivo de su única oportunidad de vivir, también pueden las tardanzas y la indiferencia resultar en ruina del alma. Satanás, el gran adversario, sigue los pasos de todo transgresor de la santa Ley de Dios, y el que no se percata del peligro en que se halla y no busca fervorosamente abrigo en el Refugio eterno será víctima del destructor.

“El prisionero que en cualquier momento salía de la ciudad de refugio era abandonado a la voluntad del vengador de la sangre. En esa forma, se le enseñaba al pueblo a seguir celosamente los métodos que la Sabiduría infinita había designado para su seguridad. Asimismo, no basta que el pecador crea en Cristo para el perdón de sus pecados; debe, mediante la fe y la obediencia, permanecer en él” (PP 554).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Qué diferencia hay entre el perdón del pecado, en el contexto de la salvación y la Cruz, y un crimen en el aspecto de la justicia criminal? ¿Por qué debemos diferenciar entre ambos?

2. En la clase, analicen las respuestas del martes con respecto a la pena de muerte. ¿Qué le dirías a la familia, y por qué? Además, ¿es correcto o justo aplicar lo que se hizo en Israel a nuestra justicia de hoy? Analiza.

3. ¿Por qué es tan importante recordar cómo Dios nos ha conducido en lo pasado, ya sea como personas, o como iglesia? ¿Qué peligros surgen si olvidamos el pasado? ¿Por qué es importante no quedarnos demasiado en lo que se ha hecho, o no puede ser cambiado? ¿Cómo podemos tener un equilibrio correcto en esto?

4. Si alguien te pregunta: “¿Qué significa para ti refugiarte en Cristo?”, ¿cuál sería tu respuesta? ¿Cómo nos podemos refugiar en Cristo? ¿Qué significa esto? ¿De qué modo cambiaría nuestra vida?

5. ¿Cómo administramos hoy la disciplina en la iglesia? ¿Cómo tratamos a los miembros descarriados, cuyos hechos son un reproche para el Señor? O ¿cómo los tratamos de manera que no parezca que los estamos juzgando? ¿O podemos hacerlo?

Resumen:
En la frontera de la Tierra Prometida, Israel recibió un rápido resumen de cómo Dios los condujo todos esos años. Justo antes de entrar, Dios estableció las ciudades de refugio, que representan el refugio que nosotros, como pecadores, podemos encontrar en Cristo.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Lección 12 Para el 19 de diciembre de 2009: La segunda generación: Amonestaciones


Sábado 12 de diciembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Números 26-32; Romanos 5.

PARA MEMORIZAR:
“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas” (Deut. 6:4, 5).

FIEL A LO QUE DIOS HABÍA DICHO, de que la generación rebelde que rehusó entrar en la Tierra Prometida no entraría en ella, Dios llevó ahora a una generación nueva a las mismas fronteras. Allí les indicó a Moisés y al sumo sacerdote Eleazar que contaran la congregación de varones de 20 años hacia arriba, “todos los que pueden salir a la guerra” (Núm. 26:2). Sorpresivamente, el total de este segundo censo llegó a 601.730 (vers. 51), casi la misma cantidad que los del primer censo (603.550), cuarenta años antes (Núm. 2:32). A pesar de los castigos divinos sobre la Nación, en los cuales la primera generación (excepto Josué y Caleb) pereció, Dios los había multiplicado abundantemente, y los ejércitos de Israel allí en los campos de Moab eran, prácticamente, tan grandes como los de la primera generación.

Pero, quedaban muchas preguntas: ¿Estaba esta generación nueva, que había visto los resultados de los errores de sus padres, lista para aprender de ellos y obedecer a Dios? ¿Estaban listos para asumir el lugar que se les daba? ¿Qué lecciones tenían que aprender, y qué podemos aprender de ellos?

Domingo 13 de diciembre: LA DIVISIÓN DE LA TIERRA

Después del desastre en Sitim, se tomó un censo de los varones de 20 años hacia arriba (Núm. 26:1-4). Con unas pocas excepciones notables (ver los vers. 64, 65), la generación mayor había muerto, y una nueva había aparecido.

