lunes, 26 de abril de 2010

Lección 5 Para el 1º de mayo de 2010: El medioambiente


Sábado 24 de abril

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Génesis 1-2:7; 2:18-24; 3:7, 17-19; Salmo 24:1; Mateo 25:34-46; Marcos 2:27, 28; 3:4.

PARA MEMORIZAR:
“De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan” (Sal. 24:1).

EL CREADOR PASÓ LOS PRIMEROS CINCO DÍAS de la semana de la Creación preparando el medioambiente para los seres humanos que iban a vivir allí. Puso a Adán y a Eva en un jardín (Gén. 2:8, 15) y les dio la supervisión de todas las criaturas terrenales. Así, ellos podían estudiar, gozar y desarrollarse como representantes de Dios en la Tierra. El sábado sellaría su relación con él.

El pecado cambió el plan de Dios. El medioambiente llegó a ser hostil. El trabajo duro reemplazó al trabajo placentero. El egoísmo dominó. Comenzó la explotación de los recursos de la Tierra que sigue hasta hoy. Los bosques han sido talados. Los cursos de agua han sido alterados y la contaminación es desenfrenada. La riqueza del suelo ha sido malgastada en forma irreflexiva. La luz del sol, vital para la salud, puede llegar a ser un enemigo de la salud, si nos exponemos a él en exceso. El mundo todavía sostiene nuestra existencia aquí, a pesar de nuestros abusos interminables del planeta.

UN VISTAZO A LA SEMANA: Nuestro medioambiente es tanto un don de Dios como la vida misma; por eso, tenemos la responsabilidad de cuidarlo.

Domingo 25 de abril: CREACIÓN DEL MEDIOAMBIENTE

Algunas teorías, hoy, describen la creación de la Tierra y de la vida sobre ella como nada más que un accidente, la operación de fuerzas amorales que, con el tiempo y sin ningún pensamiento, trajeron a la existencia la Tierra y toda la vida sobre ella. En contraste, la Biblia presenta un cuadro radicalmente diferente de nuestros orígenes. El contraste entre el modelo ateo y desprovisto de propósito de nuestros orígenes, como lo expresa la teoría de la evolución, y el informe de la Creación del Génesis no podría ser más diferente. Estos dos conceptos son, básicamente, incompatibles.

Lee Génesis 1 y 2:1 al 7. ¿De qué modo los actos de Dios prepararon el camino para la obra culminante de la Creación: el hombre y la mujer? ¿En qué forma la creación de los seres humanos fue diferente del resto de la Creación?

Detengámonos un momento en la escena del Dios creador cuando trabaja en la creación del hombre y de la mujer. Primero, forma a Adán del suelo; aquí está Dios, el Escultor. Luego, cuando todo lo demás está listo, se inclina y sopla su propio aliento en la forma de Adán, que está esperando. Dios, el Dador de la vida, trae a Adán a la vida. ¡Qué cuadro maravilloso de nuestro Dios en operación!

Pero, eso no es todo. Él llega a ser Dios el Cirujano al sacar una costilla de Adán y formar a Eva para ser la compañera de Adán y la madre de la raza. Ella también ha de pararse a su lado en este medioambiente perfecto (ver Gén. 2:18-24). Luego, pone a estos seres flamantes, recién creados, en el lugar de belleza y maravilla que había estado preparando el tiempo previo.

Dios proveyó los alrededores más saludables posibles para Adán y Eva. El tranquilo verde del follaje, el color de las flores y las frutas: todo se combinaba a fin de constituir el hogar ideal para ellos. El Señor no planificó una vida de ocio para nuestros primeros padres. Habían de trabajar en el jardín y cuidarlo. De esta manera, ellos encontrarían satisfacción y gozo. Aprenderían más acerca de Dios y de lo que hemos venido a llamar “el segundo libro de Dios, la naturaleza”.

Lee, en Génesis 1 y 2, el informe de la Creación otra vez. ¿Qué encontramos allí que nos señala la idea de que, como seres humanos, deberíamos ser buenos administradores de la Tierra?

Lunes 26 de abril: EL AMBIENTE DEL SÁBADO

Cuán interesante es el hecho de que Dios no terminó toda la obra de la Creación hasta que creó el sábado. Qué contraste: toda la obra de crear el mundo, los animales, los mares, la vegetación y finalmente la humanidad, y entonces, como acto final, el acto de descansar.

Lee Génesis 2:2 y 3. ¿Qué podemos concluir del hecho de que Dios mismo descansó en el sábado?

¿Dios mismo, en su papel como Creador, guardó el séptimo día, el sábado? ¡Qué diremos acerca de mostrar las raíces profundas del sábado! Cualesquiera que sean las implicaciones de esa idea, una cosa es segura: el sábado vino de Dios mucho antes de que existiera una nación y un pueblo judíos.

Entretanto, el sábado nos da la oportunidad de concentrar nuestra atención en el Creador, en su amor y en su cuidado por sus criaturas de una manera que no hubiera sido fácil para nosotros. Ayudó a poner límite al trabajo, aun en un tiempo en el que el trabajo era relativamente fácil y productivo.

Después de que el pecado entró, el trabajo llegó a ser mucho más difícil y cansador (Gén. 3:17-19), y el sábado puso este límite al trabajo, y el llamado a recordar al Creador llegó a ser aún más importante. El sábado, un recordativo de la Creación, nos debería ayudar a concentrarnos en nuestra responsabilidad para con el mundo creado.

Con el paso de los siglos, el verdadero significado del descanso en el sábado llegó a perderse con numerosas reglas y reglamentos que desviaron los pensamientos de la gente del verdadero significado y valor del sábado.

Lee Marcos 2:27 y 28, y Marcos 3:4. ¿Cómo entendía Jesús el sábado?

Cristo restauró el significado del sábado en función de lo que Dios había querido que fuera. Él mostró que Dios considera el sábado como un día para hacer el bien, para procurar el avance de su Reino y para servir a todos los que tienen necesidad.

¿De qué modo podía y debía la observancia del sábado ayudarnos a entender mejor el maravilloso regalo que Dios nos dio del mundo creado? Más aún, ¿cómo puede y debe ayudarnos a comprender mejor nuestra obligación de cuidar de él?

Martes 27 de abril: CAMBIOS EN EL MEDIOAMBIENTE DESPUÉS DEL PECADO

Lee Génesis 3:7 y 17 al 19. ¿Cuál fue la primera indicación dada a Adán y Eva para mostrarles que la acción de comer del fruto prohibido tenía consecuencias?

Con la entrada del pecado en sus vidas, Adán y Eva afrontaron algunas consecuencias penosas. Primero, como escribió Elena de White, desapareció la vestimenta de luz que los había cubierto. El medioambiente del mundo de las plantas cambió también. Crecieron cardos y espinas. El suelo se volvió duro y pobre. Y, peor aún, entró la muerte, algo que ellos nunca debieran haber conocido.

De repente, el maravilloso medioambiente que habían gozado cambió y les presentó nuevos desafíos que, con el tiempo y en generaciones subsiguientes, se volverían peores. Los seres humanos, entretanto, comenzaron a explotar la Tierra para su propia ganancia y gloria.

Lee 1 Reyes 10:14 al 22. ¿Qué nos indica esto acerca de cómo los seres humanos llegaron a ver la Creación?

Además de la explotación, la decadencia y la muerte han estado presentes en todos los pueblos, y son parte del ciclo de la vida. Pero no fue así al comienzo y no es el plan final de Dios. La mayordomía de la Tierra por parte de la humanidad se ha vuelto una explotación de aquella, mientras personas avaras sacan de la Tierra todo lo que pueden, sin tomar en cuenta las consecuencias.

