lunes, 28 de febrero de 2011

Lección 10 Para el 5 de marzo de 2011: Los celos




Sábado 26 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Isaías 14:12-14; Santiago 3:16, 17; Éxodo 20:17; Gén. 37; 1 Samuel 18; Mateo 12:14.

PARA MEMORIZAR:
“Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?” (Prov. 27:4).

UNA DE LAS EMOCIONES MÁS DEVASTADORAS son los celos. Son el tipo más antiguo de pecado (Isa. 14:14) y pueden herir no solo las relaciones interpersonales (2 Cor. 12:20), sino también nuestra salud física (Prov. 14:30).

Los celos tienden a ser personales; apuntan a una persona que se percibe como un rival o una amenaza. Como resultado, los celos a menudo causan violencia, ya sea psicológica (abuso verbal, calumnias, críticas) o físicas. ¿Quién no ha sentido, en algún momento, la miseria que esta emoción trae consigo?

Esta lección proporciona ejemplos de personas que permitieron que los celos impactaran en su conducta: Satanás, los hermanos de José, el rey Saúl y los sumos sacerdotes de los tiempos del Nuevo Testamento. El resultado siempre fue desastroso. Cuán fascinante es que, para comenzar, todas estas personas gozaron de una condición y privilegios elevados. Pero, todos cayeron en la trampa de odiar a alguien por lo que era o por lo que tenía.

Dios nos advierte que nos alejemos de ese sendero erróneo y anima a sus hijos a amar a su prójimo hasta gozarse con él por sus dones, sus logros y sus posesiones como si fueran los propios.

Domingo 27 de febrero: EN LA RAÍZ DEL MAL

¿Cuál fue la causa de la expulsión de Satanás del cielo? Isa. 14:12-14. ¿Qué indica esto acerca de la libertad, que permitió que, aun en un ambiente perfecto como el cielo, pudiera suscitarse este rasgo terrible?

Lucifer, la criatura más magnífica creada por Dios, recibió el lugar más elevado en el cielo fuera de la Deidad. Su honor, su belleza y su inteligencia fueron supremos, pero el pecado creció dentro de él (Eze. 28:12-15). La perfecta paz y la perfecta felicidad de todas las criaturas fueron perturbadas por este acto de exaltación propia y celos hacia Cristo.

“Seré semejante al Altísimo” (Isa. 14:14) fue el comienzo de la disensión, la rebelión y la violencia, y esto trajo mucho dolor a los habitantes del cielo y a la familia humana. “Satanás sintió celos de Jesús. Deseó que se le consultase acerca de la formación del hombre y, porque esto no se hizo, se llenó de envidia, celos y odio. Deseó recibir los más altos honores después de Dios, en el cielo” (PE 145).

En contraste, miremos a Jesús. El inicio del pecado por medio de los celos y el egoísmo fue rechazado por su disposición a humillarse al nivel más bajo de la humanidad y ser muerto, como un criminal, para que cada persona pudiera ser salva de la devastación causada por el pecado (2 Tes. 1:9).

Lee Santiago 3:16 y 17. ¿Qué contraste se presenta aquí? ¿Qué nos indica acerca de cuán perjudiciales y demoníacos son los celos?

Nuestra naturaleza pecaminosa es tal que la primera mala acción hace que la siguiente sea más fácil. Cuando hay celos y ambición egoísta, el resultado parece ser “perturbación y toda obra perversa” (vers. 16), como dice Santiago. Pero hay otra opción mejor, una que es “pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía” (vers. 17). Esta opción es el amor.

Lucifer no miró lo que tenía; eligió contemplar lo que Cristo tenía. ¿Cuán a menudo tendemos a hacer algo similar? ¿Cuántos celos y envidia abrigas por quienes tienen “más” que tú? ¿Cómo puedes vencer esta peligrosa emoción?

Lunes 28 de febrero: LOS HERMANOS DE JOSÉ

Muy a menudo, los celos y la envidia surgen entre quienes están muy cerca, lo que hace que la posibilidad de consecuencias serias sea aún más devastadora. En realidad, dentro del círculo familiar se encuentra mucha agresión (física o psicológica) y, con frecuencia, los celos y la rivalidad entre miembros de la familia son la raíz del problema.

Lee Génesis 37. ¿Cuál es el trasfondo de la historia? ¿Qué llevó a este acto criminal? ¿Qué función tuvieron los celos?

Es difícil de creer que estos hermanos pudieran ser tan crueles. ¿Tampoco pensaron en la forma en que sus acciones afectarían a su padre? Sus celos fueron tan fuertes que sobrepasaron no solo el sentido común, sino también la decencia y la moralidad. ¡Qué lección poderosa deberíamos aprender acerca de cuán peligrosa es esta emoción! No sorprende que haya un mandamiento completo dedicado a advertirnos contra esto (Éxo. 20:17).

Además de todo el dolor que sus acciones trajeron sobre sí mismos y sobre su padre, ellos también temieron por lo que haría José después de la muerte de su padre, Jacob (Gén. 50:15).

Pero, la actitud de José fue muy noble, porque dijo: “No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios?” (vers. 19). José comprendió que su deber era perdonar a los ofensores, y confiar en la misericordia y la justicia de Dios.

La vida de José ha sido comparada con la de Jesús. Los celos impulsaron a sus hermanos a venderlo como esclavo; algunos sacerdotes y algunos ancianos estaban celosos de Jesús, y esos celos motivaron sus acciones contra él. José fue vendido a los paganos; Jesús fue vendido a sus enemigos. José fue acusado falsamente y enviado a la prisión por causa de su virtud; Jesús fue falsamente acusado y rechazado por causa de su justicia. José demostró benevolencia hacia sus hermanos; Jesús perdonó a sus enemigos. Las malas acciones contra José, al fin, condujeron al bien; lo mismo sucedió con Jesús, porque el mal contra él también resultó en bien.

¿Qué clase de dolor y sufrimiento han producido los celos y la envidia en tu vida? ¿Qué has aprendido de estas experiencias? ¿Cuán a menudo has sentido celos sobre cosas que hoy parecen muy triviales y sin sentido? ¿Qué lección deberías aprender de esto?

Martes 1º de marzo: SAÚL TUVO CELOS DE DAVID - Parte 1

Un caso clásico de cómo actúan los celos puede verse en la historia de Saúl y David. Saúl era el rey que gobernaba la nación. Todo estaba a su favor; no obstante, aparecieron los celos, y todo cambió acerca de él.

¿O es que los celos hicieron aflorar lo que estaba dentro de Saúl?

¿Cuál fue la actitud inicial de Saúl hacia David? 1 Sam. 18:1-5.

Las acciones de Saúl muestran que él, originalmente, tenía una actitud muy positiva hacia David, a quien le dio un alto puesto en su ejército. También, considerando la actitud de su propio hijo hacia David, era claro que David tenía el favor del Rey.

¿Qué cambió el pensamiento de Saúl? 1 Sam. 18:6-9. ¿Por qué esa actitud de Saúl es una reacción humana tan común?

El resto de 1 Samuel 18 muestra cuán destructivos llegaron a ser los celos de Saúl contra David. Lo llevaron a hacer toda clase de trampas y engaños, pero nada de ello sirvió. ¡Las mismas cosas que él temía en David llegaron a ser más y más pronunciadas en él mismo!