¿Cuál fue una de las razones por las que se tomó el censo? ¿Por qué era importante? Núm. 26:52-56.

Una vez que la segunda generación hubiera conquistado la tierra, habría que dividirla en forma justa; de otro modo, esto podría llegar a ser una fuente de peleas y confusión. Afortunadamente, Moisés todavía vivía y podía dirigir este importante asunto. Como lo afirma el texto, las tribus con muchos miembros recibieron más tierra; las que tenían menos, menos. ¿Qué podría ser más justo que esto?

Lee Números 27:1 al 11. ¿Qué principios importantes vemos que se manifiestan aquí?

Un elemento clave aquí es la santidad de la familia, especialmente con respecto a la propiedad y a los derechos de herencia. Es claro que la idea era guardar la propiedad tan cerca como fuera posible dentro de la familia. La tierra, después de todo, era una “heredad”, y así pertenecía a la familia.

Como vemos, también, esto no era un acuerdo de una vez para siempre. Por cuanto estas mujeres tenían fe y valor para acercarse a Moisés sobre un problema de justicia básica, Dios estableció un “estatuto de derecho” (Núm. 27:11) que permanecería para generaciones futuras y protegería a las mujeres que pudieran haberse encontrado en circunstancias similares.

Es muy fácil permitir que cosas como las posesiones nos dominen tanto que olvidemos aun los principios cristianos más básicos. ¿Cómo podemos protegernos de permitir que nuestro deseo de cosas arruine nuestra relación con Dios y con los demás?

Lunes 14 de diciembre: EL SUCESOR

Después de tantos años en el desierto, los hijos de Israel pronto cruzarían a la Tierra Prometida. Había surgido una nueva generación, que pronto heredaría la tierra que había sido prometida primero a ellos cuando todavía estaban en los lomos de Abraham muchos siglos antes (Gén. 17:8). De este modo, a pesar de las demoras, las rebeliones, las murmuraciones, la falta de fe, de su pueblo, Dios cumpliría su palabra. Solo que lo haría con una nueva generación.

Lee Números 27:12 al 23, y responde las siguientes preguntas:


* En Números 27:12, Dios habla acerca de la tierra que él había dado (en el tiempo pasado) a los hijos de Israel, aun cuando ellos todavía no estaban allá. ¿Qué nos indica esto acerca de las promesas de Dios?
* Después de que Dios le dijo a Moisés otra vez que él no podría cruzar a esa tierra por causa de su pecado, ¿de qué modo respondió Moisés? Esto es, ¿cuál era la preocupación principal de Moisés? ¿Qué nos sugiere esto acerca de la clase de hombre que era?
* ¿Por qué era importante que Josué recibiera su cargo delante de toda la congregación?

Moisés pronto habría de morir, habiendo terminado su obra. El cargo pasaba ahora a Josué, el designado sucesor de Moisés. Cuán interesante es que no era uno de los hijos de Moisés, sino, en cambio, alguien que había demostrado su propia valía. Dios, no Moisés o la congregación, eligió a Josué.

Además, los textos aclaran muy bien que, como con Moisés, Josué había de dirigir únicamente por medio de la conducción de Dios; es decir, además de las leyes y los mandamientos escritos, él también debía buscar la voluntad de Dios por medio del “juicio del Urim delante de Jehová” (vers. 21).

¿Cuán a menudo buscas a Dios en oración con respecto a decisiones importantes que necesitas hacer? ¿Sobre qué base haces decisiones, si no es buscando la voluntad de Dios?

Martes 15 de diciembre: REAFIRMACIÓN DEL SISTEMA DE SACRIFICIOS

Cuando Dios proclamó en forma audible los Diez Mandamientos (Éxo. 20) en el Monte Sinaí, y ordenó la construcción del Tabernáculo (Éxo. 25), la segunda generación eran niños. Ahora Dios eligió reafirmar, en forma resumida, el sistema de sacrificios para los adultos de la segunda generación.

