domingo, 9 de enero de 2011

Lección 3 para el 15 de Enero del 2011: El estrés


Sábado 8 de enero
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: : 1 Reyes 17:2-4, 15, 16; 19:1, 2; Marcos 6:31-34; Gálatas 6:2; Juan 15:13.
PARA MEMORIZAR: 
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mat. 11:28)..
EL ESTRÉS AFECTA A TODOS. Las demandas del trabajo, las crisis de familia, la culpa, la incertidumbre acerca del futuro, la insatisfacción con el pasado: todo esto es difícil. Junto con los eventos generales de la vida, puede poner suficiente presión sobre la gente, que afectará su salud física y mental. Los investigadores Thomas H. Holmes y Richard H. Rahe desarrollaron la “escala de reajuste social”, que enumera eventos de la vida con los valores correspondientes de estrés para cada uno: la muerte del cónyuge, 100; enfermedades personales, 53; cambio de residencia, 20; etc.
Una persona que acumula 200 o más puntos en un tiempo dado tiene un 50% de probabilidad de enfermarse; si alguien acumula 300 puntos o más llegará a un momento de crisis. Se necesitan cantidades moderadas de estrés para aumentar las realizaciones; pero, más allá de cierto punto, el estrés llega a ser un peligro para la salud. Jesús mostró, por precepto y por ejemplo, que buscar a Dios en un momento y en un lugar tranquilos es el mejor remedio para el estrés de la vida (Mar. 6:31).
Si se lo permitimos, Dios nos ayudará a tratar con las presiones que son parte inevitable de la vida aquí. 
Domingo 9 de enero EVENTOS DE LA VIDA QUE ENTUSIASMAN
¿De qué modo proveyó Dios a la supervivencia de Elías durante la larga sequía en Israel? 1 Rey. 17:2-6, 15, 16.
En medio de un hambre prolongada, Dios se ocupó personalmente de Elías. Los cuervos iban dos veces por día para alimentarlo. ¡Qué milagro! Luego vio el pan cocinado a partir de un poco de aceite y harina: comida suficiente para alimentar a tres personas durante dos años. ¿Qué más evidencia del cuidado de Dios necesitaría alguien? Elena de White aplicó lecciones de este relato al pueblo de Dios en los últimos días: “Vi que nuestro pan y nuestras aguas nos estarían asegurados en aquel tiempo, y no sufriremos escasez ni hambre; porque Dios puede preparar mesa para nosotros en el desierto. Si fuera necesario, mandaría cuervos para que nos alimentasen, como alimentó a Elías” (PE 56).
¿Qué otras cosas le sucedieron a Elías, y qué lecciones podemos obtener de ellas para nosotros? 1 Rey. 17:17-22; 18:23-39, 45.
Dios usó a Elías para resucitar al hijo de la viuda. ¡Qué prueba de fe, y qué vindicación del poder de Dios sobre la vida y la muerte! Luego, la prueba en el monte Carmelo fue una demostración irrefutable del poder de Dios. Finalmente, una fuerte lluvia después de tres años de sequía fue otra manifestación de cómo Dios está involucrado en los asuntos humanos. Elías vio muchas intervenciones directas de Dios. Es difícil imaginarse cómo alguien, después de todo eso, no confiaría plenamente en Dios; no obstante, no mucho después, Elías fue arrastrado por los síntomas del estrés y el desánimo, como veremos.
Aquí hay una lección importante. No importan los milagros en nuestra vida, siempre afrontaremos obstáculos. Nadie, ni un profeta como Elías, es inmune a las dificultades que trae la vida.
El éxito y las realizaciones ¿te están provocando estrés? Una larga serie de eventos estimulantes (incluso los positivos) puede añadir mucho peso a tu carga. Al mismo tiempo, ¿por qué debemos tener cuidado de no estar demasiado satisfechos aun en los tiempos buenos?
Lunes 10 de enero EVENTOS AMARGOS DE LA VIDA
Lee 1 Reyes 18:40. No sabemos si Elías tomó parte o no en la matanza de centenares de personas; él estaba a cargo de la operación, y eso tuvo que haber sido una experiencia emocional devastadora. Dios permitió este acto como la forma de erradicar la idolatría, que incluía el sacrificio de niños (Jer. 19:5). Esto seguramente debió haber tenido un costo emocional para el profeta.
Además del estrés de esa situación, ¿qué más afrontó Elías? 1 Rey. 19:1, 2.