Los celos generan una serie de emociones negativas: baja estima propia, odio, sospechas, temor, culpa y enojo. Saúl temía a David, como se menciona varias veces en el capítulo. Podría haber estado temeroso de perder su posición real, o de que David llegara a ser el héroe absoluto de Israel. Pero su principal fuente de temor era que “Jehová estaba con él, y se había apartado de Saúl” (1 Sam. 18:12).

Que Dios lo abandonara era razón suficiente para estar temeroso. Pero el temor de Saúl se agravaba por el hecho de que “Jehová estaba con él [David]” (vers. 12). Saúl era incapaz de aplicar, a su situación, la lógica de Gamaliel: “Si [...] es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis destruir” (Hech. 5:38, 39). Cuando Dios bendice a la gente, no tiene sentido desarrollar celos o buscar su condenación. Dios seguirá bendiciéndola.

Por equivocada que fuera la actitud de Saúl, ¿por qué es relativamente fácil entenderla? ¿Cuál es tu actitud hacia alguien que consideras que es una amenaza a tu cargo? ¿Entregas todo a Dios o comienzas a tramar una estrategia contraria?

Miércoles 2 de marzo: SAÚL TUVO CELOS DE DAVID - Parte 2

Lee 1 Samuel 19. ¿En qué camino andaba Saúl? ¿Qué lecciones hay aquí para nosotros?

Saúl, al principio, actuó con sutileza para eliminar la amenaza que significaba David para él. Cuando eso no sirvió, se mostró directo con sus planes asesinos. Tal vez al comienzo no soñó que iría tan lejos; pero, cuando las compuertas del pecado se abren, nadie sabe cuán lejos éste nos llevará.

Matar a David llegó a ser una obsesión. Los sentimientos negativos de Saúl comenzaron cuando las mujeres cantaron en honor de David, y pronto intentó asesinarlo. En los capítulos 18 y 19, encontramos ocho intentos específicos de matar a David ordenados por Saúl o realizados por él.

El resto de la historia es triste, porque Saúl aumentó su odio y sus celos, y estaba obsesionado con matar a David. Se atemorizó porque los filisteos lo rodeaban. Con la excusa de que los habitantes de Nob estaban con David, mató a los sacerdotes de Dios y a mucha gente y animales en esa ciudad sacerdotal (1 Sam. 22:17-19). ¡Consideren a dónde fue conducido!

Lleno de terror por la incursión filistea, le preguntó a Dios qué debía hacer. Pero Saúl había ido rechazando los consejos divinos muchas veces, y no obtuvo respuesta. Eligió, entonces, consultar a una hechicera, una práctica que él mismo había abolido. Hasta se inclinó y se postró ante el espíritu malo, que personificaba al fallecido Samuel (1 Sam. 28:14). Este fue el principio de su fin porque, al día siguiente, él y sus hijos perdieron la vida ante los filisteos (1 Sam. 31), como se lo había advertido el espíritu malo, obviamente una manifestación demoníaca.

Saúl, por sus celos, siguió un sendero de completa apostasía y ruina. Peor aún, su pecado trajo sufrimientos no solo sobre sí mismo sino también sobre su familia. El pecado no solamente nos causa dolor, sino también nuestros actos equivocados impactan negativamente sobre otros.

Considera cómo, en cada ejemplo, los celos y sus resultados tuvieron consecuencias de largo alcance, probablemente no esperadas por quien primero abrigó esa emoción. Cuán importante es que, por la gracia de Dios, busquemos morir al yo cuando esta emoción repulsiva surja en nuestros corazones.

Jueves 3 de marzo: CELOS DE JESÚS

“Porque sabía que por envidia lo habían entregado” (Mat. 27:18).

Repasa los primeros 11 capítulos de Mateo, concentrándote específicamente en lo que Jesús hizo. Luego lee Mateo 12:14. ¿Qué hizo él que provocó que los líderes respondieran de esta manera? ¿Qué revelaron sus acciones acerca de sus corazones? Medita en cómo podrías haber respondido si tú hubieras estado en esa situación.

Los sacerdotes y los ancianos conocían las minucias de la observancia de la ley. Pero su visión de la vida religiosa era tan microscópica que perdieron de vista el núcleo de la religión. Jesús introdujo un nuevo concepto de la piedad, y el pueblo de Israel (incluyendo a los líderes religiosos) escuchó las buenas nuevas de salvación. En lugar de agradecer a Jesús por alertarlos de su autodestrucción, procuraron destruirlo.

Cuán a menudo los celos ciegan a las personas acerca de cosas obvias. Después de todo lo que Jesús hacía: milagros, curaciones, expulsión de demonios, era difícil no ver que venía de Dios. La evidencia debería haber sido convincente (ver Mat. 11:4, 5).

La gente común se daba cuenta más de su propia necesidad, y estaba más abierta a Jesús, que muchos líderes religiosos, que temían que Jesús cambiara la situación general y eso pusiera en peligro su posición. Las enseñanzas de Jesús eran tan diferentes de las de ellos y su mensaje tan atrayente que tenían razones para temer su influencia. Estaban más preocupados por preservar su propio poder e influencia que por conocer y seguir la Verdad.

No era un secreto que los celos era el motivo de ellos. Según Mateo 27:18, aun Pilato sabía cuáles eran sus motivos. Tristemente, ellos estaban tan enceguecidos por sus celos que pensaban que estaban defendiendo la fe contra un impostor que estaba desviando a la gente. Si se hubieran entregado con humildad y fe al Señor en lugar de permitir que sus celos superaran su pensamiento racional, habrían evitado el trágico camino que los condujo a la ruina eterna. Haríamos bien, en nuestro contexto, en aprender de los errores de ellos.

Viernes 4 de marzo

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Satanás fue una vez un ángel a quien se honraba en el cielo, el que seguía en orden a Cristo. Su semblante, como el de otros ángeles, era benigno y denotaba felicidad. Su frente, alta y espaciosa, indicaba poderosa inteligencia. Su figura era perfecta; y su porte, noble y majestuoso. Pero, cuando Dios dijo a su Hijo: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen’, Satanás sintió celos de Jesús. Deseó que se le consultase acerca de la formación del hombre y, porque esto no se hizo, se llenó de envidia, celos y odio. Deseó recibir los más altos honores después de Dios, en el cielo” (PE 145).

“Uno de los mayores defectos del carácter de Saúl era su amor al favor popular y al ensalzamiento. Este rasgo había ejercido una influencia dominante sobre sus acciones y sus pensamientos; todo llevaba la marca indeleble de su deseo de alabanza y ensalzamiento propio. [...] Saúl ambicionaba ser el primero en la estima de los hombres y, cuando oyó esta canción de alabanza, se asentó en la mente del Rey la convicción de que David conquistaría el corazón del pueblo y reinaría en su lugar. Saúl abrió su corazón al espíritu de los celos, que envenenó su alma” (PP 704)

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. ¿Por cuántas cosas debes estar agradecido? ¿Por qué es tan importante meditar en esas cosas, en vez de hacerlo en tus problemas?

2. ¿Pueden los celos alguna vez ser buenos, o ser un motivo para mejorarte a ti mismo? Defiende tu respuesta.