Números 28:1 al 8 describe la ofrenda “diaria”, o “continuo”, un cordero por la mañana y otro por la tarde. Se arreglaba de tal manera que este sacrificio siempre estuviera ardiendo (Lev. 6:9, 13). Esta ofrenda “diaria”, o “continuo”, era la pieza central del Santuario. Tenía prioridad sobre todos los demás sacrificios, y era central para la adoración de Israel. Este sacrificio representaba la constante disponibilidad del perdón y la aceptación de Dios por medio del Redentor prefigurado en el sacrificio.

Lee Romanos 5. ¿Qué nos indica esto acerca de la plenitud y lo completo que fue el sacrificio de Jesús por nosotros?

El sábado se hacía una ofrenda especial (aparte del “diario”). Consistía en dos corderos, de mañana y de tarde (Núm. 28:9, 10). Luego, en Números 28:11 al 15, se detallan los sacrificios para los días de luna nueva; luego, los festivales: la Pascua, el Pentecostés (Fiesta de las Semanas), la Fiesta de las Trompetas, el Día de la Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos (Núm. 28, 29).

“Algunos se preguntan por qué Dios deseaba tantos sacrificios y estableció la ofrenda de tantas víctimas sangrantes en el sistema judío.

“Cada víctima que moría era un símbolo de Cristo, cuya lección era impresa en la mente y el corazón de la solemnísima y sacratísima ceremonia, y era explicada claramente por los sacerdotes. Los sacrificios fueron explícitamente diseñados por Dios mismo para enseñar esta grande e importante verdad: que solo mediante la sangre de Cristo hay perdón de los pecados” (MS 1:125).

¿Por qué es tan importante confiar únicamente en los méritos y la justicia de Cristo, no en algo que haya en nosotros mismos, como el único medio de salvación? ¿Qué ocurre si nos miramos a nosotros mismos, como si pudiéramos ser lo suficientemente buenos como para merecer o ganar la salvación?

Miércoles 16 de diciembre: MANTENER LA PALABRA


Lee Números 30 con respecto a votos y juramentos. ¿Qué principio importante podemos obtener de este capítulo para nosotros hoy? ¿Qué nos enseña acerca de la importancia de nuestras palabras? ¿Qué advertencias deberíamos aprender de esto?

Una cosa es una mentira directa; eso es obviamente pecaminoso y malo. Pero, no se habla de esto aquí. Cuán a menudo hemos hecho promesas solemnes, o un voto en el nombre del Señor, que teníamos en ese momento la intención seria de cumplir, y eventualmente nos apartamos de ella por una razón u otra. En este contexto inmediato, estamos tratando con votos hechos “a Jehová”; pero, en realidad, cuando nosotros –especialmente como cristianos profesos– decimos que haremos algo, deberíamos hacerlo. Si tuvimos solamente la intención de hacerlo en ocasión de pronunciarlo, representará poca diferencia para aquel a quien hicimos la promesa. Tal vez la persona nos creerá; tal vez, no. El punto es que, como cristianos profesos, ¿qué clase de representantes de Cristo somos si solo andamos haciendo promesas o votos que –por cualquier razón– terminamos no cumpliendo? ¿Cuán buena es nuestra religión si no cumplimos nuestra palabra? Por esto es vital que seamos muy cuidadosos en lo que prometemos o en los votos que hacemos, porque podremos encontrarnos en la posición vergonzosa de no ser capaz de cumplirlos, no importa cuán buenas hayan sido nuestras intenciones.

“La obligación incurrida al empeñar uno su palabra, con tal de que no sea para cometer un acto malo o ilícito, debe tenerse por sagrada” (PP 540). En la cultura israelita, el no cumplir uno la promesa, jurada en nombre de Dios, era considerado como un pecado de omisión. En un sentido real, el dejar de cumplir un voto es tomar el nombre de Dios en vano, especialmente si somos cristianos, quienes, idealmente, hacemos todas las cosas en el nombre de Cristo.

