Lección 4: Para el 24 de enero de 2015
SABIDURÍA DIVINA
Sábado 17 de enero
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Proverbios 8:1-21; Mateo
16:26; Proverbios 8:22-31; Génesis 1:31; Proverbios 8:32-36; Proverbios 9:1-18.
PARA MEMORIZAR:
“Jehová me poseía en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras” (Prov.
8: 22).
La sabiduría reaparece en este momento en Proverbios (ver Prov. 1:20, 21), y los textos de esta semana dejan en claro que la sabiduría es la verdad, la Verdad según existe en Dios, la fuente y el fundamento de toda verdad.
La sabiduría reaparece en este momento en Proverbios (ver Prov. 1:20, 21), y los textos de esta semana dejan en claro que la sabiduría es la verdad, la Verdad según existe en Dios, la fuente y el fundamento de toda verdad.
Este énfasis en el carácter “absoluto” de la verdad contrasta con parte del pensamiento contemporáneo, especialmente en Occidente, para el cual la verdad
se considera como relativa, circunstancial, cultural, y que varía de una persona
a otra.
Sin embargo, este concepto no es bíblico. Mi verdad debe ser la misma que
la tuya, sencillamente porque la “verdad” es universal. No pertenece a nadie en
particular, sino a toda la humanidad, ya sea que la humanidad lo reconozca o
no.
Es interesante que la famosa pregunta que hizo Pilato a Jesús: “¿Qué es la
verdad?” (Juan 18:38) surgió en respuesta a la afirmación de Jesús: “Todo aquel
que es de la verdad, oye mi voz” (vers. 37). La verdad, la verdad absoluta, existe
y aun nos habla a nosotros; lo que importa es si nosotros escuchamos y obedecemos lo que nos está diciendo.
Domingo 18 de enero
LA SABIDURÍA CLAMA
Lee Proverbios 8:1 al 21. Según estos versículos, ¿cuál es el valor dela sabiduría?
La sabiduría es tan importante que debe alcanzar a todos. Dios creó toda
vida humana, y Cristo murió por cada uno de nosotros. Así, la sabiduría, y el
conocimiento de Dios y de la salvación que él ofrece, es para todo ser humano.
Considera las palabras usadas para describir la presencia clamorosa de
la sabiduría: “clama”; “da su voz”; “clamo”; voz”; “hablaré”; “abriré mis labios”;
“boca”; “mis labios”; “palabras”. No importa la manera en que comprendamos
estas metáforas, es claro que la sabiduría ha de ser comunicada; ha de ser escuchada por todos los que la oigan. Después de todo, como vimos la semana
pasada, lo que señala la sabiduría es cuestión de vida o muerte.
Ocho veces la sabiduría habla acerca de la veracidad de sus palabras. Es
interesante que la descripción de la sabiduría, aquí, es paralela a la descripción de Dios en Deuteronomio 32:4. Por supuesto, este paralelo no debe sorprendernos pues Dios, como Creador de todas las cosas (ver Juan 1:1-3), es el
fundamento de toda verdad.
Lee Proverbios 8:10, 11. ¿Qué dicen estos versículos acerca de la
sabiduría?
Muchas personas han vivido, y todavía viven, en ignorancia, en necedad y
en oscuridad. Muchos viven sin ninguna esperanza o con esperanzas falsas. Lo
que hace que este triste estado de cosas sea aún más triste es que la sabiduría
y la verdad son maravillosas, y llenas de esperanza y de promesas de una vida
mejor ahora, por la seguridad de la vida eterna en el cielo nuevo y la Tierra
Nueva; y todo, gracias al sacrificio de Jesús. Toda la riqueza del mundo no significa nada (ver Ecl. 2:11-13), en contraste con el conocimiento de Dios.
Lee Mateo 16:26 y pregúntate cuán bien refleja tu vida la gran verdad de estos
versículos.
Lunes 19 de enero
LA SABIDURÍA Y LA CREACIÓN
Lee Proverbios 8:22 al 31. ¿De qué modo la sabiduría se relaciona con la creación?
