domingo, 29 de agosto de 2010

Lección 10 Para el 4 de septiembre de 2010: Redención para judíos y gentiles


Sábado 28 de agosto

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 9.

PARA MEMORIZAR:
“De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece” (Rom. 9:18).


“COMO ESTÁ ESCRITO: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí. [...] Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca” (Rom. 9:13, 15).

¿De qué habla Pablo aquí? ¿Qué sucede con la libertad de elegir, sin la cual poco de lo que creemos tiene sentido? ¿No estamos libres para elegir o rechazar a Dios? ¿O la Biblia enseña que ciertas personas son elegidas para ser salvas y otras para perderse, sin poder elegir nada?

La respuesta está en mirar el cuadro completo de lo que dice Pablo. Él sigue mostrando el derecho que tiene Dios de escoger a quienes él quiere usar como sus “elegidos”. Después de todo, Dios tiene la responsabilidad final de evangelizar al mundo. Por lo tanto, ¿por qué no puede elegir como sus agentes a quienes quiere? Mientras no le prive a nadie la oportunidad de salvación, esa acción de Dios no es contraria a los principios del libre albedrío. Tampoco es contraria a la verdad de que Cristo murió por todos los seres humanos. Su deseo es que todos se salven.

Romanos 9 no presenta dificultades si recordamos que no está hablando de la salvación personal de aquellos que nombra, sino de su llamado a hacer cierta obra.

Domingo 29 de agosto: LA CARGA DE PABLO

“Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel” (Éxo. 19:6).

Dios necesitaba un pueblo misionero para evangelizar un mundo sumergido en el paganismo, la oscuridad y la idolatría. Eligió a los israelitas y se reveló a ellos. Tenía el plan de que ellos llegaran a ser una nación modelo y de este modo atrajeran a otros al verdadero Dios. Era el propósito de Dios que, por la revelación de su carácter mediante Israel, el mundo pudiera ser atraído a él. Por medio de la enseñanza del sistema de sacrificios, Cristo había de ser exaltado ante las naciones y todos los que lo miraran vivirían. A medida que Israel creciera en número y en bendiciones, habría de ensanchar sus fronteras hasta que su reino abarcara el mundo.

Lee Romanos 9:1 al 12. ¿Qué punto presenta Pablo aquí acerca de la fidelidad de Dios en medio de los fracasos humanos?

Pablo está construyendo una línea de argumentación en la que mostrará que las promesas hechas a Israel no habían fracasado completamente. Existe un remanente por medio del cual Dios todavía desea obrar. Para establecer la validez de la idea del remanente, Pablo retrocede en la historia israelita. Muestra que Dios siempre ha sido selectivo:


1) Dios no eligió a toda la simiente de Abraham para hacer su pacto, solo a la línea de Isaac.
2) No eligió a todos los descendientes de Isaac, solo a los de Jacob.

Es importante, además, ver que la herencia o los antepasados no garantizan la salvación. Puedes tener la sangre correcta, ser de la familia correcta, aun de la iglesia correcta y, sin embargo, perderte, quedar afuera de la promesa. Es la fe, una fe que obra por amor, lo que revela quiénes son “hijos según la promesa” (Rom. 9:8).

Considera la frase en Romanos 9:6: “No todos los que descienden de Israel son israelitas”. ¿Qué mensaje importante puedes encontrar para nosotros, como adventistas, que de muchas maneras desempeñamos en nuestros días un papel similar al que los antiguos israelitas desempeñaban en sus días?

Lunes 30 de agosto: ELEGIDOS

“Se le dijo: El mayor servirá al menor. Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí” (Rom. 9:12, 13).

Como se afirmó en la introducción de esta semana, es imposible comprender Romanos 9 a menos que se reconozca que Pablo no habla de la salvación individual. Aquí habla de roles específicos a los que Dios llama a ciertas personas. Dios quería que Jacob fuera el progenitor de un pueblo que sería su agencia evangelizadora especial en el mundo. Este pasaje no implica que Esaú no podría salvarse. Dios quería salvarlo a él así como a todos los hombres.

Lee Romanos 9:14 y 15. ¿Cómo entendemos estas palabras en el contexto de lo que hemos estado estudiando?

Otra vez, Pablo no está hablando de la salvación de las personas, ya que Dios extiende su misericordia a todos porque él “quiere que todos los hombres sean salvos” (1 Tim. 2:4). “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres” (Tito 2:11). Pero Dios podía elegir una nación para desempeñar un rol, y aunque ellos podían rechazar ese papel, no podían impedir la elección de Dios. Aunque Esaú hubiera querido, no podría haber sido el progenitor del Mesías ni del pueblo elegido.

En última instancia, no fue por una elección arbitraria de Dios, ni por un decreto divino que Esaú no alcanzó la salvación. Los dones de la gracia divina por medio de Cristo son gratuitos para todos. Todos hemos sido elegidos para ser salvos (Efe. 1:4, 5; 2 Ped. 1:10). Son nuestras propias elecciones, no las de Dios, las que nos excluyen de la promesa de vida eterna en Cristo. Jesús murió por cada ser humano. No obstante, Dios ha indicado las condiciones por las cuales cada alma será elegida para la vida eterna: fe en Cristo, que conduce al pecador justificado a la obediencia.

Tú mismo, como si no existiera nadie más, fuiste elegido en Cristo, aun antes de la fundación del mundo, para tener salvación. Esta es tu vocación, tu elección, que Dios te otorga mediante Jesús. ¡Qué privilegio, qué esperanza! ¿Por qué todo lo demás empalidece en comparación con esta gran promesa? ¿Por qué sería la mayor de las tragedias permitir que el pecado, el yo y la carne te quitaran lo que se te ha prometido en Jesús?

Martes 31 de agosto: MISTERIOS

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isa. 55:8, 9).

Lee Romanos 9:17 al 24. Por lo que hemos leído hasta ahora, ¿cómo entendemos el punto que Pablo presenta aquí?


Al tratar con Egipto como lo hizo en tiempos del Éxodo, Dios obraba para la salvación de la raza humana. La revelación que hizo Dios de sí mismo en las plagas de Egipto y en la liberación de su pueblo estaba diseñada para revelar a los egipcios, y a las otras naciones, que el Dios de Israel era el verdadero Dios. Era una invitación para que las naciones abandonaran sus dioses y vinieran a adorar a Dios.

Obviamente, el faraón ya había hecho su elección contra Dios, de modo que, al endurecer su corazón, Dios no le quitaba la oportunidad de salvarse. El faraón se endureció contra la exhortación a permitir que Israel saliera, no contra la exhortación a aceptar la salvación personal. Cristo murió por el faraón, al igual que por Moisés, por Aarón y por el resto de los hijos de Israel.


Como seres humanos caídos, tenemos una visión muy estrecha del mundo, de la realidad, de Dios y de cómo él obra en el mundo. ¿Cómo podemos esperar comprender todos los caminos de Dios cuando el mundo natural, dondequiera que lo miremos, contiene misterios que no podemos entender? Solo en los últimos ciento cincuenta o doscientos años, los médicos descubrieron ¡que era una buena idea lavarse las manos antes de una cirugía! Esto muestra cuán ignorantes hemos sido. Y, quién sabe, si el tiempo durara, ¿qué otras cosas descubriremos que revelarán cuán ignorantes somos hoy?

No siempre comprendemos los caminos de Dios, pero Jesús vino para revelarnos cómo es Dios (Juan 14:9). ¿Por qué, entre todos los misterios y los eventos inesperados, es tan vital meditar en el carácter de Cristo, su revelación de Dios y su amor por nosotros? ¿Cómo el saber esto nos ayuda a permanecer fieles en las pruebas que parecen injustas y sin razón?

Miércoles 1º de septiembre: AMMÍ: “PUEBLO MÍO”

En Romanos 9:25, Pablo cita Oseas 2:23 y, en el versículo 26, cita Oseas 1:10. Dios le pidió a Oseas que tomara “una mujer fornicaria” (Ose. 1:2) para ilustrar la relación de Dios con Israel. La nación había seguido a dioses extraños. Los hijos nacidos de este matrimonio recibieron nombres que representaban el rechazo y el castigo por parte de Dios al Israel idólatra. El tercer hijo fue llamado Loammí (Ose. 1:9), literalmente, “no mi pueblo”.

Sin embargo, Oseas predijo que vendría el día cuando, después de castigar a su pueblo, Dios lo restauraría, quitaría sus falsos dioses y haría un pacto con ellos. (Ver Ose. 2:11-19.) Entonces, los que eran Loammí, “no mi pueblo”, llegarían a ser Ammí, “pueblo mío”.

En los días de Pablo, el Ammí eran “no sólo de los judíos, sino también de los gentiles” (Rom. 9:24). Qué presentación clara del evangelio, que siempre estuvo destinado a todo el mundo. Por eso, parte de nuestra vocación, como adventistas, viene de estos versículos: “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apoc. 14:6). Hoy, como en los días de Pablo y del antiguo Israel, esta buena noticia debe esparcirse a todo el mundo.

Lee Romanos 9:25 al 29 (nota cuánto cita Pablo del Antiguo Testamento para mostrar lo que debía ocurrir en sus días). ¿Cuál es el mensaje básico que se encuentra en estos versículos? ¿Qué esperanza ofrecen para todos?