Desde el comienzo del reinado de Acab, la malvada reina Jezabel obligó a su esposo a adorar a Baal (1 Rey. 16:31). Como resultado, todo Israel incurrió en prácticas idolátricas. Jezabel fue el instrumento para restaurar la adoración de Astarté, una de las formas más viles y degradantes de la idolatría de los cananeos. Ahora, con la muerte de todos los profetas, Jezabel estaba impaciente y enfurecida.
¿Cómo reaccionó Elías cuando recibió el mensaje que le envió Jezabel? 1 Rey. 19:3, 4.
¿Cómo pudo Elías, después de haber presenciado tantos milagros maravillosos, caer en esta desesperación? ¿Cómo llegó al punto de pedirle a Dios que le quitara la vida? Después de todo, considera los milagros que él había visto y en los que había estado involucrado.
“Así se había aprovechado Satanás de la debilidad de la humanidad. Y aún hoy sigue obrando de la misma manera. Siempre que una persona esté rodeada de nubes, se halle perpleja por las circunstancias, o afligida por la pobreza y la angustia, Satanás estará listo para tentarla y molestarla. Ataca los puntos débiles de nuestro carácter. Trata de destruir nuestra confianza en Dios porque él permite que exista tal estado de cosas” (DTG 95, 96).
¿Cuán a menudo has olvidado la forma increíble en que Dios actuó en tu favor en lo pasado? ¿Por qué es tan importante, durante tiempos de desesperanza y estrés, aferrarte a los recuerdos de cómo Dios obró en tu vida anteriormente? ¿Por qué olvidamos tan fácilmente lo que Dios ha hecho por nosotros? ¿Cómo pueden la alabanza y la adoración ayudarnos a superar los tiempos difíciles?
Martes 11 de enero LA TERAPIA DIVINA
Lee 1 Reyes 19:5 al 9. ¿Cuáles fueron los remedios dados a Elías en este período estresante de su vida? ¿Qué hay en esto para nosotros? ¿Cómo impactan en la mente nuestras acciones físicas, para bien o para mal?
Dormir. Comer. Una y otra vez. Y luego intensos ejercicios físicos: cuarenta días y cuarenta noches; desde el monte Carmelo hasta el monte Horeb. ¡Cuán interesante es que el sueño, el ejercicio y una dieta saludable a menudo se prescriben para combatir el estrés psicológico!
Un tratamiento común para los desórdenes de la disposición, o humor, se llama plan de actividades. Consiste en desarrollar un horario rígido con actividades placenteras y propósitos determinados, forzando a una persona deprimida a organizarse, a llevar adelante diferentes eventos. Este régimen ayuda a la persona a llenar su tiempo en forma positiva y a evitar la compasión propia. A menudo se incluye el ejercicio físico entre las actividades, porque produce endorfinas, sustancias químicas naturales similares a la morfina, que alivian la depresión, por lo menos temporariamente.
Elías fue conducido por Dios a dar los pasos que restaurarían su salud mental normal. Al igual que Elías, necesitamos estar abiertos a la conducción divina. Tan pronto como Elías se sentó bajo el enebro, oró. Le pidió a Dios que le quitara la vida (una oración equivocada), pero fue una oración en la que deseaba que Dios se hiciera cargo de su vida. Con el tiempo, Elías se sobrepuso a su desánimo, y Dios todavía pudo usarlo (ver 1 Rey. 19:15, 16; 2 Rey. 2:7-11). Antes de que Elías fuera llevado al cielo en un torbellino, pudo ungir a su sucesor, presenció la división de las aguas del río Jordán y, con Eliseo, pudo cruzar el río en seco. Finalmente, Elías fue llevado al cielo, sin morir. Un “fin” curioso para un hombre que, no mucho antes, le estaba pidiendo a Dios que le quitara la vida.
¿Qué perdemos si oramos únicamente en los momentos de desánimo y desesperanza? Contrasta los beneficios de una vida de oración constante con las oraciones elevadas solo en situaciones de emergencia. ¿Cómo puedes aprender a vivir más regularmente en una actitud de oración constante?
Miércoles 12 de enero EL MÉTODO DE JESÚS PARA CONTROLAR EL ESTRÉS
Con la generalización de los teléfonos celulares a mediados de los años noventa, un pastor adventista veterano dijo: “¡Nunca tendré uno! Cuando visito las iglesias y escucho los problemas de la gente, me canso y me estreso. Cuando regreso a mi automóvil, encuentro refugio. Si tuviera un teléfono celular, no encontraría descanso ni siquiera en mi automóvil”. Cada seguidor de Cristo necesita un lugar tranquilo para orar y escuchar a Dios por medio de su Palabra escrita.
Lee Marcos 6:31. ¿Qué lecciones podemos obtener de esto? ¿Cuán a menudo lo haces, o siempre tienes una excusa?
