domingo, 21 de febrero de 2010

Lección 9 Para el 27 de febrero de 2010: El fruto del Espíritu es mansedumbre


Sábado 20 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Génesis 50:20; Mateo 5:5; 11:29; Romanos 12:3; Gálatas 6:1; Filipenses 2:2, 3; 1 Pedro 3:4.

PARA MEMORIZAR:
“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mat. 5:5).

LA MANSEDUMBRE es un fruto del Espíritu que se ha perdido mucho en nuestra cultura agresiva y egocéntrica. Por cuanto la gente la asocia con la debilidad, la mayoría no admira a otros por ser mansos. Pero hemos sido llamados a ser mansos.

¿Qué es la mansedumbre? Es una actitud de humildad hacia Dios y de amabilidad hacia las personas. Es cuando reconocemos que Dios está en el control y que podemos confiar en él, aun cuando las cosas no sean como nos gustaría que fueran, lo que sucede a menudo. Para ser manso se necesita confianza, no en uno mismo, sino en Dios.

Aunque la debilidad y la mansedumbre pueden parecer similares, no lo son. La debilidad es debida a circunstancias negativas, tales como falta de fuerza o de valor, palabras que no describen a Jesús, quien dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” (Mat. 11:29). La mansedumbre, más bien, es el resultado de la elección consciente de una persona de confiar en Dios y apoyarse en él, en lugar de seguir los caminos propios. De modo que la mansedumbre surge de la fortaleza, no de la debilidad.

Domingo 21 de febrero: MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat. 11:29). ¿Qué nos está diciendo Jesús aquí? ¿De qué modo ser mansos y humildes de corazón puede dar descanso a nuestras almas?

La mansedumbre es abandonar absolutamente toda lucha por nuestra agenda y creer que Dios luchará por nosotros en favor de su agenda. La mansedumbre es lo opuesto a la arrogancia y al egoísmo. Surge de la confianza en la bondad de Dios y en su control sobre la situación. La persona mansa no está ocupada con el yo (ver Luc. 22:42), y esa actitud es clave para la promesa de encontrar reposo para nuestras almas. Después de todo, nuestra agitación y perturbación ¿no se deben muy a menudo a que buscamos solamente nuestro propio beneficio? En el sentido más verdadero, entonces, una persona mansa es alguien que ha aprendido a morir al yo, y que tiene fe, valor y perseverancia, rasgos que el mundo no necesariamente asocia con la mansedumbre.

Lee Romanos 12:3. ¿De qué modo la idea de la mansedumbre está representada aquí? ¿De qué modos esta es la clave para ser manso?

Efesios 4:2 es otro texto que nos ayuda a comprender lo que es la mansedumbre. Nota cómo está relacionado con Romanos 12:3: ambos textos enfatizan, cada uno a su manera, por qué la arrogancia y el egoísmo son contrarios al caminar del cristiano. Después de todo, ¿por qué un cristiano habría de ser arrogante? ¿No somos todos pecadores? ¿No estaríamos todos condenados a la destrucción eterna si no fuera por Jesús? ¿No dependemos todos de Dios, completamente, para cada respiración, cada latido del corazón? ¿No proceden todos nuestros dones y talentos de Dios? ¿De qué podemos enorgullecernos? ¡De nada! En efecto, considerando todo lo que costó salvarnos, los cristianos deberíamos ser las personas más mansas y humildes de la tierra.

Piensa en cuán absolutamente dependiente eres de Dios para todo. ¿De dónde, entonces, proviene ese orgullo y en arrogancia en tu corazón, y cómo puedes eliminarlos de ti?

Lunes 22 de febrero: MODELOS DE MANSEDUMBRE

¿Recuerdas las crisis que afrontó Abrahán al decidir con su sobrino Lot cómo dividir la tierra? (Ver Gén. 13:8, 9.) Siendo que Dios le había prometido hacer de su descendencia una gran nación, ¿cuál podría haber sido la justificación de Abraham para tomar la mejor parte para sí? En cambio, Abraham le permitió a Lot elegir primero, y dijo que él tomaría lo que quedara. ¿De qué modo esto fue una característica de mansedumbre?

Conocemos la historia de José cuando fue vendido como esclavo a Egipto por sus hermanos. Luego ellos fueron a él, que era el segundo en el gobierno de Egipto, y suplicaron que se les permitiera comprar alimentos (Gén. 45). ¿De qué modo la mansedumbre de José determinó su trato para con sus hermanos? Si no hubiera sido manso, ¿qué habría hecho él? ¿De qué modo Génesis 50:20 es un ejemplo de la visión del mundo que tienen aquellos que son mansos?

Siendo joven, David fue ungido para ser el siguiente rey de Israel. El rey Saúl se puso increíblemente celoso y durante años persiguió a David y sus hombres con la intención de matarlos. En dos ocasiones David tuvo la oportunidad de matar a Saúl (1 Sam. 24:3-7; 26:7-12). Si David no hubiera sido manso, ¿cuál podría haber sido su racionalización para matar a Saúl? ¿Por qué es tan fácil para nosotros usar una excusa espiritual para hacer algo en nuestro propio beneficio?

En Números 12:3 se describe a Moisés como el hombre más manso de su tiempo. Aun así, algunas de sus acciones no parecen encajar con el concepto popular de mansedumbre. Su demanda de que el Faraón dejara ir a Israel era fuerte, y fue seguida de acciones. Cuando Israel adoró el becerro de oro, su “ira ardió” y, tomando el becerro, lo quemó, lo molió hasta hacerlo polvo, e hizo que ellos lo bebieran (Éxo. 32:19, 20). ¿Cómo hemos de entender la mansedumbre de Moisés?

Jesús es el mayor modelo de mansedumbre (Mat. 11:29). ¿Cuáles son algunos ejemplos de su mansedumbre? ¿Cómo se reveló su mansedumbre en Juan 18:21 al 23? ¿O qué diremos acerca de Mateo 26:39? Al mismo tiempo, encontramos ejemplos de Jesús haciendo cosas que no parecen ser muy mansas, como cuando expulsó a los cambistas de dinero del templo, o las veces que confrontó a los fariseos y a otros por su hipocresía. ¿De qué modo estos ejemplos nos ayudan a entender que la mansedumbre puede manifestarse, a veces, en maneras muy valientes?

¿Qué encuentras en común en estos ejemplos de mansedumbre? ¿Qué puedes aprender de ellos que te ayude a comprender lo que es la mansedumbre y lo que no es?

Martes 23 de febrero: LA IMPORTANCIA DE LA MANSEDUMBRE

“Buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová” (Sof. 2:3). La mansedumbre es lo opuesto al orgullo. Hoy hay mucho énfasis en la importancia de tener autoestima. ¿En qué momento la autoestima da el salto y se convierte en orgullo?