¿Cuántas veces has hecho votos y promesas a otros, a Dios o a ti mismo, que hayas quebrantado? ¿Qué promesas puedes reclamar que te ayudarán a impedir que esto suceda continuamente?

Jueves 17 de diciembre: EN LA FRONTERA

Después de todo este tiempo, había surgido una nueva generación, más lista para dejar el desierto y finalmente tener un hogar que pudieran llamar propio. Algunos, de hecho, estaban más que listos para asentarse.

Lee Números 32:1 al 5. ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Por qué harían este pedido?


En Números 32:6 al 15, Moisés da su respuesta. Él no está feliz, y considera que su acción es pecaminosa. La compara con lo que sucedió la última vez que estuvieron en la frontera y listos para cruzarla. Excepto que, es esta ocasión, sus razones eran diferentes. La primera vez había sucedido que sencillamente se habían asustado de la gente de la tierra, y no confiaron en Dios lo suficiente para avanzar. Esta situación no era parecida. No estaban atemorizados de cruzar la frontera; en cambio, les gustaba donde estaban, y querían quedarse allí.

¿De qué modo respondieron los líderes de Rubén y Gad, y cómo respondió Moisés a su vez? Núm. 32:16-42.

La respuesta de los rubenitas y los gaditas mostraba que ellos estaban dispuestos a hacer su parte en favor del resto de sus compatriotas. Es decir, por más que ellos querían la tierra que ya poseían, no iban a ser egoístas con respecto a eso. Por mucho que estuvieran seducidos por lo que poseían, iban a asegurarse que el resto de los israelitas obtuvieran sus posesiones también, antes de que ellos mismos se establecieran para gozar de las suyas.

Viendo su disposición, Moisés les advirtió que si no lo hacían “vuestro pecado os alcanzará” (vers. 23); no obstante, les tomó la palabra y accedió a las condiciones estipuladas.

Piensa en tu propia relación con el cuerpo de la iglesia como un todo. ¿Cuánto estás procurando dar a la iglesia, en contraste con cuánto podrás recibir de ella? ¿Qué te dice tu respuesta acerca de ti mismo? Al mismo tiempo, ¿no sería tiempo de que, debido a las circunstancias, necesites tomar más de lo que puedes dar?

Viernes 18 de diciembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Estudia los siguientes textos con respecto a puntos específicos que Moisés eligió para recordarle a la segunda generación de israelitas. Sus observaciones están basadas en el principio: “No tenemos nada que temer en lo futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido y sus enseñanzas en nuestra historia pasada” (JT 3:443).

* La plaga de Sitim, en la que murieron veinticuatro mil israelitas (Núm. 25:9; 26:1).
* La rebelión de Coré, Datán y Abiram (Núm. 26:9-11).
* Er y Onán, hijos de Judá (vers. 19).
* Nadab y Abiú, hijos sacerdotales de Aarón (vers. 61).
* La primera generación murió en el desierto, excepto Caleb y Josué (vers. 63-65).

La mayor parte de estos eventos enumerados por Moisés fueron eventos que experimentó la segunda generación. ¿Por qué mencionó estas tragedias en la historia hebrea? El apóstol Pablo explica: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Cor. 10:11).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Cómo puede transmitir una generación a la siguiente sus valores, creencias y celo? ¿O realmente no puede hacerlo? O, considéralo de esta manera: ¿Debería una generación esperar que la siguiente tenga la misma clase de experiencias y fe que la que tuvo ella? Analiza.

2. Medita más en el tema de nuestro lugar en la iglesia. Primero, ¿cuál es el papel de la iglesia como un todo? ¿De qué modo nos ubicamos dentro de ese rol? ¿Deberíamos siempre estar en la posición de dar? ¿Cuándo es apropiado tomar?

3. Hemos estudiado que los hijos de Israel estaban en marcha por el desierto; ¿qué equivocaciones cometieron que estamos en riesgo de realizar también nosotros? ¿Qué lecciones principales podemos aprender de lo que ellos hicieron? Más importante todavía, ¿qué podemos hacer para asegurarnos de no caer en la misma trampa? O, si ya hemos caído, ¿cómo podemos salir de ella?