Algunos de los conciudadanos de Pablo rechazaron el llamado del evangelio, lo que le dio “gran tristeza y continuo dolor” (Rom. 9:2). Pero quedaba un remanente. Las promesas de Dios no fallan, aun cuando los humanos fallen. Podemos tener la esperanza de que las promesas de Dios finalmente se cumplirán y, si se lo pedimos, se cumplirán en nosotros también.

¿Cuán a menudo te ha fallado la gente? ¿Cuán a menudo te has fallado a ti mismo y a otros? Tal vez más veces de las que puedes contar. ¿Qué lecciones puedes aprender de estas fallas, acerca de dónde debes depositar tu confianza?

Jueves 2 de septiembre: TROPIEZOS

“¿Qué, pues, diremos? Que los gentiles, que no iban tras la justicia, han alcanzado la justicia, es decir, la justicia que es por fe; mas Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó. ¿Por qué? Porque iban tras ella no por fe” (Rom. 9:30-32). ¿Cuál es el mensaje aquí, y cómo podemos tomar ese mensaje, escrito en cierto tiempo y lugar, y aplicar sus principios para nosotros hoy? ¿Cómo podemos evitar, en nuestro contexto, los mismos errores que cometieron los israelitas en su tiempo?

Con palabras muy claras, Pablo explica a sus conciudadanos por qué están perdiendo algo que Dios desea que tengan y que ellos persiguen sin alcanzar.

Los gentiles a quienes Dios había aceptado ni siquiera habían luchado por esa aceptación. Habían buscado sus propios intereses y metas cuando el mensaje del evangelio les llegó. Captando su valor, lo aceptaron. Dios los declaró justos porque habían aceptado a Jesucristo como su sustituto. Era una transacción de fe.

El problema con los israelitas era que ellos tropezaron en la piedra de tropiezo (ver Rom. 9:33). Algunos, no todos (ver Hech. 2:41), rehusaron aceptar a Jesús de Nazaret como el Mesías enviado por Dios. Él no satisfizo las expectativas que tenían respecto del Mesías y le dieron la espalda.

Antes del final del capítulo, Pablo cita otro texto del Antiguo Testamento: “Como está escrito: He aquí pongo en Sión piedra de tropiezo y roca de caída; y el que creyere en él no será avergonzado” (Rom. 9:33). Pablo muestra, otra vez, cuán vital es la verdadera fe en el plan de salvación (ver también 1 Ped. 2:6-8). ¿Una roca de tropiezo? Y sin embargo, ¿cualquiera que cree en él no será avergonzado? Sí, para muchos, Jesús es una roca de tropiezo; pero para quienes lo conocen y lo aman, él es otra clase de roca: “la roca de mi salvación” (Sal. 89:26).

¿Has encontrado alguna vez que Jesús fuera una “roca de tropiezo”? Si es así, ¿cómo fue? Es decir, ¿qué estabas haciendo que te llevó a esa situación? ¿Cómo saliste de ella y qué aprendiste a fin de que nunca más te encuentres otra vez en ese tipo de relación contraria
con Jesús?

Viernes 3 de septiembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee “La verdad progresa en Inglaterra”, El conflicto de los siglos, pp. 303, 304; “Comentarios de Elena de White”, Comentario bíblico adventista, t. 1, pp. 1.113, 1.114; y, si tienes acceso a la SDA Encyclopedia, lee “Faith and Works”, t. 1, pp. 530, 531.

“Hallamos una sola predestinación en la Palabra de Dios, de individuos y de un pueblo, a saber, que el hombre está predestinado a ser salvo. Muchos han mirado hacia el final, pensando que estaban seguramente predestinados para gozar de la bienaventuranza celestial; pero ésta no es la predestinación que revela la Biblia. El hombre está predestinado a ocuparse en su propia salvación con temor y temblor. Está predestinado a ponerse la armadura, para pelear la buena batalla de la fe. [...] Está predestinado a velar y orar, para escudriñar las Escrituras [...] Está predestinado a ser obediente a toda palabra que sale de la boca de Dios, para que pueda ser no sólo oidor, sino hacedor de la Palabra. Esta es la predestinación bíblica” (TM 453, 454).

“Ninguna mente finita puede comprender plenamente el carácter o las obras del Ser infinito. No podemos descubrir a Dios por medio de la investigación. Para las mentes más fuertes y mejor cultivadas, lo mismo que para las más débiles e ignorantes, el Ser santo debe permanecer rodeado de misterio. [...] Podemos comprender lo suficiente de su trato con nosotros para descubrir una misericordia ilimitada unida a un poder infinito. Podemos comprender, de sus propósitos, lo que seamos capaces de asimilar; más allá de esto, debemos confiar en la mano omnipotente, en el corazón lleno de amor” (Ed 169).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR
1. Algunos cristianos enseñan que, antes de que naciéramos, Dios eligió a unos para ser salvos y a otros para perderse. Si fuiste uno de los que Dios predestinó para perderse, entonces, no importa qué elecciones hagas, estás destinado a la perdición. En otras palabras, sin poder decidirlo personalmente, algunos están predestinados a no tener una relación salvadora con Jesús y se quemarán eternamente en el infierno. ¿Qué está mal en esta idea? ¿Cómo este concepto contrasta con nuestra comprensión de estos problemas?

2. ¿Cómo ves el paralelismo entre el llamado a la misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y el papel del antiguo Israel? ¿Cuáles son las semejanzas y las diferencias? ¿Qué estamos haciendo mejor que ellos? ¿Qué estamos haciendo peor? Justifica tu respuesta.

lunes, 23 de agosto de 2010

Lección 9 Para el 28 de agosto de 2010: Libertad en Cristo


Sábado 21 de agosto

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 8:1-17

PARA MEMORIZAR:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Rom. 8:1).

ROMANOS 8 es la respuesta de Pablo a Romanos 7, que habla de frustración, fracaso y condenación. En Romanos 8, la condenación desapareció, y es remplazada por la libertad y la victoria por medio de Jesús.

Pablo dice que si no aceptas a Jesús, la experiencia de Romanos 7 será tuya: esclavo del pecado; y no podrás hacer lo que eliges. Romanos 8 dice que Cristo Jesús ofrece librarte del pecado y te permite hacer el bien que quieres pero que tu carne no te permite.

Pablo explica el costo infinito de esta libertad. Cristo se hizo hombre para poder relacionarse con nosotros, ser el ejemplo perfecto y el sustituto en nuestro lugar. Él vino “en semejanza de carne de pecado” (vers. 3). Como resultado, en nosotros pueden cumplirse los requerimientos de la ley (vers. 4). O sea, Cristo hizo posible la victoria sobre el pecado y cumplir la ley.

Por falta de espacio, cubriremos solo Romanos 8:1 al 17, pero lee el resto del capítulo, lleno de seguridades del amor de Dios. Estos versículos indican la esperanza que tenemos ya que somos “más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (vers. 37) y “no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros” (vers. 32).

Domingo 22 de agosto: LIBRES DE CONDENACIÓN

Lee Romanos 8:1. ¿Qué significa “ninguna condenación”? ¿Condenación de qué? ¿Por qué estas son buenas noticias?

“En Cristo Jesús” es una frase común en los escritos paulinos. Para una persona estar “en” Cristo significa que ha aceptado a Cristo como su Salvador, confía absolutamente en él y ha decidido hacer suyo el camino de vida de Cristo. El resultado es una unión estrecha con Cristo.

“En Cristo Jesús” se contrasta con “en la carne”. También contrasta con la experiencia del capítulo 7, donde Pablo describe a la persona antes de su entrega a Cristo como carnal, o sea que es esclava del pecado. La persona está bajo condena de muerte (7:11, 13, 24) y sirve a “la ley del pecado” (vers. 23, 25). Está en un terrible estado de miseria (vers. 24).

Pero, entonces, se entrega a Jesús y se opera un cambio en su situación con Dios. Antes estaba condenada por quebrantar la ley y ahora su vida es perfecta a la vista de Dios, como si nunca hubiera pecado, porque la justicia de Cristo la cubre completamente. No hay más condenación, no porque no tiene faltas, ni pecados, sino porque el registro perfecto de la vida de Jesús está en lugar del de la persona; así, no hay condenación.

Pero, hay más buenas noticias. ¿Qué libera a una persona de la esclavitud del pecado? Rom. 8:2.

“La ley del Espíritu de vida” significa el plan de Cristo para salvar a la humanidad, en contraste con “la ley del pecado y de la muerte”, del capítulo 7, que era la ley donde el pecado gobernaba, cuyo fin es muerte.

La ley de Cristo, en cambio, trae vida y libertad. “Todo aquel que rehúsa entregarse a Dios está bajo el dominio de otro poder. No es su propio dueño. Puede hablar de libertad, pero está en la más abyecta esclavitud. [...] Mientras se lisonjea de estar siguiendo los dictados de su propio juicio, obedece la voluntad del príncipe de las tinieblas. Cristo vino para romper las cadenas de la esclavitud del pecado para el alma” (DTG 431).


¿Eres esclavo o estás libre en Cristo? ¿Cómo puedes estar seguro?