La mansedumbre es necesaria para recibir la Palabra de Dios. “Recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Sant. 1:21). Una persona que no tiene un espíritu humilde no puede recibir la Palabra de Dios porque hay un conflicto de intereses. ¿Por qué esto es así?

La mansedumbre es necesaria para una testificación eficaz. “Sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Ped. 3:15).

“Nuestra influencia sobre los demás no depende tanto de lo que decimos, como de lo que somos. Los hombres pueden combatir y desafiar nuestra lógica, pueden resistir nuestras súplicas; pero una vida de amor desinteresado es un argumento que no pueden contradecir. Una vida consecuente, caracterizada por la mansedumbre de Cristo, es un poder en el mundo” (DTG 115).

La mansedumbre da gloria a Dios. Primera de Pedro 3:4 dice: “en el incorruptible ornado de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”.

“Es correcto amar lo bello y desearlo; pero Dios desea que primero amemos y busquemos las bellezas superiores, que son imperecederas. Ningún adorno exterior puede ser comparado en valor o belleza con aquel ‘espíritu afable y apacible’, el ‘lino finísimo, blanco y limpio’ (Apoc. 19:14) que usarán todos los santos de la tierra. Esas ropas les conferirán hermosura y atractivo aquí, y serán en el futuro la credencial que les franqueará la entrada en el palacio del Rey. Su promesa es: ‘Y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignos’ (Apoc. 3:4, VM)” (HAp 432).

¿De qué modo hacer énfasis en la belleza exterior está en conflicto potencial con el desarrollo del fruto del Espíritu, específicamente el de la mansedumbre? A medida que el fruto crece en ti, ¿de qué modo tu vida debería ser diferente de como era antes? En el área de la mansedumbre, ¿Qué cambios has visto en tu vida desde que aceptaste a Cristo? ¿Qué actitudes puedes estar albergando que te hacen difícil ser manso?

Miércoles 24 de febrero: PRACTICAR EL FRUTO DE LA MANSEDUMBRE

La mansedumbre se manifestará en cómo nos relacionamos con otros. Es decir, es algo activo, algo que se revelará en nuestras palabras, actitudes y acciones. Puedes pensar que eres manso, pero eso no necesariamente significa que lo eres. Ser manso es manifestarlo.

¿De qué modo los versículos siguientes muestran cómo la mansedumbre ha de ser revelada en nuestras vidas? ¿Por qué la mansedumbre es tan importante en estas situaciones?
Mat. 5: 39 / Mat. 18:21, 22/ Gál. 6:1 / 2 Tim. 2:24, 25 / Tito 3:2 / Fil. 2:2, 3

Como hemos mencionado, la mansedumbre se asocia equivocadamente con la debilidad. Pero de ninguno modo es eso. De hecho, repasa los versículos que consideramos hoy. ¿Puedes ver que se requiere fortaleza, y fuerza moral y espiritual para revelar mansedumbre en la mayoría de esas situaciones?

Por supuesto, si la mansedumbre es el fruto del Espíritu, es algo que nos viene de Dios y no de nosotros mismos. No obstante, necesitamos entregarnos diariamente al Señor y tener la disposición diaria de obedecer con fe, a fin de que esto se manifieste en nuestras vidas.

Jueves 25 de febrero: LA RECOMPENSA DE LOS MANSOS

E. D. Hulse dijo: “La humildad es una cosa extraña. En el momento en que piensas que la obtuviste, la perdiste”.

Un pueblo pequeño quería reconocer y recompensar a su ciudadano más manso. Se hizo una encuesta en esa pequeña comunidad, y se identificó a esa persona. En una ceremonia a la que asistieron todas las personas importantes, al ciudadano más manso se le entregó una cinta en la que estaban impresas las siguientes palabras: “El Hombre más Manso del Pueblo”. Sin embargo, al día siguiente tuvieron que retirarle la cinta ¡porque la estaba exhibiendo!

¿Cómo entiendes las promesas y recompensas mencionadas en los siguientes textos?
Sal. 22:26 / Sal. 25:9 / Sal. 37:11 / Sal. 147:6 / Isa. 29:19 / Mat. 5:5

Estos versículos son consoladores porque hay ocasiones cuando la gente se aprovecha de los mansos. Pero hemos aprendido en este estudio que una persona mansa no está preocupada por elevarse a sí misma ante los hombres, sino que más bien desea elevar a Dios. Como resultado, Dios promete exaltar al que es manso. Las recompensas pueden ser experimentadas tal vez ahora pero, muy ciertamente, en el nuevo cielo y la nueva tierra de la eternidad.

Viernes 26 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“No hay que ocultar a Cristo en el corazón y encerrarlo como un tesoro codiciado, sagrado y dulce, para ser disfrutado únicamente por el que lo posee. Debemos tener a Cristo en nuestro corazón como una fuente de agua que salta para vida eterna, que refresca a todos los que se ponen en contacto con nosotros. Debemos confesar a Cristo abiertamente y con valor, y demostrar en nuestro carácter su humildad, mansedumbre y amor, hasta que los hombres experimenten el encanto de la hermosura de la santidad. La mejor forma de preservar nuestra religión no es colocarla en una botella, como si fuera perfume, para que no se escape su fragancia” (CSS 397).

“La paz de Cristo, esa paz que el dinero no puede comprar, que el talento no puede conseguir, que el intelecto no puede obtener es el don de Dios. La religión de Cristo: ¿cómo podría hacer que todos comprendieran su gran pérdida si dejaran de obedecer sus principios santos en su vida diaria? La mansedumbre y humildad de Cristo es el poder del cristiano. Es en realidad más precioso que todas las cosas que el genio puede crear o la riqueza pueda adquirir. De todas las cosas que se buscan, que se anhelan y se cultivan, no hay nada tan valioso ante la vista de Dios como un corazón puro, una disposición llena de agradecimiento y de paz” (CSS 400, la cursiva fue añadida).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Dios promete aumentar el gozo en la vida de los que son mansos. ¿Por qué crees que las personas mansas pueden ser alegres? Sugiere varias razones. ¿De qué modo el cultivar el fruto del Espíritu que es mansedumbre mejorará tu vida diaria?

2. ¿En qué formas la mansedumbre puede ser mal entendida como debilidad?

3. Todo este análisis de la mansedumbre plantea una pregunta importante: los cristianos ¿nunca deben defender sus propios derechos? ¿Permitiremos que nos traten como alfombras o felpudos de puerta, constantemente pisoteados sin hacer nada en nuestra defensa? ¿Hay algún equilibrio aquí? Y, si lo hay, ¿cómo podemos encontrarlo?