Elena de White escribió: “[Jesús] hallaba sus horas de felicidad cuando estaba a solas con la naturaleza y con Dios. Siempre que podía, se apartaba del escenario de su trabajo, para ir a los campos a meditar en los verdes valles, para estar en comunión con Dios en la ladera de la montaña, o entre los árboles del bosque. La madrugada lo encontraba con frecuencia en algún lugar aislado, meditando, escudriñando las Escrituras u orando. De estas horas de quietud, volvía a su casa para reanudar sus deberes y para dar un ejemplo de trabajo paciente” (DTG 69).
¿Qué otro santuario tenía Jesús? Mat. 21:17; Mar. 11:11.
La gente puede ser fuente de congoja o de paz. Jesús encontraba paz con amigos que le daban consuelo y afecto. Así era la casa de Lázaro, Marta y María. “Su corazón estaba ligado con fuertes vínculos de afecto con la familia de Betania. [...] Con frecuencia, cuando estaba cansado y sediento de compañía humana, le era grato refugiarse en ese hogar apacible. [...] Nuestro Salvador apreciaba un hogar tranquilo y oyentes que manifestasen interés. Sentía anhelos de ternura, cortesía y afecto humanos” (DTG 482).
 ¿Cómo puedes aplicar el método de Jesús para manejar el estrés en tu vida? ¿Qué le dirías a alguien que necesita viajar durante horas para encontrar la naturaleza? ¿O a alguien que vive con muchas personas bajo el mismo techo? ¿A quién irías si te encontraras desorientado y con necesidad de apoyo emocional?
Jueves 13 de enero LLEVAR ALIVIO A OTROS
¿Qué características específicas de la conducta de Jesús usó Pedro para describir a su Maestro? Hech. 10:38.
El estilo de Jesús era, fundamentalmente, abnegado. Usaba todas sus energías para servir a otros, para llevarles alivio por medio de palabras bondadosas y su poder sanador. Jesús nunca usó sus poderes divinos para su propio beneficio. Esto tuvo que haber impresionado profundamente a Pedro, porque su descripción del Salvador fue la de alguien que “anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo” (vers. 38).
En la mayoría de los casos, la presión producida por el trabajo, las relaciones, el dinero, etc., se centra en uno mismo. Concentrarse en otros es una buena manera de quitar presión personal. La gente que se ocupa de trabajo voluntario, proyectos comunitarios, etc., informa mayor sentimiento de bienestar y satisfacción que la gente que no se ocupa en ello.
Lee Gálatas 6:2, Filipenses 2:4 y Juan 15:13. ¿Qué mensaje hay en estos pasajes para nosotros?
John D. Rockefeller (1839-1937) proveyó un ejemplo de cómo sobrevivir al estrés al cambiar el foco de uno mismo hacia otros. Por 1879, su compañía, la petrolera Standard Oil, manejaba casi el 90% del petróleo refinado en los Estados Unidos. A los 50 años de edad, era el hombre más rico. Pero en 1891 tuvo un quebranto nervioso y estuvo a punto de morir. Sin embargo, se recuperó de su enfermedad en unos pocos meses. ¿Cómo?
Aparte de una alimentación sencilla, descanso y ejercicio, decidió dar su fortuna y pasó los siguientes 40 años de su vida como un filántropo. A comienzos del siglo XX, su fortuna personal llegaba a casi 900 millones de dólares. Al tiempo de su muerte, su fortuna era de unos 26 millones. Sus donaciones hicieron mucho bien en el mundo. Y, en cuanto a él mismo, extendió su vida por casi otros 50 años y vivió satisfecho hasta los 97 años.
¿Cuál ha sido tu experiencia con las bendiciones que provienen de servir a otros? ¿Por qué no hacer un mayor esfuerzo para el bien de otros y con mucha oración?
Viernes 14 de enero
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“Completamente agotado, [Elías] se sentó a descansar bajo un enebro. Sentado allí, rogó que se lo dejase morir. [...] Fugitivo, alejado de las moradas de los hombres, con el ánimo abrumado por una amarga desilusión, deseaba no volver a ver rostro humano alguno. [...] A todos nos tocan a veces momentos de intensa desilusión y profundo desaliento, días en que nos embarga la tristeza y es difícil creer que Dios sigue siendo el bondadoso benefactor de sus hijos terrenales; días en que las dificultades acosan el alma, en que la muerte parece preferible a la vida. Entonces es cuando muchos pierden su confianza en Dios, y caen en la esclavitud de la duda y la servidumbre de la incredulidad.
Si en tales momentos pudiésemos discernir con percepción espiritual el significado de las providencias de Dios, veríamos ángeles que procuran salvarnos de nosotros mismos y luchan para asentar nuestros pies en un fundamento más firme que las colinas eternas; y nuestro ser se compenetraría de una nueva fe y una nueva vida” (PR 119).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Has tenido alguna vez momentos en los que claramente veías la mano de Dios obrando en tu vida y tu fe era firme, para de inmediato caer y encontrarte lleno de dudas acerca de Dios y de su conducción en tu vida? ¿Qué aprendiste, de esa clase de experiencia, que podría ayudar a otros que tal vez afrontan lo mismo?