3. Piensa en algunos personajes de la Biblia que mostraron celos. Tal vez tenían posiciones exaltadas; no obstante, permitieron que los celos entraran y realizaran estragos. ¿Qué nos señala esto acerca de por qué los celos son un problema interno, del corazón, en vez de ser uno que proviene solo de condiciones externas? ¿Por qué pudo alguien tener tanto de lo que este mundo ofrece y todavía ser afligido por el detestable mordisco de los celos?
4. Elena de White escribió, en Patriarcas y profetas (ver la cita más arriba), que “uno de los mayores defectos” del carácter de Saúl fue su amor a ser alabado. Solo un “pequeño” defecto, y vean lo que sucedió. ¿Qué nos enseña esto acerca del peligro de no procurar vencer todas nuestras fallas de carácter antes de que ellas nos venzan a nosotros? ¿Qué promesas bíblicas deberían darte esperanza y ánimo de que la victoria sobre esos defectos puede ser tuya?

lunes, 21 de febrero de 2011

Lección 9 Para el 26 de febrero de 2011: La estima propia



Sábado 19 de febrero
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 100:3; Hechos 17:24-28; Romanos 12:3; Mateo 22:39; 2 Samuel 9; Lucas 15; Efesios 4:23-32.
PARA MEMORIZAR: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Ped. 2:9).
UNA ESTIMA PROPIA DÉBIL es una plaga moderna. Las personas buscan a un consejero o al pastor solo por esta causa, o junto con abuso de sustancias, depresión, o desórdenes alimentarios. En la vida diaria, la autoestima baja no siempre alcanza proporciones clínicas, pero casi siempre daña las relaciones y limita las realizaciones personales.
Tal vez una razón por la que la gente sufre este problema sea que los medios presentan a las celebridades como si fueran más grandes que lo real, y hacen que otros sientan sus propias limitaciones en contraste con ellas.
En la Biblia, la idea de la estima propia es diferente. La psicología convencional ve la estima propia como la evaluación que alguien hace de sus propias características basada en la observación propia y las de otros. La Biblia ofrece por lo menos dos componentes adicionales: lo que los seres humanos son por su origen (Gén. 1:26, 27), y lo que Dios piensa de cada persona y le otorga a cada uno (Juan 3:16). Con estos dos factores, cambia mucho la idea de la autoestima.
Domingo 20 de febrero: ORÍGENES
Existen dos ideas generalizadas acerca de los orígenes humanos, mutuamente excluyentes. Una describe a los humanos como el producto del azar, de un accidente cósmico que no fue planificado; sencillamente, llegamos a existir. Aunque este concepto siempre ha existido, en los siglos recientes –específicamente después de que las teorías de Charles Darwin llegaron a ser populares–, la idea de que la humanidad existe puramente por accidente ha engañado a millones. Así, muchos han llegado a creer que la vida en sí misma no tiene propósito y que los individuos tienen que valerse por sí mismos. Durante milenios, la mayor parte de la gente pensó que Dios la había originado; hoy, muchos creen que provienen de antepasados comunes con los monos.
En contraste, está el concepto enseñado en la Biblia.
Lee Génesis 1:26 y 27; Salmos 8:5; 100:3; y Hechos 17:24 al 28. ¿Cuán diferente es la idea de nuestros orígenes, tal como se presenta en estos textos, de lo que se expresó antes? ¿Cómo debería impactar cada concepto sobre nuestro sentido personal de valor propio y autoestima?
No solo Dios nos creó con un propósito, sino también nos creó a su imagen. También creó plantas y animales con vida; pero, en su belleza y perfección, no tienen semejanza con su Creador como la tienen los seres humanos. Además, la humanidad fue puesta por sobre todos ellos, con dominio y autoridad.
En contraste con la creencia atea de que no hay propósitos trascendentes para nuestra biología y nuestra psicología humanas, la Biblia nos enseña que Dios eligió compartir “su imagen” con la familia humana. Obviamente, gran parte de aquella imagen ha sido arruinada por generaciones de pecado; pero, la estampa sigue en cada persona, y esa imagen perdida puede ser restaurada progresivamente por el poder transformador del Espíritu, que actúa en aquellos que se han entregado a Cristo.
Dios no solo nos creó, sino también nos redimió. En realidad, Elena de White dice que Cristo hubiera muerto por una sola persona. ¿Qué nos indica esto acerca de nuestro valor innato, sin tomar en cuenta lo que el mundo pueda pensar de nosotros? ¿Por qué es tan importante recordar nuestro valor a los ojos de Dios?
Lunes 21 de febrero: PERCEPCIONES PROPIAS
Lo que veo en mí es un componente importante de la estima propia. Sin embargo, es un cuadro incompleto y, a menudo, defectuoso. La subjetividad puede conducir a malas interpretaciones cuando se evalúa a personas, incluyendo a nosotros mismos.
Una de las advertencias bíblicas más graves es acerca de juzgar a otra persona: “En lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo” (Rom. 2:1; ver también Luc. 6:41, 42). La distorsión parece universal, y la gente está sujeta a cometer errores cuando juzga a otros, y también a sí misma. Hay mucho error cuando uno se juzga a sí mismo en habilidad, apariencia, carácter, poder, etc. Siempre habrá personas de mejor apariencia y con más dones que tú; al mismo tiempo, siempre habrá personas que te mirarán y se sentirán inferiores a ti.
Lee Mateo 22:39. ¿Qué implica este texto con respecto a cómo debemos considerarnos a nosotros mismos?
Este texto incluye la idea de que una cantidad razonable de amor debería dirigirse a uno mismo (aunque este no sea el principal tema del texto). Debería haber un orgullo saludable en las cosas bien hechas, en las tareas bien realizadas, y en los buenos rasgos y características que uno posee. También en una actitud de autoprotección y de cuidado propio. El problema surge cuando alguien no da el crédito a Dios, el Creador de todo lo bueno que hay en nosotros.
¿Cómo entendemos Romanos 12:3 a la luz de lo que consideramos hasta ahora?
Hay un área intermedia entre los extremos de la baja estima propia y de la arrogancia. Y Pablo nos advierte contra esto último. También, Romanos 12:4 al 8 explica que el cuerpo de Cristo necesita la participación de cada miembro, de acuerdo con los dones individuales que recibieron por gracia. No hay nada de malo en reconocer cada don, usándolo para fortalecer la iglesia de Cristo, y agradecer a Dios por ellos.
Haz una lista de los buenos atributos, características y habilidades que Dios te dio. ¿Cómo puedes usarlos y, al mismo tiempo, mantenerte humilde? ¿De qué modo mirar diariamente a la cruz nos ayudará a mantenernos en nuestro lugar?
Martes 22 de febrero: LO QUE LOS OTROS VEN
En muchas sociedades, el valor de una persona está dado por sus talentos, sus dones, su apariencia, etc. Miran la apariencia externa (1 Sam. 16:7), que es todo lo que pueden ver. Así, nuestro concepto propio se forma por las reacciones de los demás, que se basan en la observación externa de nosotros. Si todos te dicen que eres hermosa o apuesto, es probable que te consideres hermosa o apuesto.
Pero, hay más en nosotros de lo que ven los ojos. Las personas con una estima propia baja necesitan pensar en atributos que tienen valor ante Dios, que no son los que el mundo valora.
¿Cuáles son las cosas que tu sociedad y tu cultura valoran? ¿Cuán importantes crees que esas cosas son para Dios?
La mayoría de las sociedades otorgan un valor excesivo a los rasgos exteriores y observables. Sin embargo, características como la honestidad, la bondad, la temperancia o el compromiso firme con los principios y los ideales ocupan lugares secundarios.
¿De qué modo los prejuicios de género, clase y nacionalidad afectan la estima propia? ¿Cómo debería actuar el cristiano ante los prejuicios y la discriminación? Gál. 3:28.