4. Nietzsche alegaba que el cristianismo era una religión nacida de los que eran débiles, que no tenían poder, y que por eso tomaron rasgos como la humildad y la mansedumbre, y los hicieron aparecer como buenos, algo que se debería procurar lograr. ¿Cómo responderías a este argumento?

domingo, 14 de febrero de 2010

Lección 8 Para el 20 de febrero de 2010: El fruto del Espíritu es fe


Sábado 13 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Mateo 25:1-13; Lucas 16:10; 1 Tesalonicenses 5:23, 24; 2 Timoteo 3:1-5; Hebreos 11.

PARA MEMORIZAR:
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gál. 6:9).

EL FRUTO DEL ESPÍRITU conocido como “fe” podría también ser llamado “fidelidad”. Habla de perseverancia, una firmeza de propósito, especialmente cuando se hace difícil avanzar.

La fidelidad implica adherencia firme. Los sinónimos incluyen lealtad, que implica lealtad invariable; constancia, que sugiere libertad de la incertidumbre; firmeza, que implica una lealtad tan fuerte a los principios o propósitos que no puede ser desviada; y determinación, que enfatiza una decisión invariable.

“Fe” y “fidelidad”, aunque están estrechamente ligadas, no son lo mismo. La fe es ese poder indefinible, un don de Dios, por medio del cual podemos creer en una realidad que todavía permanece invisible. “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Heb. 11:1). La fidelidad, en contraste, es el resultado de este sistema de creencias interior. Cuando tenemos fe en Dios, actuamos de modo fiel. Los actos de fidelidad son una demostración de nuestra fe, y tales actos son los hilos que mantienen unido nuestro sistema de creencias y de conducta.

Domingo 14 de febrero: DIOS ES FIEL

“Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¿quién como tú? Poderoso eres, Jehová, y tu fidelidad te rodea” (Sal. 89:8).

Como con todo fruto del Espíritu, Dios mismo es el modelo que debemos estudiar cuando buscamos ejemplos de fidelidad. Dios es tan fiel ahora como lo fue tres billones de años antes de crear la Tierra. Él será tan fiel dentro de tres billones de años como lo fue cuando estableció los decretos en la eternidad pasada. Nada lo detendrá o alterará su plan.

Nota algunos de los atributos de la fidelidad de Dios:
- La fidelidad de Dios alcanza muy lejos: “Tu fidelidad alcanza hasta las nubes” (Sal. 36:5).
- La fidelidad de Dios es segura: “Con todo, jamás le negaré mi amor, ni mi fidelidad le faltará” (Sal. 89:33, NVI).
- La fidelidad de Dios es grande: “Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lam. 3:23).
- La fidelidad de Dios está afirmada en los cielos: “Declararé que tu amor permanece firme para siempre, que has afirmado en el cielo tu fidelidad” (Sal. 89:2, NVI).

Identifica las bendiciones que nos llegan como resultado de la fidelidad de Dios:

1 Cor. 10:13
1 Tes. 5:23, 24

2 Tes. 3:3
Heb. 10:23

¿Por qué la fidelidad de Dios es tan importante para la vida cristiana? Recuerda una ocasión en tu vida cuando el saber que Dios es fiel te ayudó a superar una crisis. En la vida diaria, ¿cuál de las bendiciones de la fidelidad de Dios enumeradas arriba es la que más te ayuda?

Lunes 15 de febrero: FAL TA DE FE: UNA SEÑAL DEL FIN

Lee Lucas 18:8. ¿Qué implica aquí la pregunta de Jesús?

El apóstol Pablo escribe que “los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados” (2 Tim. 3:13). La gente hoy es como era cuando Moisés escribió el Pentateuco o Pablo sus epístolas. Sin embargo, alguno podría alegar que nuestra sociedad hoy hace que sea más fácil pecar, que casi lo estimula. En otras palabras, nuestro ambiente se vuelve cada vez más receptivo hacia el pecado, y nuestras naturalezas humanas caídas se aprovecharán de ello. Se promueve continuamente el egocentrismo. La publicidad insiste en que nos gratifiquemos: ¿por qué esperar, por qué negarnos a nosotros mismos, por qué sacrificarnos, por qué no seguir a todos los demás? Constantemente oímos: “Complácete, tú lo mereces”, o cosas similares.

Lee 2 Timoteo 3:1 al 5. ¿Cuál es la primera característica que se encuentra en este pasaje? ¿Cómo la encontramos manifestada tan abiertamente hoy?

Mientras que esta generación no es la primera en ser egoísta, es única en el hecho de que el egoísmo realmente se recomienda. “Procura ser el primero”, “Ámate a ti mismo primero” es lo que se proclama. El egocentrismo ha generado otro fenómeno: la irresponsabilidad. Esta generación podría bien ser aquella de la que se ha escrito: “Hay generación que maldice a su padre y a su madre no bendice. Hay generación limpia en su propia opinión, si bien no se ha limpiado de su inmundicia” (Prov. 30:11, 12). Parecería que ahora por todo lo malo de todos se culpa siempre a otra persona, la mayor parte de las veces, a los padres.

¿De qué manera los medios masivos de comunicación han contribuido a la infidelidad aun entre los miembros de la iglesia? Sé honesto contigo: ¿cómo han afectado tu pensamiento? Trata de distanciarte y pregúntate: ¿de qué modo lo que leo, miro y escucho podría estar afectando en forma negativa mi propia fidelidad a Dios?

Martes 16 de febrero: MODELOS DE FE (Hebreos 11)

Lee Hebreos 11, la lista de personajes que se presentan como ejemplos de fe. Elige tres de ellos y escribe cómo se manifestó su fidelidad, aun en medio de luchas, pruebas y tentaciones. Es decir, ¿qué hicieron para revelar su fe? Al mismo tiempo, ¿cuáles fueron sus luchas, sus pruebas y sus tentaciones? Más aún, aunque las variables sean diferentes, ¿de qué modo, para nosotros, los principios involucrados son los mismos que para los personajes de Hebreos?


Piensa en cuán fácil pudo haber sido para algunas de estas personas haberse desanimado. Piensa en José en el calabozo, o en Sara esperando, esperando y esperando al hijo prometido, o en Moisés, tentado con las riquezas de un reino o “maltratado con el pueblo de Dios” (vers. 25). A veces tendemos a considerar a estas personas como si fueran más grandes que en realidad, una especie de superhumanos y, no obstante, fueron tan reales como nosotros, tan propensos al pecado, tan propensos a dudar, a temer y a caer. A pesar de sus propias debilidades y equivocaciones, sin embargo, fueron fieles, dieron muestras de la fe que profesaban, y fueron capaces de ser usados por Dios para hacer cosas notables.