2. ¿Qué hay en ayudar a otros que nos hace sentir mejor? ¿Por qué sucede así tantas veces? Al mismo tiempo, ¿por qué es tan difícil darnos a otros? ¿Cómo podemos aprender a estar más dispuestos a morir al yo con el fin de servir mejor a las necesidades de quienes nos rodean?

3. Evalúa seriamente tus hábitos de salud. ¿Qué estás comiendo y bebiendo? ¿Qué clase de programa de ejercicios practicas? ¿Cuánto tiempo libre tienes? ¿Qué cambios podrías hacer que te ayudarían a sentirte mejor en lo emocional como también en lo físico? Aunque en algunos casos la gente tiene necesidades psicológicas muy serias que deben ser atendidas profesionalmente, muchas veces un cambio en el estilo de vida puede marcar una gran diferencia en la manera en que nos sentimos.

4. ¿Cuánto tiempo libre tienes? ¿Qué haces con ese tiempo? ¿Cómo podrías usar ese tiempo para mejorar tu relación con Dios?

8 comentarios:

  1. Personalmente he tenido ocasión de ser testigo de los devastadores efectos que el estrés puede causar en las personas. Por discreción, y para proteger la intimidad de la persona que lo sufrió, no entraré en detalles del por qué ni del cómo sucedió todo; pero os aseguro que estoy en condiciones de afirmar que, en casos extremos, puede acarrear la ruina total.

    Vivimos en una sociedad en la que la competitividad, la rentabilidad, la efectividad y la productividad —cualidades todas ellas intrínsecamente buenas, pero cuyo exceso es dañino— son valores supremos. Ello implica que, para no perder estatus, o hasta el empleo, tenemos que estar inmersos en una vorágine que nos impide ver las cosas con cierta perspectiva haciendo que reaccionemos de manera instintiva a los estímulos recibidos, a la par que ocupa todos y cada uno de los minutos de que disponemos. Así, al final del día apenas sí habremos dedicado cinco o seis minutos, si es que los hemos dedicado, a la meditación y la reflexión.