Lee Proverbios 8:22 al 31. ¿De qué modo la sabiduría se relaciona con la creación?
En estos textos, la sabiduría se relaciona misteriosamente con Dios como
Creador. Este poema comparte muchas palabras con el informe de la creación
de Génesis 1 y 2, y aun refleja su estructura literaria, organizada alrededor de
los tres elementos básicos: el cielo, el agua y la tierra. La intención de este
paralelo es enfatizar la principal credencial de la sabiduría: si Dios mismo usó
la sabiduría para crear, si la sabiduría es la herramienta más antigua, aun más
antigua que el mismo universo, y por ello fundamental para su existencia, nosotros tendríamos que usar mucho más la sabiduría en todo lo que hacemos
en la vida.
Aquí se hace un fuerte énfasis en el origen divino de la “sabiduría”. La primera palabra del poema es Yahweh, quien “poseía” (segunda palabra) la sabiduría. El término hebreo qanáh, traducido como “poseía” en la versión RVR,
tiene la connotación de “engendrar”, en vez de “crear” (ver Deut. 32:6; Gén. 4:1).
El siguiente término es la palabra técnica que, en el Génesis, se asocia con la
creación: reshít (“principio”), y se encuentra en Génesis 1:1: “En el principio
creó Dios los cielos y la tierra”.
No obstante, la palabra “principio” en Proverbios 8:22 se emplea en forma
un tanto diferente que en Génesis 1. Aquí, la palabra se relaciona con la creación, mientras que en Proverbios 8:22 se relaciona con Dios, con sus caminos
(dérek), es decir, su naturaleza. De este modo, la sabiduría es parte de la naturaleza misma de Dios.
Por lo tanto, la sabiduría se encuentra en el tiempo incluso antes de la
creación del universo. La existencia de la sabiduría, en ese momento en que
solo Dios estaba presente, marca la antigüedad de la sabiduría como “desde la
eternidad”.
Así, la sabiduría no se origina en nosotros sino, más bien, se nos revela; es
algo que aprendemos, algo que se nos enseña, no la generamos nosotros. Ciertamente, caminar con nuestra propia luz es caminar en oscuridad. Se nos dice
que Jesús es la “luz verdadera, que alumbra a todo hombre” (Juan 1:9). Cada
hombre también la necesita.
Martes 20 de enero
REGOCIJO EN LA CREACIÓN
En Génesis 1 vemos que cada paso de la creación concluye con el mismo
estribillo: “Y vio Dios que era bueno” (Gén. 1:4, 10, 12, 18, 21, 25, 31). El último
paso (vers. 31) va más allá todavía: “Era bueno en gran manera”. La palabra hebrea para “bueno” contiene la idea de regocijo y, además, implica una relación.
Al final de la semana de la creación, Dios se detiene para gozar plenamente de
su creación (Gén. 2:1-3). Y Dios bendice ese momento de pausa: el sábado. Del
mismo modo, nuestro poema concluye indicando que la sabiduría se goza en
la creación.
Lee Proverbios 8:30 y 31. ¿Por qué se regocijaba la sabiduría?
El regocijo de la sabiduría refleja la alegría de Dios en la creación. Este
gozo no solo ocurre “diariamente” en cada etapa de la creación, sino también
corona la obra creadora, cuando la creación –de la vida sobre la Tierra– se
completó.
En Proverbios 8, encontramos la razón para el gozo de la sabiduría: “Mis
delicias son con los hijos de los hombres” (vers. 31). El sábado, al final de la
semana de la creación, Dios estableció una relación con los seres humanos.
La aplicación inmediata de esta pausa y alegría divinas, después de la obra
de la semana, tiene implicaciones para la experiencia humana del sábado: “Siguiendo el modelo del Creador, él también pude mirar atrás a su obra terminada, con gozo, placer y satisfacción. De este modo, el hombre puede alegrarse
no solo en la creación de Dios, sino también en su gobierno responsable de la
creación, no en su explotación” (G. F. Hasel, en K. A. Strand, The Sabbath in
Scripture and History, p. 23).
