domingo, 21 de marzo de 2010

Lección 13 Para el 27 de marzo de 2010: El fruto del Espíritu: la esencia del carácter cristiano


Sábado 20 de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Mateo 6:33; Juan 15:8; Romanos 3:20-26; 14:17; 1 Timoteo 6:11; 1 Juan 2:15.

PARA MEMORIZAR:
“A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Col. 1:27).

CUANDO MOISÉS LE PIDIÓ a Dios que le mostrara su gloria, el Señor le reveló su carácter como misericordioso, piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad (Éxo. 34:6). Y así, “nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, [nosotros] somos transformados de gloria [carácter] en gloria [carácter] en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Cor. 3:18).

“Al creer en Cristo, la raza caída que él redimió puede obtener la fe que obra por el amor y que purifica el alma de toda impureza. Aparecen entonces los atributos que nos asemejan a Jesús: porque contemplándolo los hombres se transforman a su imagen de gloria en gloria, hasta adquirir su carácter. Se produce buen fruto. El carácter es modelado de acuerdo con la divina semejanza, y se manifiesta integridad, rectitud y verdadera benevolencia” (MeM 55).

Domingo 21 de marzo: BUSCAD PRIMERAMENTE EL REINO DE DIOS

Muy a menudo nuestras oraciones son más acerca de lo que podemos obtener que acerca de lo que deberíamos llegar a ser. Piensa en tus propias oraciones o en las oraciones que oyes que otros pronuncian. No importa cuán legítimas sean las preocupaciones, ¿en qué categoría entrarían la mayoría de ellas: qué puedo obtener, o qué pudo llegar a ser? ¿Cómo entendemos esta tendencia a la luz de lo que Jesús nos dice, que está transcripto a continuación?

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mat. 6:33). ¿Qué quiere decir Jesús cuando nos dice que busquemos “primeramente” el reino de Dios? ¿Por qué buscarlo primero? Ver Mat. 16:26.

¿Cómo nos ayuda Romanos 14:17 a entender lo que es el reino de Dios?

Nota que la justicia, la paz y el gozo son el fruto del Espíritu. Por lo tanto, debemos buscar el fruto del Espíritu antes que cualquier otra cosa. Al fin, podemos tener todo lo que el mundo ofrece, pero ¿qué significa eso si no tenemos justicia, paz y gozo?

Si alguien te preguntara: “Pero ¿significa esto que Jesús no está interesado en mi bienestar físico o financiero?”, ¿cómo le contestarías a la luz del mandato de Cristo de poner el fruto del Espíritu antes que las necesidades físicas o materiales?

Una madre preocupada dijo: “Pastor, por favor, ore por mi hijo, ha dejado la fe y ha perdido su trabajo. Ore para que encuentre trabajo”. ¿Estaba esta madre preocupada buscando primero el reino de Dios y su justicia para su hijo? Recordando que la prioridad de la vida cristiana no es obtener, sino llegar a ser, ¿cuál debió haber sido su pedido en favor de su hijo?

¿Cuáles son tus preocupaciones principales como lo revelan no solo tus oraciones, sino tu vida en general: conseguir lo que deseas para ti o llegar a ser lo que Dios quiere que seas? ¿Qué te dice tu respuesta acerca de tus prioridades?

Lunes 22 de marzo: OTRO FRUTO DEL ESPÍRITU

Gálatas 5:22 y 23, y Efesios 5:9 no son los únicos textos que enumeran el fruto del Espíritu que constituye la esencia del carácter cristiano. Mucho del fruto está repetido en 1 Timoteo 6:11, 2 Timoteo 3:10, y 2 Pedro 1:5 al 7, donde se añaden cualidades tales como la piedad, la virtud, y el conocimiento. Es interesante notar que 1 Corintios 13:4 al 8 repite como un eco las cualidades del amor y afirma muchas de ellas usando la palabra negativa no: “no tiene envidia; [...] no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia”.

A esta altura debe ser claro que no hay una lista oficial del fruto del Espíritu. Hay muchos aspectos y matices diferentes del carácter cristiano. Lo que los apóstoles hacen en cada caso es enumerar los que son especialmente aplicables a sus lectores. Lo que condujo a Pablo a la enumeración en Gálatas fue sin duda su conocimiento pastoral de las necesidades específicas de la congregación a la que le estaba escribiendo.

El fruto de la “piedad” se menciona en 1 Timoteo 6:11. En el idioma original, la palabra piedad significaba reverencia, respeto y devoción a Dios. Romanos 5:4 y 5 menciona la cualidad de la “esperanza”. ¿Qué lugar ocupa la esperanza en el carácter cristiano? Cuando se ha dicho y hecho todo, nuestra fe cristiana no nos ofrece nada, sino la esperanza.

Segunda de Pedro 1:5 al 7 es una lista de cualidades, entre las cuales está la “virtud”, que no se menciona en la lista de Gálatas 5:22 y 23. La virtud está asociada con la bondad moral, como la modestia y la pureza. ¿Por qué es indispensable esta cualidad en la vida cristiana? ¿De qué modo se relaciona esta cualidad con el séptimo mandamiento?

Segunda de Pedro 1:5 y 6 añade a la lista el “conocimiento”. Aunque la palabra que se usa, gnósis, significa conocimiento general y comprensión, como fruto de la vida llena del Espíritu, ¿qué lugar debe tener el conocimiento? ¿De qué modo se relaciona el conocimiento, por ejemplo, con el don del discernimiento?

Pedro no llamó a su lista “fruto del Espíritu” en 2 Pedro 1:5 al 7, pero es esencialmente eso, porque revela qué clase de personas deberíamos ser como seguidores de Jesús.

¿Cuán bien se manifiestan estas características en tu propia vida? Si estás desanimado por lo que ves, ¿cuál es tu esperanza? ¿Cuál es el único lugar al que puedes huir, y qué puedes encontrar allí?

Martes 23 de marzo: PERSEVERANCIA EN LA FE

El análisis de ayer planteó la pregunta de cuán bien nos encontramos al cultivar el fruto que es nuestro privilegio llevar para honra y gloria de Dios. Sin duda, cuando uno mira todas esas cualidades de carácter, y luego se compara con ellas, es fácil desanimarse. Después de todo, ¿no deberíamos llevar más fruto del que llevamos?

Esta es una pregunta justa, en la que todos deberíamos pensar seriamente. “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe” (2 Cor. 13:5). Necesitamos hacer un inventario de nosotros mismos; de cómo estamos viviendo y de qué clase de testimonio presentamos al mundo.