Lunes 23 de agosto: LO QUE LA LEY NO PODÍA HACER

Por buena que sea, la “ley” (la ley ceremonial, la ley moral, o aun ambas) no pueden hacer por nosotros lo que más necesitamos, y eso es proveer el medio de salvación para salvarnos de la condenación y la muerte que trae el pecado. Para eso, necesitamos a Jesús.

Lee Romanos 8:3 y 4. ¿Qué hizo Cristo que la ley, por su propia naturaleza, no puede hacer?

Dios proveyó el remedio al “enviar a su Hijo en semejanza de carne de pecado”. Cristo “condenó al pecado en la carne”. La encarnación de Cristo fue un paso importante en el plan de salvación. Es apropiado exaltar la Cruz pero, en la realización del plan de salvación, la vida de Cristo “en semejanza de carne de pecado” también fue muy importante.

Como resultado de lo que Dios ha hecho al enviar a Cristo, ahora es posible afrontar los justos requerimientos de la ley; es decir, hacer las cosas correctas que la ley demanda. “Bajo la ley” (Rom. 6:14), esto era imposible; “en Cristo”, ahora es posible.

Debemos recordar que hacer lo que la ley requiere no significa ganar la salvación por ese medio. Eso no es posible. Significa vivir la vida que Dios nos capacita para vivir; significa una vida de obediencia, una en la que hemos “crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gál. 5:24), una vida en la que reflejamos el carácter de Cristo.

“Andar”, en el versículo 4, es una expresión idiomática que significa “conducirse”. La palabra carne aquí denota a la persona no regenerada, sea antes o después de la convicción. Andar conforme a la carne es ser controlado por los deseos egoístas. En contraste, andar conforme al Espíritu es satisfacer los justos requerimientos de la ley. Solo por medio de la ayuda del Espíritu Santo podemos satisfacer este requerimiento. Solo en Cristo Jesús hay libertad para hacer lo que la ley requiere. Fuera de Cristo, no hay tal libertad. El que es esclavo del pecado encuentra que es imposible hacer el bien que elige hacer (ver Rom. 7:15, 18).

¿Cuán bien estás guardando la ley? Poniendo a un lado cualquier idea de ganar la salvación por la ley, ¿se cumple en tu vida la “justicia de la ley”? Si no es así, ¿por qué? ¿Qué clase de excusas pobres estás usando para racionalizar tu conducta?

Martes 24 de agosto: LA CARNE Y EL ESPÍRITU

“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Rom. 8:5, 6). Medita en estos textos. ¿Qué mensaje básico surge de ellos? ¿Qué te dicen acerca de cómo vives tu vida?

“Piensan” aquí significa “fijar la mente en”. Un grupo de personas fija la mente en cumplir los deseos naturales; otro grupo fija su mente en las cosas del Espíritu para seguir sus dictados. Por cuanto la mente determina las acciones, los dos grupos viven y actúan en forma diferente.

¿Qué es incapaz de hacer la mente carnal? Rom. 8:7, 8.

Tener la mente fija en cumplir los deseos de la carne es, en realidad, vivir en enemistad contra Dios. La persona cuya mente está así fijada no se preocupa por hacer la voluntad de Dios, hasta puede ser rebelde contra él y despreciar abiertamente su ley. Pablo desea enfatizar que, aparte de Cristo, es imposible guardar la ley de Dios. Una y otra vez Pablo vuelve a este tema: no importa cuánto uno trate, sin Cristo no se puede obedecer la ley.

El propósito de Pablo era persuadir a los judíos de que ellos necesitaban más que su Torah (ley). Por su conducta mostraban que, a pesar de tener la revelación divina, eran culpables de los mismos pecados que tenían los gentiles (Romanos 2). Ellos necesitaban al Mesías. Sin él, serían esclavos del pecado, incapaces de escapar de su dominio.

Esta era la respuesta de Pablo a los judíos que no podían comprender por qué lo que Dios les había dado en el Antiguo Testamento ya no era suficiente para la salvación. Pablo admitía que lo que ellos hacían era bueno, pero también necesitaban aceptar al Mesías que ahora ya había venido.

Considera tus últimas 24 horas. ¿Fueron tus acciones del Espíritu o de la carne? ¿Qué te dice tu respuesta acerca de ti mismo? Si fueron de la carne, ¿qué cambios debes hacer y cómo puedes hacerlos?

Miércoles 25 de agosto: EL ESPÍRITU EN NOSOTROS

Pablo sigue su tema, contrastando las dos posibilidades que afronta la gente en cuanto a cómo viven: ya sea de acuerdo con el Espíritu, es decir, el Espíritu Santo de Dios, que se nos promete; o de acuerdo con su naturaleza carnal y pecaminosa. Un camino conduce a la vida eterna; el otro, a la muerte eterna. No hay terreno intermedio neutral. O como lo dijo Jesús: “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama” (Mat. 12:30). Es difícil ser más claro; o es blanco o es negro.

Lee Romanos 8:9 al 14. ¿Qué se promete a los que se entregan a Cristo?

La vida “en la carne” se contrasta con la vida “en el Espíritu”. La vida “en el Espíritu” es controlada por el Espíritu Santo. Aquí es llamado el Espíritu de Cristo, tal vez en el mismo sentido en que es un representante de Cristo y, por medio de él, Cristo mora en el creyente (vers. 9, 10).

En estos versículos, Pablo regresa a la figura de Romanos 6:1 al 11. En forma figurada, en el bautismo “el cuerpo de pecado”, o sea el cuerpo que sirve al pecado, es destruido. El “viejo hombre fue crucificado juntamente con él” (vers. 6). Pero, en el bautismo, no solo hay una sepultura sino también una resurrección, de modo que la persona bautizada se levanta para caminar en una vida nueva. Esto significa matar al viejo yo, una elección que tenemos que renovar día tras día. Dios no destruye la libertad humana. Aun después de que el viejo hombre de pecado es destruido, todavía es posible pecar. A los Colosenses, Pablo escribió: “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros” (Col. 3:5).

Así, después de la conversión habrá todavía una lucha contra el pecado. La diferencia es que la persona en quien mora el Espíritu ahora tiene el poder divino para la victoria. Además, por cuanto la persona ha sido tan milagrosamente liberada del amo de pecado que la esclavizaba, ahora está obligada a no servir más al pecado.

Medita en esta idea: que el Espíritu de Dios, que levantó a Jesús de la muerte, es el mismo que mora en nosotros si se lo permitimos. ¡Piensa acerca del poder que hay allí para nosotros! ¿Qué nos impide beneficiarnos con él como deberíamos?

Jueves 26 de agosto: ADOPCIÓN VERSUS ESCLAVITUD

¿De qué modo describe Pablo la nueva relación en Cristo? Rom. 8:15. ¿Qué esperanza se encuentra para nosotros en esta promesa? ¿Cómo podemos hacerla real en nuestras vidas?

La nueva relación se describe como libertad del temor. Un esclavo está en servidumbre. Vive en un estado de constante temor de su amo. No ganará nada por sus largos años de servicio.

No ocurre lo mismo con el que acepta a Jesucristo. Primero, la persona rinde un servicio voluntario. Segundo, sirve sin temor porque “el perfecto amor echa fuera el temor” (1 Juan 4:18). Tercero, adoptado como hijo, llega a ser heredero de una herencia de valor infinito.

“El espíritu de servidumbre se engendra cuando se procura vivir de acuerdo con una religión legal, mediante esfuerzos para cumplir las demandas de la ley por nuestras propias fuerzas. Solo hay esperanza para nosotros cuando nos ponemos bajo el pacto hecho con Abraham, que es el pacto de gracia por la fe en Cristo Jesús” (Comentarios de Elena G. de White, CBA 6:1.077).

¿Qué nos da la certeza de que Dios realmente nos ha aceptado como hijos? Rom. 8:16.

El testimonio interno del Espíritu confirma nuestra aceptación. Mientras no es seguro avanzar meramente por sentimientos, los que con su mejor entendimiento siguen la luz de la Palabra escucharán una voz de autenticación interna asegurándoles que han sido aceptados como hijos de Dios.

De hecho, Romanos 8:17 nos dice que somos herederos; es decir, somos parte de la familia de Dios y, como herederos, como hijos, recibimos una maravillosa herencia de nuestro Padre. No la ganamos; nos es dada en virtud de nuestra nueva condición en Dios, una condición otorgada a nosotros por medio de su gracia, que ha sido puesta a nuestra disposición por causa de la muerte de Jesús en nuestro favor.

¿Cuán cerca estás tú del Señor? ¿Lo conoces realmente o solo sabes acerca de él? ¿Qué cambios debes hacer en tu vida a fin de tener un caminar más próximo con tu Creador y Redentor? ¿Qué te retiene y por qué?

Viernes 27 de agosto

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee “La verdad progresa en Inglaterra”, El conflicto de los siglos, pp. 295-298; “El bautismo”, “En Capernaúm” y “No se turbe vuestro corazón”, El Deseado de todas las gentes, pp. 87, 88; 217-221; 624, 625; “Un poder que transforma y eleva”, Palabras de vida del gran Maestro, pp. 68-70; y “El que lleva nuestras cargas”, Joyas de los testimonios, t. 3, pp. 233, 234.