La contaminación del aire, del agua, del suelo, la presencia de agentes de enfermedad nuevos y temibles, todos señalan un envejecimiento de la Tierra y la necesidad creciente de renovación. Mientras que más países procuran desarrollarse, y mientras que los países desarrollados procuran seguir manteniendo su nivel de vida, la humanidad afronta desafíos a la salud que pueden ser enormes por causa del daño al medioambiente.

Hace años, un dirigente político hizo una afirmación que decía más o menos así: “No tenemos que preocuparnos acerca del medioambiente, porque Jesús regresa pronto”. ¿Cuál es la lógica de este argumento? ¿Cómo le responderías?

Miércoles 28 de abril: NUESTRA RESPONSABILIDAD HACIA EL MEDIOAMBIENTE

Lee el Salmo 24:1. ¿Qué implicación tienen estas palabras para nosotros y la forma en que nos relacionamos con el mundo? Al mirar a nuestro alrededor y ver las condiciones de nuestro mundo, necesitamos hacernos la pregunta: “¿Qué podemos hacer para mejorar el medioambiente?”

Necesitamos comenzar recordando el señorío de Dios sobre la Tierra. No estamos libres de responsabilidad ante él y sus obras creadas. No solo la Tierra es de él sino también la gente: nosotros y todos los demás. Tenemos responsabilidad ante él por la otra gente, así como por el resto de la creación terrena. Podemos y debemos conservar los recursos naturales.

Un ejemplo es el agua. Podemos ser cuidadosos al usar el agua. Podemos apoyar los esfuerzos para proporcionar agua limpia a quienes no la tienen. En ciertas partes del mundo, la falta de agua limpia es un problema muy serio, que conduce a una tremenda pérdida de vidas.

Podemos seguir la dieta que Dios bosquejó para nosotros. Si más personas fueran vegetarianas, habría más alimentos para todos, porque se necesitan muchos más recursos naturales para sostener una dieta basada en carne que para sostener una dieta vegetariana.

Podemos cuidar de las plantas y de los árboles por los que tenemos responsabilidad. Esto ayudará a mantener el aire puro.

Hasta donde podamos, deberíamos procurar reducir el nivel de emisiones de carbono, que está llegando a ser, cada vez más, una preocupación mundial debido al impacto potencialmente peligroso para el medioambiente.

Al ser buenos mayordomos de la Tierra, al procurar cuidar el medioambiente, al no acumular los recursos naturales para nosotros mismos, al estar dispuestos a compartir con otros de nuestra abundancia, podemos mejorar la vida diaria de aquellos que necesitan nuestra ayuda. Como cristianos, que profesamos seguir al Señor Jesús, estamos obligados a ayudar a los que están en necesidad.

Lee Mateo 25:34 al 46. ¿De qué modo nuestra mayordomía de la Tierra, de alguna manera, es parte de lo que Jesús nos pide que hagamos? ¿Qué otros versículos puedes recordar que también se aplican a este problema?

Jueves 29 de abril: ADORADORES DEL SOL

Solo a la luz de la eternidad captaremos el impacto negativo del pecado sobre nuestro medioambiente. Es difícil imaginarnos cómo era nuestro mundo y cuán perfectamente adecuado era el medioambiente en el que vivieron nuestros primeros padres.

El pecado no solo impactó la Tierra, sino también a los seres humanos. Uno de los impactos negativos del pecado llevó a los seres humanos a la idolatría, que se manifestó por su adoración a las “criaturas” (Rom. 1:25) en vez de al Creador.

Lee 2 Reyes 23:5, Jeremías 8:2 y Ezequiel 8:16. ¿Qué sucedía? ¿Por qué, en un sentido, tendría sentido adorar al sol?

Sabemos hoy que la luz del sol, aunque muy importante para nuestra salud, puede tener efectos muy dañinos si nos exponemos demasiado a él. Así, los modernos adoradores del sol viven en casi tanta ignorancia como sus predecesores.

Sabemos, también, que demasiada exposición al sol aumenta el riesgo de diversos cánceres de la piel.

Por otro lado, la luz del sol ayuda a producir la vitamina D, que es esencial para el metabolismo del cuerpo y la formación de huesos fuertes y sanos. Una exposición adecuada a la luz del sol también ayuda a prevenir ciertos tipos de cánceres.

¿Cuál es, entonces, la exposición óptima a la luz del sol? Las personas de piel clara en un medioambiente ecuatorial requieren, por lo menos, cinco minutos por día de exposición al sol para la producción de su vitamina D. Las personas de piel oscura en el mismo medioambiente requieren cerca de treinta minutos para la producción de la misma cantidad de vitamina D. En áreas en las que las horas de luz solar son más limitadas, la vitamina D debe ser suplida bajo supervisión médica.

También es saludable abrir las cortinas y las ventanas, para permitir que la luz solar entre en las habitaciones, lo que ayuda a destruir ciertas bacterias.

Los estudios muestran que las personas que no tienen una exposición adecuada a la luz solar pueden estar más inclinadas a sufrir depresiones estacionales: este problema ocurre especialmente en zonas en las que los días son cortos en invierno. La cura es sencilla: más exposición a la luz, aun si es artificial, en los meses de invierno.

El quid de la cuestión es que, para tener una vida saludable, la temperancia y el equilibrio con respecto a la luz solar son vitales.

Viernes 30 de abril

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee “La Creación”, en Patriarcas y profetas, páginas 24 a 33; “El fin del conflicto”, en El conflicto de los siglos, páginas 729 a 737.

“‘Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas’ (Rom. 1:20). Las cosas de la naturaleza que ahora contemplamos nos dan apenas un débil concepto de la gloria del Edén. El pecado afeó la belleza de la Tierra, y por doquiera pueden verse los estragos del mal. No obstante, queda aún mucha hermosura. La naturaleza atestigua que un Ser infinito en poder, grande en bondad, misericordia y amor, creó la Tierra, y la llenó de vida y de alegría. Aunque ajadas, todas las cosas manifiestan la obra de la mano del gran Artista y Maestro. Por doquiera que nos volvamos, podemos oír la voz de Dios y ver pruebas evidentes de su bondad” (MC 319, 320).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. El problema del medioambiente, especialmente el tema del calentamiento global, ha estado en los últimos años en las noticias destacadas. ¿Cuál es la respuesta de tu país, tu comunidad y tu iglesia a estos problemas?

2. ¿De qué modo debería un cristiano, alguien que cree que Dios creó el mundo, relacionarse con los temas del medioambiente en forma diferente de alguien que cree que estamos aquí como producto del azar?

3. ¿De qué modo puede y debe el sábado desempeñar un papel en nuestra preocupación por el medioambiente? ¿En qué forma guardar el sábado nos ayuda a estar más interesados en nuestro medioambiente?

4. Si Jesús vuelve pronto, como creemos, ¿deberíamos realmente estar tan preocupados por el medioambiente? Justifica tu respuesta.

5. Si es posible, haz una investigación acerca de los efectos negativos sobre la salud que el daño ocasionado al medioambiente está produciendo en diversos lugares del mundo. ¿Qué sucede en tu comunidad? ¿Qué papel desempeñas y deberías desempeñar en esta área? ¿Cómo podrías aprovechar algún activismo ecologista para la difusión del evangelio?

6. ¿Qué cambios, aun pequeños, podrías hacer en tu estilo de vida que podrían beneficiar el medioambiente? ¿Cuánto sacrificio propio requeriría de tu parte?

domingo, 18 de abril de 2010

Lección 4 Para el 24 de abril de 2010: El agua de vida


Sábado 17 de abril

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Génesis 2:10; Isaías 40:31; Mateo 9:2-7; Juan 4:1-26; 9:1-11; Romanos 6:1-6.

PARA MEMORIZAR:
“Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Juan 4:14).