Al mismo tiempo, podemos afrontar un peligro. Como cristianos tenemos el ejemplo de Jesús, el único ser humano sin pecado que alguna vez vivió. Al compararnos con él, cuán fácil podría ser desanimarnos. Cuán fácil es ver su ausencia de pecado y su perfección en contraste con nuestro carácter pecaminoso y nuestras debilidades. Tenemos una norma perfecta que seguir, una ley perfecta que obedecer y un Salvador perfecto que imitar. Como todos sabemos, a menudo estamos lejos de alcanzar esa norma, esa ley y a ese Salvador. Cuán fácil puede ser, después de caer una y otra vez, después de no ver la clase de crecimiento que nos gustaría ver, desanimarnos hasta el punto de renunciar a todo, pensando: ¿Por qué molestarme, si no puedo hacerlo?

No obstante, aquí es donde necesitamos comprender plenamente qué es la salvación por la fe. Aquí necesitamos comprender dónde reside nuestra salvación. Aquí necesitamos comprender lo que Jesús realizó por nosotros en la cruz.

Lee Romanos 3:20 al 26. ¿Qué mensaje hay allí acerca de la salvación? ¿Por qué es tan importante que nos aferremos a esta verdad, especialmente cuando nos sentimos desanimados acerca del estado de nuestro propio fruto?

No importa cuán fervientemente procuremos vivir la vida cristiana y pelear la batalla contra el pecado y el yo, mientras mantengamos delante de nosotros cada día, a cada momento, la realidad de que nuestra aceptación de parte de Dios se encuentra en Jesús y su justicia, la cual él obró por nosotros y nos acredita por fe, nunca nos daremos por vencidos. ¿Por qué lo haríamos? Nuestra salvación permanece segura, no en nosotros mismos, sino en Jesús.

Miércoles 24 de marzo: EL DESA FÍO DEL MUNDO

“No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15). ¿Qué está diciendo este texto? ¿Significa que Dios no ama a los que aman al mundo, o que los que aman al mundo no aman a Dios? Explica tu respuesta.

“A veces su alma anhela la santidad y el cielo; pero no tienen tiempo para apartarse del ruido del mundo a fin de escuchar el lenguaje del Espíritu de Dios, que habla con majestad y con autoridad. Las cosas de la eternidad se convierten en secundarias y las cosas del mundo en supremas. Es imposible que la simiente de la palabra produzca fruto; pues la vida del alma se emplea en alimentar las espinas de la mundanalidad” (PVGM 32).

Aunque debemos ser conscientes de los peligros del legalismo, el antiguo Israel siempre apostató cuando trató de contemporizar y llegar a ser como las naciones que lo rodeaban. Primera de Juan 2:15 nos advierte que el amor al mundo hace imposible un amor de corazón hacia Dios. Cuán cuidadosos necesitamos ser como iglesia en asegurarnos de que, en nuestros intentos por alcanzar al mundo, no nos enamoremos de él y seamos arrastrados por él, ¡todo en el nombre del Señor!

¿De qué modo puede una persona saber cuándo su amor por el mundo ha remplazado su amor hacia Dios? ¿Qué señales deberíamos buscar?

El peligro de amar al mundo más que a Dios adquiere nuevo significado en Santiago 4:4: “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. ¿Por qué usaría Santiago la metáfora del adulterio para los miembros de la iglesia que son arrastrados por el mundo? Nota, también, cómo Juan no deja lugar para las componendas en 1 Juan 2:15. Presenta una opción: Dios, o el mundo.

¿Con qué aspectos del mundo luchas mayormente? ¿Qué cosas encuentras atrayentes? ¿Cómo puedes aprender a pelear la batalla de la fe y no ser arrastrado por algo que, al fin, no puede satisfacerte, sino que te destruirá?

Jueves 25 de marzo: CÓMO CULTIVAVAR EL FRUTO DEL ESPÍRITU (Juan 15:8)

Aunque no podemos hacer crecer una semilla, hay cosas que definidamente podemos hacer para facilitar su crecimiento hasta que lleve fruto. Así es la vida llena del Espíritu. Mientras la obra del Espíritu Santo en el corazón del creyente es una parte del gran misterio de la vida misma, las Escrituras nos han dado instrucciones definidas sobre cómo estimular ese crecimiento, de modo que podamos cumplir el deseo de Jesús de que produzcamos mucho fruto para la gloria del Padre (Juan 15:8).

Lo que sigue a continuación son algunas maneras de estimular el crecimiento del fruto del Espíritu:

El estudio de la Palabra de Dios. Lee 2 Timoteo 3:16. ¿Para qué son útiles las Escrituras? Como resultado, ¿qué se logrará en nuestras vidas? (Ver el vers. 17; ver también Sal. 119:105.)

La oración. “La oración es el aliento del alma. Es el secreto del poder espiritual. No puede ser sustituida por ningún otro medio de gracia, y conservar, sin embargo, la salud del alma. La oración pone al corazón en inmediato contacto con la Fuente de la vida, y fortalece los tendones y músculos de la experiencia religiosa. Descuídese el ejercicio de la oración, u órese irregularmente de vez en cuando, según parezca propio, y se perderá la fortaleza de Dios. Las facultades espirituales perderán su vitalidad, la experiencia religiosa carecerá de salud y vigor” (OE 268).

La clase correcta de pensamientos. “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil. 4:8). ¿Cómo podemos aprender a mantener nuestra mente con pensamientos elevados?

La testificación cristiana. El hombre a quien Jesús sanó de los demonios le pidió ir con él. Jesús le negó el pedido y en cambio le pidió que volviera a donde había vivido y contara lo que el Señor había hecho por él (Mar. 5:18-20). ¿De qué modo el compartir nuestra fe contribuye al crecimiento del fruto del Espíritu en nuestras vidas?

El fruto del Espíritu no aparecerá por sí mismo. Tus propias elecciones determinarán tu destino. ¿Qué cambios necesitas hacer en tu estilo de vida, en tus asociaciones, y en todo lo que haces, que pueda permitir tu crecimiento espiritual?

Viernes 26 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“Dios manda que llenemos la mente con pensamientos grandes y puros. Desea que meditemos en su amor y misericordia, que estudiemos su obra maravillosa en el gran Plan de la Redención. Entonces podremos comprender la verdad con claridad cada vez mayor, nuestro deseo de pureza de corazón y claridad de pensamiento será más elevado y más santo. El alma que mora en la atmósfera pura de los pensamientos santos, será transformada por la comunión con Dios por medio del estudio de las Escrituras.

“‘Y llevan fruto’. Los que habiendo recibido la Palabra la guardan, darán frutos de obediencia. La palabra de Dios, recibida en el alma, se manifestará en buenas obras. Sus resultados se verán en una vida y en un carácter semejantes a los de Cristo. Jesús dijo de sí mismo: ‘El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón’ (Sal. 40:8). ‘No busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, la del Padre’ (Juan 5:30). Y la Escritura dice: ‘El que dice que pertenece en él, debe andar como él anduvo’ (1 Juan 2:6)” (PVGM 39, 40).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Como iglesia, con la misión de esparcir el mensaje de los tres ángeles al mundo, a menudo luchamos para encontrar maneras de hacer que nuestro mensaje sea relevante para la cultura que nos rodea. ¿Qué peligros inherentes afrontamos cuando hacemos esto? La historia muestra que muy a menudo la iglesia, a lo largo de los siglos, termina convirtiéndose a los caminos del mundo, en vez de que el mundo se convierta a los caminos de la iglesia. ¿Qué diremos de nosotros, como adventistas? ¿Nos engañamos a nosotros mismos al pensar que esto no nos ocurre a nosotros, o que no nos puede ocurrir? ¿Vemos evidencias a nuestro alrededor de que esto ya esté sucediendo? Y si es así, ¿qué podemos hacer?