¿Cuáles son las cosas que te desafían en tu deseo de ser fiel? Ponlas en dos categorías: 1) las cosas acerca de las cuales no puedes hacer nada, y 2) las cosas que puedes eliminar de tu vida.

Miércoles 17 de febrero: FIDELIDAD EN LA VIDA DIARIA

“El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto” (Luc. 16:10). ¿Cómo has visto que se manifestara este principio en tu propia vida? Después de todo, si no somos fieles en las cosas pequeñas, ¿por qué deberíamos creer que lo seremos en las mayores?

“La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos” (Ed 57).

Las siguientes palabras son algunos de los componentes de la fidelidad:

Confiabilidad: Esto significa que se puede contar contigo. ¿Cuándo fue la última vez que alguien te falló? ¿Recuerdas cómo te hizo sentir eso? ¿Qué dice acerca de tu carácter si no eres confiable?

Honestidad: La honestidad es veracidad. Significa que no vas a mentir, hacer trampas o robar. La honestidad es una piedra fundamental en la construcción de un carácter sólido, y debería manifestarse cada día de nuestra vida.

Integridad: La integridad es como un código de honor. Si tienes integridad, tienes ciertos valores y creencias por los cuales vives. También significa que respetas los valores y creencias de otros. La integridad es también una de las piedras en la construcción del carácter.

Lealtad: Lealtad es fidelidad. Significa estar junto a alguien aun cuando las circunstancias sean difíciles. Lealtad es una parte importante de la amistad. Pero ¿incluye la lealtad hacer algo malo por un amigo? ¿Tiene límites la lealtad? ¿Cómo podría una persona llevar demasiado lejos una cosa buena, como la lealtad?

Mira estos elementos más de cerca. ¿Cuán bien te va en estas diferentes categorías? ¿En qué podrías mejorar? Pero, más importante, ¿qué cambios necesitas hacer a fin de ser más fiel a lo que sabes que es correcto? ¿Cómo puedes hacer los cambios necesarios?

Jueves 18 de febrero: FIEL HASTA EL FIN

¿Podría suceder que estemos sufriendo otro Gran Chasco? No es que hayamos fijado otra fecha para la venida de Jesús, pero nos podría suceder otra cosa, tan real aunque más sutil: un énfasis disminuido en la segunda venida de Cristo, aunque solo fuera porque esperábamos que esa venida ya hubiese sucedido.

Lee Mateo 25:1 al 13. Nota que todas las vírgenes que estaban esperando al novio se durmieron. Cuando finalmente llegó el novio y despertaron, fue demasiado tarde para cinco de ellas. ¿De qué modo podríamos nosotros, en el siglo XXI, estar en peligro de que nos pase lo mismo?

Lee Mateo 24:44 al 50. Nota cómo el siervo malo cambia su estilo de vida cuando se convence de que su señor no volverá tan pronto como él lo esperaba. ¿Cuál es el mensaje para nosotros, que sentimos que ha habido una demora en la venida de Jesús?

Las cosas no han sucedido tan pronto como las esperábamos, pero nos consolamos con la promesa que hay en Gálatas 6:9: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”.

Lo que confronta al pueblo de Dios en el siglo XXI no es “¿será fiel Dios?” Ya deberíamos saber que él es fiel en todo lo que ha prometido. La pregunta crucial es: “¿Seré yo fiel hasta el fin?”

De muchas maneras, la respuesta a la pregunta acerca del futuro (“¿Seré yo fiel hasta el fin?”) puede encontrarse en el presente. ¿Cuál es la tendencia básica de tu vida espiritual ahora? ¿Te entregas diariamente al Señor, creciendo en la gracia y la fidelidad, o estás aflojando lentamente, poco a poco, acostumbrándote cada vez más al mundo y sus caminos? ¿Qué te dice tu respuesta acerca de ti mismo y de tu andar con el Señor?

Viernes 19 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“Pero como las estrellas en la vasta órbita de su derrotero señalado, los propósitos de Dios no conocen premura ni demora. Por los símbolos de las densas tinieblas y el horno humeante, Dios había anunciado a Abrahán la servidumbre de Israel en Egipto, y había declarado que el tiempo de su estada allí abarcaría cuatrocientos años. ‘Después de esto –dijo Dios–, saldrán con grande riqueza’ (Gén. 15:14). Y contra esta palabra se empeñó en vano todo el poder del orgulloso imperio de los faraones. ‘En el mismo día’ señalado por la promesa divina, ‘todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto’ (Éxo. 12:41). Así también fue determinada en el concilio celestial la hora en que Cristo había de venir; y cuando el gran reloj del tiempo marcó aquella hora, Jesús nació en Belén” (DTG 23, la cursiva fue añadida).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Cuáles son algunas de las cosas en tu propia cultura que presentan desafíos a los que quieren ser fieles a Jesús? ¿Cómo podemos afrontar esos desafíos? ¿Cómo podemos ayudarnos unos a otros en esta lucha?

2. Medita en las cosas que has leído, mirado o escuchado en las últimas veinticuatro horas. ¿Fueron la clase de cosas que podrían animarte en tu fe, o fueron cosas que obraron en contra de ella? ¿Cuáles son las implicaciones de tu respuesta?

3. Considera el tema de la lealtad. ¿En qué contextos es buena la lealtad? ¿Es siempre buena? ¿Cuándo podría la lealtad a alguien significar ser desleal a Dios?

4. ¿Qué clase de peligro, si lo hay, podría surgir de estar excesivamente obsesionado con la fidelidad? Es decir, ¿en qué formas podría llevársela demasiado lejos?

5. ¿Cuáles son algunas maneras prácticas en que podemos mantener viva en nuestras iglesias y en nuestros hogares la realidad de la segunda venida de Cristo? Es cierto: cuánto más tiempo pasa, más y más fácil es olvidarse de ella, y caer en hábitos y modos de pensar equivocados. ¿Cómo podemos inculcar, especialmente en aquellos que han estado en la iglesia por mucho tiempo, la importancia de mantener la realidad y la promesa de la segunda venida de Cristo apasionadamente ante nosotros?

lunes, 8 de febrero de 2010

Lección 7 Para el 13 de febrero de 2010: El fruto del Espíritu es bondad


Sábado 6 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Salmos 51:10, 11; Juan 14:9; Romanos 3:12-20; 7:7-12; Tito 2:14; Hebreos 1:2, 3.

PARA MEMORIZAR:
“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efe. 2:10).

EN LAS ESCRITURAS, “bondad” implica no solo exhibir una conducta correcta, sino también evitar lo opuesto, el mal. La bondad es santidad puesta en práctica. La bondad es lo que hacemos; de otro modo, no es “bondad” de ninguna manera.