Lee Colosenses 1:15 al 17 y 2:3, Apocalipsis 3:14, y Juan 1:1 al 14.
¿Qué nos dicen estos versículos acerca de la función de Jesús en la creación misma? ¿Por qué esa actividad como Creador es tan importante
para comprender su función como nuestro Redentor?
Miércoles 21 de enero
LA APELACIÓN DE LA SABIDURÍA
Los últimos versículos de este capítulo vuelven a lo personal, a la aplicación práctica de lo que significa tener sabiduría. El conocimiento intelectual
acerca de la preexistencia de la sabiduría y de su presencia en la creación es,
ciertamente, profundo. Pero en la Biblia, la verdad siempre debe bajar, en cierto
momento, al nivel humano y a la manera en que respondemos a lo que se nos
ha dado en Jesús.
Lee Proverbios 8:32 al 36. ¿Qué mensaje de vida o muerte se da aquí?
El término hebreo traducido como “bienaventurado” significa “feliz” o “dichoso” (NVI). En este pasaje, la palabra “bienaventurado” está vinculada a dos
sentencias. La primera describe una acción: “Bienaventurados [son] los que
guardan mis caminos” (vers. 32). El mismo lenguaje se usa en Salmo 119:1 y 2,
con respecto a la Ley: “Bienaventurados los perfectos [...] que andan en la ley
de Jehová. Bienaventurados los que guardan sus testimonios”.
La segunda sentencia describe una actitud: “Bienaventurado el hombre que
me escucha” (vers. 34). En ambos casos, el requisito implica un esfuerzo continuo. No es suficiente con haber descubierto el camino correcto, tenemos que
“guardarlo”. No es suficiente oír la palabra de Dios, tenemos que velar “cada
día” y seguir lo que sabemos. Como dijo Jesús: “Bienaventurados los que oyen
la palabra de Dios, y la guardan” (Luc. 11:28).
“¿Es codiciable la felicidad que se encuentra en la senda de la desobediencia
y la transgresión de la ley física y moral? La vida de Cristo señala la verdadera
fuente de dicha e indica cómo llegar a ella [...] Para ser felices de verdad, deben
tratar gozosamente de estar siempre en el puesto del deber, cumpliendo la obra
que les corresponde con fidelidad, y adaptando su corazón y vida al Modelo
perfecto” (MeM 167).
La felicidad puede ser algo elusivo; cuanto más la buscamos, más difícil parece
ser el alcanzarla. ¿Por qué la fidelidad a Dios, en vez de la búsqueda de la felicidad, debe ser nuestra primera prioridad? Además, ¿qué es más probable que
nos produzca felicidad (y por qué): buscar la felicidad o buscar primero el Reino
de Dios?
Jueves 22 de enero
UNO U OTRO
Después de la apelación que hace la sabiduría, el autor inspirado de Proverbios 9 anima a sus oyentes a hacer la elección entre dos estilos de vida: la
sabiduría o la insensatez. Los primeros seis versículos, y los últimos seis (Prov.
9:1-6, 13-18) son simétricos, y destacan el contraste entre ambos estilos.
Compara Proverbios 9:1 al 6 con Proverbios 9:13 al 18. ¿Qué diferencias hay entre la sabiduría y la insensatez?
1. La sabiduría es eficiente y está involucrada en la creación. Se usan siete
verbos para describir sus acciones allí (vers. 1-3). Los siete pilares que ha labrado (vers. 1) aluden a los siete días de la creación. La insensatez, en con-
traste, está sentada sin hacer nada, pretendiendo ser alguien cuando en realidad “es simple e ignorante” (vers. 13).
2. Aunque la sabiduría y la insensatez llaman a los mismos oyentes (nota
que los versículos 4 y 16 son idénticos), lo que proveen es fundamentalmente
diferente. La sabiduría invita a sus huéspedes a comer pan y a beber la bebida
que ella ha preparado (vers. 5). La insensatez ofrece nada de comer o de beber;
sencillamente, se jacta acerca de provisiones robadas (vers. 17).