2. En el siglo XXI, en tu propia cultura, ¿cuáles son algunos de los desafíos más grandes para cultivar el fruto del Espíritu? ¿Contra qué aspectos específicos de la cultura tienes que batallar resueltamente?

3. ¿Por qué la cruz es tan central para todo el tema del fruto del Espíritu y del desarrollo del carácter? ¿Qué nos ofrece la cruz que es indispensable en el desarrollo del carácter? Después de todo, sin la cruz, ¿cuál sería el propósito mismo de llevar este fruto?

4. ¿Por qué el desarrollo de nuestro carácter y las buenas obras dan gloria a Dios?

sábado, 13 de marzo de 2010

Lección 12 Para el 20 de marzo de 2010: El fruto del Espíritu es verdad


Sábado 13 de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
2 Crónicas 25:2; Salmo 51:17; Jeremías 29:13; Juan 7:16, 17; 14:6; 17:3; Hebreos 5:14.

PARA MEMORIZAR:
“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer. 29:13).

LA PALABRA GRIEGA para “verdad” es alétheia, y tiene dos significados. Uno es la verdad objetiva (hechos reales, veraces, o principios), y el otro es la verdad vivida (la verdad como una excelencia personal: una mente sincera que está libre de afectación, pretensiones, disimulo, falsedad o engaño). La verdad, entonces, es lo que sabemos, los “hechos objetivos”. Pero también está el elemento vivencial de la verdad, que conlleva la manera en que respondemos individualmente a lo que aprendemos. Cuando ambos son reales en nuestras vidas, manifestamos la verdad como un fruto del Espíritu.

Por eso, ambos elementos son vitales para el andar cristiano. Necesitamos saber la verdad objetiva básica como se encuentra en Jesús, y luego necesitamos la experiencia personal interior de que nuestras vidas cambien por medio de esa verdad.

Considera a Judas. Él estuvo con Jesús por tres años y medio, aproximadamente. A Judas se le revelaron toda clase de verdades. Vio cosas acerca de las cuales el resto de nosotros solo podemos leer. Y, no obstante, qué final triste tuvo.

Prestemos todos mucha atención a esto.

Domingo 14 de marzo: “YO SOY... LA VERDAD”

“Jesús le dijo: Yo el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Escribe un párrafo breve explicando lo que crees que significa este texto.

En cierto sentido, este texto desafía radicalmente al relativismo (la idea de que la verdad es solo subjetiva y personal) tan corriente en gran parte del mundo actual. Las palabras de Jesús no dejan lugar a la ambigu
̈edad: no existe eso de que “Cada uno encuentra su propio sendero a Dios”, etc. Con las palabras registradas en este versículo, Jesús estableció la realidad de la verdad objetiva. Aquí está la verdad. Punto. Pocos versículos de toda la Biblia son más contrarios al sentimiento del relativismo que este.

Al mismo tiempo, hay también otro elemento. La Verdad es una Persona. Uno viene a la verdad por medio de una relación con una Persona. Esto es una idea radicalmente diferente de la noción de que la verdad es solo un grupo de hechos. Jesús, un ser humano, es la Verdad; por lo tanto, si quieres conocer la verdad, tienes que conocer a Jesús.

¿De qué modo lo que está escrito arriba nos ayuda a comprender las palabras de Cristo en Juan 17:3?

Sin embargo, tenemos que ser cuidadosos con esta idea de que todo lo que nuestra religión implica es tener una relación con Dios. Cada uno vive en una relación con Dios, de una manera u otra. Las personas que niegan su existencia viven en relación con Dios. Pilato tenía una relación con Jesús; también la tenía Caifás. Aun el diablo tiene una relación con Jesús: lo odia. El evangelio no es un llamado a tener una relación con Jesús, sino a comprometerse con él. Nicodemo, por ejemplo, tuvo una relación con Jesús; una relación en la que, al final, entregó su vida y todo lo que tenía a Cristo. ¡Esa es la clase de relación que todos necesitamos!

Sin duda, tú tienes una relación con Jesús. Las preguntas que necesitas formularte son: ¿Qué clase de relación tengo? ¿Cómo puedo mejorarla?

Lunes 15 de marzo: EL ESPÍRITU Y LA VERDAD

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (Juan 16:13).

En vista de lo que aprendimos ayer, es obvio que la obra del Espíritu Santo es señalarnos a Cristo y ayudarnos a permanecer en él. “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí” (Juan 15:26).

Considera esta declaración iluminadora: “La predicación de la Palabra sería inútil sin la continua presencia y ayuda del Espíritu Santo. Este es el único maestro eficaz de la verdad divina. Únicamente cuando la verdad vaya al corazón acompañada por el Espíritu, vivificará la conciencia o transformará la vida. Uno podría presentar la letra de la Palabra de Dios, estar familiarizado con todos sus mandamientos y promesas; pero a menos que el Espíritu Santo grave la verdad, ningún alma caerá sobre la Roca y será quebrantada” (DTG 625, 626).

¿Qué énfasis hace aquí Elena de White sobre la obra del Espíritu Santo?

Lo que vemos en la obra del Espíritu Santo es a la vez el aspecto objetivo como el vivencial de la Verdad. El Espíritu viene, testifica de Jesús y convence “al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8). Estos son hechos reales acerca del mundo, acerca de Dios, y acerca de la realidad.

Al mismo tiempo, la obra del Espíritu Santo no termina sencillamente con enseñarnos estas verdades. Nuestras vidas necesitan ser cambiadas por nuestra comprensión de aquellas. Estas verdades objetivas y eternas no nos harán ningún bien a menos que nuestras vidas sean transformadas por ellas, y parte de ese proceso (tal vez, incluso la parte más importante) es que, como Elena de White escribió, seamos quebrantados por la Roca (ver Sal. 51:17).

¿Cómo fuiste quebrantado (si lo has sido alguna vez)? ¿Qué sucedió? ¿Qué cambios hubo? ¿Qué aprendiste acerca de la vida, acerca del sufrimiento, acerca de Dios mediante esa experiencia? ¿Qué otras lecciones todavía podrías necesitar aprender?

Martes 16 de marzo: “CON TODO VUESTRO CORAZÓN”

“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón” (Jer. 29:13).