    Si se quiere derribar los muros de defensa psicológica que las personas construyen a su alrededor, el mejor método es llevarlas a un estado tal de actividad mental en el que les sea imposible mantener la atención en una sola idea. Como ejemplo, las técnicas de interrogatorio en las que se marea al interrogado hasta el extremo de que el cansancio consigue descubrir una brecha de contradicción a partir de la cual derribar todo el edificio de protecciones que se ha construido como coartada del crimen cometido.

    Por experiencia, Satanás conoce muy bien las limitaciones de la mente humana y sabe cómo sacar provecho de ellas. Por eso no es de extrañar que se las ingenie para tenernos tan ocupados y ajetreados, para someternos a tanta tensión, que no nos queden energías, ni tiempo, para dedicarlos a lo que es verdaderamente importante: nuestra comunión con Dios. A partir de aquí, instilar la duda y hacernos caer es un juego de niños.

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  2. Bien, después de ver las propuestas de esta semana, me alegra pensar que los psicólogos actuales no andan tan desencaminados a la hora de recomendar ciertas terapias. Ya sé que la Biblia no es un libro de ciencia —y mucho menos un tratado de psicología clínica—; pero reconforta ver que la terapia que Dios propone a Elías y la que usa Jesús para combatir el estrés adoptan soluciones de manual. Una vez más, sin que sea un libro especializado, con una mente abierta y dispuesta a reflexionar un poco, es posible descubrir en la Biblia conceptos e ideas que nuestra sociedad cree haber alcanzado por sí misma. ¡Sencillamente genial!

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  3. Lo que Elías sufre no es estrés. Tiene todos los síntomas de la depresión. Incluso manifiesta su deseo de acabar con todo y morir. Es curioso: un profeta depresivo y extraordinariamente ciclotímico (no olvidemos la imagen exultante de Elías en el Carmelo, seguida del hundimiento anímico del desierto...). Por cierto, muy parecido a Jonás (otro profeta depresivo y ciclotímico).

    Es la grandeza de las Escrituras. El mensaje queda claro y cristalino: si ellos fueron hombres de Dios, cualquiera puede, si se deja llevar por su Espíritu, ése que anima el ánimo y le quita presión a la depresión...

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  4. De hecho, Juan Ramón, yo me atrevería a decir que lo de Elías, más que una depresión de caballo es una tremebundo trastorno biplar. Fíjate que pasa, casi sin solución de continuidad, de la euforia más desbocada (episodio del monte Carmelo) a la depresión más brutal. Eso, actualmente, se identifica como un trastorno bipolar de tipo I que, en el caso de Elías, aunque no soy psiquiatra, me atrevería a cualificar de extremadamente agudo.

    De todos modos, no olvidemos que el principal factor desencadenante de los trastornos bipolares, las depresiones y “otras hierbas de cortar” es, precisamente, el estrés. Y aquí es donde entra en juego la idea de esta semana.

    Finalmente, te doy la razón. Tanto Elías como Jonás son la prueba fehaciente de que hasta los que tienen alguna que otra gotera en la azotea pueden ser hombres y mujeres de Dios. De hecho, ¿no es preciso estar un tanto tocat del bolet, como decimos por mis pagos, para hacer lo que ellos hicieron y con el ímpetu que lo hicieron?

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  5. Si lo pensamos fríamente, es normal que Elías se sienta tan mal. Acaba de ver cómo Dios accede a sus plegarias en el Monte Carmelo. Ha sido, a ojos de todos, el actor principal de un espectáculo portentoso. A fuerza de ponérselo difícil a Dios (el reto a los paganos, los sacrificios humedecidos, la proclama digna de un show de telepredicadores...) se ha convertido en el hombre de moda, digno de una portada en la revista Times. Lo tiene todo de cara. Hasta al mismísimo Dios omnipotente, que ridiculiza a los baales en su presencia. Es, casi, como si el Altísimo estuviera a sus órdenes. Y claro... ¡algo así se le sube a la cabeza a cualquiera!