La palabra traducida como “bondad” (agathosúne) en Gálatas 5:22 denota una bondad activa, incluso agresiva. Más que una excelencia de carácter, es el carácter energizado, que se expresa en buenas acciones.

A menudo oímos de alguien que tiene “un buen corazón” o que alguien es un “alma buena”. Por problemática que sea esta idea desde el punto de vista teológico (ver Jer. 17:9), es aun más en la realidad. Un “buen corazón” o un “alma buena” en sí mismos y por sí mismos no significan nada. En cambio, un “buen corazón” se revela en buenas acciones, buenas obras; en concreto, en actos prácticos de bondad para el beneficio de otros. Buenas intenciones, buenos pensamientos y buenos motivos están bien, y tienen su lugar; pero, al fin, la bondad es hacer el bien. Nos engañamos si pensamos de otra manera.

Domingo 7 de febrero: DIOS ES BUENO

En la Biblia, el más profundo y absoluto sentido de la “bondad” se aplica solo a Dios. Así que, aunque el término bueno se usa libremente en muchas circunstancias, aunque hay personas buenas y malas (Mat. 5:45), aunque es posible que los cristianos hagan buenas obras (Efe. 2:10), aunque todo lo que Dios creó fue declarado muy “bueno” (Gén. 1:31), Jesús afirma que solamente Dios es “bueno” (Mar. 10:18). Solo la bondad de Dios es absoluta. Todas las demás tienen grados de bondad cuando se las mide con esta norma absoluta.

¿Qué dicen los siguientes versículos acerca de cómo la bondad de Dios puede revelarse en nuestras vidas? Éxo. 33:19; Sal. 25:8; 86:5; 107:21; Nah. 1:7; Rom. 8:28.

Dios no solo nos dice que él es bueno; él nos ha revelado esa bondad de muchas maneras.
Podemos ver la bondad y el amor de Dios en la creación. Aun en un mundo caído, aun con la enfermedad, la pestilencia y los desastres naturales, la bondad de Dios todavía se revela en la naturaleza.

Piensa en las relaciones humanas, el amor, la preocupación y el cuidado por otros. Somos capaces de hacer estas cosas maravillosas y buenas solo porque Dios nos creó con el potencial para esto, y lo hizo así porque él es bueno.

La sexualidad humana, aunque, por supuesto, se ha pervertido de maneras horribles e inimaginables, revela la bondad de Dios y su amor por los seres humanos.

¿Cuál es la mayor revelación de la bondad de Dios dada a la humanidad? Juan 14:9; Heb. 1:2, 3.

Anota todas las maneras en que has llegado a comprender la bondad de Dios. Es decir, a pesar de cualesquiera pruebas por las que hayas pasado, ¿cómo llegaste a conocer, por ti mismo, la bondad de nuestro Señor? ¿De qué maneras se puede reflejar en tu propia vida la bondad de Dios? Comparte tus respuestas con la clase el sábado.

Lunes 8 de febrero: TODOS HEMOS PECADO

Lee Romanos 3:12 al 20. ¿Cómo ves la realidad de estas palabras manifestada a tu alrededor? ¿Cómo la ves manifestada en tu propia vida?

Uno de los hechos tristes de la vida es que puede haber algunas personas talentosas y dotadas, encantadoras, con un gran carisma, personas de gran habilidad y percepción, a quienes a menudo le asignamos la etiqueta de “buenas” cuando, en realidad, están corrompidas hasta la médula. La palabra bueno puede ser usada, así como la palabra amor, en forma tan libre y baja que pierde su significado verdadero. Cuando mantenemos ante nosotros la idea de la bondad de Dios, podemos comprender mejor qué es, real e idealmente, la bondad humana.

¿Cuán a menudo oímos decir a personas no cristianas que ellas no entienden todo ese discurso cristiano acerca de que todos los seres humanos son naturalmente pecadores y todo lo demás? Después de todo, ¿no hay personas que hacen cosas buenas, que expresan bondad, abnegación y amor incondicional? ¿No hemos visto todos personas que son así? ¿Cómo responderías a esta clase de argumento?

Hace años, el escritor ruso Fiódor Dostoievsky escribió un libro acerca del tiempo que pasó en un campo de concentración en Siberia, donde estaban encarcelados algunos de los peores criminales de Rusia. Entre los prisioneros había algunos que habían cometido algunos de los crímenes más abominables y atroces imaginables. No obstante, Dostoievsky escribió cómo, a veces, estos hombres eran capaces de hacer algunos de los actos más amables y bondadosos. Lo que quería destacar era que aún las peores personas pueden hacer buenas acciones. Y al mismo tiempo, ¿quién no ha visto personas realmente buenas que, cuando estuvieron bajo presión, hicieron cosas bastante malas?

¿Qué diremos de ti mismo? ¿Eres capaz de hacer algunas acciones muy bondadosas y amables? ¿No eres capaz de hacer también algunas muy crueles y malas? ¿Qué nos dicen tus respuestas acerca de ti mismo y de tu necesidad de Jesús?

Martes 9 de febrero: LA LEY DE DIOS Y LA BONDAD

Lee Romanos 7:7 al 12. ¿Qué está queriendo decir aquí Pablo acerca de la ley? ¿Por qué enfatiza que la ley es buena?

El problema que tienen algunos con la ley de Dios es una mala comprensión de su lugar en el plan de la salvación. Cuando vamos al médico con alguna dolencia, debe haber primero un diagnóstico antes de que nos pueda prescribir un tratamiento. El problema surge cuando la gente confunde el diagnóstico con el tratamiento. La ley de Dios no solo sirve como norma, sino que también cumple una función de diagnóstico en el proceso de salvación. Pablo afirma sencillamente que sin la ley él no habría sabido qué era el pecado. La ley, entonces, nos diagnostica a todos como pecadores. Sin ese diagnóstico, hay poco incentivo para ir a Jesús en procura de sanidad.

En el plan de salvación, la ley de Dios es indispensable, porque sin la ley no hay pecado, y sin pecado no hay necesidad de tener un salvador.

En el Salmo 40:8, David escribió: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. ¿Por qué, entonces, algunas personas creen que guardar la ley es una carga?

A veces pensamos en la ley como una prohibición: “No harás...”. Y hay algo de verdad en esta idea. No obstante, al mismo tiempo, hay infinitamente más cosas que podemos hacer que las que no podemos hacer. Piensa, también, en todos los beneficios prácticos de guardar la ley de Dios. Piensa en las maneras en que aumenta la calidad de nuestra vida aquí y ahora. ¿No deberíamos confiar en la bondad de Dios lo suficiente como para saber que si él prohíbe algo, eso no debe ser bueno para nosotros?

¿Encuentras que guardar la ley es una carga? Si es así, ¿por qué? Si la Biblia dice que guardar la ley es una delicia, ¿qué estamos haciendo mal, si es una carga para nosotros?