“Con todo vuestro corazón” significa “sinceramente”, verdadero en palabra y acción. La palabra sincero viene de dos palabras latinas: sine (sin) y cera (cera). Al parecer, en el pasado, los escultores deshonestos arreglaban secretamente las fallas y grietas de sus obras tapándolas con cera que, por supuesto, no permanece siempre. De ahí que sinceridad significa ser real y genuino, no artificial; hablar o actuar de corazón.

Lee 2 Crónicas 25:2. ¿Qué dice ese texto? ¿Qué se destaca acerca de lo que está dentro de nosotros?

La palabra hebrea traducida como “perfecto” proviene de la raíz slm (de la cual se deriva shalom). Básicamente, significa “lleno”, “completo”, o “en paz”. Aquí tenemos un rey que hizo lo que era correcto, pero no con un corazón recto. No era sincero en sus acciones. Una persona puede estar haciendo lo correcto por razones equivocadas. Aunque podamos engañar a otros por un tiempo, y a nosotros todo el tiempo, no podemos engañar a Dios en ningún momento. Es interesante que cuando David oró por su hijo, lo primero que quería era que él tuviera “un corazón perfecto” (1 Crón. 29:19).

La sinceridad es importante porque el que no es sincero, aquel cuyo corazón no está comprometido con lo que es verdadero y correcto, tiene un corazón dividido. Seguramente algo tironea a tal persona, y mientras no lo suelte, mientras la persona todavía dé un lugar a otras lealtades, su corazón no puede ser slm, completo o perfecto ante Dios. La clave es una entrega completa al Señor, un abandono completo del yo. No es fácil; pero para que eso ocurra, necesitas ser quebrantado en la Roca, como vimos ayer.

¿Cuán sincero eres en tu fe? No estamos hablando de dudas ocasionales, o de tener preguntas sin respuesta (todos a veces tienen dudas, y todos tenemos preguntas profundas no respondidas), ni nos referimos a la lucha contra el pecado. Estamos hablando acerca de tu corazón. ¿Está plenamente comprometido con Dios, “completo” delante de él, o está dividido entre Dios y algo del mundo? Si es así, ¿qué elecciones debes hacer?

Miércoles 17 de marzo: UNA CONCIENCIA CAUTERIZADA

La semana pasada vimos cómo Jesús tuvo palabras duras para la “justicia” falsificada de los escribas y los fariseos (ver Mat. 23:27), llamándolos “hipócritas”. La palabra hipócrita en el idioma original (hupokrités) significa “actor”. Jesús estaba haciéndoles saber que él podía discernir sus sentimientos interiores y sus pecados secretos. Era como si les estuviera diciendo: “Ustedes actúan de una manera, pero por dentro son de otra, como si estuvieran actuando en un drama. ¿No pueden ser reales?” Otra vez Jesús les dijo: “Bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: ‘Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí’” (Mar. 7:6). El significado es obvio.

Lee 1 Timoteo 4:2 y Tito 1:15. ¿De qué punto importante está hablando Pablo? Nuestra conciencia es el lugar donde el Espíritu Santo se pone en contacto con nosotros. ¿Qué puede sucedernos si constantemente estamos haciendo el mal?

No hay dudas, cuanto más tiempo continuemos en el mal, y cuanto más hagamos lo que sabemos que está mal, tanto más contaminadas estarán nuestras conciencias y más lejos de la verdad estaremos. Puedes tener un conocimiento intelectual más que suficiente para ser salvo. Lamentablemente, el fuego final tendrá demasiadas personas que habrán sabido más que suficientes verdades objetivas para salvarse. Pero, como estamos diciendo, la verdad objetiva sola no es un fruto del Espíritu. La verdad vivida en nuestra vida: ese es el fruto que necesitamos llevar.

Lee Hebreos 5:14; y Juan 7:16 y 17. ¿De qué modo nos ayudan estos textos a comprender mejor la idea de la verdad como un fruto del Espíritu?

¿Cuál es tu propia experiencia con una “conciencia cauterizada”? ¿Cuánto tiempo llevó hasta que la acción que, al principio, había endurecido tu conciencia apenas la conmoviera? ¿Por qué sucedió eso, y por qué es tan peligroso espiritualmente?

Jueves 18 de marzo: ANDAR EN LA VERDAD

“Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre” (2 Juan 4). “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos y no practicamos la verdad” (1 Juan 1:6). ¿Qué punto importante se presenta en ambos pasajes con respecto a lo que significa tener una relación salvífica con Jesús?

La verdad, como un fruto del Espíritu, no es solamente lo que sabemos: es lo que hacemos. Vivir en la luz de Dios significa más que solo conocimiento. Considera cómo Juan explica lo que es andar en la oscuridad: “El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas. El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo. Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos” (1 Juan 2:9-11).

Así que, andar en la luz, andar en la verdad, es más que solamente guardar los Diez Mandamientos, por lo menos de acuerdo con la letra de la ley. Al final, cuando todo esté dicho y hecho, ¿no se manifiesta el vivir en la verdad, básicamente, por la manera en que actuamos con las personas y cómo las tratamos? Si somos ásperos, rudos, rencorosos, vengativos, odiosos, antipáticos; si tratamos a las personas como un medio más bien que como un fin; si pisoteamos a los demás intentando subir nosotros mismos; entonces estamos andando en las tinieblas, no importa cuán estrictamente guardemos el sábado; no importa cuán fielmente sigamos el mensaje de salud, devolvamos el diezmo y vayamos a la iglesia; y no importa cuánta fe profesemos en Jesús. En un sentido; a menudo es mucho más fácil aprender la doctrina y la teología correctas que ser bondadoso, generoso y abnegado, ¿verdad?

Piensa acerca de tu interacción con las personas en las últimas 24 horas. ¿Cómo las has tratado? ¿Qué clase de palabras usaste? ¿Cuán cómodo estarías si tus actitudes y acciones hacia ellas fueran hechas públicas? (Un día lo serán; ver Mat. 10:26.) ¿Qué te dice tu respuesta acerca de los cambios que necesitas hacer en tu vida?

Viernes 19 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“No es la cantidad de tiempo que trabajamos, sino nuestra pronta disposición y nuestra fidelidad en el trabajo, lo que lo hace aceptable a Dios. En todo nuestro servicio se requiere una entrega completa del yo. El deber más humilde, hecho con sinceridad y olvido de sí mismo, es más agradable a Dios que el mayor trabajo cuando está echado a perder por el engrandecimiento propio. Él mira para ver cuánto del Espíritu de Cristo abrigamos y cuánto de la semejanza de Cristo revela nuestra obra. Él considera mayores el amor y la fidelidad con que trabajamos que la cantidad que efectuamos” (PVGM 332).