    Pero el Altísimo tenía otros planes. Ya se le había visto el plumero a Dios cuando saca a su profeta de la portada del "Israel News" a cuenta de la sequía, y se lo lleva a un lugar donde le impone el más absoluto anonimato, allá en Sarepta, donde será mantenido no por una "starlette" de las que rompen los medidores de audiencias, sino por una espectadora común, una sufridora de la vida real. Allí debería haber aprendido ya cómo es Dios, y dónde quiere que su profeta esté. Pero Elías no se conformó con eso, quiso ser de nuevo la estrella rutilante del momento. Y se monta el berenjenal del Carmelo, lleno de violencia, de sangre y de muerte.

    Pero, una vez más, ese Dios que no se da nunca por vencido, lo manda a las galeras del anonimato, al desierto. Y allí empieza a caer en la cuenta de que Dios no es como le parecía a él. Que el Altísimo prefiere estar en lo bajísimo, allí donde todos somos iguales, porque se nos impone la vida y sus debilidades. Y eso rompe las expectativas del profeta.

    Es duro comprender que Dios no es como nos lo imaginábamos. Que no es un baal más fuerte, o más poderoso que los otros diosecillos, ésos que sí necesitan hacerse fuertes para hacerse oír. A Dios, sin embargo, no le hace falta levantar la voz o hacer mucho ruido para hablar. Puede escuchársele en el silbo apacible del Horeb. Ésa es la lección que debía aprender Elías, y que le produjo un disgusto tan grande, una devaluación tan extraordinaria de sus expectativas, que quiere morirse.

    Y también puede ser una lección para nosotros, creyentes que a veces caemos en la tentación de medir a Dios por lo útil que nos sea. Elías acabó por comprenderlo, y ahora nos toca a nosotros. Aviso a navegantes...

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  6. En pocas palabras, que Dios, sin mucho estruendo y aún menos aspavientos, le dice al bueno de Elías: «Te vas a enterar de lo que cuesta un peine y de qué va toda mi película». Es curioso que Dios le enseña grandes lecciones a Elías —y a cualquiera que esté dispuesto a aprenderlas— a partir de las pequeñeces de la vida. Y es curioso, también, cómo, a veces, movidos por un exceso de celo mal entendido, colocamos a Dios en situaciones harto penosas. Para muestra, un botón…

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  7. Desde el punto de vista anímico no existe casi nadie lineal, se tiende a la depresión, el pesimismo o a la euforia y el optimismo. Ser ciclotimico entra también dentro de lo posible. Cuando las fases depresivas y eufóricas o maniacas resultan exageradas y se alternan podemos hablar de un trastorno bipolar tipo I como dice Niel.

    Elias sufre estados cicloides muy propios de cualquier ser humano sobre todo si su conocimiento de Dios es todavia inconsistente. Es un fiel servidor de Dios, pero no demuestra un gran conocimiento de su carácter. El texto de 1ºR. 17:20 es demoledor "¿la has afligido matando a su hijo?".

    Por otra parte, ser el objeto o el instrumento de una acción sobrenatural resulta un peligro para el equilibrio emocional.

    Elias sufre un estado depresivo, se ve incapaz de elaborar proyectos (basta ya), no le desagrada la idea de muerte (quita mi vida, otro concepto erróneo) y tiene una baja autoestima (no soy mejor que mis padres). No se trata de una depresión importante porque él no piensa hacer nada para poner fin a sus días y porque además se queda dormido.

    Elias, como nosotros deberá aprender a confiar en un Dios siempre presente pero oculto en los silencios, las hoquedades, los silbos apacibles.

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  8. Gracias, Josep Manel. Como siempre, la voz autorizada de un profesional de la medicina ha traído un poco más de luz a la situación, haciéndola más comprensible a las mentes de los que no estamos versados en tales lides. Por cierto, amigo, este trimestre es idóneo para que te prodigues más por estos pagos y nos regales ni que sea una pizquita de tu ciencia.

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