“El plan de salvación no ofrece a los creyentes una vida libre de sufrimientos y pruebas antes de llegar al reino; por el contrario, les pide que sigan a Cristo en la misma senda de abnegación y vituperio. [...] Pero por medio de estas pruebas y persecuciones el carácter de Cristo se reproduce y revela en su pueblo. [...] Nuestra participación en los sufrimientos de Cristo nos educa y disciplina, y nos prepara para compartir la gloria del mundo venidero” (CBA 6:565).

“La cadena que se ha hecho descender del trono de Dios es suficientemente larga como para alcanzar a las mayores profundidades. Cristo puede sacar a los pecadores más empedernidos del abismo de la degradación, y colocarlos donde se los reconocerá como hijos de Dios y herederos con Cristo de la herencia inmortal” (T 7:217).

“Uno, honrado por todo el cielo, vino a este mundo para estar en la naturaleza humana a la cabeza de la humanidad, para testificar ante los ángeles caídos y ante los habitantes de los mundos no caídos que, mediante la ayuda divina que ha sido provista, todos pueden caminar por la senda de la obediencia a los mandamientos de Dios. [...]

“Nadie está forzado a ser esclavizado por Satanás. Cristo está ante nosotros como nuestro todopoderoso ayudador” (MS 1:363, 364).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR

1. Lee otra vez las citas copiadas arriba. ¿Qué esperanza nos dan? ¿Qué podemos hacer para que estas promesas de victoria sean reales en nuestras vidas?

2. Menciona algunas formas prácticas, diarias, en que puedes “pensar [...] en las cosas del Espíritu” (Rom. 8:5) ¿Qué desea el Espíritu? ¿Qué miras, lees o piensas que te hace difícil alcanzar esto en tu vida?

3. Medita en la idea de que estamos de un lado o del otro en la gran controversia, y que no hay terreno neutral entre ellos. ¿Cuáles son las implicaciones de este hecho? ¿De qué modo el darte cuenta de esta verdad impacta la manera en que vives y las elecciones que haces, aun en las cosas “pequeñas”?

lunes, 16 de agosto de 2010

Lección 8 Para el 21 de agosto de 2010: El hombre de Romanos 7


Sábado 14 de agosto

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 7.

PARA MEMORIZAR:
“Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Rom. 7:6).


ROMANOS 7 ha creado mucha controversia. “El significado de los versículos 14 a 25 ha sido uno de los problemas más debatidos de toda la epístola. Las preguntas básicas han girado en torno a dos aspectos: hasta qué punto la descripción de una lucha moral tan intensa puede ser autobiográfica y, si así fue, si dichos versículos se refieren a la vida de Pablo antes o después de su conversión. Que Pablo está hablando de su propia lucha personal con el pecado resulta evidente por el significado obvio de sus palabras (comparar con los vers. 7-11; CC 15; JT 1:403). Pero también es igualmente cierto que está describiendo un conflicto que en forma más o menos pronunciada es experimentado por toda alma que se enfrenta a las demandas espirituales de la santa ley de Dios, y las reconoce” (CBA 6:549, 550).

La experiencia de Pablo descrita en Romanos 7 ¿fue antes o después de su conversión? Cualquiera que sea la posición que se tome, lo importante es que la justicia de Jesús nos cubre y por su justicia estamos perfectos ante Dios. Él promete santificarnos, darnos la victoria sobre el pecado y modelarnos a la “imagen de su Hijo” (Rom. 8:29).

Domingo 15 de agosto: ¿SUJETOS A LA LEY?

Lee Romanos 7:1 al 6. ¿Qué ilustración usa Pablo aquí a fin de mostrar la relación de sus lectores con la ley, y qué punto destaca con esa ilustración?

Esta ilustración es algo complicada, pero un análisis cuidadoso nos ayudará a seguir su razonamiento.

En el contexto de la carta, Pablo habla del sistema de adoración establecido en el Sinaí; eso es lo que quiere decir con la palabra ley. Los judíos tenían dificultad en captar que este sistema, dado por Dios, terminaría con la venida del Mesías. Pablo se dirige a creyentes judíos que todavía no estaban listos para abandonar lo que había sido muy importante para ellos.

En esencia, la ilustración se refiere a una mujer casada con un hombre. La ley establece que, mientras él viva, ella debe estar unida a él. Mientras él viva, ella no puede unirse a otros hombres. Pero cuando él muere, ella queda libre de la ley que la sujetaba a él (vers. 3).

¿Cómo aplica Pablo la ilustración de la ley del matrimonio al sistema del judaísmo? Rom. 7:4, 5.

Así como la muerte del esposo libera a la mujer de la ley de su esposo, la muerte de la vieja vida en la carne, por medio de Jesús, libera a los judíos de la ley que pensaban guardar hasta que el Mesías cumpliera los símbolos.

Ahora los judíos estaban libres para “volverse a casar” con el Mesías resucitado y así producir frutos para Dios. Pablo usó esta ilustración para convencer a los judíos de que estaban libres para abandonar el antiguo sistema.

Dado todo lo que Pablo y la Biblia dicen acerca de la obediencia a los Diez Mandamientos, no tiene sentido afirmar que Pablo les decía a los creyentes judíos que los Diez Mandamientos ya no eran obligatorios. Los que usan estos textos para afirmar que la ley moral ha sido eliminada realmente no quieren afirmarlo; lo que realmente quieren decir es que solo ha desaparecido el sábado, no el resto de la ley. Decir que estos versículos enseñan que se ha abolido el sábado es darles un significado contrario a la intención de su autor.

Lunes 16 de agosto: LA LEY ¿ES PECADO?

Si Pablo habla del sistema legal del Sinaí, ¿qué diremos acerca de Romanos 7:7, que menciona uno de los Diez Mandamientos? ¿No refuta esto la posición de que Pablo no habla de la abolición de los Diez Mandamientos?

La respuesta es “no”. Recordemos que la palabra ley para Pablo es todo el sistema introducido en el Sinaí, que incluía la ley moral, pero no estaba limitado a ella. Por eso, Pablo podía citar la ley así, como cualquier otra sección del judaísmo, para fundamentar su postura. Pero, cuando el sistema desapareció con la muerte de Cristo, eso no incluyó la ley moral, que ya existía antes del Sinaí y todavía existe después del Calvario.

Lee Romanos 7:8 al 11. ¿Qué dice Pablo de la relación entre la ley y el pecado?

Dios se reveló a los judíos, diciéndoles lo que estaba bien y lo que estaba mal en asuntos morales, civiles, ceremoniales y de salud. También explicó los castigos por la violación de estas leyes. Violar la voluntad revelada de Dios se define como pecado.

Pablo explica que él no hubiera sabido que codiciar era pecado de no haber sido informado sobre eso por la “ley”. El pecado es violar la voluntad revelada de Dios pero, si no se conoce esa voluntad, no hay conciencia de pecado. Cuando la persona conoce esa voluntad revelada, reconoce que es pecadora y está bajo la condenación y la muerte. En este sentido, la persona muere.

Pablo trata de guiar a los judíos –que reverenciaban la “ley”– para ver a Cristo como su cumplimiento. Muestra que la ley era necesaria, pero que su función era limitada. La ley tenía la intención de mostrar la necesidad de salvación, pero nunca de ser un medio para obtenerla.

“El apóstol Pablo [...] presenta una importante verdad acerca de la obra que debe efectuarse en la conversión. Dice: ‘Yo sin la ley vivía en un tiempo –no sentía ninguna condenación–; pero venido el mandamiento –cuando la ley de Dios se manifestó con fuerza en su conciencia–, el pecado revivió y yo morí’. Entonces se consideró pecador, condenado por la ley divina. Obsérvese que fue Pablo el que murió, y no la ley” (“Comentarios de Elena de White”, CBA 6:1.076).

¿En qué sentido has “muerto” ante la ley? ¿Cómo, en ese contexto, comprendes que Jesús te da una nueva vida en él?

Martes 17 de agosto: LA SANTA LEY

Lee Romanos 7:12. ¿Cómo entiendes esto en el contexto de lo que Pablo ha estado analizando?

Siendo que los judíos reverenciaban la ley, Pablo la exaltó. La ley es buena por lo que hace, pero no nos salva del pecado. Para eso necesitamos a Jesús, porque la ley –sea todo el sistema judío o la ley moral sola– no puede otorgar la salvación. Solo Jesús, y su justicia que nos es otorgada por fe, puede hacerlo.

¿A quién culpa Pablo por su condición de “muerte” y a qué exime? ¿Por qué es importante esta distinción? Rom. 7:13.

En este versículo Pablo está presentando la “ley” en el mejor sentido posible. Le echa la culpa al pecado, no a la ley, por su condición pecaminosa; o sea, el pecado produjo “toda codicia” en él (vers. 8). La ley es buena, porque es la norma divina de conducta pero, como pecador, Pablo era condenado por ella.

¿Por qué el pecado tiene tanto éxito en mostrar a Pablo como un gran pecador? Rom. 7:14, 15.

Por ser carnal, Pablo necesitaba a Jesucristo. Solamente Cristo podía quitar la condenación (Rom. 8:1) y liberarlo de la esclavitud del pecado.

Pablo se describe como “vendido al pecado”. Es un esclavo del pecado. No tiene libertad, ni puede hacer lo que quiere. Trata de hacer lo que la buena ley le dice, pero el pecado no lo deja hacerlo.