Resumen:
Mientras Moisés vivía todavía, era apropiado que Dios lo instruyera para dar sus indicaciones finales a la segunda generación, reafirmar su fe y también designar a Josué como el nuevo líder de la nación, bajo la dirección de Dios.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Lección 11 Para el 12 de diciembre de 2009: Inmoralidad en la frontera


Sábado 5 de diciembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Números 25, 31; Deuteronomio 21:10-14; 1 Corintios 10:1-14; Apocalipsis 2:14.

PARA MEMORIZAR:
“Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil” (1 Cor. 10:8).

OTRA VEZ APARECE EL MISMO TEMA: el pueblo, guiado tan clara y poderosamente por Dios, todavía comete errores de elección, todavía muestra falta de fe, todavía desobedece. Dios quería llevarlos a la Tierra Prometida, pero las elecciones de ellos dificultaban lograrlo.

Pero, no hay dudas: la providencia de Dios tuvo éxito entonces, y lo seguirá teniendo. Así como él llevó a su antiguo pueblo del Pacto a la Tierra Prometida, hará lo mismo por nosotros al fin del tiempo. Pero, sería mucho mejor si cooperáramos con él en lugar de ir en contra de sus propósitos.

Esta semana consideraremos una de las mayores faltas de fidelidad en toda la historia del Antiguo Testamento: la apostasía en Sitim. Y, aunque ocurrió hace miles de años en una cultura y un contexto radicalmente diferentes del nuestro hoy, hay semejanzas espirituales, y deberían servir como advertencia a la iglesia de Dios, también en la frontera de la Tierra Prometida.

Domingo 6 de diciembre: SEDUCCIÓN

Números 25:1 dice: “Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab”. Una afirmación clara y directa de hechos, nada más.

El texto dice que “Israel moraba” en Sitim. Es decir, no estaba yendo a ninguna parte. Estaba de descanso. Estaban cómodos, realmente, porque acababan de terminar varias conquistas exitosas: habían derrotado a los cananeos (Núm. 21:1-3), a los amorreos (vers. 21-31) y al pueblo bajo el dominio del rey Og de Basán (vers. 33-35). Ahora, estaban en la frontera de la Tierra Prometida, al otro lado del río Jordán.

En otras palabras, después de numerosos errores y contratiempos, las cosas estaban yendo bastante bien. No había peligros inminentes de ejércitos enemigos, porque habían vencido fácilmente todas esas amenazas militares. Por eso, podían estar tranquilos.

Lee Números 25:1 al 3. ¿Cuáles fueron los pasos involucrados aquí en esta apostasía? ¿Cómo es que ocurrió algo tan terrible?

Sexo, comida, idolatría: todo estaba allí, a orillas del Jordán. De acuerdo con el orden que se ve en los textos, primero tuvieron relaciones sexuales con las mujeres, lo cual quebró claramente las barreras. Y luego, estas mujeres invitaron a los hombres a sacrificar a sus dioses paganos, y aquellos se inclinaron ante estos y los adoraron.

Otra vez, desde nuestra perspectiva, es difícil comprender de qué manera algo como esto pudo suceder. Ellos deberían haber sabido lo que era correcto, ¿verdad? Al mismo tiempo, aquí estaban, mezclándose con estos pueblos, probablemente no mucho al comienzo, pero luego, con el tiempo, más y más. Lenta, pero seguramente, bajaron la guardia; y, antes de darse cuenta, estuvieron entrampados por la lujuria y la pasión. Una vez que hubieran caído en esa trampa, todo era posible.

Nos engañamos a nosotros mismos cuando pensamos que ahora somos menos vulnerables a los engaños del pecado de cualquier clase.