Los efectos del prejuicio son devastadores para la autoestima. Los cristianos deberíamos hacer esfuerzos decididos para animar a otros, sin tomar en cuenta su trasfondo.
En 2 Samuel 9, se encuentra la historia de Mefi-boset, que pudo haber recibido represalias por parte de David. Por eso, mostró temor, cayó al suelo sobre su rostro y se llamó “un perro muerto”. Además, era lisiado. David le restauró la propiedad familiar, le reasignó sus siervos y le otorgó honores: todo esto le dio, a Mefi-boset, una medida adicional de valía propia.
La influencia que la gente tiene sobre la autoestima de los otros es extremadamente poderosa. Más de lo que nos damos cuenta, tenemos la capacidad de aumentar el autoconcepto de otros mediante nuestras palabras y acciones, y aun por medio de cómo los miramos.
¿Cuán cuidadoso eres para mejorar la estima propia de otros? Piensa en cómo puedes ayudar a edificar a tus relaciones más estrechas en vez de echarlas abajo.
Miércoles 23 de febrero: LO QUE DIOS VE
Lee Lucas 15. ¿Que enseña este capítulo acerca de nuestro valor para Dios? ¿Cómo impacta en nuestra estima propia? ¿Qué indican estas parábolas acerca de lo que Dios piensa de nosotros? ¿Por qué es importante conocer y recordar esto?
Si alguien piensa que es inferior, que está perdido o que es un inútil, debería recordar el cuidado intenso y especial que Dios y sus ángeles tienen por él. El pastor se interesó más por la oveja perdida que por las 99 restantes. La mujer dejó las otras monedas y buscó la perdida, hasta que la encontró. El padre prestó más atención a las demandas irrazonables del hijo pródigo que a su hijo mayor. El pastor, la mujer y el padre, todos muestran una consideración especial por el sujeto menos exitoso.
Cuando encuentran lo perdido, hay gozo en la tierra y en el cielo. Considera de qué manera estas historias nos revelan el amor de Dios por cada uno, sin tomar en cuenta nuestras faltas.
Debemos manifestar este principio al ayudar a los que tienen necesidad: si puedes darles un ambiente sin amenazas, confidencial y de aceptación, eso puede hacerles mucho bien. La gente que sufre dolor necesita saber que alguien se interesa por ella.
Un cristiano tiene la ventaja de saber que Dios está “de turno” 24 horas por día, 7 días por semana, para escuchar a almas deprimidas, estresadas, solitarias y ansiosas. Esta relación con Dios es razón suficiente para hacernos sentir especiales y ayudar a los de baja autoestima.
Por supuesto, el mayor ejemplo de nuestra valía a los ojos de Dios es la cruz. Esto nos muestra cuán valiosos somos para Dios, sin tomar en cuenta las debilidades y las faltas que tengamos. La cruz nos dice que, no importa lo que otros piensen de nosotros, somos de valor infinito para el Creador del universo. Y, considerando cuán pasajeros y transitorios son la sociedad y sus valores, al fin ¿cuánto debería el concepto de otros y de la sociedad realmente importarnos a nosotros?
¿Cómo podemos ayudar a otros a recibir el mensaje de Lucas 15 y aplicarlo a sí mismos? ¿Cómo podemos ayudar a otros a darse cuenta de que Jesús, aquí, les habla a ellos personalmente?
Jueves 24 de febrero: UN NUEVO YO
Lee Efesios 4:23 y 24. ¿Qué quiere decir Pablo con “vestíos” del nuevo yo? ¿Cuál es la naturaleza de este nuevo yo?
A la gente le gusta cambiar su aspecto: su estilo de peinado, comprar ropa nueva, aun hacerse un tratamiento facial. Pero, esto solo produce cambios menores en el interior. El yo básico no cambia.
Cuando Pablo habla del nuevo yo, o la nueva naturaleza, no está pensando en la apariencia, sino en las actitudes y en la mente. Él dice que fuimos creados “a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad” (vers. 24, NVI).
Bosqueja las actitudes y las conductas que surgen del nuevo yo. Efe. 4:25-32.
El nuevo yo al que se refiere Pablo exhibe frutos (veracidad, unidad, honestidad, diligencia, bondad, perdón). Nota que estos atributos de la nueva naturaleza tienen que ver con un buen carácter y las relaciones interpersonales, y esto se vincula directamente con la estima propia. Las conductas adversas mencionadas en Efesios 4, tales como mentira, ira y amargura, hacen sentir sin valor a la persona. En contraste, compartir con los necesitados y ser bondadoso y compasivo son acciones que aumentan la estima propia, ya que hacen que la persona deje de centrarse en el yo, y dan un sentido de realización.
La comunidad cristiana necesita personas que ayuden a edificar a otros, en vez de destruirlos. El concepto del yo puede ser arruinado con palabras rudas de crítica. “Sobre cada familia, sobre cada cristiano individual, descansa el deber de cerrar el camino a las conversaciones impuras. Cuando estamos en compañía de aquellos que se permiten una conversación frívola, es nuestro deber cambiar, si es posible, el tema. Con la ayuda de la gracia de Dios, deberíamos tranquilamente dejar caer una palabra o introducir un tema que cambie el giro de la conversación hacia un cauce provechoso” (PVGM 272).
¿Por qué el ayudar a alguien fortalece nuestra estima propia? Si haces cosas pequeñas en favor de tu vecino, de tu compañero o de algún miembro de tu familia, te sorprenderás de cuán bien te sentirás contigo mismo.
Viernes 25 de febrero
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Si Dios cuida de un gorrión [...] ¿cómo no cuidará lo que compró con la sangre de Cristo? Un alma vale más que todo el mundo. Por un alma Jesús hubiera pasado por la agonía del Calvario para que esa alma pudiera ser salvada para su reino. ‘No temáis, más valéis que muchos pajarillos’ ” (R&H, 3 de mayo de 1892).
“Perdemos muchas y ricas bendiciones por causa de dejar de buscar al Señor con corazones humildes. Cuando vamos a él con sinceridad de corazón, pidiéndole que revele nuestros defectos, él nos mostrará un cuadro verdadero de nosotros mismos, reflejado en el espejo de su Palabra. Entonces, habiéndonos visto como Dios nos ve, no nos vayamos olvidando la clase de persona que somos. Estudiemos con cuidado los rasgos de nuestro carácter que son defectuosos, y busquemos la gracia para hacerlos como el modelo presentado en la Palabra de Dios” (LUH, 3 de noviembre de 1909).
Los dos párrafos que preceden nos dan una percepción adicional para mantener el equilibrio entre la inferioridad y la vanidad. Lee Romanos 12:2 y 3, a la luz de estas citas, para comprender cómo llegar a un autoconcepto equilibrado.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. El siglo XX fue uno de los más violentos de la historia, con asesinatos en masa a una escala nunca antes vista. ¿Cómo puede el concepto darwiniano de la existencia humana, que postula que toda vida es el producto de mutaciones al azar y selección natural, ser parcialmente responsable por esta total falta de consideración hacia la santidad de la vida humana? En otras palabras, si los seres humanos son solo simios avanzados, solo productos del azar, ¿cuál es el valor inherente de una vida individual?
2. La sección del martes consideró cómo las percepciones de los demás pueden impactar en la autovaloración de una persona. Aunque queremos afirmar a las personas y ayudarlas a tener un sentido saludable de valía personal, también necesitamos ser cuidadosos de no alimentar su ego. ¿Cómo podemos llegar a un equilibrio al afirmar a las personas sin que las perjudiquemos en otra forma?
3. Medita más en la pregunta de lo que la cruz de Cristo nos enseña acerca de nuestra valía individual. Piensa en lo que sucedió en la cruz, quién estaba sobre ella y qué significó su muerte. ¿Cómo debería ayudarnos la cruz a tener un mejor sentido de lo que es nuestra valía personal?

martes, 15 de febrero de 2011

Lección 8 Para el 19 de febrero de 2011: La resiliencia



Sábado 12 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Job 19:25; Santiago 5:10, 11; Rut 1; Ester 2; 2 Corintios 11:23-28; Filipenses 4:11-13.