“El servicio prestado con sinceridad de corazón tiene gran recompensa. ‘Tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará en público’. Por la vida que vivimos mediante la gracia de Cristo se forma el carácter. La belleza original empieza a ser restaurada en el alma. Los atributos del carácter de Cristo son impartidos, y la imagen del Ser divino empieza a resplandecer. Los rostros de los hombres y mujeres que andan y trabajan con Dios expresan la paz del cielo. Están rodeados por la atmósfera celestial. Para esas almas, el reino de Dios empezó ya. Tienen el gozo de Cristo, el gozo de beneficiar a la humanidad. Tienen la honra de ser aceptados para servir al Maestro; se les ha confiado el cargo de hacer su obra en su nombre” (HAd 485).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Puede haber algún sentido en el que la verdad pudiera ser relativa; es decir, que pueda no aplicarse en todo tiempo y en cada situación? Si no, ¿por qué? ¿Podría haber ciertas verdades, tal vez, que pudieron ser relativas, mientras que otras no lo sean?

2. Medita más en esta idea de qué significa ser sincero en tu fe. Por vital que sea la sinceridad, ¿por qué no es suficiente? Después de todo, las personas que se atan encima una bomba y se hacen añicos cuando estalla la bomba, parecería que son sinceras. ¿Qué más es necesario?

3. ¿Por qué pasar tiempo con la Palabra es tan importante si la verdad es más que conocimiento intelectual? ¿Cuáles son algunas maneras en las que podemos aprender a estudiar la Biblia de modo que la verdad que hay en ella pueda impactar y cambiar nuestras vidas en forma positiva?

4. ¿Cómo puedes ayudar a alguien cuya conciencia ha sido tan endurecida por el pecado que ya no siente necesidad de ayuda?

domingo, 7 de marzo de 2010

Lección 11 Para el 13 de marzo de 2010: El fruto del Espíritu es justicia


Sábado 6 de marzo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Mateo 23:25-28; Romanos 3:28; 8:4; 10:3; Gálatas 3:6; 1 Juan 2:3-6; 5:1-3.

PARA MEMORIZAR:
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mat. 5:6).

LA SEMANA PASADA terminamos nuestro estudio de los nueve aspectos del fruto del Espíritu (Gál. 5:22, 23). Las próximas semanas estudiaremos dos más: “Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad” (Efe. 5:9). En este versículo Pablo repite la referencia a la “bondad”, pero añade la justicia y la verdad. Esta semana consideraremos qué es la “justicia”.

Entendemos la justicia de dos maneras. La primera es la justicia imputada de Cristo, que es lo que Jesús hizo por nosotros, la justicia que nos cubre y que es nuestro pasaporte al cielo. La segunda es la justicia impartida de Cristo, que es lo que él hace en nosotros, por medio del Espíritu Santo, para modelarnos a su imagen. Entendida de este modo, la justicia tiene dos componentes inseparables, aun cuando todo es realmente una sola: la justicia de Cristo, sin la cual no tendríamos esperanza de salvación.

Domingo 7 de marzo: LA NECESIDAD DE JUSTICIA

“Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley” (Rom. 3:28). “Porque Jehová es justo, y ama la justicia; el hombre recto mirará su rostro” (Sal. 11:7). “Abominación es a Jehová el camino del impío; mas él ama al que sigue justicia” (Prov. 15:9). “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Ped. 2:24). “Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Rom. 8:4). “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mat. 6:33). “Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él” (1 Juan 2:29).

Refiriéndote a los textos transcriptos arriba, responde a las siguientes preguntas:
1) Si no podemos ser justificados por la ley, entonces, ¿cómo somos justificados?

2) Aunque sabemos que Dios odia el pecado, pero ama al pecador, ¿qué conclusiones erróneas debemos evitar?


3) ¿Qué significa: “Que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros”? ¿Podemos alguna vez cumplir la ley lo suficientemente bien como para satisfacerla? ¿O Pablo quiere decir otra cosa? Si es así, ¿qué es?

4) ¿Cómo deberían ser cambiadas nuestras vidas cuando buscamos primero el reino de Dios y su justicia?

5) ¿Qué significa “hacer justicia”? ¿Podemos ser justos sin hacer justicia? Justifica tu respuesta.

Lunes 8 de marzo: JUSTICIA CASERA

“Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Rom. 10:3). ¿De qué crees que está hablando Pablo aquí? ¿De quién está hablando, y cómo podrían haber tratado esas personas de establecer su “propia justicia”? Dada la naturaleza humana, ¿por qué eso es imposible, de todos modos?

Una actividad “hazlo tú mismo” es aquella en la que una persona hace algo (como el trabajo en madera o reparaciones domésticas) sin adiestramiento o ayuda profesional. En su sentido más amplio, es una actividad en la cual uno hace algo por sí mismo o por propia iniciativa. A veces nos referimos a una persona especialmente exitosa como un hombre o una mujer que se hicieron a sí mismos. De acuerdo con la Biblia, sin embargo, un enfoque de “hazlo tú mismo” respecto de la verdadera justicia es imposible. No hay nada que podamos hacer por nosotros mismos, no importa cuánto tratemos de hacerlo, para ser justos delante de Dios. Nuestra justicia es como “trapo de inmundicia” (Isa. 64:6). En realidad, procurar hacernos justos a nosotros mismos a menudo conduce al resultado opuesto.

Lee Mateo 5:20 y 23:25 al 28. ¿De qué modo Jesús destaca el problema que proviene de aquellos que procuran hacerse justos a sí mismos?

Lo que es vital que comprendamos los cristianos es cuán totalmente dependientes somos de Cristo para tener justicia. Lo que nos hace santos ante Dios es lo que Cristo ha hecho por nosotros, no lo que nosotros hacemos. El momento en que alguien pierde de vista esta verdad, es muy fácil que surja la justicia propia, junto con el orgullo y la corrupción interior. Los escribas y los fariseos fueron excelentes ejemplos de cómo ocurre esto. Tan preocupados estaban con sus actos externos de piedad, que perdieron de vista lo que realmente importa.

¿De qué modos podrías ser culpable del mismo pecado que el de los escribas y los fariseos? ¿Cómo podría esta trampa ser más sutil de lo que pensamos?

Martes 9 de marzo: CRISTO, NUESTRA JUSTICIA (Rom. 5:17)

Lee Romanos 5:17 al 19, y resume en tus propias palabras lo que Pablo está diciendo aquí. ¿De qué modo estamos condenados, y cómo llegamos a ser justos?

Si la justicia de Jesús es un regalo, ¿cómo la obtenemos? Gál. 3:6; Sant. 2:23.

En Romanos 5:19, nota el énfasis en la desobediencia y en la obediencia. La desobediencia de un hombre, Adán, llevó a que todos nosotros fuésemos pecadores. Esta es una enseñanza bíblica básica. El pecado de Adán produjo la caída de la raza humana. Todos y cada uno de nosotros, cada día de nuestras vidas, vivimos con los resultados de ella. Ninguno es inmune.