ES ASOMBROSO CÓMO NUESTROS SENTIDOS pueden engañarnos. La Tierra gira sobre su eje a 1.600 km/h, mientras da vuelta alrededor del sol a unos 30 km/seg. Sin embargo, nos parece perfectamente inmóvil. Entretanto, cosas como mesas, sillas, rocas y personas –por sólidas que nos parezcan– son mayormente espacio vacío. En todo momento, miles de millones de partículas subatómicas del sol están penetrando en nuestros cuerpos; sin embargo, no sentimos ni vemos ninguna de ellas. Y, a pesar de todas las apariencias externas, nuestros cuerpos están hechos mayormente de agua. ¿Agua? Sí, somos seres hechos de agua, en el sentido de que nuestros cuerpos están compuestos por casi un 60 por ciento de agua. Nuestros cerebros están compuestos casi en un 85 por ciento por agua. Aun nuestros duros huesos están compuestos, entre un 10 y un 15 por ciento, por agua.

Llena de maravillas y misterio, el agua es fundamental para la vida física. Sin ella, no podríamos existir. Esta semana consideraremos el aspecto espiritual y el aspecto físico de este líquido tan esencial.

UN VISTAZO A LA SEMANA: Dios es la Fuente del agua física y espiritual, esenciales para la vida.

Domingo 18 de abril: EL AGUA VIVA

Lee Juan 4:1 al 26. ¿Cuáles son las diferentes maneras en que se usa el agua en este incidente? ¿Qué significan las diferentes clases de agua? ¿Qué mensaje hay en esta historia para nosotros hoy?

Jesús se encontró con una mujer en Samaria, que había ido a buscar agua al pozo de Jacob. Le pidió agua para beber. En la conversación, le dijo que él le podía dar un tipo de agua que le quitaría la sed para siempre y se refirió a sí mismo como el “Agua viva”. Este concepto implica su capacidad para satisfacer la necesidad de paz, gozo, libertad de culpa, perdón y unión con Dios. Los cristianos encuentran esta solución en Jesucristo.

Él nos ha ofrecido a todos la oportunidad de ir y unirnos con él en servicio. Su oferta todavía es válida hoy, porque él no cambia nunca. Muchos han encontrado que su intranquilidad y sus inseguridades se transformaron al participar de su compasión, su amor y su aceptación.

Dios nos ha prometido abundante agua espiritual, mientras lo busquemos a él. En Apocalipsis 22:17, él nos invita a beber del agua de vida gratuitamente. Podemos experimentar una abundancia del Espíritu Santo mientras estemos cerca de Jesucristo, la Fuente de la vida. En su amor, él invita a todos a beber gratuitamente del Agua de vida (Juan 4:13, 14). Su invitación a recibir esta Agua viva se extiende a todos nosotros.

Así como Dios proveyó agua de la roca a los hijos de Israel, Jesús provee esta Agua de vida (1 Cor. 10:1-4) para nosotros hoy.

No importa quiénes seamos, no importa cuál haya sido nuestro pasado, no importa cuáles sean nuestros errores, e incluso no importa cuál sea nuestra situación actual, la oferta de esta Agua viva es para nosotros. Se nos indica que bebamos de ella libre y gratuitamente. Se nos ofrece a todos por medio de la gracia de Cristo.

No hay dudas, Jesús nos ofrece a todos esta Agua viviente. ¿Cuál ha sido tu experiencia con esta Agua? ¿Cómo conoces por ti mismo los beneficios y las promesas que se encuentran en ella? ¿La estás bebiendo libremente o te estás retrayendo un poco? Si es esto último, pregúntate por qué lo haces. Cualquiera que sea la “ganancia” que puedes pensar que estás recibiendo por retraerte, ¿de qué modo podría compararse eso con las promesas ofrecidas por Jesús?

Lunes 19 de abril: LAS AGUAS DEL BAUTISMO

Lee Hechos 8:35 al 39. Felipe predicó de las Escrituras a un eunuco, dándole las buenas nuevas de Jesús. El eunuco aceptó a Jesucristo como el Hijo de Dios. Cuando vieron agua, le preguntó a Felipe: “¿Qué impide que yo sea bautizado?” Felipe lo bautizó, y el eunuco siguió su camino con alegría.

El agua, en sí misma, no produce el milagro; es un símbolo de purificación. El don del Espíritu Santo transforma la vida. El bautismo es una proclamación externa de la aceptación de Jesús. Lee Juan 3:5 al 8. Jesús le dijo a Nicodemo que “el que no naciere del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”.

¿Qué sucede cuando alguien ha sido bautizado por inmersión? Rom. 6:1-6.


Una conversión genuina, simbolizada por el bautismo por inmersión, representa la limpieza interior de la persona. El Nuevo Testamento menciona el bautismo por inmersión muchas veces y enfatiza su importancia en nuestra experiencia cristiana. “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hech. 2:38). Cuando somos salvos, estamos espiritualmente bautizados en Cristo (Gál. 3:26, 27) y recibidos en su cuerpo, la iglesia (1 Cor. 12:13). En el simbolismo bíblico, el bautismo representa la limpieza interior (Efe. 5:25, 26) y el nuevo nacimiento espiritual (Juan 3:5); ambos son el tema central de la salvación.

Muchas personas dan por sentado el bautismo, pero para otros este acto requiere mucho valor. En algunos países, el bautismo puede producir el alejamiento del cónyuge, de la familia, de la comunidad, y hasta la prisión o aun la muerte.

Entre las últimas palabras registradas de Jesús, se encuentran estas: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mar. 16:16). Piensa en esto: el último llamado que hizo Jesús fue a creer en él, que es un llamado para ser bautizado. Si él lo dice, no podemos pasar por alto su importancia.

Lee otra vez Romanos 6:1 al 6. ¿Cómo has experimentado la realidad de este pasaje? ¿Cómo te ha cambiado tu “vida nueva” en Cristo? ¿De qué has sido librado? ¿En qué áreas necesitas todavía más cambios? ¿Qué puedes hacer por el Señor, quien ofreció lavarte tus pecados?

Martes 20 de abril: LOS USOS DEL AGUA

Génesis 2:10 revela que en el Edén, antes del pecado, el agua estaba disponible para las criaturas de Dios. ¿Qué implica este hecho?

Como criaturas, todos necesitamos aire, agua y alimento para conservar nuestra existencia (Gén. 1:29). En el Edén había un río que originaba otros cuatro ríos; es decir, Dios proveyó agua para conservar las vidas de sus criaturas.

Como obra de Dios, no sobrevivimos sin agua. Cada célula, cada tejido y cada órgano del cuerpo necesitan agua para funcionar. El agua regula la temperatura del cuerpo, transporta nutrientes y oxígeno, elimina desechos, previene la constipación, humedece los tejidos, suaviza las articulaciones y mantiene la sangre en circulación por todo el cuerpo. Necesitamos beber más agua de lo que requiere nuestra sed. Muchos líquidos, tales como el agua, la leche, los jugos de frutas y de verduras, contribuyen a la hidratación; por el contrario, el alcohol y las bebidas cafeinadas, paradójicamente, aumentan la pérdida de líquido, que puede ser perjudicial. El agua pura es superior a muchas otras bebidas. Comienza tu día con uno o dos vasos de agua, y bebe agua abundantemente fuera de las comidas, para que estés bien hidratado.

El agua tiene también otras funciones saludables. Muchas enfermedades infecciosas se eliminarían si se lavaran las manos, especialmente antes de comer. El baño diario elimina la acumulación de suciedad, que también puede conducir a enfermedades.

Lee Levítico 11:40; 13:6, 34, 53, 54; y 15:3 al 13. ¿Qué punto se descubre en estos textos?

Hay cierto debate acerca de los ritos de purificación del Antiguo Testamento. Muchos alegan que eran solo rituales, sin ninguna referencia a la salud. Y, en algunos casos, eso parece ser obvio (como cuando los sacerdotes tenían que lavarse las manos y los pies antes de entrar al Tabernáculo, ver Éxo. 30:20, 21). Pero, con lo que sabemos hoy acerca de los gérmenes y la limpieza, el Señor pudo haber instituido esto por razones de salud, aun si los israelitas no tuvieran idea acerca de los gérmenes.