PARA MEMORIZAR:

“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza” (Sal. 46:1-3).

LA RESILIENCIA ES LA CAPACIDAD DE AFRONTAR adversidad, traumas o estrés extremo y “recuperarse” con éxito, sin quedar perjudicado por la experiencia. Este concepto recibe atención porque es útil poseer cierta cantidad de resiliencia ante las dificultades. ¿Quién no afronta estrés, en una forma u otra? La pregunta es: ¿cómo podemos tener resiliencia para afrontar la vida y no colapsar emocionalmente?

En los años sesenta, Victor y Mildred Goertzel escribieron Cradles of Eminence [Cunas de eminencia], donde analizaron a más de setecientos sujetos que pasaron por gran adversidad en la niñez (hogares rotos, problemas financieros, limitaciones físicas o psicológicas, etc.) pero tuvieron éxito.

La Biblia también cuenta de personas que enfrentaron la adversidad pero, por la gracia de Dios, superaron sus problemas. A pesar de las circunstancias difíciles y de fallas en sus caracteres, fueron usados por Dios porque desarrollaron resiliencia para avanzar.

Domingo 13 de febrero: LA PACIENCIA DE JOB

Lee Santiago 5:10 y 11. ¿Por qué la vida de Job es un ejemplo para ser imitado? Ver también Job 1 al 3.

Una mujer recibió aconsejamiento para recuperarse de una crisis seria, y dijo que una idea que le dio el consejero fue clave para su recuperación. “Lo que más me ayudó –dijo ella– fue que él insistía en que mi dolor terminaría: ‘aunque parezca oscuro e interminable, no durará mucho tiempo más’. Este pensamiento me ayudó a ganar resiliencia”. Así, el consejero mantuvo viva la esperanza de la mujer.

¿Cómo crecer en paciencia? George Goodman, de Inglaterra, una vez recibió a un joven que necesitaba que oraran por él.

–Señor, deseo que usted ore por mí para que yo tenga paciencia.

El anciano respondió:

–Sí, oraré por ti para que tengas tribulaciones.

–Oh, no, señor –replicó el joven–, es paciencia lo que quiero.

–Entiendo –dijo Goodman–; oraré para que puedas tener tribulaciones.

El anciano abrió su Biblia y leyó Romanos 5:3 al asombrado joven: “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia”.

La historia de Job ofrece un ejemplo supremo de resiliencia. Temprano en su vida, Job había comprendido que Dios es misericordioso y justo. No entendía la razón de su sufrimiento; no encontró apoyo en su esposa; su propiedad y sus hijos fueron destruidos; y, además, contrajo una enfermedad terrible. No obstante, nunca perdió su fe en Dios y soportó hasta que terminó la tragedia.

Lee Job 19:25. ¿A qué esperanza se aferró Job? ¿Cómo podemos aprender a aferrarnos también a esta esperanza, durante nuestra propia adversidad?

Piensa en ocasiones en las que pasaste por algo terrible. ¿Qué esperanza te sustentaba? ¿Qué palabras que te dirigieron fueron útiles? ¿Qué aprendiste que te permitirá ayudar mejor a alguien que está pasando por una gran adversidad ahora?

Lunes 14 de febrero: JOSÉ EN CAUTIVIDAD

Lee Génesis 37:19 al 28, y Génesis 39:12 al 20, y trata de ponerte en las sandalias de José. Piensa en cuán desanimado debió haber estado. Piensa en el enojo y la amargura que podría, justificadamente, haber tenido. Aunque la Biblia no nos da los detalles de cuáles fueron sus emociones, no es difícil imaginarse el dolor que sufrió con esa traición.

Pero José se volvió a Dios y, al fin, surgieron cosas buenas de esos eventos. Después de que sus hermanos lo vendieron, José se entregó y tuvo una relación más estrecha con Dios. “Se le había hablado de las promesas que el Señor le hizo a Jacob, y de cómo se habían cumplido; de cómo, en la hora de necesidad, los ángeles habían venido a instruirlo, confortarlo y protegerle. Y había comprendido el amor manifestado por Dios al proveer un Redentor para los hombres. Ahora, todas esas lecciones preciosas se presentaron vivamente ante él. José creyó que el Dios de sus padres sería su Dios. Entonces, allí mismo, se entregó por completo al Señor” (PP 215).

Cuando fue arrojado injustamente a la cárcel, se abrió el sendero a la corte de Faraón para salvar a muchas almas y a su propio pueblo.

¿Qué nos enseñan los siguientes textos acerca de cómo situaciones adversas pueden resultar para bien?

Rom. 5:3–5

2 Cor. 1:3, 4

2 Cor. 1:8, 9

2 Tim. 1:11, 12

Dios no quiere que suframos innecesariamente. En realidad, el ambiente que Jesús nos prepara en el cielo no tiene lágrimas ni dolor (Apoc. 21:4). Pero, mientras esperamos que esa promesa se cumpla, el dolor es el camino para aprender ciertas lecciones. El desarrollo del carácter, la empatía, la humildad, el discipulado, la comprensión del bien y del mal: estas son algunas de las lecciones que podemos aprender. Aunque es difícil pensar en los beneficios del sufrimiento, especialmente en medio de pruebas, podemos pedir a Dios la fuerza necesaria para pasar por ellas.

¿Has tenido alguna vez una experiencia terrible que al fin te trajo algún bien o algún beneficio? ¿Cómo puede eso ayudarte a confiar en Dios en cualquier adversidad, aun cuando nada bueno parezca resultar de ello?

Martes 15 de febrero: NOEMÍ

¿Qué desgracias experimentó Noemí? Rut 1.

Dejar su tierra y establecerse en otra parte siempre asusta, más cuando la razón es la supervivencia. El hambre en Judá obligó a Elimelec, a Noemí y a sus dos hijos a emigrar a Moab, un área agrícola donde podrían obtener alimentos. Los moabitas eran un pueblo idólatra (Juec. 10:6), cuyas prácticas chocaban con la religión judía. Ya esto debió haber causado incomodidad en ellos. Algún tiempo después, murió el esposo de Noemí. La madre y los hijos se encontraron en el extranjero, degradados a la condición de viuda y huérfanos, sin protección. Los hijos de Noemí, Mahlón y Quelión, se casaron con mujeres locales, lo que pudo haber traído conflictos a la familia, por las importantes diferencias en la religión. Aunque la ley no prohibía los casamientos entre judíos y moabitas, decía que los moabitas no podían entrar en la asamblea del Señor hasta después de diez generaciones (Deut. 23:3).

Más tarde, Mahlón y Quelión (cuyos nombres significaban “enfermedad” y “desperdicio”, respectivamente) también murieron. Es difícil de imaginar una situación más trágica: Noemí no tenía a su familia inmediata, y los demás parientes estaban lejos, en Belén.

¿Cuál fue el punto crítico en la vida de Noemí? ¿Cómo reparó Dios las severas adversidades sufridas por Noemí? Rut 1:16-18; 4:13-17.