Sin embargo, el mismo versículo, también habla de la obediencia. ¿De quién? Por supuesto, la obediencia de Cristo, que es el único que tiene la justicia necesaria para la salvación, la justicia que se da a todos los que “reciben la abundancia de la gracia”. En realidad, en el mismo versículo, Pablo dice que los que reciben esta gracia obtienen el “don de la justicia”. Nota, es un don. Como un regalo, no debe ser merecido ni ganado. En el momento en que es ganado, o merecido, ya no es más gracia (Rom. 4:4).

No obstante, no es un regalo universal. La justicia de Cristo no se otorga automáticamente a todos (Rom. 5:17). Pablo es claro: viene solo a aquellos que la reciben; es decir, se da a aquellos que la reclaman por fe: tal como Abraham, quien creyó a Dios, y le fue “contado por justicia” (Gál. 3:6).

¿Comprendes realmente lo que significa ser salvo por fe? ¿Cuán bien captas la idea de que es solo la justicia de Jesús, acreditada a ti por la fe, lo que te permite ser justo y estar justificado ante Dios? ¿Qué puedes hacer para comprender mejor esta provisión maravillosa, el fundamento del evangelio?

Miércoles 10 de marzo: JUSTICIA Y OBEDIENCIA (1 Juan 2:29)

Aunque nos cubre la justicia de Cristo, esa justicia debe revelarse en nuestras vidas. La justicia no es solo una declaración legal. También llega a ser una realidad en la vida de la persona que la tiene. Cuán cuidadosamente deberíamos escuchar las palabras de Juan: “Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo” (1 Juan 3:7).

¿Acerca de qué podríamos ser engañados con respecto a lo que significa ser justo?


La justicia es el fruto del Espíritu que está conectado con la obediencia. Para algunas personas, la obediencia es inconsistente con la salvación por la fe. A veces se puede escuchar: “Ahora que has aceptado a Jesús como tu Salvador, ¿no lo aceptarás como el Señor de tu vida?” La implicación parece ser que nuestra obediencia a la voluntad de Dios y nuestra salvación son problemas separados. Eso es una grave y mala interpretación de lo que es la salvación. Juan escribió que vivir una vida justa es un indicador verificable de aquellos que tienen la salvación.

Lee 1 Juan 2:3 al 6. ¿Qué es lo que Juan destaca aquí?

Cuando se plantea el tema de la obediencia, no es inusual que alguien señale que no somos salvados por las obras. Aunque no puede haber duda de que la obediencia de Lucifer a la voluntad de Dios no lo puso en el cielo, debemos recordar que fue su desobediencia lo que hizo que fuera expulsado de allí. Lo mismo puede decirse de Adán y Eva. Su obediencia no los puso en el Jardín del Edén, pero fue su desobediencia a la voluntad de Dios la que hizo que fueran puestos afuera del Jardín.

“La justicia es la práctica del bien, y es por sus hechos por lo que todos han de ser juzgados. Nuestros caracteres se revelan por lo que hacemos. Las obras muestran si la fe es genuina o no” (PVGM 254).

¿Cuán bien manifiestas el fruto de justicia en tu vida? ¿Qué prácticas podrías necesitar abandonar que están impidiendo el fruto de justicia en tu vida? (Ten cuidado de no tratar de racionalizarlas para hacerlas desaparecer.)

Jueves 11 de marzo: LA VIDA JUSTA

“Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos” (1 Juan 5:1-3).

¿De qué manera vincula Juan el amor a Dios, con el amor que tienen los demás feligreses, y con guardar los mandamientos? ¿Por qué uniría él todos estos elementos?

“El hombre que trata de guardar los mandamientos de Dios solamente por un sentido de obligación –porque se le exige que lo haga– nunca entrará en el gozo de la obediencia. Él no obedece. Cuando los requerimientos de Dios son considerados como una carga porque se oponen a la inclinación humana, podemos saber que la vida no es una vida cristiana. La verdadera obediencia es el resultado de la obra efectuada por un principio implantado dentro. Nace del amor a la justicia, el amor a la ley de Dios. La esencia de toda justicia es la lealtad a nuestro Redentor. Esto nos inducirá a hacer lo bueno porque es bueno, porque el hacer el bien agrada a Dios” (PVGM 70; la cursiva fue añadida).

Y ¿qué mejor forma de inspirar en nosotros un deseo de ser leal a Dios que por medio de la contemplación de su increíble sacrificio en la cruz en nuestro favor? No hay poder en decir a la gente que tiene que guardar la ley. El poder viene al señalar a la gente a Jesús y su muerte sustitutiva en nuestro favor. El poder viene al permitir que los pecadores sepan que sus pecados pueden ser perdonados mediante Jesús, y que pueden estar perfectos ante Dios cubiertos con el manto de la justicia de Cristo.

El amor a Dios, y no el temor al infierno y la condenación, debería ser el poder que motiva nuestras vidas, y nada nos impulsará más a amar a Dios que concentrarnos en la cruz, y las riquezas y promesas que son nuestras por intermedio de ella.

¿Realmente amas a Dios? Si es así, ¿cómo lo sabes? (¿Podrías estar engañándote a ti mismo?) ¿Qué haces o dices que revela la realidad de este amor? En otras palabras, ¿qué evidencia hay de que este amor es real?

Viernes 12 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“No es suficiente que creamos que Jesús no es un impostor, y que la religión de la Biblia no consiste en fábulas arteramente compuestas. Podemos creer que el nombre de Jesús es el único nombre debajo del cielo por el cual el hombre puede ser salvo, y sin embargo, no hacer de él, por la fe, nuestro Salvador personal. No es suficiente creer la teoría de la verdad. No es suficiente profesar fe en Cristo y tener nuestros nombres registrados en el libro de la iglesia. ‘El que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado’. ‘Y en esto sabemos que nosotros le conoceremos, si guardamos sus mandamientos’ (1 Juan 3:24; 2:3). Esta es la verdadera evidencia de la conversión. No importa cuál sea nuestra profesión de fe, no nos vale de nada a menos que Cristo se revele en obras de justicia” (PVGM 254).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Cómo podemos evitar la trampa del legalismo, de pensar que nuestras obras nos salvarán, o la trampa de la gracia barata, de pensar que nuestras obras no tienen nada que ver con nuestra salvación? ¿Cómo llegamos a un equilibrio correcto aquí? ¿Hacia qué cuneta te sueles inclinar más, a la de la gracia barata, o a la del legalismo?

2. ¿Cuál es el peligro inherente de que nuestras vidas sean motivadas por el deseo de hacer buenas obras? ¿Hacia qué puede conducir esto, y cómo podemos evitarlo?

3. Piensa en una persona que conoces que parece ser “justa”. ¿Cómo es esta persona? ¿De qué manera actúa? ¿De qué modo trata a la gente? ¿De qué habla esta persona? ¿Qué puedes aprender de esta persona?