Hoy sabemos que usar el agua para mantenernos limpios nos da maravillosos beneficios en cuanto a salud.

Miércoles 21 de abril: EL PODER DEL AGUA

“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isa. 40:31).

¿Qué promesas puedes encontrar en este texto para ti? ¿Cómo puedes aplicarlas?

Un experimento realizado por el Dr. Pitts, de la Universidad de Harvard, hizo que un grupo de atletas –mientras caminaban en un “caminador” mecánico, a cinco kilómetros por hora en un ambiente caluroso– consumieran tanta agua como la que perdían al transpirar. Al final del experimento, los atletas se sentían como si pudieran continuar caminando ¡después de siete horas!–G. C. Pitts y otros, “Work in the Heat”, American Journal of Physiology, Nº 142, p. 253. Otro día, los mismos atletas, privados de agua durante el experimento, se agotaron antes de las tres horas y media.

El agua nos da poder y energía, especialmente cuando estamos haciendo trabajo agotador. La ingestión inadecuada de agua puede resultar en deshidratación, que conduce a la fatiga y el agotamiento más rápidamente que si bebiéramos suficiente agua. Además, puede afectar nuestras funciones vitales. Aunque hay mecanismos compensatorios que intervienen, un déficit crónico de agua producirá mala salud.

Es posible que beber líquidos adecuados pueda limitar algunos síntomas tales como dolores de cabeza, disminuyendo la necesidad de calmantes, los que pueden tener efectos secundarios negativos, especialmente si se los usa a menudo. La mayoría de los atletas saben que durante el ejercicio prolongado la necesidad de agua aumenta significativamente.

También es posible beber demasiada agua, lo que resulta en una intoxicación por agua. La cantidad adecuada de ingestión de agua depende de muchos factores, tales como la temperatura, el tamaño del cuerpo y el funcionamiento de los riñones, pero debería ser suficiente como para que resulte en una orina clara, en circunstancias normales. En la mayoría de los casos, las personas deberían beber por lo menos de 6 a 8 vasos (de unos 250 ml cada uno) de agua por día, especialmente cuando están haciendo trabajos arduos en medioambientes calurosos.

¿Cuánta agua estás bebiendo cada día? Decide controlar cuánta agua estás bebiendo y, si no estás tomando suficiente, ¿qué te impide hacer algo tan sencillo y que te ofrece tantos beneficios?

Jueves 22 de abril: EL AGUA COMO TERAPIA

“Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista” (Juan 9:11).

Lee Juan 9:1 al 11, la historia de la curación de un ciego. ¿Qué es diferente, en este milagro de curación, en comparación con algunos de los otros? Ver, por ejemplo, Mateo 8:8 al 13; 9:2 al 7; y Lucas 8:46 y 47. ¿Qué significado podría encontrarse para esta diferencia, si la hay?

Es esencial que el agua que se usa tanto en forma interna como externa sea limpia. Muchas personas tienen dificultad para obtener agua pura y limpia. El agua recogida en fuentes contaminadas requiere un tratamiento químico o hervirla antes de usarla para consumo.

El agua es beneficiosa en forma externa. Puede ser usada en tratamientos conocidos como hidroterapia. El uso inteligente y cuidadoso de toallas calientes y frías, en este proceso de hidroterapia, puede traer alivio a numerosas situaciones. Debe usarse con mucha precaución en casos de escasa circulación, con personas diabéticas o con enfermedades neurológicas. Puede serte útil conseguir un buen entrenamiento en el uso de la hidroterapia.

“Pero son muchos los que no han experimentado nunca los benéficos efectos del uso adecuado del agua, y le tienen miedo. Los tratamientos por el agua no son tan apreciados como debieran serlo, y su acertada aplicación requiere cierto trabajo que muchos no están dispuestos a hacer. Sin embargo, nadie debería disculpar su ignorancia o su indiferencia en este asunto. Hay muchos modos de aplicar el agua para aliviar el dolor y acortar la enfermedad. Todos debieran hacerse entendidos en esa aplicación, para dar sencillos tratamientos caseros. Las madres, principalmente, deberían saber cuidar a sus familias en tiempos de salud y en tiempos de enfermedad” (MC 181).

¿Cuán concienzudo eres en tus hábitos de salud, en general? ¿Cómo podrías cuidarte mejor? ¿Por qué esperar hasta que los malos hábitos te enfermen? Cuánto mejor sería comenzar a seguir los principios de la buena salud ahora y prevenir enfermedades, en vez de tener la preocupación de buscar después la curación.

Viernes 23 de abril

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee “El agua como bebida”, en El ministerio de curación, páginas 503 al 505; y “Baños frecuentes”, en Consejos sobre la salud, página 103.

“Los que tratan a los enfermos deben realizar su trabajo ejerciendo poderosa confianza en Dios, para que su bendición acompañe los medios que él ha provisto generosamente y a los cuales, en su misericordia, ha llamado nuestra atención como pueblo, tales como el aire, la higiene, el régimen alimenticio saludable, los debidos períodos de trabajo y reposo, y el uso del agua” (CRA 358).

“El sacerdote había cumplido esa mañana la ceremonia que conmemoraba la acción de golpear la roca en el desierto. Esa roca era un símbolo de aquel que por su muerte haría fluir raudales de salvación a todos los sedientos. Las palabras de Cristo eran el agua de vida. Allí, en presencia de la congregada muchedumbre, se puso aparte para ser herido, a fin de que el agua de la vida pudiese fluir al mundo. Al herir a Cristo, Satanás pensaba destruir al Príncipe de la vida; pero de la Roca herida fluía agua viva. Mientras Jesús hablaba al pueblo, los corazones se conmovían con una extraña reverencia y muchos estaban dispuestos a exclamar, como la mujer de Samaria: ‘Dame esta agua, para que no tenga sed’” (DTG 417).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. En algunas partes del mundo, la gente puede entrar en un almacén y encontrar varios tipos de agua embotellada. En otras partes, la gente tiene que luchar a fin de encontrar suficiente agua limpia para beber. ¿Qué puedes hacer a fin de ayudar a los que no tienen suficiente agua para las necesidades básicas de la vida? ¿Cuál es la situación del agua en el lugar en que vives? ¿Cómo podemos mejorar la mayordomía del agua en nuestras comunidades?

2. Si tienes acceso a un profesional de la salud o a alguien que conozca el tema del agua, pídele que venga a la clase y pase unos momentos dando más detalles acerca del uso y los beneficios del agua. Pregúntale también, acerca de las cosas diarias que podemos hacer con el fin de obtener tantos beneficios para la salud, con el uso del agua, como sea posible.

3. Jesús nos dice que comamos y bebamos gratuitamente del agua de la vida (Apoc. 22:17). ¿Qué significa esto? ¿Cómo lo hacemos? ¿Qué requisitos se nos exigen, si los hay, a fin de beber de esta agua?

lunes, 12 de abril de 2010

Lección 3 Para el 17 de abril de 2010: Celebremos la buena condición espiritual y física


Sábado 10 de abril


LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:


Salmo 139:13-15; 1 Corintios 3:16, 17; 9:24-27; Efesios 2:8; 2 Timoteo 4:7; 2:3-5; Hebreos 11:6.


PARA MEMORIZAR: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isa. 40:31).