Miércoles 10 de febrero: ANDAR EN LA BONDAD

¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal? (Jer. 13:23).

Este texto señala un elemento sencillo acerca de la naturaleza humana, y es que no cambiamos con facilidad, especialmente los aspectos malos de nuestro carácter. (Pregunta a la mayoría de las personas casadas acerca de cuán fácil es hacer cambiar a un cónyuge.) Recordando este pensamiento, tal vez podemos comprender por qué el concepto bíblico de la bondad es inmensamente más profundo y su uso mucho más restringido de lo que se usa en el mundo. La bondad es un fruto del Espíritu, que es más interior y toca cada pensamiento, cada palabra y cada acción de la persona piadosa. Esto demanda que los motivos sean correctos antes que podamos llamar “buena” a cualquier acción. Significa que una persona buena es aquella de quien la justicia (el bien hacer) fluye de la devoción interna y el amor hacia Dios.

“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Sal. 51:10). “¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra” (Sal. 119:9). ¿Cuál es el mensaje de estos textos con respecto a cómo podemos llegar a ser “buenos”?

Compara estos textos con lo que dice Pablo en Romanos 7:18. ¿De qué forma se relacionan todos estos textos?

En el capítulo 7 de Romanos, Pablo expresa su chasco de que, a pesar de sus mejores intenciones, no tiene fuerzas dentro de sí mismo para hacer el bien (vers. 18, 19). Pero en el capítulo 8, los versículos 1 al 4, él revela el secreto del cristiano para superar este dilema. ¿Cuál es el secreto? Analiza lo que significa “andar en el Espíritu”. ¿Cómo se logra esto?

Una cosa es reconocer que somos pecadores, con necesidad de gracia, y que nuestras buenas obras no pueden salvarnos. Al mismo tiempo, ¿por qué debemos ser cuidadosos para no usar esta enseñanza como una excusa para vivir en la carne? ¿Te encuentras haciendo precisamente eso? Si es así, ¿por qué con esa actitud estás pisando un terreno muy peligroso?

Jueves 11 de febrero: EXPRESA R LA BONDAD

Aunque no se puede decir que somos salvados por las obras, se puede decir que, como hijos e hijas de Dios comprados con sangre, somos salvados a fin de que nuestras vidas puedan manifestar buenas obras. Jesús destacó que así como se conoce un árbol por sus frutos, nosotros seremos conocidos por la clase de vida que vivamos. Jesús lleva la importancia de las buenas obras un paso más adelante cuando declara que aquellos cuyas vidas no tienen buenas obras no podrán entrar en el reino de los cielos (ver Mat. 25:41-46).

Lee Efesios 2:10 y Tito 2:14. ¿Qué mensaje común hay en estos textos, y por qué ese mensaje es tan importante para cualquiera que profesa el nombre de Cristo?

Como seres humanos somos pecadores: hemos violado la ley de Dios; todos necesitamos un Salvador. Pero al mismo tiempo, se nos han dado promesas en la Biblia de que, si nos entregamos a Jesús, si elegimos vivir en el Espíritu y no en la carne, podemos vencer y vivir una vida que refleje la bondad de Dios. Podemos vivir en lo que Pablo llama “vida nueva” (Rom. 6:4), porque así como, por fe, hemos sido “sepultados con” Cristo al ser “bautizados en su muerte” (Rom. 6:4), también podemos considerarnos “muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro” (Rom. 6:11).

Podemos ser “buenos” en el sentido bíblico de la palabra; no “buenos” como si mereciéramos la salvación, sino “buenos” en el sentido de que nuestros corazones, nuestros motivos, nuestros hechos revelen al mundo la realidad del Dios a quien profesamos servir. Esto, por supuesto, requerirá morir al yo, requerirá la disposición de servir a otros, requerirá una lucha diaria contra la carne, y requerirá un corazón humilde, contrito y arrepentido cuando fracasamos; pero podemos y debemos vivir la fe que profesamos.

¿Cuán bien estás aprovechando todas las promesas de una vida cristiana victoriosa? ¿Qué te impide reclamar lo que es tuyo, lo que se te ha ofrecido a un costo tan elevado?

Viernes 12 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“El testimonio que debemos dar por Dios no consiste solo en predicar la verdad y distribuir impresos. No olvidemos que el argumento más poderoso en favor del cristianismo es una vida semejante a la de Cristo, mientras que un cristiano vulgar hace más daño en el mundo que un mundano” (JT 3:289, 290).

“El símbolo del cristianismo no es una señal exterior, ni tampoco una cruz o una corona que se lleven puestas, sino que es aquello que revela la unión del hombre con Dios. Por el poder de la gracia divina manifestada en la transformación del carácter, el mundo ha de convencerse de que Dios envió a su Hijo para que fuese su Redentor. Ninguna otra influencia que pueda rodear al alma humana ejerce tanto poder sobre ella como la de una vida abnegada. El argumento más poderoso en favor del Evangelio es un cristiano amante y amable” (MC 372, 373).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. En la clase, lean y analicen sus respuestas a la pregunta de la sección del domingo acerca de cómo Dios les ha revelado su bondad.

2. ¿Cuáles son algunas maneras prácticas en las cuales, como individuos o como iglesia, podemos expresar y revelar la bondad de Dios a otros? ¿Está tu iglesia haciendo el bien en la comunidad donde está ubicada? Si tu iglesia tuviera que mudarse, ¿la extrañarían los vecinos?

3. La Biblia dice que la ley de Dios es buena. Y sabemos que es así. ¿De qué forma, a pesar de eso, puede usarse como algo malo? ¿Cuáles son algunas maneras en que la ley puede ser mal utilizada, y cuáles son las tristes consecuencias de ese mal uso?

4. Medita en esta antigua pregunta filosófica: “¿Se considera que algo es bueno porque Dios dice que es bueno? O ¿considera Dios que algo es bueno porque ya es bueno?”

5. En la clase, analicen Lucas 18:18 y 19. ¿Qué estaba diciendo Jesús aquí? ¿Cómo hemos de comprender sus palabras?

lunes, 1 de febrero de 2010

Lección 6 Para el 6 de febrero de 2010: El fruto del Espíritu es benignidad


Sábado 30 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
2 Samuel 9:1-13; Proverbios 15:1-5; 25:11-15; Mateo 5:43-48; Lucas 6:35, 38; Efesios 4:32; Colosenses 3:12-14.

PARA MEMORIZAR:
“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia” (Col. 3:12).

CUANDO PABLO ILUSTRÓ cómo se comporta el amor, la paciencia vino a su mente en primer lugar: “El amor es sufrido” (1 Cor. 13:4). Inmediatamente después de la paciencia, él escribió que el amor es “benigno”, mostrando que el amor y la benignidad van tan juntos que sin la amabilidad ningún acto es realmente hecho por amor.