4. Tendemos a pensar en la justicia en términos individuales, lo cual es correcto. Pero ¿no hay también un elemento comunitario? ¿Puede la comunidad de nuestra iglesia ser “justa”? Si es así, ¿cómo? ¿Cómo se vería la comunidad de una iglesia justa? ¿De qué modo se compara tu iglesia con el ideal que recién tenías en la mente?

5. Si la salvación por la fe significa más que meramente hacer una profesión de fe en Cristo y tener nuestros nombres registrados en la lista de la iglesia, entonces, ¿qué significa realmente? ¿Qué es “fe” en el sentido bíblico del término?

lunes, 1 de marzo de 2010

Lección 10 Para el 6 de marzo de 2010: El fruto del Espíritu es templanza


Sábado 27 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Jueces 13 al 16; 1 Corintios 9:24-27; Filipenses 4:8; Colosenses 3:1-10; Hebreos 12:1, 2; 1 Juan 2:15, 16.

PARA MEMORIZAR:
“Sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Cor. 9:27).

AUNQUE LA TEMPLANZA (a veces traducida como “dominio propio”) es el último fruto del Espíritu en la lista de Pablo en Gálatas 5:22 y 23, no por eso es el menor. Bien podría haber sido el primero, porque desempeña un papel importante en la maduración del fruto del Espíritu. Podría haberse dicho que el dominio propio o templanza es el cemento que mantiene unidas todas las otras cualidades.

Como todo otro fruto del Espíritu, la templanza es un don de la gracia. Ha sido llamada “la gracia disciplinada”: gracia porque es gratuito, disciplinada porque hay algo que tenemos que hacer.

El dominio propio o templanza puede sonar negativo, pero es una parte integral de la gracia misma. Si no nos controlamos a nosotros mismos –nuestros sentimientos, nuestros apetitos, nuestros impulsos–, entonces ellos nos controlan a nosotros. Por lo tanto, o es dominio propio bajo la gracia y el poder del Espíritu Santo, o es ser controlado por alguna otra persona o cosa. En última instancia, nosotros decidimos.

Domingo 28 de febrero: LA PARADOJA DEL DOMINIO PROPIO (Fil. 2:12, 13)

Los sinónimos de templanza incluyen el dominio propio, la autodisciplina, la fortaleza de la mente, y el poder de la voluntad. Este fruto del Espíritu abarca mucho más que refrenar a los cristianos de hacer lo que está prohibido, sino que incluye capacitarse para hacer lo que es bueno.

Primera de Juan 2:15 y 16 nos amonesta a mantenernos alejados de tres deseos negativos. ¿Cuáles son? Pero ¿cómo se manifestarán en nuestras vidas si no somos cuidadosos?

Filipenses 4:8 enumera lo que debería ser el foco de la vida cristiana. ¿Cuáles son estas cosas? Hacer lo que Pablo dice aquí, ¿cómo nos protegerá de los peligros enumerados en 1 Juan 2:15, 16?

En la vida cristiana hay cosas que debemos hacer y otras que no debemos hacer. Hay una lucha constante contra el yo, contra la carne, contra los caminos del mundo. En Romanos 7:15 al 18, Pablo habla acerca de la lucha entre lo que él sabe que debe hacer y lo que él está tentado a hacer. Sin embargo, en Romanos 8:1, nos da la respuesta: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.

Él anima a caminar en el Espíritu. Una vida sin el Espíritu no puede, por sí misma, desarrollar el fruto del Espíritu. Aunque tenemos la voluntad, Pablo dice que no tenemos el poder. La respuesta al dilema del capítulo 7 no es cuándo podemos vencer sino cómo. Y el cómo se encuentra por medio de la fe en Jesús. Nos entregamos a Jesús, reclamamos su justicia, y ya no estamos condenados; nos rendimos a él y escogemos andar en el Espíritu; elegimos seguir su voluntad reclamando el cumplimiento de sus promesas de victoria. La clave es aferrarse a sus promesas; de allí viene el poder. No podemos hacerlo solos. Tenemos que hacer la elección consciente de vencer en su nombre. La lucha es tanto vertical (buscar su poder por la fe) como horizontal (batallar contra los clamores de la carne). Necesitamos hacer ambas cosas.

Lunes 1º de marzo: JOSÉ Y LOS RESULTADOS INMEDIATOS DE LA JUSTICIA

Traicionado por su propia familia y vendido como esclavo, José tenía muy buenas razones para dudar del amor, del cuidado, y aun de la existencia del Dios del que había aprendido desde la niñez. Sin embargo, eso no es lo que hizo.

Lee Génesis 39:7 al 20. En estos versículos, ¿dónde encontramos la clave del porqué José actuó como lo hizo?

¿De qué modo fue “recompensado” José por rehusarse a ceder a la tentación? Gén. 39:20. Fue falsamente acusado y arrojado a la prisión.

Este es un punto importante para recordar. ¿Podemos esperar que nuestra determinación de hacer lo que es correcto, sin importar cuál sea el costo, significará que las cosas saldrán bien para nosotros a corto plazo? ¿Qué diremos de las personas que perdieron sus trabajos, sus cónyuges, sus familias, en realidad aun sus vidas, porque rehusaron entrar en componendas con el pecado? Tenemos ejemplos de esto en la Biblia y, tal vez, tú conozcas personas que han pasado por algo similar. O tal vez, tú mismo atravesaste por esto. Al final, si José hubiese pasado el resto de su vida pudriéndose en la cárcel, ¿crees que, de todos modos, hizo lo correcto?

“Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gál. 6:8). ¿Qué nos está diciendo este texto? ¿Qué cosas se ponen en contraste? ¿Qué es lo que está en juego? ¿Por qué, entonces, el problema es de la máxima importancia? ¿De qué modo lo que escribe Pablo aquí nos ayuda a comprender por qué, no importa cuáles sean los resultados inmediatos, José hizo lo correcto?

Martes 2 de marzo: SANSÓN Y LOS FRUTOS DEL FRACASO

En Jueces 13 al 16, la Biblia registra la historia de Sansón. Lee estos capítulos (en la medida que lo permita el tiempo), recordando la idea del dominio propio y la temperancia. Hay muchas lecciones que podemos aprender de su ejemplo. Cuán trágico es que con tantos dones y tantas posibilidades se desviara tan fácilmente.

“En su peligro, Sansón dispuso de la misma fuente de fortaleza que tuvo José. Pudo elegir a voluntad lo correcto o lo erróneo; pero en vez de aferrarse de la fortaleza de Dios permitió que las indómitas pasiones de su naturaleza ejercieran un dominio pleno. Las facultades de razonamiento se pervirtieron, se corrompió su moral. Dios había llamado a Sansón a un cargo de gran responsabilidad, honra y utilidad, pero primero debía aprender a gobernar mediante el aprendizaje previo de la obediencia a las leyes de Dios. José era un ser moral libre. El bien y el mal estaban delante de él. Podía elegir el sendero de la pureza, la santidad y la honra, o la senda de la inmoralidad y la degradación. Eligió el camino correcto, y Dios lo aprobó. Sansón, ante tentaciones similares que él mismo había buscado, dio rienda suelta a la pasión. Encontró que la senda en que había entrado terminaba en vergu
̈enza, desastre y muerte. ¡Qué contraste con la historia de José!”.–“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 2:1001).