SE NECESITARON MUCHOS ESFUERZOS y preparación para que Roger Bannister corriera una milla (1.640 m) en menos de cuatro minutos. Hubo entrenamientos y prácticas largas, incluso agotadoras ascensiones a montañas. Al mismo tiempo, muchos otros tenían los ojos puestos en el mismo premio que él anhelaba. Amaneció el 6 de mayo de 1954, el día para el que Roger se había preparado emocional, espiritual, intelectual y físicamente durante años. Pero, la mañana anterior ¡resbaló en un piso encerado y cojeó todo ese día! No obstante, Roger igual corrió la carrera al día siguiente, logrando recorrer la milla en 3 minutos, 59,4 segundos: la primera persona que lo hizo en menos de cuatro minutos.


Pablo usa imágenes del atletismo y nos anima a correr “con perseverancia la carrera que tenemos por delante” (Heb. 12:1, NVI). Pero, esta carrera es mucho más importante que la que ganó Roger Bannister. Esta carrera demanda nuestra mejor condición espiritual y física, una condición que se deriva, entre otras cosas, del ejercicio, el tema de esta semana.


UN VISTAZO A LA SEMANA: El ejercicio físico es una parte muy importante para mantener y conservar nuestra salud.


Domingo 11 de abril: EL ATLETA ESPIRITUAL


Lee 2 Timoteo 4:7. ¿A qué se refiere Pablo, el gran maestro de la salvación solamente por fe? ¿Qué está enfatizando


A lo largo de los siglos, los seres humanos han estado fascinados y maravillados por los hechos de los atletas. ¿Quién no ha estado envidioso por lo que ellos hicieron con sus cuerpos? Y, no obstante, aunque hayan tenido capacidades naturales, la mayor parte de ellos alcanzó sus metas por medio de trabajo duro.


En cierta ocasión, a un corredor de larga distancia, un hombre le preguntó si él también podría llegar a ser un gran corredor. “Claro”, respondió el atleta, “todo lo que necesita hacer es correr unas 15 millas por día (25 km) durante 6 días por semana y el séptimo día, correr 25 millas (40 km). Haga eso durante un año, y tendrá una buena posibilidad de lograrlo”.


La Biblia compara la vida de fe con una especie de actividad atlética. Lee los siguientes textos: 1 Cor. 9:24-27; Fil. 3:12-14; 2 Tim. 2:3-5. ¿Qué punto básico presentan ellos, y cómo has experimentado el significado de estos textos tú mismo?


Una persona puede recibir una impresión incorrecta de cuánto (o cuán poco) disfrutan los que trotan, los ciclistas, los corredores, al mirar solo sus expresiones faciales. A veces, parece que toda la actividad es un castigo. Sin embargo, hay muchos beneficios, si se persiste en un programa de ejercicios. Los beneficios vienen cuando se aplica la disciplina requerida para realizar ese ejercicio. Hay ciertas reglas que seguir. La regularidad en el ejercicio es esencial. Debe haber una meta y, a veces, hasta un premio.


Estos principios se aplican a la condición espiritual y a la física. Para estar espiritualmente en condiciones, necesitamos concentrarnos en Jesús, leer su Palabra, orar y meditar. Hay muchas cosas que distraen nuestra atención. Pueden incluir causas buenas y nobles: nuestro trabajo, los estudios, o aun las actividades de la iglesia. Pero necesitamos evitar las actividades y las distracciones que nos impiden crecer en la gracia y mantener así la prioridad de nuestros blancos, si hemos de terminar fortalecidos.


Lunes 12 de abril: CUANDO LOS MÚSCULOS DE LA FE SE ATROFIAN


Lee Efesios 2:8 y Hebreos 11:6. ¿En qué forma están relacionados estos versículos? Pero, más importante, ¿cómo mantenemos y fortalecemos la fe que recibimos como un don?


Los que se rompieron un hueso o tuvieron un esguince en una articulación experimentaron la inmovilización para que se sanara. Se usan vendajes, entablillados con yeso, y hasta agujas quirúrgicas para estabilizar una articulación herida o un miembro fracturado. Como resultado de la inmovilización, los músculos de esa área no se usan y, con ello, se atrofian, debilitan y enflaquecen. Cuando se completa la curación del hueso o de la articulación, el movimiento comienza a retornar y, con el uso persistente y el ejercicio, el músculo recupera la fuerza.


“La acción constituye una ley de nuestro ser. Cada órgano del cuerpo tiene su función señalada, de cuyo desempeño depende el desarrollo y la fuerza de aquel. El funcionamiento normal de todos los órganos da fuerza y vigor, mientras que la tendencia a la inacción conduce al decaimiento y a la muerte. Inmovilícese un brazo, siquiera por algunas semanas, suélteselo después, y se verá cuánto más débil resulta que el otro que siguió trabajando con moderación durante el mismo tiempo. Igual efecto produce la inacción en todo el sistema muscular” (MC 181, 182).


Lo mismo sucede con la fe. Si la fe no se ejercita, se debilita. Se limitan los movimientos y las acciones vitales de los miembros del cuerpo de fe. Aunque la fe es un don, si no se la ejercita, ni hacemos elecciones basadas en ella, si no reclamamos por fe las promesas de Dios, si no estamos dispuestos a correr riesgos basados en la fe, si no la ejercitamos hasta caer de rodillas en sumisión y humildad, entonces estamos en peligro de perderla.


La fe es uno de los dones más preciosos dados por Dios. Solo los que saben cómo es vivir en el mundo sin fe, sin Dios, sin la esperanza en sus promesas, pueden decir cuán maravilloso y precioso es realmente ese don.


¿Cuán a menudo estás ejerciendo el don de la fe? Podrías decir que crees y que tienes fe, pero ¿lo muestran tus actos? ¿Cómo puedes aprender a ejercitar tu fe en cosas pequeñas de modo que cuando vengan las cosas grandes seas capaz de revelar la fe que profesas?


Martes 13 de abril: CREER SIN VER


El desalentado joven oficial pateó una piedrita en la arena seca del desierto. Su madre debía sufrir una operación de cáncer de mama. Las demandas del plan operativo militar no permitirían que él regresara para estar a su lado. Con un dejo de ira y rebeldía, preguntó: “¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?” Él había estado orando pidiendo fe y, en estos momentos, cuando las cosas no iban como él quería, cuando sus oraciones no eran contestadas como él esperaba, encontró que su fe disminuía.


La oscuridad de la duda se acercaba a su alma y, por unos pocos momentos, se preguntó si Dios realmente existía. Entonces, al salir el sol, la belleza del amanecer llenó el cielo, su mente se dirigió a algunos versículos de la Biblia, a una historia que él había conocido desde niño. Al meditar en esa historia, su fe volvió. Por difícil que le fuera entender las cosas, por duro que fuera para él ver las razones de lo que estaba sucediendo, él siguió adelante, confiando y amando a su Señor Jesús.


Lee Juan 20:24 al 29. ¿Qué te indica esta historia? ¿Cuán a menudo necesitas creer sin ver? ¿Por qué este es un aspecto tan importante de lo que significa ejercer fe?


Después de que Jesús paciente y tiernamente mostró sus heridas a Tomás, este reconoció: “¡Señor mío, y Dios mío!” (vers. 28). El texto que se fijó en la mente del joven discípulo fue: “Bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (vers. 29). Esta era la clave, en realidad: creer sin ver; tomar a Dios por su palabra sin insistir en “pruebas”. Después de todo, a algunas personas, todas las “pruebas” del mundo no las convencerían para que creyeran. Vivir por fe es, entonces, seguir con lo que ya conocemos del amor de Dios; significa confiar en Dios basados en lo que hemos experimentado; significa tomarle la palabra porque él nos ha mostrado su bondad y su amor, no importa cuán difíciles hayan sido nuestras circunstancias y no importa cuánto no veamos o comprendamos.


¿Cuándo fue la última vez que tuviste que actuar por fe sin ver? ¿Qué sucedió? ¿Qué aprendiste de esa experiencia que podría ayudar a otros que tal vez afrontan una situación similar? Si tuvieras que hacerlo de nuevo, ¿qué harías en forma diferente, y por qué?