En el momento más difícil, Rut, la nuera de Noemí, sirvió como apoyo emocional enviado por Dios. Noemí tuvo que ser una mujer notable, por haber inspirado la devoción de sus nueras, especialmente de Rut, que aceptó al Dios de Israel y tomó la decisión de cuidar de su suegra en una tierra históricamente enemiga.

Los capítulos 2 al 4 cuentan del arreglo familiar feliz. Noemí dejó atrás sus sufrimientos, presenció el casamiento de Rut con Booz y el nacimiento de su nieto Obed, padre de Isaí, padre de David.

Aunque en última instancia confiemos en el Señor, a veces necesitamos ayuda humana. ¿Cuándo fue la última vez que realmente necesitaste la ayuda de alguien? ¿Qué ganaste de esa experiencia?

Miércoles 16 de febrero: LOS DÍAS DE ESTRÉS DE ESTER

¿Cuáles fueron algunas de las adversidades, luchas y presiones que afrontó Ester?

Est. 2:6, 7

Est. 2:10

Est. 2:21, 22

Est. 4:4-17

Est. 7:3, 4; 8:3

Ester creció huérfana. Aunque fue adoptada por su primo mayor, Mardoqueo, el estigma de una niñez sin sus padres fue, sin duda, muy difícil. A pesar de esto, Ester creció como una joven equilibrada, decidida y capaz.

Después de que llegó a ser reina, Ester no reveló su nacionalidad ni su trasfondo familiar. Esto fue un desafío muy difícil. Rodeada por comida, lujos y prácticas de la vida en la corte, Ester tenía que, de alguna manera, tratar de mantener su fe y su identidad judías. Además, el riesgo de ser identificada como miembro del pueblo judío era real, y las consecuencias de ocultar su identidad eran inciertas.

Ester también tuvo que llevar al Rey las malas noticias de que ciertos oficiales estaban conspirando para matarlo. Esto no era una tarea fácil porque, si no se podía documentar el complot, Ester y su primo podrían ser culpados de iniciar rumores, y ¿quién sabe cuáles serían sus resultados?

Pero la mayor responsabilidad puesta sobre Ester fue ser el único canal para salvar a su nación. Mardoqueo le pidió que mediara en favor de los judíos, algo que no podría hacer sin arriesgar su vida. Cuando vaciló, su primo puso algo más de presión sobre ella: “Si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrán de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tus padres pereceréis” (Est. 4:14). ¡Eso sí que es estrés!

Finalmente, ella se presentó ante el rey, sabiendo que tal acción llevaba consigo una alta posibilidad de muerte. Sin embargo, al fin las cosas resultaron bien, por peligrosa que por momentos haya sido esa situación para la joven.

Todos nosotros, como Ester, afrontamos situaciones que no esperábamos. ¿Cuál es tu pasado? ¿Qué cosas te sucedieron a ti, buenas o malas, que nunca pediste? ¿Cómo puedes aprender a apreciar más lo bueno que has recibido y a vencer lo malo?

Jueves 17 de febrero: EL SECRETO DE CONTENTARSE

Pablo nació y creció en Tarso, en una familia hebrea de la tribu de Benjamín. Heredó la nacionalidad romana de su padre, un ciudadano del Imperio Romano. Llegó a ser fariseo, un grupo de adherentes a la ley (Torah) y a la tradición oral (Mishnah), y debió de haber gozado de los privilegios de su condición social.

Pero, cuando Pablo respondió al llamado de Jesús, todo cambió. En lugar de perseguidor, llegó a ser perseguido por algunos de su nación y por los romanos. Sufrió tribulaciones por tres décadas, y fue ejecutado después de haber estado preso en Roma.

En 2 Corintios 11:23 al 28, se enumeran algunas de las adversidades que Pablo tuvo que afrontar. Luego, lee Filipenses 4:11 al 13. Después de ese sufrimiento, ¿cómo evalúa Pablo su vida? ¿Qué lecciones hay aquí para nosotros en las luchas que nos afectan?

El contentamiento es un componente vital de la felicidad y del bienestar psicológico. Están satisfechos los que ven el aspecto positivo de las cosas, los que aceptan el pasado y ven el futuro con esperanza. Tener “todo” no garantiza el contentamiento y la felicidad; a algunas personas, no importa lo que tengan, nunca nada les alcanza. Pero otros, aun teniendo muy poco, están satisfechos. ¿Qué marca la diferencia?

Una de las definiciones actuales de “inteligencia” es la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas. Puede ser vivir en lugares nuevos, relacionarse con personas nuevas o experimentar nuevas condiciones socioeconómicas. La habilidad de Pablo no fue heredada, porque aclara: “He aprendido a contentarme” (Fil. 4:12). Esta no es una capacidad que algunos poseen y otros no. La adaptación y el contentamiento en medio de una variedad de circunstancias son procesos aprendidos con el tiempo y la práctica.

El versículo 13 presenta la clave máxima de la resiliencia de Pablo. No solo podía sentirse contento con pocos o con muchos recursos materiales; él podía hacer cualquier cosa y todas las cosas en Jesucristo.

¿Cuán contento estás? ¿Te sientes víctima de las circunstancias? ¿Cuáles son algunas formas que pueden enseñarte contentamiento, “cualquiera que sea [tu] situación” (vers. 11)?

Viernes 18 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: “Las potestades de las tinieblas rodean el alma y ocultan a Jesús de nuestra vista, y a veces no podemos hacer otra cosa sino esperar entristecidos y asombrados hasta que pase la nube. A veces estos momentos son terribles. Parece faltar la esperanza, y la desesperación se apodera de nosotros. En estas horas angustiosas, debemos aprender a confiar, a depender únicamente de los méritos de la Expiación y, en toda nuestra impotente indignidad, fiar enteramente en los méritos del Salvador crucificado y resucitado. Nunca pereceremos mientras hagamos esto, nunca. Cuando la luz resplandece sobre nuestra senda, no es difícil ser fuertes con el poder de la gracia. Pero, para aguardar con paciencia y esperanza cuando las nubes nos rodean y todo está oscuro, se requiere una fe y una sumisión que una nuestra voluntad con la de Dios. Nos desalentamos demasiado pronto, y pedimos ardientemente que la prueba sea apartada de nosotros, cuando debiéramos pedir paciencia para soportarla y gracia para vencerla” (MGD 114).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. Algunas personas vencen dificultades que a otros los aplastan. ¿Qué es lo que marca la diferencia?

2. Medita más en la pregunta sobre las pruebas y las tragedias que no parecen tener ninguna clase de final feliz. ¿Qué debemos hacer con ellas? ¿Cómo las conciliamos con nuestra fe y con las promesas de Dios?

3. En la cuarta frase de la cita de la sección de hoy, (“En estas horas angustiosas debemos...”), ¿qué nos está queriendo indicar Elena de White? ¿Hacia dónde está señalando nuestra esperanza? ¿Por qué, al fin, es el evangelio, como se presenta en estas palabras, nuestra única esperanza, sin tomar en cuenta las tragedias que nos suceden ahora?

4. ¿Cómo puedes aplicar, en la práctica, el consejo de 1 Pedro 4:12 y 13? Una cosa es permanecer resiliente y fiel en medio de las pruebas, pero ¿cómo hacer lo que dice Pedro? ¿Cómo es posible?