Lee Jueces 13:24, 25. Considerando lo que sabemos de Sansón, ¿qué mensaje y advertencia importantes se encuentran en este pasaje?


A pesar de su potencial, Sansón permitió que sus pasiones vencieran todo lo bueno que tenía. ¿Quién no ha luchado con la realidad de este conflicto? La Gran Controversia no es solo un símbolo; describe la batalla entre Cristo y Satanás, no como un conflicto cósmico en el cielo, sino también en cada ser humano. Aunque Cristo preparó el camino para que todos compartieran su victoria, la batalla por nuestro corazón y nuestra carne se desarrolla, en realidad, en nuestro corazón y nuestra carne. Es cierto, Cristo ganó todo por nosotros. Pero constantemente tenemos que escoger reclamar su victoria y, por las elecciones que hacemos, estamos decidiendo por un bando u otro en la Gran Controversia.

¿Cómo estás experimentando la realidad del gran conflicto en tu propio corazón y tu propia carne? ¿Qué elecciones estás haciendo? ¿Cómo te muestran estas elecciones de qué lado, realmente, estás?

Miércoles 3 de marzo: LA LARGA CARRERA DE PABLO

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1 Cor. 9:24-27).

Lee cuidadosamente y con oración las palabras de Pablo a los corintios, copiadas arriba. Nota cuánto habla acerca de sí mismo y sus luchas. Debería sernos de consuelo ver que aun un fiel cristiano como Pablo, uno de los verdaderos gigantes de la fe, tuvo que luchar con el yo, con el pecado, con la carne. No estamos solos en nuestra batalla. El cielo estará lleno de personas que conocieron los clamores de la carne.

Sobre la base de los textos copiados arriba, responde a las siguientes preguntas:
1) ¿Qué analogía usa Pablo para ayudarnos a comprender la batalla con el yo y el pecado, que todos tenemos? ¿Cuáles son las diferencias vitales, sin embargo, entre la analogía y la realidad a la que Pablo se está refiriendo?

2) ¿Cuánta confianza tenía Pablo con respecto a la carrera en la que se encontraba? ¿De dónde provenía su confianza? ¿Por qué deberíamos tener la misma confianza?

3) Aunque Pablo muestra confianza, él también es consciente de la posibilidad del fracaso. ¿Cómo lo describe él, y cuál es la solución que da? ¿De qué manera su respuesta coincide con el tema de esta semana?

Jueves 4 de marzo: CÓMO CRECER EN DOMINIO PROPIO

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante” (Heb. 12:1). Pablo aquí usa otra vez la analogía de la carrera. ¿Cuáles son algunos de los “pesos” que encuentras que te frenan?

Lee Colosenses 3:1 al 10. Estos versículos nos dan reglas para una vida santa como personas nuevas en Cristo. De estos versículos aprendemos varias cosas importantes que debemos hacer para crecer en el dominio propio de nuestras vidas. ¿Qué encuentras enumerado allí, y cómo puedes aplicarlos a tu propia vida de manera que te ayude a obtener la victoria sobre el pecado que nos estorba tan fácilmente?

Cada habilidad debe ser practicada. El dominio propio no aparece en un día. Viene con aciertos y errores, con éxitos y fracasos, al tratar de practicarlo día tras día. “Pelea la buena batalla de la fe” (1 Tim. 6:12); “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús” (Fil. 3:12).

No te pongas constantemente en lugares donde se prueben tus debilidades, donde tus impulsos más difíciles de controlar estarán en la línea de fuego de la tentación. Debemos evitar aun la apariencia del mal (1 Tes. 5:22). “Sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Rom. 13:14).

¿Cuáles son algunas áreas de tu vida en las que definidamente te está faltando dominio propio? ¿Por qué a veces es más fácil ganar la “victoria” sobre comer un postre que ganar la victoria sobre un espíritu de amargura y resentimiento? ¿Qué cambios puedes hacer que te ayudarán a tener más dominio propio?

Viernes 5 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee en Patriarcas y profetas, el capítulo “Sansón”, pp. 603 a 613.

“La promesa que Dios hizo a Manoa se cumplió a su debido tiempo con el nacimiento de un hijo, que fue llamado Sansón. A medida que el niño crecía, se hacía evidente que poseía extraordinaria fuerza física. Sin embargo, como bien lo sabían Sansón y sus padres, esta fuerza no dependía de sus firmes músculos, sino de su condición de nazareo, simbolizada por su pelo largo.

“Si Sansón hubiera obedecido los mandamientos divinos tan fielmente como sus padres, habría sido su destino más noble y más feliz. Pero sus relaciones con los idólatras lo corrompieron. Como la ciudad de Sora estaba cerca de la región de los filisteos, Sansón trabó amistades entre ellos. Así se crearon en su juventud intimidades cuya influencia entenebreció toda su vida. Una joven que vivía en la ciudad filistea de Timnat conquistó los afectos de Sansón, y él decidió hacerla su esposa. La única contestación que dio a sus padres temerosos de Dios, que trataban de disuadirle de su propósito, fue: ‘Esta agradó a mis ojos’. Los padres cedieron por fin a sus deseos, y la boda se efectuó” (PP 606).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. G. Gordon Liddy fue uno de los conspiradores de Watergate. Liddy terminó en la cárcel por este escándalo, que sacudió a los Estados Unidos en la década de 1970. Una vez, Liddy invitó a una señorita a un restaurante para una actividad criminal. Durante la conversación, ella le preguntó cómo podía saber que él no la entregaría si fuera descubierto. A fin de probarle su dominio propio, Liddy puso su dedo sobre una vela encendida en la mesa, y lo sostuvo allí hasta que su carne comenzó a quemarse. Quería mostrarle a la señorita su autocontrol. ¿De qué modo esta clase de dominio propio se compara con el fruto del Espíritu que consideramos esta semana? ¿Hay algo noble y valioso en esta clase de autocontrol? El dominio propio y la autodisciplina ¿son siempre buenos?

2. ¿De qué maneras el dominio propio puede llegar a ser un medio para el fanatismo? ¿Cómo podemos evitar hacer del dominio propio una forma de legalismo?

3. ¿Conoces a alguien que está sufriendo por causa de exhibir dominio propio como José y por eso está enfrentando algunas consecuencias difíciles? ¿Cómo pueden ustedes, como clase o como individuos, ayudar a esta persona a pasar esos momentos difíciles?