Miércoles 14 de abril: LOS BENEFICIOS DEL EJERCICIO FÍSICO: Parte 1


Hasta aquí hemos considerado, en esta semana, lo que significa ejercer fe. Hemos considerado algunas imágenes bíblicas de atletas y corredores, que se usaron para hablar acerca del caminar de fe del cristiano.


Al mismo tiempo, también hemos visto que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo (1 Cor. 6:19, 20).


Lee 1 Corintios 6:19 y 20. ¿Qué está diciendo Pablo? ¿De qué modo este asunto del ejercicio físico puede estar vinculado con estos versículos?


Nuestros cuerpos son dones de Dios. No debemos abusar de ellos. La ciencia nos ha mostrado, una y otra vez, que casi cada aspecto de nuestro ser físico se beneficia con el ejercicio. Claro, no todos hemos sido llamados a correr una milla (1,6 km) en cuatro minutos. Pero, en casi todos los casos, podemos hacer suficiente ejercicio a fin de beneficiarnos grandemente, no solo en cuanto a lo físico sino también en los aspectos mental y espiritual.


Como cristianos, no creemos en la idea griega de un alma inmortal separada del cuerpo. No creemos en la idea pagana de que el cuerpo, de algún modo, es malo. Nuestras mentes y nuestros cuerpos son, ambos, dones de Dios, y están estrechamente vinculados. La manera en que nos sentimos físicamente impactará sobre nosotros espiritualmente. Todo está relacionado, y no podemos descuidar ningún aspecto de nuestro ser sin impactar también sobre otros aspectos.


“Las exigencias de Dios deben estamparse en la conciencia. Hombres y mujeres deben despertar y sentir su obligación de dominarse a sí mismos, su necesidad de ser puros, y libertados de todo apetito depravante y de todo hábito envilecedor. Han de reconocer que todas las facultades de su mente y de su cuerpo son dones de Dios, y que deben conservarlos en la mejor condición posible para servirlo” (MC 92).


Los que hacen ejercicio pueden testificar de los maravillosos beneficios que provienen de practicarlo. Y las buenas noticias son que no necesitas una cantidad excesiva de ello.


Aunque muchos estamos ocupados, Dios nos ordena cuidarnos a nosotros mismos, y el ejercicio es una manera importante en que podemos hacerlo. ¿Cómo te encuentras tú? ¿Cuánto tiempo pasas haciendo ejercicio? ¿Qué excusas usas para no hacerlo?


Jueves 15 de abril: LOS BENEFICIOS DEL EJERCICIO FÍSICO: Parte 2


Así como la fe necesita ser ejercitada, nuestros cuerpos también lo necesitan. Pero, antes de comenzar un programa de ejercicios, debemos estar seguros de que nuestra salud permitirá hacer ejercicios regulares. Si hay alguna condición médica o incapacidad preexistente, es conveniente buscar el consejo de un médico en cuanto al ejercicio apropiado.


Cualquier programa de ejercicios incluye tres puntos: frecuencia, intensidad y duración.


1) Frecuencia. Las recomendaciones para una salud y una condición física óptimas son que deberíamos hacer ejercicio por lo menos seis veces por semana.


2) Intensidad. La intensidad apropiada de los ejercicios variará de acuerdo con la edad y con la condición de la salud. Con el tiempo, si uno es consistente, será capaz de hacer ejercicios más y más fuertes. Es bueno que el pulso se acelere y se llegue a transpirar. Hay que controlarse a uno mismo. Lo que es bueno para una persona puede no servirle a otra.


3) Duración. Dedicar 45 a 90 minutos por día es excelente, pero el ejercicio hecho por lo menos durante 30 minutos, 6 veces por semana, es beneficioso. El tiempo de ejercicio puede ser dividido en porciones. Por ejemplo, 10 minutos por la mañana, al mediodía y al anochecer. Debería acomodarse al programa de cada uno. Caminar es un ejercicio excelente.


El ejercicio provee muchos beneficios: ayuda a controlar el peso, ayuda a bajar la presión arterial (con supervisión médica); reduce la frecuencia de la diabetes del Tipo 2. Otro beneficio para el corazón es que mejora la lipoproteína, el colesterol protector de alta densidad (HDL).


El ejercicio regular proporciona a la persona un sentimiento de bienestar, en parte por las endorfinas, que el cuerpo produce durante el ejercicio. Además, el ejercicio ha sido asociado con una postergación del comienzo de la enfermedad de Alzheimer y, en general, mejora el rendimiento mental; las personas que hacen ejercicio regularmente tienen menos depresión. El ejercicio ayuda a prevenir el cáncer de mama y de colon. Los beneficios son muchos y variados.


Lee Salmo 139:13 al 15. Medita en el diseño increíble de nuestro ser, y en el milagro de creación que es nuestra existencia. ¿Por qué es tan importante para nosotros, entonces, que cuidemos nuestros cuerpos? ¿Qué clase de régimen de ejercicios estás cumpliendo, y cómo, si fuere necesario, podrías mejorar lo que haces?


Viernes 16 de abril


PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “El toque de la fe”, en El ministerio de curación, páginas 38 al 48.


“El único modo de crecer en la gracia es hacer desinteresadamente la obra que Cristo ha puesto en nuestras manos: ocuparnos, en la medida de nuestra capacidad, en ayudar y beneficiar a los que necesitan la ayuda que podemos darles. La fuerza se desarrolla con el ejercicio; la actividad es la misma condición de la vida. Los que se esfuerzan por mantener una vida cristiana aceptando pasivamente las bendiciones que vienen por la gracia, sin hacer nada por Cristo, procuran simplemente vivir comiendo sin trabajar. Pero el resultado de esto, tanto en el mundo espiritual como en el temporal, es siempre la degeneración y la decadencia. El hombre que rehusara ejercitar sus miembros pronto perdería todo el poder de usarlos. También, el cristiano que no ejercita las facultades que Dios le ha dado no solamente dejará de crecer en Cristo, sino también perderá la fuerza que tenía” (CC 80).


PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


1. ¿Qué otras semejanzas puedes establecer entre el ejercitar la fe y ejercitar el cuerpo? ¿Dónde se interrumpe la analogía?


2. Alguien que conducía un automóvil vio a una mujer que trotaba. Bajó su ventanilla y gritó: “¡Vas a morir de todas maneras!” Por grosero que haya sido, el hombre tenía razón. Aunque el ejercicio físico es muy importante, y aunque podamos tener una condición física muy buena, siempre debemos recordar que, al fin, somos mortales y –a menos que estemos vivos cuando regrese Jesús– todos moriremos. El mejor régimen de ejercicios en el mundo no nos evita la muerte. Una vida saludable y el ejercicio no conducen a la vida eterna. Solo lo hace la fe en Jesús. ¿Por qué es importante que siempre recordemos esto?


3. Si es posible, lleva a la clase algunos de los últimos descubrimientos científicos que validen los beneficios del ejercicio. ¿Qué enseñan los estudios, y cómo podemos ayudar a nuestra iglesia, como un todo, a comprender mejor los beneficios del ejercicio? Además, ¿cómo puedes conseguir que algunos miembros de la iglesia comiencen a hacer más ejercicios de los que hacen ahora?


4. Sin pretender emitir juicios sobre nadie, mira a tu alrededor en la iglesia. La gente que está sentada allí, ¿da la impresión de estar realizando suficiente ejercicio o parece que necesita hacer más? ¿Qué puedes hacer para ayudarla?

lunes, 5 de abril de 2010

Lección para el 10 de abril de 2010: El poder de elección


Sábado 3 de abril


LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 2:16, 417; 3:1-13; Deuteronomio 30:10-19; Salmo 119:11; Colosenses 3:2; Hebreos 11:8-10.


PARA MEMORIZAR: “Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía” (Daniel 1:8).