Lee 1 Corintios 10:1 al 14. ¿Cómo podemos aplicar las lecciones que hay aquí a nosotros mismos, hoy, en cualquier situación en que nos encontremos? ¿Qué tentaciones similares afrontamos en nuestros propios contextos? ¿Qué promesa podemos encontrar en estas palabras y hacerla nuestra?

Lunes 7 de diciembre: DETRÁS DE LAS ESCENAS

Lee Apocalipsis 2:14 y Números 31:16. ¿Qué vislumbre nos dan estos pasajes de lo que estaba sucediendo a Israel en Sitim? ¿Cómo nos ayuda esto a comprender cómo cayeron?

Incapaces de tener éxito de una manera, sus enemigos probaron ahora otra, que funcionó mucho mejor. El principio debería ser claro: Mientras estemos actuando con fe y obediencia, muchas puertas al pecado estarán cerradas. Sin embargo, una vez que dejamos de hacer lo que debemos, cualquier cosa puede ocurrir. Cuán vital es, entonces, que nos mantengamos en el sendero de la obediencia.

“Por consejo de Balaam, el rey de Moab decidió celebrar una gran fiesta en honor de sus dioses, y secretamente se concertó que Balaam indujera a los israelitas a asistir. [...] Gran parte del pueblo se reunió con él para asistir a las festividades. Se aventuraron a pisar terreno prohibido y se enredaron en los lazos de Satanás. Hechizados por la música y el baile, y seducidos por la hermosura de las vestales paganas, desecharon su lealtad a Jehová. [...] Predominó la pasión en absoluto; y, habiendo contaminado su conciencia por la lascivia, se dejaron persuadir a postrarse ante los ídolos. Ofrecieron sacrificios en los altares paganos y participaron en los ritos más degradantes.

“No tardó el veneno en difundirse por todo el campamento de Israel, como una infección mortal. Los que habían vencido a sus enemigos en batalla fueron vencidos por los ardides de mujeres paganas. La gente parecía atontada. Los jefes y los hombres principales fueron los primeros en violar la Ley, y fueron tantos los culpables que la apostasía se hizo nacional. ‘Allegóse el pueblo a Baal-peor’. Cuando Moisés se dio cuenta del mal, la conspiración de sus enemigos había tenido tanto éxito que no solo estaban los israelitas participando del culto licencioso en el monte Peor, sino que comenzaban a practicarse los ritos paganos en el mismo campamento de Israel” (PP 484, 485).

Una y otra vez vemos el mismo principio en juego: Dios hace mucho por su pueblo, Dios promete mucho a su pueblo, y él –en respuesta– se destruye a sí mismo. ¿Qué sucede contigo? ¿Qué te ha prometido Dios, y cómo estás respondiendo a esas promesas?

Martes 8 de diciembre: PECADO Y CASTIGO

El haber caído en una trampa, obviamente, no excusa el pecado. Si para comenzar, hubieran obedecido a Dios guardando los Mandamientos, y no se hubieran expuesto a la tentación, esta apostasía nunca habría ocurrido. Sin duda, no querían ir tan lejos como fueron. Después de todo, solo estaban yendo a una fiesta. Y, como Balaam, un profeta de su propio Dios, los había invitado, ¿qué podría haber de malo con eso? No obstante, cuán rápidamente las cosas se descontrolaron.

¿Qué otros ejemplos puedes encontrar en la Biblia, de personas que abrieron la puerta al pecado, lo que oportunamente los condujo a consecuencias terribles, consecuencias que ellos tal vez nunca imaginaron que pudieran suceder?

En la Biblia, vemos que lo mismo sucede una y otra vez. Desde Eva en el Edén hasta Judas en Jerusalén, los que habían sido advertidos, que habían tenido gran luz, eligieron ignorar esa luz y –sin duda, justificándose y racionalizando sus acciones– cayeron en pecados que produjeron consecuencias devastadoras. ¿Cuántos de nosotros, tal vez, hemos tenido esta misma experiencia en la vida? Dios nos llama a obedecerlo, no porque él sea exigente, sino porque ama a sus hijos y quiere lo mejor para nosotros.