La paciencia, vimos, es el amor que soporta. La benignidad, por otro lado, implica una expresión más activa del amor. A menudo la paciencia podría manifestarse al no hacer nada; la benignidad, en contraste, se manifiesta en aquello que decimos y hacemos. Esencialmente, en la manera en que lo decimos y hacemos; y, más importante aún, en el porqué lo decimos y hacemos.

La benignidad no está fuera del alcance de nadie, aunque pueda demandar sacrificio de tiempo y energía. La benignidad se revela de muchas maneras. Y, como su primo cercano el “amor”, tiene un poder increíble; la benignidad es un testimonio en sí misma y por sí misma de cómo es Dios.

Domingo 31 de enero: EL MODELO DE BENIGNIDAD (Mat. 5:43-48)

Jesús claramente ilustra en el Sermón del Monte la benignidad y la bondad de Dios. Lee Mateo 5:43 al 48 y responde a las siguientes preguntas.

1. ¿A qué norma elevada nos está llamando Jesús aquí?

2. ¿Qué razón da Jesús para llamarnos a esta norma?

3. Nota el uso que hace Cristo de la palabra perfecto en el versículo 48. ¿Cuál es el significado de perfecto aquí, y cómo puede el uso de esa palabra aquí ayudarnos a comprender lo que significa ser perfecto como “vuestro Padre que está en los cielos” es perfecto?

Los dones gratuitos de Dios son precisamente eso, dones gratuitos. No son ganados ni merecidos por los seres humanos, todos los cuales han pecado voluntariamente contra él y lo han ignorado o descuidado. En este sentido, el mayor pecador está en el mismo bote que el más santo: ninguno de los dos merece la benignidad y la bondad que Dios nos da a todos.

Con estos versículos, Jesús nos está llamando a ser “perfectos”, aun tan perfectos como Dios. ¿Cómo? Amando a nuestros enemigos, orando por los que nos maltratan, siendo bondadosos con los que no han sido bondadosos con nosotros. De este modo, Jesús define el ser “perfecto”. Trata de imaginar cómo sería nuestra iglesia y cómo serían nuestros hogares si morimos al yo lo suficiente como para que realmente podamos vivir de esa maera. Tendríamos un poder y un testimonio contra los cuales las puertas del infierno nunca podrían prevalecer. ¿Qué es lo único que nos detiene? Nada, sino nuestros corazones pecaminosos, deseosos de venganza, que con mucha frecuencia nos hacen actuar como “publicanos”.

¿Qué cambios dolorosos y profundos debes hacer si has de seguir las palabras de Cristo en estos versículos?

Lunes 1º de febrero: BENIGNIDAD HACIA UN “PERRO MUERTO”

Lee 2 Samuel 9:1 al 13. ¿De qué manera mostró David su benignidad aquí? ¿De qué modo, por este acto, reveló el carácter de Dios?

“Los informes propalados por los enemigos de David habían creado en Mefiboseth fuertes prejuicios contra él, y lo consideraba usurpador; pero la recepción generosa y cortés que le acordó el monarca, y sus bondades continuas ganaron el corazón del joven; se hizo muy amigo de David y, como su padre Jonatán, se convenció de que tenía el mismo interés que el rey escogido por Dios” (PP 771).

La benignidad de David hacia la casa de Saúl revela que él procuraba usar a Dios como el modelo de lo que él quería hacer en favor de la casa de Saúl. Reconoció que él, un pecador como todos nosotros, había recibido misericordia y benignidad no merecida de mano de Dios, y estaba por reflejar algo de esa amabilidad hacia otros.

Antes de compartir la benignidad de Dios con otros, ¿qué tenemos que reconocer? Ver Lucas 7:47. ¿Qué principio vital se encuentra aquí que puede desempeñar un rol importante para ayudarnos a comprender el tema de la benignidad hacia otros?

Piensa por unos momentos acerca de la bondad y la benignidad de Dios hacia ti. ¿La mereces? ¿Es algo que se te debe? ¿Son tus pensamientos, tus acciones, tus palabras tan abnegados, tan santos, tan amantes y acogedores que Dios está meramente haciéndote a ti lo que tú les has hecho a otros? Lo más probable es que la respuesta sea “no”. Y aquí está el punto vital. Cuando nos damos cuenta de lo que Dios nos ha perdonado, cuando percibimos que Dios nos ama a pesar de lo que somos y de lo que hemos hecho, entonces realmente podemos entender lo que significa ser benigno y amante hacia aquellos que no merecen nuestra benignidad o nuestro amor. Entonces, cuán importante es que, en todo tiempo, mantengamos ante nosotros la cruz y lo que significa para nosotros, individualmente.

¿Qué cosas te ha perdonado Dios a lo largo de los años? ¿De qué modo el darte cuenta de esto te ayuda a tratar con los que han hecho cosas que te hirieron?

Martes 2 de febrero: PALABRAS AMABLES (Efe. 4:32)

Efesios 4:32 comienza con las palabras: “Antes sed benignos unos con otros”. Considera cómo este versículo coincide perfectamente con lo que vimos ayer, acerca de tratar a otros como Dios nos ha tratado.

La benignidad debe marcar a los cristianos en todo tiempo. Pero hay por lo menos tres necesidades específicas que requieren tres clases específicas de estímulo.

Primero, hemos de mostrar benignidad hacia los infantes espirituales. “Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos” (1 Tes. 2:7).

Segundo, hemos de mostrar benignidad y dar ánimo a los débiles. “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos” (Rom. 15:1).

Tercero, hemos de servir como un enfermero para los que están espiritualmente enfermos (2 Tim. 2:24, 25).

Un hombre de negocios dijo una vez: “No puedo esperar a llegar a casa por la noche: quedo tan cansado de ser amable todo el día”. ¡Qué actitud triste hacia la vida humana!

La benignidad, especialmente en nuestros hogares, es esencial. Y una de las maneras más importantes en que podemos manifestar amabilidad es la forma en que nos hablamos unos a otros. La atmósfera del hogar mayormente está determinada por las palabras que decimos. Tantos problemas, tantas heridas, tantas tensiones y tantas peleas podrían evitarse si fuéramos cuidadosos no solamente con lo que decimos, sino con cómo lo decimos. A menudo uno podría decir algo y no herir ni ofender, o uno puede decir las mismas palabras a la misma persona, y herirla y ofenderla grandemente. La clave es cómo hablamos. El lenguaje humano es más que solo el significado de las palabras mismas; el tono, la expresión facial, el lenguaje del cuerpo, el énfasis son partes de lo que trasmitimos a otros acerca de nuestros pensamientos, emociones e ideas.