5. Supongamos que estás tratando con alguien que está en una situación muy difícil, en la que parece no haber salida, hablando humanamente. Supongamos, también, que tienes solo cinco minutos para estar con esa persona. En esos pocos minutos, ¿qué dirías para darle esperanza a esa persona?

lunes, 7 de febrero de 2011

Lección 7 Para el 12 de febrero de 2011: Esperanza contra la depresión



Sábado 5 de febrero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Salmo 42; 31:10; 39:2-7; 32:1-5; 1 Juan 1:9; Miqueas 7:1-7; Apocalipsis 21:2-4.

PARA MEMORIZAR:
“Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón, y salva a los contritos de espíritu” (Sal. 34:18).

LA DEPRESIÓN, O EL DESÁNIMO EXTREMO, ha sucedido desde el comienzo del pecado. Varios personajes bíblicos exhibieron síntomas que hoy serían diagnosticados como depresión.

La falta de esperanza es un síntoma de depresión, y el mensaje bíblico da esperanza, en contraste con un mundo que ofrece muy poco. Mucha gente afronta desánimo extremo por diversas razones. Pero, la Biblia está llena de promesas de esperanza para todos; no importa cuál sea la situación, ofrece esperanza de un futuro mejor, si no en este mundo, ciertamente en el venidero.

Cuando la depresión es severa, es importante obtener ayuda profesional, si es posible. Dios puede actuar por medio de ella para ayudar a quienes necesitan cuidados especiales. Después de todo, cuando estás físicamente enfermo, buscas la ayuda de un médico. Lo mismo sucede con los que sufren de una severa depresión clínica, que a menudo es causada por una predisposición genética y un desequilibrio químico en el cerebro. De este modo, aun los cristianos, a veces, pueden necesitar la ayuda de profesionales.

Domingo 6 de febrero: EL ALMA ABATIDA

Lee el Salmo 42. ¿Cómo puedes relacionarte con lo que se expresa allí? ¿Qué esperanza se ofrece?

David experimentó serias alteraciones de su genio, en muchas ocasiones, por causa de persecuciones injustas (por ejemplo, Saúl y los adversarios de Israel). Además, su violación de los mandamientos de Dios le produjo un profundo sentido de culpa (Sal. 51:4), y la culpa a menudo se asocia con la depresión.

Cuando uno se ve en forma negativa (“soy un tonto”), o mira al mundo en forma pesimista (“la vida siempre es injusta”), y contempla el futuro sin esperanza (“nunca mejorará”), se elevan las posibilidades de una depresión. Esta actitud se llama “pensamiento catastrófico”.

Los cristianos pueden optar por formas alternativas para interpretar las cosas, una manera que incorpora el plan y los mensajes de Dios en la ecuación.

Considera las siguientes alternativas:

1. Cómo mirarse a sí mismo. Fuiste creado a la imagen de Dios, para gobernar sobre la creación (Gén. 1:26, 27). Las características de Dios, aunque estén dañadas, todavía están en ti. Jesucristo, por medio de su sacrificio, te rescató de la muerte eterna y te otorgó privilegios: ser pueblo escogido, real sacerdocio, nación santa (1 Ped. 2:9). Ante los ojos de Dios, tienes un valor infinito.

2. El mundo. Es cierto que el mundo está corrompido y lleno de mal. Al mismo tiempo, hay también muchas cosas correctas, nobles y admirables (Fil. 4:8) para considerar. Además, los cristianos pueden comprender la existencia del mal sin desesperanza, ya que saben su origen y su destino último.

3. El futuro. ¡Qué maravilloso futuro está reservado para los hijos de Dios! La Biblia está llena de promesas con la seguridad de la salvación (Sal. 37:39).

La tristeza no es un pecado. Después de todo, mira cuán a menudo Jesús se sintió triste. No debemos sentirnos culpables por causa de la tristeza o la depresión. Después de todo, en algunos casos tenemos buenas razones para sentirnos heridos. ¿Cómo puedes usar las verdades bíblicas afirmadas más arriba para ayudarte a superar cualquier lucha que estés afrontando ahora?

Lunes 7 de febrero: LAS CONSECUENCIAS DEL DESÁNIMO

“Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco; fortaléceme” (Isa. 38:14).

Esta cita no deja dudas acerca del gran dolor manifestado en voz alta por Ezequías. Hay diferencias culturales para la manifestación de la angustia emocional. Hay personas que sufren en silencio, evitando cualquier queja visible. Otros (como Ezequías) usan lamentos y sollozos ante una gran tristeza. También hay diferencias personales; algunos son capaces de enfrentar la muerte con más tranquilidad que otros.

Las personas que tienen una enfermedad prolongada o terminal pueden sufrir depresión. Ezequías estaba enfermo, y su gravedad anunciaba la muerte. Experimentó un episodio de depresión como se describe en Isaías 38. Los síntomas de la depresión son tan dolorosos que muchos intentan suicidarse para terminar con esta horrible experiencia. En realidad, más del 10% de los pacientes clínicamente deprimidos se suicida, y por eso deben ser tratados.

¿Qué síntomas se expresan en los siguientes textos?

Sal. 31:10
Sal. 77:4
Sal. 102:4, 5
1 Rey. 19:4

La depresión causa diversas manifestaciones dolorosas: a) una gran tristeza, b) falta de motivación para hacer algo, aun actividades placenteras, c) cambio en el apetito con pérdida de peso, o aumento de peso, d) perturbaciones del sueño: se duerme poco o demasiado, e) sentimientos de baja estima propia, f) razonamiento pobre y poca memoria, y g) pensamientos de muerte y suicidio. Algunas personas manifiestan solo uno o dos síntomas, mientras que otras muestran varios de ellos, y sufren durante meses hasta que el episodio termina. En cualquier caso, la carga de depresión es enorme, y debe ser aliviada por una intervención médica o espiritual.

Todos sufrimos tristeza y desánimo, por una razón u otra, en algún momento. ¿Qué cosas te aplastan y por qué? Recuerda incidentes en que Dios te guió en lo pasado. ¿Qué esperanza y ánimo puedes obtener al recordar cómo te ayudó Dios? ¿Por qué es importante mantener estos recuerdos siempre?

Martes 8 de febrero: ALIVIO DE LA DEPRESIÓN

Lee Salmo 39:2 al 7. ¿Qué sucedió cuando David permaneció en silencio? ¿Y qué pasó cuando habló?

Como con otros desórdenes emocionales, el paciente que padece depresión necesita hablar de sus luchas. Solo con esto puede comenzar la curación. Orar a Dios en forma ferviente y sincera ayudará a liberar tensiones y dolores psicológicos, y es el mismo paso.

Una estrategia básica para afrontar la depresión consiste en hablar con un amigo (o un terapeuta) que sabe escuchar y, mejor, si puede ayudar con más recursos intensivos. Hay un efecto sanador en verbalizar los pensamientos y los sentimientos. La comunidad de la iglesia puede proveer un contexto excelente para ayudar a los desanimados, pero a veces se requieren cuidados más profesionales. Es importante, para quien se sienta desanimado o deprimido, es que tenga alguien en quien confiar para poder hablar. A veces, meramente hablar con alguien hace que la persona se sienta mejor.

Lee Salmo 55:17. ¿Qué promesa hay allí? ¿Por qué esto significa tanto para nosotros?

La cita con el consejero a veces puede no estar disponible hasta la semana próxima, pero David aprendió a obtener ayuda de Dios a toda hora. Así, nosotros también podemos buscar a Dios en cualquier momento. David sabía que Dios escuchaba su voz, y eso lo animaba grandemente.