Con esta ilustración, Pablo está mostrando a los judíos que necesitaban al Mesías y que la victoria solo era posible bajo la gracia (Rom. 6:14). Esta misma idea es enfatizada en Romanos 7. Vivir bajo la “ley” significa esclavitud del pecado, un amo sin misericordia.

¿Cuál ha sido tu experiencia con el pecado que esclaviza? ¿Has tratado de jugar alguna vez con el pecado, pensando que podías controlarlo como deseabas, solo para encontrarte bajo un amo perverso y sin misericordia? Así es, en realidad. ¿Por qué debes rendirte a Jesús y morir cada día al yo?

Miércoles 18 de agosto: EL HOMBRE DE ROMANOS 7

Lee Romanos 7:16 y 17. ¿Qué lucha se presenta en estos versículos?

Usando la ley como un espejo, el Espíritu Santo convence a una persona de que ella desagrada a Dios al no cumplir los requerimientos de la ley. Por el esfuerzo de satisfacer esas demandas, el pecador muestra que acepta que la ley es buena.

¿Qué aspecto repite Pablo, que ya había presentado, para darle énfasis? Rom. 7:18-20.

Para impresionar a una persona con su necesidad de Cristo, el Espíritu Santo a menudo la conduce a una experiencia del “antiguo pacto”. Elena de White describe la experiencia de Israel de este modo: “Los israelitas no se dieron cuenta de la pecaminosidad de su propio corazón, ni que sin Cristo les era imposible guardar la ley de Dios; y con excesiva premura concertaron su pacto con Dios. Creyéndose capaces de ser justos por sí mismos, declararon: ‘Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos’ (Éxo. 24:7). [...] Apenas unas pocas semanas después, quebrantaron su pacto con Dios al postrarse a adorar una imagen fundida. No podían esperar el favor de Dios por medio de un pacto que ya habían roto; y ahora sintieron su pecaminosidad y su necesidad del Salvador revelado en el pacto de Abraham” (PP 388, 389).

Muchos cristianos, al no renovar su consagración a Cristo cada día, están, en efecto, sirviendo al pecado por más renuentes que estén de admitirlo. Racionalizan que están viviendo la experiencia normal de santificación y que aún tienen mucho camino que recorrer. Así, en lugar de llevar los pecados conocidos a Cristo, pidiéndole la victoria sobre ellos, se esconden detrás de Romanos 7 creyendo que es imposible hacer el bien. Sin embargo, este capítulo dice que es imposible hacer el bien cuando alguien está esclavizado por el pecado, pero que la victoria es posible en Jesucristo.

¿Estás teniendo las victorias que Cristo prometió sobre el yo y el pecado? Si no, ¿por qué? ¿Qué elecciones equivocadas estás haciendo tú, y solo tú?

Jueves 19 de agosto: LIBRADOS DE LA MUERTE

Lee Romanos 7:21 al 23. ¿Cómo experimentaste esta lucha en tu vida, aun como cristiano?

Pablo iguala la ley en sus miembros (su cuerpo) con la ley del pecado. “Con la carne”, dice, él servía “a la ley del pecado” (Rom. 7:25). Pero servir al pecado y obedecer su ley significa la muerte (ver vers. 10, 11, 13). Por eso, su cuerpo –actuando en obediencia al pecado– podía describirse como “cuerpo de muerte”.

La ley de la mente es la ley de Dios, la revelación divina de su voluntad. Bajo la convicción del Espíritu Santo, Pablo consentía con esta ley. Su mente resolvía guardarla, pero aun tratando de hacerlo, no podía, porque su cuerpo quería pecar. ¿No has sentido esta lucha? En tu mente sabes lo que quieres hacer, pero tu carne clama por otra cosa.

¿Cómo podemos ser rescatados de esta difícil situación en que nos encontramos? Rom. 7:24, 25.

Algunos se han preguntado por qué, después de alcanzar el clímax en la expresión “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro”, Pablo se refiere otra vez a las luchas de las que había sido librado. Algunos entienden que la expresión de gratitud es una exclamación entre paréntesis, que sigue naturalmente al grito: “¿Quién me librará?” Sostienen que antes de seguir con una amplia discusión de la liberación gloriosa (Romanos 8), Pablo resume lo dicho en los versículos precedentes y confiesa otra vez el conflicto que tiene contra el mal.

Otros sugieren que al decir “yo mismo”, Pablo quiere decir: “librado a mí mismo, dejando a Cristo fuera del cuadro”. Pero, cualquiera que sea la forma de entender estos versículos, un punto queda claro: dejados solos, sin Cristo, somos impotentes contra el pecado. Con Cristo tenemos vida nueva en él y, aunque el yo se levante, las promesas de victoria son nuestras si las pedimos. Así como ninguno puede respirar o toser por otro, ninguno puede escoger entregarse a Cristo por ti. Solo tú puedes hacer esa elección. No hay otro camino para alcanzar las victorias que se te prometen en Jesús.

Viernes 20 de agosto

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee “La perfecta ley” y “Un divino Portador de los pecados”, Mensajes selectos, t.1, pp. 248-252; 362-364; “La curación del alma” e “Importancia del verdadero conocimiento”, El ministerio de curación, pp. 55-57; 357-359; y “Cristo redime”, Meditaciones matinales (1953), p. 333.

“En la transgresión de la ley, no hay seguridad ni reposo ni justificación. El hombre no puede esperar permanecer inocente delante de Dios y en paz con él mediante los méritos de Cristo mientras continúa en pecado” (MS 1:250).

“Pablo desea que sus hermanos comprendan que la gloria de un Salvador que perdona los pecados daba significado a todo el sistema judío. Deseaba también que comprendieran que cuando Cristo vino al mundo y murió como sacrificio en favor del hombre, el símbolo se encontró con la realidad simbolizada.

“Después de que Cristo murió en la cruz como ofrenda por el pecado, la ley ceremonial ya no podía tener vigencia; sin embargo, estaba relacionada con la ley moral y era gloriosa. El conjunto llevaba el sello de la Deidad, y expresaba la santidad, la justicia y la rectitud de Dios. Y si fue glorioso el ministerio de la dispensación que iba a desaparecer, ¿cuánto más debía ser gloriosa la realidad cuando Cristo fue revelado al dar su Espíritu vivificador y santificador a todos los que creen?” (“Comentarios de Elena de White”, CBA 6:1.095).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR
1. ¿Quién crees que es el hombre de Romanos 7? Es Pablo ¿antes o después de su conversión? ¿O este capítulo habla de otra cosa? ¿Cómo justificas tu respuesta? En la clase, analicen las respuestas dadas.

2. ¿Cómo explicas el hecho de que un cristiano bautizado, nacido de nuevo, luche con el pecado? ¿No debería vencer automáticamente todo? ¿O seguiremos pecando siempre? ¿O la respuesta es alguna situación intermedia?

3. ¿Qué peligros potenciales podrían surgir de pensar que, como cristianos, siempre pecaremos, siempre violaremos la ley de Dios, no importa qué hagamos? Por otro lado, ¿qué peligros potenciales podrían surgir de pensar que, como cristianos, necesitamos sentir que hemos vencido todo lo malo en nuestras vidas, pues en caso contrario no seremos salvos?

4. ¿Qué promesas podemos tomar de Romanos 7 que nos ayuden a entender lo que significa ser seguidores de Jesús?

lunes, 9 de agosto de 2010

Lección 7 Para el 14 de agosto de 2010: Victoria sobre el pecado


Sábado 7 de agosto

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 6; 1 Juan 1:8- 2:1.

PARA MEMORIZAR:
“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Rom. 6:14).


DESPUÉS DE ANALIZAR la justificación por la fe, sin las obras de la ley, Pablo responde la pregunta: Si las obras no nos salvan, ¿por qué hacerlas? ¿Por qué no seguir pecando?

El capítulo 6 es su respuesta. Habla de lo que llamamos la “santificación”, el proceso por el cual vencemos el pecado y reflejamos el carácter de Cristo. Aclaramos, sin embargo, que la palabra “santificación” no aparece en Romanos. (La palabra “santificada” aparece una vez en Romanos 15:16.) ¿Significa esto que Pablo no tiene nada que decir acerca de la santificación? No, solo significa que no usa ese término.

En la Biblia, “santificar” significa “dedicar”, generalmente a Dios. Ser santificado se presenta a menudo como un acto pasado, ya completado. Por ejemplo, “todos los santificados” (Hech. 20:32) son los que están dedicados a Dios.

Este uso bíblico de “santificar” no niega la doctrina de la santificación, que es la obra de toda la vida. La Biblia apoya sólidamente esta doctrina, pero usa otros términos para describirla.


Esta semana consideramos otro aspecto de la salvación por la fe, que puede ser mal comprendido: la promesa de victoria sobre el pecado en la vida de quien fue salvado por Jesús.

Domingo 8 de agosto: GRACIA ABUNDANTE

En Romanos 5:20, Pablo dice: “Mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia”. Su punto es que no importa cuánto se haya pecado o cuán terribles sean los resultados del pecado, la gracia de Dios es suficiente para resolverlo. ¡Qué esperanza debiera darnos, especialmente si sentimos que nuestros pecados son demasiado grandes para ser perdonados!