ANITA Y CAROLINA ERAN HERMANAS, y crecían juntas. En la ado­lescencia, Anita, dos años mayor, era diligente en sus estudios. Le iba bien y, después de graduarse del nivel medio, fue a la universidad y estudió Administración. Hoy tiene unos treinta años, tiene un buen trabajo, está casada y vive bien, en su casa propia.


Carolina eligió ir a fiestas y pasarlo bien. Abandonó la enseñanza media, y comenzó a usar tabaco, alcohol y otras drogas. Hoy es una madre soltera, que vive sostenida por el Gobierno, en tratamiento de rehabilita­ción de su drogadicción. Está algo celosa del éxito de su hermana.


Ambas tuvieron las mismas oportunidades y posibilidades. Anita eli­gió un camino; Carolina, otro. Ambas están viviendo con el resultado de sus elecciones.


Todos tenemos que hacer elecciones y tenemos que vivir con sus consecuencias. La pregunta es: ¿Cuáles serán nuestras elecciones, y de qué manera podemos saber cómo hacer las correctas? Esta semana, consideraremos el poder de las elecciones.


UN VISTAZO A LA SEMANA: Dios nos dio el poder de elegir. Pero, con esas elecciones, vienen las consecuencias.


Domingo 4 de abril: LA REALIDAD DE LA LIBERTAD


A menudo, escuchamos a la gente hablar de “libertad”. Generalmen­te, los movimientos políticos hacen grandes proclamaciones acerca de la “libertad”. Uno de los Estados de los Estados Unidos tiene como lema: “Vive libre o muere”.


La libertad es, en realidad, un tema muy complicado. La palabra sig­nifica cosas diferentes para personas diferentes, en contextos diferentes. No siempre es fácil saber qué quiere decir la gente cuando habla acerca de la “libertad”.


Pero, una cosa es segura: cuando Dios creó a los seres humanos, los hizo seres morales y, para que fueran seres verdaderamente morales, tenían que tener libertad moral. Es decir, tienen que tener la capacidad de elegir aunque sea en forma equivocada. De lo contrario, no podrían ser realmente libres.


Lee Génesis 2:16 y 17. ¿Qué está implicado en las palabras divinas dirigidas a Adán? ¿De qué modo revelan la libertad moral de Adán?


En Génesis 3:1 al 6 vemos la libertad moral dada a Adán y a Eva. ¿Por qué les habría advertido Dios contra, comer del árbol, si no les hu­biera dado el poder de elegir? Por eso, vemos a seres perfectos en un medioambiente perfecto, que reciben el permiso de la libertad moral. En el mismo fundamento de la existencia humana, la realidad de nuestra libertad ha sido realmente visible.


Lee Génesis 3:1 al 6. ¿Cómo ejercieron Eva y Adán su libre albedrío? ¿Cómo podrían haber hecho elecciones mejores en cada una de esas etapas? ¿Qué podemos aprender de estos textos acerca de la clase de elecciones que hacemos nosotros?


La libertad moral humana debe ser muy importante a la vista de Dios. Después de todo, consideren lo que nuestro abuso de esa libertad le costó. Tan sagrado, tan fundamental es este don que, antes que negárnos­lo, Dios iría a la Cruz en lugar de dejarnos que suframos la muerte por la manera en que usamos mal este don.


¿Qué error básico cometieron Adán y Eva? ¿Cómo podemos no­sotros, con el conocimiento de sus errores, evitar cometer equivo­caciones similares en nuestro propio contexto? ¿De qué maneras afrontamos tentaciones semejantes?


Lunes 5 de abril: LAS CONSECUENCIAS: CULPA Y TEMOR


Lee Génesis 3:7 al 13, y responde a las siguientes preguntas:


1. Si pudieras expresar con una sola palabra lo que experimentó la pareja, ¿cuál sería y por qué? ¿Cómo afrontamos hoy lo mismo?


2. ¿Qué otra emoción experimentaron que no habían conocido an­tes? Otra vez, ¿de qué maneras experimentamos lo mismo, y por qué?


Cuando la prensa estadounidense expuso el escándalo de Watergate, a comienzos de la década de 1970, se reveló que muchas de las activida­des de la Casa Blanca eran operaciones de encubrimiento. El presidente Richard Nixon finalmente renunció, no porque él hubiera autorizado el robo a las oficinas del Partido Demócrata, ni participado en la planifica­ción de ese acto; sino por haber sido culpable de tratar de encubrir lo que otros habían hecho.


En un sentido, vemos el intento de Adán y de Eva de realizar un en­cubrimiento, de esconder lo que habían hecho, o de tratar de que la culpa no fuera de ellos.


Por supuesto, la mayoría sabe que es imposible ocultar nada de Dios. Si el cabello de nuestra cabeza está contado (Mateo 10:30), no podemos engañarlo acerca de nuestros actos. Pero podemos engañarnos a nosotros mismos. Cuan fácilmente podemos encontrar formas de pasar la culpa a otros. Si mi jefe no hubiera hecho esto, entonces yo no habría hecho aquello. Si mi cónyuge no hubiera hecho esto, entonces yo no habría hecho lo otro. Si Dios hubiera eliminado la tentación cuando oré, entonces yo no habría caído. Si solo esto, si solo aquello…


Claro, a veces enfrentamos tentaciones poderosas, que llegan a lo más íntimo de nuestro ser. La situación es peor porque ya hemos llegado con naturalezas corrompidas y caídas, y es más fácil sucumbir cuando somos tentados y probados. El pecado es malo, como lo son también sus consecuencias, pero resulta peor cuando rehusamos aceptar la responsa­bilidad. Después de todo, ¿cómo podemos vencer el pecado si no recono­cemos nuestra culpa por cometerlo?


¿Aceptas tu responsabilidad por tus elecciones equivocadas? ¿O siempre echas la culpa a otros por ellas? Si es así, ¿cuándo dejarás de hacerlo?


Martes 6 de abril: ELECCIONES: BUENAS Y MALAS


Aunque nuestras naturalezas cambiaron desde la caída de Adán y Eva, aún tenemos libre albedrío. Lo que hacemos con ese libre albedrío es responsabilidad nuestra. Podemos rendirnos a Dios y obedecerle, o seguir nuestras propias inclinaciones pecaminosas.


Lee Hebreos 11:8 al 10. ¿Qué se dice de Abraham y de sus eleccio­nes? ¿Qué podemos aprender de esto?


Sin embargo, ¿qué elecciones equivocadas hizo Abraham? ¿Cuáles fueron las consecuencias de ellas? Ver Génesis 16 y 21:9 al 14.


“La poligamia se había difundido tanto que había dejado de considerarse pecado; violaba [...] la ley de Dios, y destruía la santidad y la paz de las relaciones familiares. El casamiento de Abraham con Agar fue un mal, no solo para su propia casa, sino también para las generaciones futuras” (Patriarcas y profetas, p. 141).


Lee Daniel 1:8 al 16. Las palabras “Daniel propuso en su corazón” indican que su elección fue consciente y firme. Las consecuencias de ella influyeron sobre toda la vida de Daniel. Él reafirmaba su compromiso con Dios en sus sesiones diarias de oración y devoción.


Decimos que queremos hacer decisiones correctas; pero debemos hacerlas. ¿En qué forma podemos programar nuestras mentes para ha­cer decisiones correctas? Salmo 119:11; Filipenses 4:8; Colosenses 3:2.


Somos libres para decidir en favor del Señor o en contra de él. No hay tercera opción. Esto no significa que no cometamos errores o caiga­mos (consideren a Abraham, por ejemplo); pero debemos “proponernos en nuestros corazones” hacer la voluntad de Dios. Debemos proponernos elegir lo que es correcto, y esto es lo que Dios nos ordena hacer. Es impor­tante que recordemos que, si caemos, Dios no nos desecha. El peligro es, en cambio, que podamos sentirnos tan mal y tan culpables que queramos abandonar todo. En esos casos, nuestra única esperanza es caer ante la Cruz y reclamar el perdón ofrecido en Jesús.