Lee Números 25:4 y 5. ¿Por qué hubo una reacción tan fuerte? Ver también los versículos 8 y 9. ¿Qué lección podemos obtener de esto para nosotros?

Cuán doloroso debió haber sido para los israelitas tener que matar a otros israelitas. Pareciera como si cada tribu hubiese tenido la responsabilidad de ejecutar a los de su propia tribu que estuvieron involucrados en esta apostasía. ¡Y tal vez algunos pudieron haber tenido que ejecutar a miembros de su familia inmediata, y hacerlo a plena luz del día (literalmente, “frente al sol”)! Debió haber sido una experiencia terrible para todos.

¿Qué haces con alguien que está cerca de ti que está participando de prácticas pecaminosas que pueden tener un impacto dañino sobre ti y sobre otros? ¿Cuál es tu responsabilidad y deber en tal situación? ¿A quién puedes dirigirte por ayuda, para saber cómo responder?

Miércoles 9 de diciembre: PECADO ABIERTO

Es difícil imaginar el caos, la confusión y el dolor que debió haber ocurrido entre los israelitas en esa ocasión. Recibimos una vislumbre del dolor, por lo menos, en Números 25:6, que dice que “lloraban ellos a la puerta del tabernáculo de reunión”. Sin duda, lloraban por la apostasía, por el sufrimiento y por sus parientes muertos. Además, con una plaga que asolaba el campamento, pudieron haber estado llorando por sí mismos y por su familia, temerosos de que ellos pudieran ser los siguientes. El estar ante el Tabernáculo de reunión significaba que estaban implorando a Dios que terminara con esa devastación.

Lee Números 25:6 al 18. ¿Cómo entiendes lo que está sucediendo aquí? ¿Qué lecciones puedes obtener de esta historia?

Aunque el texto no lo dice explícitamente, se puede inferir que el israelita Zimri estaba teniendo una relación sexual con una madianita cuando Finees vino a la tienda y alanceó a ambos. Por severo que parezca esto, piensa en las circunstancias. Todo el campamento está llorando y suplicando a Dios por causa de lo que estaba sucediendo, y este hombre –tan audaz y abierto en su pecado– trajo a esa mujer madianita al campo ante todos ellos, y luego la llevó a su tienda y tuvo relaciones sexuales con ella. ¡Y, mientras tanto, una plaga está asolando el campamento! El hecho era peor porque Zimri venía de una familia de príncipes; y, por eso, debió haber sabido bien lo que hacía. Sin duda, estaba tan engañado, tan enceguecido por la lujuria que ni la vista del pueblo llorando ante el Tabernáculo lo frenó de ningún modo.

En toda la Biblia, vemos ejemplos de cómo el pecado anubla el razonamiento y conduce a la gente a hacer algunas de las cosas más irracionales. Piensa en Caín, en David con Betsabé, en Judas traicionando a Jesús. No sorprende que la Biblia, una y otra vez, nos advierta contra el pecado. No es que Dios no pueda perdonar nuestros pecados; es que el pecado puede enceguecernos tanto que lleguemos a no verlo más como tal.

En tu propia jornada con el Señor, ¿de qué manera has experimentado la realidad de cómo la práctica del pecado te endurece para darte cuenta de cuán malo es lo que haces? ¿Qué puedes hacer para salir de esta trampa espiritual mortal?

Jueves 10 de diciembre: LA DESTRUCCIÓN DE LOS MADIANITAS

Después de la terrible devastación en Sitim, Dios no había terminado todavía con los madianitas, los que habían traído tal sufrimiento a su pueblo, por medio de sus engaños. Debía hacerse justicia. Esta rama específica de los madianitas se había entregado completamente a la idolatría y todos los males que la acompañaban. Como los amorreos, este clan de Madián había “llenado la copa de su iniquidad” (E. G. de White, en R&H, 2 de mayo de 1893), y Dios decretó su destrucción.

Lee Números 31, la historia de la destrucción de los madianitas. ¿Cuáles son algunas de las cosas duras de este informe que nos hacen difíciles de comprenderlas hoy?