Aun los psicólogos profesionales están recomendando que los pacientes que creen en la oración oren. Aun cuando no estemos sufriendo depresión clínica, podemos sentirnos mejor con solo orar a Dios. No importa quién seas o cuán profundo sea tu desánimo, tener una relación con Dios puede hacer mucho para darte esperanza, ánimo y curación.

Elena de White describió la oración como “abrir el corazón a Dios como a un amigo” (CC 92). Aunque la oración no siempre resuelve sola todos nuestros problemas, ¿cómo nos ayuda a tratarlos?

Miércoles 9 de febrero: LA NECESIDAD DEL PERDÓN

¿Cómo encontró David alivio de su agonía? Sal. 32:1-5; ver también 1 Juan 1:9. ¿Cómo podemos nosotros encontrar lo mismo?

La culpa producida por pecados no confesados puede ser muy dolorosa. Las expresiones de David son una indicación de un intenso dolor interno. El Salmo 32 muestra la gran angustia emocional de David.

Cuando encontramos personas con depresión, debemos ser muy cuidadosos de no echarles la culpa por no haber confesado sus pecados. Tampoco deberíamos llegar a la conclusión de que son malas, y que por eso sienten angustia. Es triste el hecho de que muchas personas parecen ser capaces de comprender a quienes sufren malestares orgánicos o verdadera depresión clínica, pero son muy críticas al tratar con perturbaciones mentales o emocionales producidas por las acciones equivocadas de ellos.

Edgar Allan Poe, un importante escritor estadounidense del siglo XIX, en su “Tell-Tale Heart” [El corazón delator] refiere la historia de un hombre que cometió un homicidio y escondió el cuerpo de la víctima bajo las tablas del piso de la habitación. Escondió su culpa con el cuerpo, pero el remordimiento creció dentro de él. Un día escuchó el latido del corazón de la víctima; y el latido se hizo más fuerte. Más tarde entendió que los ruidos procedían de su propio corazón.

Además, hay personas que, después de confesar sus pecados, siguen sufriendo culpa. Se sienten indignas de perdón y lamentan el sufrimiento que produjeron, aunque confesaron sus pecados y, por fe, fueron perdonadas por Dios. Esto puede ser causa de angustia emocional. En esos casos, es importante aceptar las promesas de curación que da Dios, aun para el peor de los pecadores. No podemos deshacer el pasado; pero, por la gracia de Dios, podemos aprender de nuestros errores, y restituir el mal que hayamos hecho. Después de todo, podemos entregarnos a Dios, y buscar su misericordia, gracia y sanidad.

Muchos, habiendo confesado sus pecados, todavía luchan con la culpa por ellos. ¿Por qué es tan importante que reconozcamos nuestros pecados, nos responsabilicemos por ellos y aprendamos a seguir adelante, dejando atrás los males que hayamos cometido?

Jueves 10 de febrero: ESPERANZA CONTRA LA ANGUSTIA

¿Qué salida usó el profeta ante los problemas sociales que lo rodeaban? Miq. 7:1-7.

Miqueas describe diversas acciones inmorales, antiéticas y agresivas de su tiempo. La opresión y el abuso, la falta de respeto, la corrupción y el engaño están presentes desde la entrada del pecado, y los afrontamos aún hoy. Basta tomar el diario, y encontraremos una correlación con la miseria de Israel de ese tiempo. Este caos sociológico es perjudicial y afecta a nuestra casa, vecinos, amigos, cónyuges, hijos y padres (Miq. 7:5, 6).

Las relaciones interpersonales defectuosas causan mucho estrés y están asociadas con la depresión. Miqueas afirma (vers. 7) que, para sobrevivir en medio de la crisis, es necesaria la esperanza.

La esperanza es esencial para vivir con un nivel razonable de salud mental. La esperanza debe estar viva para los jóvenes en busca de trabajo, para un viajero extraviado o para los inversores que han perdido su dinero. Vivir sin esperanza conduce a la muerte.

Cuando Dante Alighieri (1265-1321) describió el infierno en su Divina Comedia, visualizó un gran cartel a la entrada, que decía: “¡Abandona toda esperanza, tú, que entras aquí!” El peor castigo para alguien es privarlo de esperanza.

La esperanza que presenta la Biblia es la espera de algo positivo: una solución perfecta basada en la redención por medio de Jesucristo. La “bienaventurada esperanza” debe ser el punto focal de nuestras vidas. Esperar el retorno de Jesús nos ayuda a mirar con confianza hacia la eternidad, en lugar de mirar las cosas desagradables que nos rodean.

Considera estas promesas de esperanza: Isa. 65:17; 2 Ped. 3:13; Apoc. 21:2-4. ¿Por qué esta es la única esperanza para nosotros?

Una visión de fe en la nueva creación da confianza al alma que sufre. Del mismo modo que una mujer, al dar a luz, contempla a su hijo y “ya no se acuerda de la angustia” (Juan 16:21), el alma afligida obtiene esperanza con la visión de un Dios que se interesa y que promete un mundo nuevo sin nada de lo que nos produce tristeza en el actual.

Viernes 11 de febrero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee Mateo 26:36 al 43, y reflexiona sobre ello. Jesús estaba abrumado de tristeza “hasta la muerte” (vers. 38). Visualiza la agonía de Jesús, con la falta de apoyo social y la traición de sus discípulos, aparentemente separado de Dios y con la carga de la culpa de la humanidad. Su sufrimiento excede a cualquier episodio depresivo experimentado por los mortales.

“Al acercarse a Getsemaní, se fue sumiendo en un extraño silencio. Con frecuencia, había visitado este lugar para meditar y orar; pero nunca con un corazón tan lleno de tristeza como esta noche de su última agonía. Toda su vida en la tierra, había andado en la presencia de Dios. Mientras se hallaba en conflicto con hombres animados por el mismo espíritu de Satanás, pudo decir: ‘El que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque, lo que a él agrada, hago siempre’ (Juan 8:29). Pero ahora le parecía estar excluido de la luz de la presencia sostenedora de Dios. Ahora se contaba con los transgresores. Debía llevar la culpabilidad de la humanidad caída. Sobre el que no conoció pecado, debía ponerse la iniquidad de todos nosotros. Tan terrible le parece el pecado, tan grande el peso de la culpabilidad que debe llevar, que está tentado a temer que quedará privado para siempre del amor de su Padre. Sintiendo cuán terrible es la ira de Dios contra la transgresión, exclama: ‘Mi alma está muy triste hasta la muerte’ ” (DTG 636).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. ¿Qué función puede desempeñar tu iglesia local en ayudar a los que están sufriendo de depresión o angustia emocional? Aunque tengan recursos limitados, ¿qué pueden hacer para ayudar a quienes lo necesitan?

2. ¿Cómo puedes ayudar a alguien que busca aconsejamiento, que ama y ora al Señor, y confía en él, y que está abrumado por la tristeza? ¿Cómo puedes ayudarlo a no renunciar a su fe sino aferrarse a las promesas de la Palabra?

3. Un gran error de una persona es creer que porque está abatida, deprimida y sin esperanza significa que Dios la ha abandonado. ¿Por qué esto no es verdad? ¿Qué personajes bíblicos puedes señalarle (como Elías, Jeremías en la cárcel, Juan el Bautista en la cárcel, Jesús en el Getsemaní) para demostrarle que la tristeza y el desánimo no significan que Dios lo ha abandonado? ¿Cómo puedes ayudarlo a aprender que los sentimientos no son un buen termómetro de la fe?