Miércoles 7 de abril: LA ELECCIÓN Y LA GENERACIÓN SIGUIENTE


Lee Deuteronomio 30:10 al 19. ¿Cuál es la esencia de las palabras de Dios a su pueblo? ¿Qué puntos se destacan? ¿Cómo entiendes la idea de que sus elecciones impactarían en la vida de sus hijos? ¿Qué sig­nifica eso? ¿De qué modo tus elecciones pueden impactar a tus hijos?


Las consecuencias de las elecciones de la vida nos afectan no solo a nosotros mismos, sino también nuestros hijos. Nuestra influencia es mu­cho mayor de lo que imaginamos, especialmente sobre nuestros hijos. Un ejemplo es el de beber alcohol. Se ha hecho mucho alboroto acerca de los supuestos “beneficios” de un vaso de alcohol por día. Esta promoción, impulsada por el lucro de la industria de los licores, ha engañado a muchos. Sin embargo, pocos se dan cuenta de que estos estudios tienen fallas; cuan­do se corrigen esas fallas, se encuentra que esos beneficios no existen.


El alcohol sigue siendo lo que siempre fue, una de las grandes plagas de la humanidad; y, con todas las advertencias que se nos han dado, ¡cuan necio sería bajar la guardia ahora!


Se sabe que el siete por ciento de las personas que toman un primer trago llegarán a ser alcohólicas o bebedores problema. La decisión de introducir alcohol en nuestros hogares podría o no repercutir sobre noso­tros en forma individual. Quizá no nos dañaría tanto. Pero ¿qué sucedería con nuestros hijos? ¿Qué ejemplo les dejaríamos? Si bebieras, sería más probable que tus hijos también lo hicieran. ¿Valdría la pena elegir algo que podría robarles la vida a tus hijos? Los estudios muestran que los hijos criados en hogares en los que hay alcohol tienen mayores riesgos de tener problemas con él que los hijos criados en hogares donde no se lo consume. Ese sencillo hecho debería hacernos muy cautos. Lee de nuevo Deuteronomio 30:10 al 19. Tus elecciones impactan no solo en ti, sino también en tus hijos. Y, si no tienes hijos, ¿por qué hacer una elección con tantos riesgos? Dios nos dio estos principios de salud para nuestro bien. ¿Tenemos la fe suficiente para confiar en su Palabra?


¿Quién no ha visto ejemplos de la devastación producida por el uso del alcohol? ¿Por qué ser necio y ponerte a ti mismo en riesgo o, aún peor, influir sobre otros en la dirección equivocada?


Jueves 8 de abril: ELECCIONES Y OPORTUNIDADES


Aunque todos tengan el poder de elegir, no todos tienen las mismas oportunidades. Algunas decisiones limitan las oportunidades futuras. Al­gunos sufren desventajas sin que ellos las elijan. Considera las desventajas de hijos nacidos en hogares en los que se usan drogas, donde hay violencia doméstica y pobreza extrema. Considera los estragos de la corrupción violenta y la desesperación. Todos hemos sido puestos en situaciones que no hemos elegido.


Lee Salmo 87:5 y 6. ¿Cuál es el mensaje para nosotros acerca de al­gunas circunstancias que no son de nuestra elección? ¿De qué modo estos versículos nos ayudan a comprender el significado de Mateo 7:1 y 2?


Dios conoce nuestras circunstancias; sabe que muchos sufrimos situa­ciones difíciles que no elegimos. Solamente Dios conoce el trasfondo de cada uno. ¿Quién no conoce a personas que luchan con problemas terribles producidos por elecciones ajenas?: Un padre que abandona a la familia; un cónyuge que comete adulterio; un amigo que traiciona a alguien que había confiado en él. Las variables son interminables y aterradoras.


No obstante, las buenas nuevas son que podemos hacer la elección más importante de todas: elegir seguir a Jesús. Al aceptarlo como nuestro Salvador, al arrepentimos de nuestros pecados y ser bautizados, recibimos el don del Espíritu Santo. Dios, ahora, entra e influye en nuestros corazo­nes y en nuestras mentes para dirigir las acciones y conducirnos a llevar fruto. Somos sarmientos de la Vid verdadera.


Según Gálatas 5:22 y 23, el fruto del Espíritu no nos llega de uno en uno sino en un racimo. Es el resultado de que el Espíritu tome el control de nuestra voluntad, si se lo permitimos. Por el poder de Dios que obra en nosotros, podemos permitir, mediante nuestras elecciones, que Dios anule algunos de los impactos negativos que recibimos por las elecciones que otros hicieron.


¿Cuáles son algunos de los hechos con los que luchas que son el resultado de elecciones hechas por otros, no por ti? ¿De qué modo ha obrado Dios en tu vida anulando algunos de los resultados negati­vos de esas decisiones? ¿Qué elecciones puedes hacer tú mismo que pueden ayudarte en el proceso de sanidad?


Viernes 9 de abril


PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee, en Mensajes selectos, “Los ángeles bue­nos son más poderosos que los malos ángeles”, tomo 1, páginas 110 a 114.


“Cada alma tiene un cielo que ganar y un infierno que evitar. Y los seres angelicales siempre están dispuestos a venir en ayuda del alma pro­bada y tentada. Él, el Hijo del Dios infinito, soportó la prueba y la aflic­ción en nuestro lugar. Delante de cada alma, se levanta vívidamente la cruz del Calvario. Cuando sean juzgados los casos de todos, y ellos [los perdidos] sean entregados para sufrir por haber desdeñado a Dios [...] y por su desobediencia, nadie tendrá una excusa, nadie necesitará haber perecido. Dependió de su propia elección quién habría de ser su príncipe, Cristo o Satanás” (Mensajes selectos, tomo 1, p. 112).


“Dios no obliga a los hombres a renunciar a su incredulidad. Delante de ellos están la luz y las tinieblas, la verdad y el error. A ellos les toca decidir lo que aceptarán. La mente humana está dotada de poder para discernir entre lo bueno y lo malo. Dios quiere que los hombres no deci­dan por impulso, sino por el peso de la evidencia, comparando cuidado­samente un pasaje de la Escritura con otro” (El Deseado de todas las gentes, p. 422).


PREGUNTAS PARA DIALOGAR:


  1. En la clase, analicen el tema de la “libertad”. ¿Qué significa liber­tad? ¿Es realmente libre la persona que elige ser esclava? ¿Cuan libres so­mos nosotros, realmente? ¿Cuáles son los límites de la libertad? ¿Cuándo la libertad puede ser mala?
  2. Piensa acerca de los efectos negativos del alcohol y las vidas arrui­nadas por su uso. Cuando se contrasta con los supuestos “beneficios”, ¿por qué es mejor no involucrarse con él?
  3. Algunas personas han nacido en hogares cristianos, con padres que las amaban, cuidaban de ellas, y les enseñaban de Jesús y de su gracia. Otras nacieron en hogares en los que los padres abusaban de ellos y los descuidaban; y aun si hablaban de Jesús, no reflejaban a Cristo en sus vidas. Sus acciones revelaban que eran agentes de Satanás, no de Cristo. ¿Qué esperanza les ofrece el evangelio a estas personas? ¿Qué promesas puedes señalarles?
  4. Sin duda, algunas personas han nacido en circunstancias horribles, con consecuencias que las perseguirán el resto de sus vidas. Pero ¿por qué debemos ser cuidadosos de no pasar nuestras vidas echando la culpa a nuestros padres, o a nuestra crianza deficiente, por nuestros problemas? ¿Cómo podemos aprender, por la gracia de Dios, a superar esos hechos?