Luego, Pablo muestra que el pecado nos lleva a la muerte, pero la gracia de Dios, por medio de Jesús, derrotó a la muerte y nos da vida eterna.

Lee Romanos 6:1. ¿Qué lógica usa Pablo aquí y cómo, en los versículos siguientes, responde a ese pensamiento? Rom. 6:2-11.

En el capítulo 6, Pablo alega que una persona justificada no debería pecar porque ha muerto al pecado, y explica lo que eso significa.

La inmersión en el bautismo representa la sepultura. ¿Qué se sepulta? El “viejo hombre” de pecado: es decir, el cuerpo que comete pecado, dominado por el pecado. Así, este “cuerpo del pecado” queda destruido, y ya no servimos al pecado. En Romanos 6 el pecado es personificado como un amo que domina a sus siervos. Una vez que el “cuerpo del pecado” que sirvió al pecado es destruido, el dominio del pecado cesa. El que sale de la tumba líquida es una persona nueva que no sirve al pecado. Ahora camina en novedad de vida.

Cristo murió una vez para siempre, pero ahora vive eternamente. La muerte ya no puede dominarlo. Así, el cristiano que es bautizado muere al pecado para siempre y no debería volver a estar más bajo su dominio.

Cualquier cristiano sabe que el pecado no desaparece automáticamente de nuestras vidas una vez bautizados. No ser gobernados por el pecado no es lo mismo que no tener luchas con él. Tenemos batallas diarias para mantenernos muertos al pecado y vivos para Cristo. Las promesas de victoria están allí, pero debemos pedirlas por fe. También debemos recordar que la gracia de Dios abunda, aun cuando pecamos. Si no fuera así, ¿qué esperanza tendríamos, aun después de ser bautizados?

¿Cuál ha sido tu experiencia con el pecado, aun después del bautismo? ¿Qué elecciones estás haciendo para que el pecado no tenga poder sobre ti ya que tenemos promesas en la Biblia de lograr la victoria sobre él?

Lunes 9 de agosto: EL PECADO PERSONIFICADO

¿Qué amonestación nos da Romanos 6:12?

La palabra reine indica que el “pecado” está representado como un rey. La palabra griega traducida “reine” significa “ser un rey” o “actuar como un rey”. El pecado está muy dispuesto a ser el rey de nuestros cuerpos y dictarnos nuestra conducta.

Cuando Pablo dice “no reine, pues, el pecado”, implica que la persona justificada puede elegir que el pecado no se establezca como rey en su vida. Aquí interviene la voluntad.

“Lo que necesitas comprender es la verdadera fuerza de la voluntad. Este es el poder que gobierna en la naturaleza del hombre: el poder de decidir o de elegir. Todo depende de la correcta acción de la voluntad. Dios ha dado a los hombres el poder de elegir; depende de ellos el ejercerlo. Tú no puedes cambiar tu corazón, ni por ti mismo dar sus afectos a Dios; pero puedes elegir servirlo. Puedes darle tu voluntad; entonces él obrará en ti tanto el querer como el hacer según su voluntad. De ese modo tu naturaleza entera estará bajo el dominio del Espíritu de Cristo; tus afectos se centrarán en él y tus pensamientos se pondrán en armonía con él” (CC 47).

En Romanos 6:12, la palabra griega traducida “concupiscencias” significa “deseos”. Estos deseos pueden ser buenos o malos; cuando reina el pecado, deseamos lo malo. Estos deseos serán fuertes, aun irresistibles, si peleamos contra ellos por nosotros mismos. El pecado puede ser un tirano cruel, que nunca está satisfecho. Solo por la fe, y reclamando las promesas de victoria, podemos vencer a este amo implacable.

En este versículo la palabra “pues” es importante. Retrocede a lo que Pablo dijo antes, en los versículos 10 y 11. La persona bautizada vive ahora “para Dios”. Él es el centro de su nueva vida. La persona sirve ahora a Dios, hace lo que agrada a Dios y no puede servir al pecado al mismo tiempo. Ella está viva “para Dios en Cristo Jesús”.

Vuelve a la cita de Elena de White en la sección de hoy. Nota cuán vital es el concepto de la libertad de elección. Como criaturas morales, debemos tener libertad de elección, el poder de elegir el bien o el mal, lo correcto o lo incorrecto, Cristo o el mundo. ¿Cómo estás usando esta libertad moral?

Martes 10 de agosto: ¿BAJO LA LEY?

Lee Romanos 6:14. ¿Cómo entendemos este versículo? ¿Significa que los Diez Mandamientos ya no son obligatorios para nosotros? Si no es así, ¿por qué?

Romanos 6:14 es una de las declaraciones clave en el libro de Romanos. Lo oímos, generalmente, citado en el contexto de alguien que nos dice que el sábado ya ha sido abrogado.

Pero eso no es lo que quiere decir el texto. ¿Cómo podría ser eliminada la ley moral, ya que el pecado todavía es una realidad, y la ley moral es lo que define el pecado? Si lees todo lo que está antes en Romanos, o aun solo en el capítulo 6, sería como si, en esta discusión acerca de la realidad del pecado, Pablo dijera de repente: “La ley moral, los Diez Mandamientos que definen el pecado, han sido abolidos”. Esto no tendría sentido.

Pablo dice a los Romanos que la persona que vive “bajo la ley”, es decir, bajo la economía judía como se la practicaba en sus días, con sus reglamentos hechos por los hombres, será gobernada por el pecado. En contraste, la persona que vive bajo la gracia tendrá la victoria sobre el pecado porque la ley está escrita en su corazón y permite que el espíritu de Dios la guíe en sus pasos. Aceptar a Jesús como el Mesías, ser justificados por él, ser bautizados en su muerte, haber destruido al “hombre viejo” y haber nacido de nuevo para caminar en novedad de vida: estas son las cosas que destronarán el pecado de nuestras vidas. Ese es el contexto total de estos versículos: la promesa de la victoria sobre el pecado.

No debemos definir “bajo la ley” en forma demasiado restringida. La persona que supuestamente vive “bajo la gracia” pero desobedece la ley de Dios no encontrará gracia, sino condenación. “Bajo la gracia” significa que, por medio de la gracia de Dios revelada en Jesús, la condenación que la ley trae inevitablemente a los pecadores ha sido eliminada. De modo que ahora, libres de esta condena de muerte que produce la ley, vivimos en “vida nueva” y ya no somos más esclavos del pecado porque hemos muerto al yo.

¿Cómo has experimentado la realidad de una vida nueva en Cristo? ¿Qué evidencia puedes dar que revele lo que Cristo ha hecho en ti? ¿Qué áreas estás rehusando dejar y por qué debes dejarlas?

Miércoles 11 de agosto: DOS AMOS EN CONFLICTO

Lee Romanos 6:16. ¿Qué enfatiza Pablo? ¿Por qué su argumento aquí es “negro o blanco”? Es decir, es o uno o lo otro, sin terreno intermedio. ¿Qué lección deberíamos obtener de este contraste tan claro?

Pablo dice otra vez que la nueva vida de fe no nos otorga libertad para pecar. La vida de fe hace posible la victoria sobre el pecado; de hecho, solo por medio de la fe podemos tener la victoria que se nos promete.

Después de personificar al pecado como un rey que domina a sus súbditos, Pablo retorna a la figura del pecado como un amo que exige obediencia de sus siervos. Pablo señala que una persona tiene la posibilidad de elegir a su amo: servir al pecado, que conduce a la muerte, o servir a la justicia, que conduce a la vida eterna. Pablo no deja espacio intermedio aquí, ni deja lugar para componendas. Es el uno o la otra, porque al fin, afrontamos la muerte eterna o la vida eterna.

Lee Romanos 6:17. ¿De qué modo Pablo amplía aquí lo que dijo antes?

Nota cómo la obediencia está vinculada con la doctrina correcta. La palabra griega para “doctrina” significa “enseñanza”. A los cristianos romanos les habían enseñado los principios de la fe cristiana, que ahora obedecían. La doctrina o enseñanza correcta, al ser obedecida “de corazón”, ayudó a los romanos a llegar a ser “siervos de la justicia” (vers. 18).

Algunos dicen que la doctrina no importa, alcanza con que mostremos amor. Esa es una expresión muy simplista de algo que no es tan sencillo.

Como se dijo antes, Pablo estaba preocupado por la falsa doctrina que los gálatas habían aceptado. Por eso, necesitamos ser cuidadosos acerca de las afirmaciones que de algún modo rebajan la importancia de la enseñanza correcta.

Siervos del pecado/siervos de la justicia: el contraste es muy fuerte. Si después del bautismo pecamos, ¿significa esto que no estamos realmente salvados? Lee 1 Juan 1:8 al 2:1. ¿Cómo estos textos nos ayudan a comprender qué significa ser un seguidor de Cristo, aunque todavía sujetos a caídas?

Jueves 12 de agosto: FRUTO PARA SANTIFICACIÓN

Lee Romanos 6:19 al 23. Resume la esencia de lo que dice Pablo. Pregúntate cómo puedes practicar en tu vida las verdades que Pablo está analizando. Además, ¿cuáles son los problemas que están en juego aquí?