Lee Proverbios 15:1 al 5 y Proverbios 25:11 al 15. ¿Qué principios importantes acerca de lo que dices y cómo lo dices se revelan en estos textos? Al leerlos, pregúntate acerca de cómo usas las palabras cuando hablas a otros. ¿De qué maneras podrías ser más amable en tu comunicación verbal con otros?

Miércoles 3 de febrero: LA BENIGNIDAD DEVUELTA (Luc. 6:38)

“Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir” (Luc. 6:38). ¿Qué está diciendo Jesús aquí? ¿Acerca de qué principio de vida está hablando?

Muy a menudo la forma en que tratamos a otros vuelve sobre nosotros. Es decir, si somos benignos, es mucho más probable que otros sean benignos con nosotros. También funciona de la otra manera: si somos malos, otros también serán malos con nosotros.

Por supuesto, no siempre sucede de este modo. (Mira a Jesús y considera cómo lo trataron.) Pero sea que ocurra o no, en un sentido, realmente no importa. Como cristianos, siempre debemos ser benignos, aun si esa amabilidad no nos es devuelta. De hecho, como hemos leído, ser benigno con los que no lo son con nosotros es una característica de un verdadero seguidor de Jesús. Sin embargo, en general, la manera en que tratamos a otros impactará sobre cómo somos tratados nosotros. “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas” (Mat. 7:12).

Lee Lucas 6:35. ¿De qué manera concuerda esto con lo que hemos estado hablando esta semana?

Siempre es fácil ser benigno con alguien que podría darte algún beneficio más adelante. Cualquiera hará eso. Sin embargo, es más difícil ser amable, especialmente cuando tiene un costo, con los que nunca podrán hacer nada por ti a cambio. Esa es la verdadera prueba.

Examínate. ¿Es tu benignidad motivada por el amor abnegado y dispuesto al sacrificio personal, o es motivada, aun levemente, por el deseo de buscar ser el número uno? Si es esto último, ¿cómo puedes cambiar?

Jueves 4 de febrero: VESTÍOS DE BENIGNIDAD (Col. 3:12-14)

Lee Colosenses 3:12 al 14 y luego reescríbelo con tus propias palabras. ¿De qué manera revelan estos versículos la esencia de lo que significa ser un seguidor de Cristo (nota el uso de las palabras perfecto o perfección)? Además, piensa acerca de cuán poderoso podría ser nuestro testimonio al mundo si pusiéramos en práctica estos versículos.

Alexander Maclaren, destacado clérigo londinense de fines del siglo XIX, escribió: “La amabilidad es la fuerza más poderosa del mundo. Toma todos los martillos a vapor que alguna vez se forjaron y pelea contra un témpano de hielo; y excepto por la poca cantidad de calor que se desarrolla por los golpes, que derrite una porción pequeña, seguirá siendo hielo, aunque pueda estar pulverizado en vez de sólido. Pero permite que se mueva suavemente hacia el trópico, donde los rayos del sol eliminarán la frialdad mortal, y se disipará en el océano cálido. La amabilidad conquista”.

Como adventistas, tenemos una evidencia bíblica muy sólida para respaldar nuestra posición. (Si no la tuviéramos, entonces, ¿qué estaríamos haciendo aquí?) Y eso es importante, por supuesto. Pero necesitamos más que una enseñanza correcta, ¿verdad?

“Si quisiéramos humillarnos ante Dios, ser amables, corteses y compasivos, se producirían cien conversiones a la verdad allí donde se produce una ahora” (MB 91).

Cuando enseñamos las doctrinas de la iglesia, incluimos el sábado, el estado de los muertos, el origen del pecado, y otras enseñanzas distintivas. Pero, ¿somos tan cuidadosos en enfatizar la importancia de la benignidad y de los otros aspectos del fruto del Espíritu, junto con el Sermón del Monte y 1 Corintios 13? Saber que el sábado es el día de reposo, o que los muertos duermen hasta la resurrección, o que la justicia de Cristo nos cubre ahora y en el juicio final está muy bien y es importante. Pero tener el conocimiento solamente no es lo mismo que conocer la verdad como es en Jesús (Juan 14:6), porque la verdad nos hace libres (Juan 8:32); es decir, la verdad nos cambia y nos hace más semejantes a Cristo. ¿Podría alguien preguntar si realmente tenemos la verdad, si la Verdad, Jesús, no nos tiene a nosotros?

Viernes 5 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“De todo hogar cristiano debería irradiar una santa luz. El amor debe expresarse en hechos, [...] y revelarse en una amabilidad atenta, en una suave y desinteresada cortesía. Hay hogares donde se pone en práctica este principio, hogares donde se adora a Dios, y donde reina el amor verdadero. De estos hogares, de mañana y de noche, la oración asciende hacia Dios como un dulce incienso, y las misericordias y las bendiciones de Dios descienden sobre los suplicantes como el rocío de la mañana” (HAd 31, la cursiva fue añadida).

“Son muchos los que consideran la manifestación del amor como una debilidad, y permanecen en tal retraimiento que repelen a los demás. Este espíritu paraliza las corrientes de simpatía. Al ser reprimidos, los impulsos de sociabilidad y generosidad se marchitan, y el corazón se vuelve desolado y frío. Debemos guardarnos de este error. El amor no puede durar mucho si no se le da expresión. No permitáis que el corazón de quienes os acompañen se agoste por falta de bondad y simpatía de parte vuestra” (HAd 92; la cursiva fue añadida).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Como clase, repasen la pregunta final de la sección del jueves: “¿tenemos realmente la verdad, si la Verdad, Jesús, no nos tiene a nosotros?” ¿Cuáles son las implicaciones de la respuesta que dieron ustedes?

2. “El amor no puede durar mucho si no se le da expresión”. ¿Qué significa esto, y por qué representa un principio que es muy importante para nosotros como iglesia?

3. Repasa los textos de esta semana que hablan acerca de que debemos ser “perfectos”. ¿Cómo deberíamos entender lo que significa esta idea? ¿Cuáles son los problemas y los malos entendidos con los que, como iglesia, hemos luchado en el uso y el significado de este término?

4. Repasa en tu propia experiencia cómo las actitudes de otros adventistas te han afectado a ti y a tu fe. Es decir, ¿fue la gente benigna contigo y, si fue así, de qué modo esa amabilidad te impactó? Por otro lado, ¿fue la gente poco amable contigo y, si fue así, de qué modo eso te impactó? Comparte tus historias con los demás en tu clase. ¿Qué puedes obtener de estas experiencias que puede ayudar a la clase a comprender mejor cuán importante es la benignidad en nuestra vida diaria y en nuestro testimonio?