Matar a todo el pueblo, aun a los niños, es muy difícil de comprender para nosotros. Sencillamente, debemos confiar en la revelación que tenemos de Dios como se reveló a nosotros por medio de Jesucristo, y aceptar que hay cosas que no comprendemos desde nuestra perspectiva, cosas que no nos fueron reveladas.

Muchos encuentran que Números 31:13 al 18 es particularmente perturbador, y es comprensible que así sea. Pero, debemos recordar algunas cosas. Muchas de estas mujeres madianitas fueron las que estuvieron directamente involucradas en el engaño que condujo a la muerte de miles y miles de personas; por eso, estaban cosechando el castigo de sus pecados. Pero, ¿qué diremos de las niñas, vírgenes, que probablemente no habían hecho nada?

Supongamos que Dios hubiera dicho que las dejaran libres. Estas indefensas jovencitas quedarían solas, con sus padres muertos y con su estructura social destruida. ¿Qué les sucedería en el severo y peligroso mundo de aquel tiempo? De esta manera, al ser incluidas en el campamento israelita, estas jóvenes mujeres no solo serían protegidas de cualquier peligro que habían afrontado si hubiesen quedado solas; también serían tratadas bien por los israelitas. Después de todo, la ley israelita demandaba eso.

Lee Deuteronomio 21:10 al 14. ¿Cómo nos ayuda esto a comprender mejor lo que sucedía con esas mujeres que fueron tomadas como prisioneras por los israelitas? ¿De qué manera nos ayuda esto a comprender mejor Números 31?

Viernes 11 de diciembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Lee, en Patriarcas y profetas, “La apostasía a orillas del Jordán”, pp. 483-493.

“Los israelitas fueron inducidos al pecado, precisamente cuando se hallaban en una condición de ocio y seguridad aparente. [...] Descuidaron la oración, y fomentaron un espíritu de seguridad y confianza en sí mismos. [...] Antes de que el cristiano peque abiertamente, se verifica en su corazón un largo proceso de preparación que el mundo ignora. La mente no desciende inmediatamente de la pureza y la santidad a la depravación, la corrupción y el delito. Se necesita tiempo para que los que fueron formados en semejanza de Dios se degraden hasta llegar a lo brutal o satánico. Por la contemplación nos transformamos. Al nutrir pensamientos impuros en su mente, el hombre puede educarla de tal manera que el pecado que antes odiaba se le vuelva agradable” (PP 490).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Uno de los mayores dones que Dios ha dado a los seres humanos es la sexualidad. También ha sido uno de los más maltratados, y Satanás lo usa una y otra vez para entrampar y arruinar a quienes aman a Dios. ¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros en esta área? ¿Qué elecciones podemos hacer con respecto al vestido, el lenguaje, el decoro, lo que vemos en los medios y la conducta en general, que pueden eliminar piedras de tropiezo y tentaciones que han conducido a tanto sufrimiento entre nosotros?

2. Piensa en la devastación que este pecado causó en el campamento, y en el sufrimiento del pueblo como un todo. ¿Qué nos debería decir esto acerca de la manera en que, como iglesia, tenemos la responsabilidad de tratar con el pecado entre nosotros?

3. Los israelitas no cayeron de golpe en este pecado de la noche a la mañana. ¿Qué diremos en cuanto a nosotros hoy? ¿Estamos bajando la guardia con respecto a cosas que podrían llegar a endurecernos y que nos conducirán a caer en las trampas de Satanás? ¿Qué lugar tienen las normas en esta área importante? ¿Cómo pueden las normas ayudar a protegernos contra este movimiento lento hacia la apostasía y la ruina? ¿O no podrán hacerlo? O, si nos pueden ayudar, ¿cómo deberíamos aplicarlas?

Resumen:

El colapso moral de Israel en las fronteras de Canaán sirve como ejemplo de un método que Satanás usará para que el pueblo de Dios apostate en el tiempo del fin. “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil” (Mat. 26:41).