Pablo muestra que comprendía plenamente la naturaleza caída de la humanidad. Habla de la “humana debilidad”, que es una traducción correcta del griego. Él sabía lo que la naturaleza humana caída, abandonada a sí misma, era capaz de hacer. Por eso, otra vez, habla del poder de elección: el poder que tenemos de elegir rendirnos (incluyendo nuestra carne débil) a un nuevo amo, Jesús, que nos dará poder para vivir una vida justa.

Romanos 6:23 muestra que la penalidad del pecado –es decir, la transgresión de la ley– es la muerte. Ciertamente, la paga del pecado es muerte. Debemos ver el pecado como un amo que domina a sus siervos, los engaña y les paga con la muerte.

Nota que en su desarrollo de la figura de los dos amos, Pablo llama la atención al hecho de que el servicio a uno de los amos significa libertad del otro. Vemos que la elección es clara: o uno u otro. No hay término medio. Al mismo tiempo, ser libres del dominio del pecado no significa que sea imposible pecar más, o que no debamos seguir luchando aunque, a veces, caigamos. Significa, en cambio, que ya no estamos dominados por el pecado, aunque siga siendo una realidad en nuestra vida y debemos pedir cada día el cumplimiento de las promesas de victoria sobre él.

Este pasaje es una poderosa apelación a quien está sirviendo al pecado. Este tirano no ofrece nada sino la muerte como pago por hacer cosas vergonzosas; por eso, una persona razonable deseará emanciparse de este tirano. En contraste, los que sirven a la justicia hacen cosas que son correctas y dignas de elogio, no con la idea de ganar la salvación, sino como el fruto de su nueva experiencia. Si actúan en un intento de ganar la salvación, están perdiendo de vista todo lo que es la salvación y las razones por las que necesitan a Jesús.

Viernes 13 de agosto

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee “Aprópiense de la victoria”, Mensajes para los jóvenes, pp. 103, 104; “El verdadero motivo del servicio”, El discurso maestro de Jesucristo, pp. 79-81; “Una súplica a los jóvenes”, Joyas de los testimonios, t.1 pp. 349, 350; y el Comentario bíblico adventista, t. 6, pp. 1.074, 1.075.

“Él [Jesús] no consintió en pecar. Ni siquiera por un pensamiento cedió a la tentación. Así también podemos hacer nosotros. La humanidad de Cristo estaba unida con la divinidad; fue hecho idóneo para el conflicto mediante la permanencia del Espíritu Santo en él. Y él vino para hacernos participantes de la naturaleza divina. Mientras estemos unidos con él por la fe, el pecado no tendrá dominio sobre nosotros. Dios extiende su mano para alcanzar la mano de nuestra fe y dirigirla a asirse de la divinidad de Cristo, con el fin de que nuestro carácter pueda alcanzar la perfección” (DTG 98, 99).

“En nuestro bautismo nos comprometemos a romper toda relación con Satanás y sus instrumentos, y a poner corazón, mente y alma en la obra de extender el reino de Dios. [...] El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se han comprometido a cooperar con los instrumentos humanos santificados” (CBA 6:1.075).

“Una profesión del cristianismo, sin la fe y las obras correspondientes, no servirá de nada. Nadie puede servir a dos señores. Los hijos del maligno son los siervos de su señor, al cual se entregaron para obedecerle; son sus siervos, y no pueden ser siervos de Dios a menos que renuncien a todas sus obras. [...] Dios ha revelado verdades sagradas y santas que han de separar a sus hijos de los impíos y purificarlos para sí. Los adventistas del séptimo día deben vivir conforme a su fe” (JT 1:155).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR
1. Aunque tenemos maravillosas promesas de victoria sobre el pecado, todos somos conscientes de que hemos caído, de que somos pecadores y de cuán corruptos pueden ser nuestros corazones. ¿Hay alguna contradicción aquí? Explica tu respuesta.

2. En la clase, da un testimonio de lo que Cristo ha hecho en ti y de la nueva vida que tienes en él.

3. Es importante recordar que nuestra salvación descansa solo en lo que Cristo hizo por nosotros. ¿Qué peligro surge si enfatizamos en exceso esa maravillosa verdad excluyendo la otra parte de la salvación: lo que Jesús hace en nosotros, al transformarnos a su imagen? ¿Por qué necesitamos comprender y enfatizar ambos aspectos de la salvación?

lunes, 2 de agosto de 2010

Lección 6 Para el 7 de agosto de 2010: Ampliación de la fe


Sábado 31 de julio

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Romanos 5.

PARA MEMORIZAR:
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios” (Rom. 5:1, 2).

PABLO HABLÓ de la justificación, o aceptación de parte de Dios, porque solo su justicia puede darnos el derecho de estar con el Señor. Ampliando esta verdad, Pablo muestra que la salvación es por fe y no por obras, ni aun para alguien tan “justo” como Abraham. Pablo mira el cuadro completo del pecado, el sufrimiento y la muerte, y ve que la solución se encuentra solo en Cristo.


Por la caída de Adán, el hombre afrontó la condenación, la separación y la muerte; y por la victoria de un hombre, Jesús, todo el mundo puede tener una nueva posición ante Dios ya que, por la fe en Jesús, todos los pecados y su castigo pueden ser perdonados.

Pablo contrasta a Adán con Jesús, y muestra cómo Cristo vino para deshacer lo que hizo Adán, dado que Jesús puede rescatar a las víctimas del pecado de Adán, que tienen fe. El fundamento de todo es la cruz de Cristo y su muerte sustitutiva, que abrió el camino para que todos, judíos o gentiles, fueran salvos por Jesús, quien justifica a todos los que lo aceptan.

Este es un tema digno de ser ampliado, porque es la base de toda nuestra esperanza.

Domingo 1º de agosto: JUSTIFICADOS

Lee Romanos 5:1 al 5. Resume el mensaje de Pablo. ¿Qué puedes obtener de él para ti mismo?

“Justificados” es literalmente “habiendo sido justificados”. El verbo griego presenta la acción como completada. Hemos sido declarados justos no por obras de la ley, sino porque hemos aceptado a Jesús. La vida perfecta de Jesús, su perfecta observancia de la ley, nos ha sido acreditada. Al mismo tiempo, todos nuestros pecados han sido puestos sobre Jesús.

Dios considera que Jesús cometió esos pecados, no nosotros, y de ese modo somos exceptuados del castigo que merecíamos. Ese castigo recayó sobre Cristo, en favor nuestro, para que nunca tuviéramos que afrontarlo nosotros mismos. ¡Qué noticia más gloriosa para el pecador!

La palabra griega traducida “gloriamos” en el versículo 3 es la misma del versículo 2. Las personas justificadas se pueden regocijar en las pruebas porque tienen confianza en Jesús. Confían en que Dios hará todo para su bien. Consideran que es un honor sufrir por causa de Cristo. (Ver 1 Ped. 4:13.)

Nota también la progresión que se observa en los versículos 3 al 5.

1. Paciencia. La palabra griega traducida así, hupomoné, significa “resistencia constante”. Esta es la resistencia que la tribulación desarrolla en aquel que mantiene la fe y tiene la esperanza en Cristo, aun en medio de las pruebas y sufrimientos que pueden hacerle la vida miserable.

2. Prueba. La palabra griega traducida así es dokimé que significa “la cualidad de ser aprobado” y, por ello, “carácter”, o mejor, “carácter aprobado”. El que soporta pacientemente las pruebas desarrolla un carácter aprobado.

3. Esperanza. La resistencia y la aprobación generan esperanza, la esperanza en Jesús y en la salvación. Si nos aferramos a Jesús con fe, arrepentimiento y obediencia, podemos esperar todo de él.

¿Qué es lo que más esperas en tu vida, más que otra cosa? ¿Cómo puede esa esperanza cumplirse en Jesús? ¿Puede hacerlo? Si no, ¿estás seguro de poner tanta esperanza en ello?

Lunes 2 de agosto: DIOS BUSCA AL HOMBRE

Lee Romanos 5:6 al 8. ¿Qué se dice aquí acerca del carácter de Dios, y por qué nos da tanta esperanza?

Cuando Adán y Eva transgredieron los requerimientos divinos, Dios comenzó la reconciliación. Desde entonces, Dios ha provisto un camino de salvación e invita a los hombres a aceptarlo. “Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo” (Gál. 4:4).

Romanos 5:9 dice que podemos ser salvos de la ira de Dios por Jesús. ¿Cómo entendemos esto?

La sangre en las puertas de los israelitas en Egipto protegió a los primogénitos de la ira que cayó sobre los primogénitos egipcios. Así también la sangre de Jesús garantiza que quien ha sido justificado y retiene esa condición será protegido cuando la ira de Dios destruya, finalmente, el pecado al final de la historia.

Algunos dicen: ¿Cómo un Dios amante tiene ira? Pero es por causa de su amor que existe esta ira. ¿Cómo Dios, quien ama al mundo, no tendrá ira contra el pecado? Si fuera indiferente, no se preocuparía de lo que ocurre aquí. Mira a tu alrededor y verás lo que el pecado ha hecho a la creación de Dios. ¿Cómo no estaría Dios airado por tanto mal y devastación?

¿Qué otras razones se nos dan para regocijarnos? Rom. 5:10, 11.

Algunos comentadores ven en el versículo 10 una referencia a la vida que Cristo vivió sobre esta tierra, durante la cual desarrolló un carácter perfecto que ahora ofrece acreditarnos. Aunque esto es ciertamente lo que realizó la vida perfecta de Jesús, Pablo parece enfatizar que Cristo, después de morir, se levantó otra vez y vive para siempre (Heb. 7:25).

Como Jesús vive, nosotros estamos salvados. Si hubiese permanecido en la tumba, nuestras esperanzas habrían perecido con él. El versículo 11 continúa dando las razones que tenemos para gozarnos en el Señor.

Martes 3 de agosto: SORBIDA ES LA MUERTE

La muerte es nuestro máximo enemigo. Dios creó al hombre con la intención de que viviera para siempre. Con pocas excepciones, los seres humanos no quieren morir; los que quieren morir lo hacen solo por angustia y sufrimiento personales. La muerte va en contra de nuestra naturaleza más básica porque fuimos creados para vivir para siempre. No era el plan que conociéramos la muerte.

Lee Romanos 5:12. ¿Qué describe Pablo aquí? ¿Qué explica esto?

Los comentadores han discutido más sobre este pasaje que sobre la mayoría de los otros. Tal vez la razón sea, como dice el Comentario bíblico adventista (t. 6, p. 525), que los comentadores han “tratado de usarlo para propósitos que no son los de Pablo”. Ellos discuten en qué forma pasó el pecado de Adán a su posteridad.

¿Comparten los descendientes de Adán la culpa del pecado de él o son culpables ante Dios por sus propios pecados? Aunque muchos han tratado de obtener respuesta a esa pregunta a partir de este texto, ese no es el problema que Pablo está analizando. Él enfatiza lo que ya había afirmado: que “todos pecaron” (Rom. 3:23). Necesitamos reconocer que somos pecadores, pues solo así nos daremos cuenta de nuestra necesidad de un Salvador. Aquí Pablo trata de lograr que sus lectores se den cuenta de cuán malo es el pecado y el daño que trajo a este mundo por medio de Adán. Luego muestra que Dios ofrece en Jesús el único remedio para la tragedia de este mundo.

No obstante, este texto solo nos habla del problema, la muerte en Adán, y no la solución, la vida en Cristo. Lo más glorioso del evangelio es que la muerte ha sido sorbida por la vida. Jesús pasó por los portales de la tumba y rompió sus ataduras. Él dice: “[Yo soy] el que vivo, y estuve muerto; y he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades” (Apoc. 1:18). Como Jesús tiene las llaves, el enemigo ya no puede retener a sus víctimas en el sepulcro.

¿Cuál ha sido tu experiencia con la realidad y la tragedia de la muerte? ¿Por qué, frente a un enemigo tan implacable, podemos tener una esperanza en algo mayor que nosotros mismos o mayor que cualquier cosa que este mundo pueda ofrecer?

Miércoles 4 de agosto LA LEY DESPIERTA LA NECESIDAD

Lee Romanos 5:13 y 14. ¿Qué dice Pablo aquí?

La frase “antes de la ley” es paralela a la afirmación “desde Adán hasta Moisés”. Se refiere al tiempo transcurrido desde la creación hasta el Sinaí, antes de la introducción formal de las reglas y leyes del sistema israelita, que incluían, por supuesto, los Diez Mandamientos.

El pecado existió antes del Sinaí. La mentira, el homicidio, el adulterio y la idolatría ¿no eran pecaminosos hasta entonces? Por supuesto que sí.

¿Cuáles son algunos textos que revelan la realidad del pecado antes del Sinaí?

Es cierto que antes del Sinaí el hombre tenía una revelación limitada de Dios, pero sabía suficiente para ser tenido por responsable. Dios es justo y no castigaría a nadie injustamente. Antes del Sinaí la gente moría. La muerte pasó a todos. Aunque no habían pecado contra un mandamiento revelado explícitamente, de todos modos habían pecado. Tenían revelaciones de Dios en la naturaleza, y por no responder a ellas eran tenidos como culpables. “Las cosas invisibles de él [...] se hacen visibles desde la creación del mundo [...] de modo que no tienen excusa” (Rom. 1:20).

¿Con qué propósito se reveló Dios mismo más plenamente en la “ley”? Rom. 5:20, 21.

La instrucción dada en el Sinaí incluía la ley moral, aunque ella había existido antes de eso. Sin embargo, esta fue la primera vez, según la Biblia, que esta ley fue escrita y proclamada.

Cuando los israelitas se compararon con los requerimientos divinos, descubrieron que estaban lejos de alcanzarlos. Es decir, el pecado abundó.

De repente se dieron cuenta de sus transgresiones. Esta revelación los ayudaría a ver su necesidad de un Salvador y los llevaría a aceptar la gracia ofrecida por Dios. La verdadera religión del Antiguo Testamento no era legalista.

Jueves 5 de agosto: EL SEGUNDO ADÁN

“Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida. Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos” (Rom. 5:18, 19). ¿Qué contraste se nos presenta aquí? ¿Qué esperanza se nos ofrece en Cristo?

De Adán recibimos la sentencia de muerte. Sin embargo, Cristo vino y pasó por el terreno donde cayó Adán, soportando toda prueba en lugar del hombre. Él redimió el desgraciado fracaso y la caída de Adán y, como nuestro sustituto, nos puso en una buena relación con Dios. Por eso, Jesús es el “segundo Adán”.

“El segundo Adán era un ser moral libre, responsable por su conducta. Rodeado por influencias intensamente sutiles y engañosas, estuvo en una condición mucho menos favorable que el primer Adán para vivir una vida sin pecado; sin embargo, en medio de los pecadores, resistió toda tentación a pecar y mantuvo su inocencia. Siempre estuvo sin pecado” (“Comentarios de Elena G. de White”, CBA 6:1.074).

¿De qué modo se contrastan los actos de Adán y de Cristo en Romanos 5:15 al 19?

Considera las ideas opuestas aquí: muerte/vida, desobediencia/obediencia, condenación/justificación, pecado/justicia. ¡Jesús vino y revirtió todo lo que Adán había hecho! También es fascinante que la palabra don aparezca cinco veces en los versículos 15 al 17. ¡Cinco veces! El punto es sencillo: Pablo enfatiza que la justificación no se gana; es un don. Es algo que no merecemos. Como todos los dones, tenemos que buscarlo y aceptarlo. En este caso, lo pedimos por la fe.

¿Cuál es el mejor don (regalo) que alguna vez recibiste? ¿Qué lo hizo tan bueno, tan especial? ¿De qué modo el hecho de que fue un don, a diferencia de algo que hayas ganado, te hizo apreciarlo mucho más? No obstante, ¿cómo puede siquiera compararse ese don con lo
que tenemos en Jesús?


Viernes 6 de agosto

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee “Ayuda en la vida cotidiana”, El ministerio de curación, pp. 372-374; Mensajes selectos, t. 1, pp. 449, 450; “La tentación y la caída”, Patriarcas y profetas, pp. 34-37; y, si tienes acceso a la SDA Encyclopedia, lee el artículo “Justification”, t. 1, pp. 839-841.

“Muchos están engañados acerca de la condición de su corazón. No comprenden que el corazón natural es engañoso más que todas las cosas y desesperadamente impío. Se envuelven con su propia justicia y están satisfechos con alcanzar su propia norma humana de carácter” (MS 1:376).

“Hay gran necesidad de que Cristo sea predicado como la única esperanza y salvación. Cuando la doctrina de la justificación por la fe fue presentada [...] llegó a muchos como el agua que recibe el viajero sediento. El pensamiento de que nos es imputada la justicia de Cristo no debido a ningún mérito de nuestra parte, sino como una dádiva gratuita de Dios, pareció un pensamiento precioso” (MS 1:422).

“Las pruebas constituyen parte de la educación en la escuela de Cristo, para purificar a los hijos de Dios de las escorias terrenales. Porque Dios está dirigiendo a sus hijos, se presentan las experiencias angustiosas. Las pruebas y los obstáculos constituyen métodos elegidos por él como disciplina y condiciones para el éxito. Aquel que lee el corazón de los hombres conoce sus debilidades mejor que ellos mismos. Ve que algunos tienen cualidades que, dirigidas correctamente, pueden ser usadas para el adelantamiento de su obra” (HAp 432).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR

1. ¿Cómo te ha sostenido tu fe en grandes pruebas? ¿Qué aprendiste de ellas acerca de ti y de Dios? ¿Qué aprendiste que puede ayudar a otros que estén pasando por momentos difíciles?

2. Piensa en la realidad de la muerte, cómo afecta a la vida y el significado de la vida. Escritores y filósofos han lamentado la falta de sentido último de la vida porque termina en la muerte. ¿De qué modo, como cristianos, les respondemos? ¿Por qué la esperanza que tenemos en Jesús es la única respuesta para esa falta de sentido?

3. Así como la caída de Adán nos impuso una naturaleza caída, la victoria de Jesús nos ofrece la promesa de vida eterna si la aceptamos por fe. Con esta provisión, ¿qué retiene a la gente de pedirla? ¿Cómo podemos ayudar a quienes buscan comprender mejor lo que Cristo ofrece y lo que hizo por ellos?