3. La sabiduría nos llama a abandonar la insensatez y, por lo tanto, a vivir.
La insensatez es más tolerante: no exige que abandonemos nada, pero el resultado es la muerte. Los que siguen la sabiduría avanzarán, irán “por el camino
de la inteligencia” (vers. 6). Quienes siguen la insensatez quedarán estáticos, y
“no saben” (vers. 18).
Lee Proverbios 9:7 al 9. ¿De qué modo responden el hombre sabio
y el impío a la instrucción de la sabiduría? ¿Qué hace que el sabio sea
más sabio que el impío?
La clave de la sabiduría es la humildad. El sabio es el hombre a quien se le puede
enseñar, y que responde a la instrucción con una mente abierta. La sabiduría
solo llega a quien, como un niño, siente que necesita crecer. Por esto, de la manera más explícita, Jesús enseñó que “si no os volvéis y os hacéis como niños,
no entraréis en el reino de los cielos” (Mat. 18:3).
Viernes 23 de enero
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“El soberano del universo no estaba
solo en su obra benéfica. Tuvo un compañero, un colaborador que podía apreciar sus designios, y que podía compartir su regocijo al brindar felicidad a los
seres creados. ‘En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo
era Dios. Este era en el principio con Dios’ (Juan 1:1, 2). Cristo, el Verbo, el
Unigénito de Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza,
en carácter y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los
designios y fines de Dios. [...] Y el Hijo de Dios, hablando de sí mismo, declara:
‘Jehová me poseía en el principio de su camino, ya de antiguo, antes de sus
obras. Eternalmente tuve el principado [...] Cuando establecía los fundamentos
de la tierra; y fui su delicia todos los días, teniendo solaz delante de él en todo
tiempo’ (Prov. 8:22-30)” (PP 11, 12).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Por qué la creencia en el informe de la creación registrado en el Génesis
es el fundamento de la sabiduría bíblica? ¿Por qué la idea del Evolucionismo es
contraria a la Biblia en todos sus aspectos?
2. Medita en la idea de que la sabiduría verdadera es algo que no podemos
generar por nosotros mismos, sino que tiene que sernos revelado. ¿Cuáles
son algunos ejemplos de verdades importantes que nunca conoceríamos si
no fueran reveladas por la inspiración divina? Por ejemplo, ¿de qué modo sabríamos sobre la muerte de Cristo en la cruz y lo que esta nos ofrece, si no nos
fuera revelada? ¿Qué diríamos acerca del sábado o de la Segunda Venida?
3. ¿De qué forma la obra de Dios revelada en Génesis 1 testifica del hecho
de que el bien no se puede mezclar con el mal? ¿Qué repercusiones tiene tu
respuesta en el concepto de que uno podría, por ejemplo, incorporar una cosmovisión evolucionista en la historia de la creación de Génesis?
4. ¿De qué manera el gozo de Dios en la creación nos ayuda a comprender
cómo podemos tener una experiencia sabática más profunda y rica?
A vueltas con la "verdad" comenzamos la semana. El comentario acerca de la verdad del sábado es tremendo. Volvemos a cosificar la idea de verdad. Estoy de acuerdo en el que solo hay una verdad y esa verdad es Dios. Pero es un absoluto que nadie puede poseer al completo. Apenas alcanzamos a vislumbrar un trocito de la verdad. No se trata de relativizar o de que la verdad cambie. Somos las personas las que cambiamos, somos las personas las que vemos un trocito de Dios distinto. Y si el trocito de Dios, de verdad, que yo veo es distinto a trozo que otra persona ve, podemos ayudarnos a ver juntas un trozo más grande de verdad y a comprender un poco mejor a Dios.
ResponderEliminarJesús dijo que él había venido al mundo para dar testimonio de la verdad y que él era el camino, la verdad y la vida.
ResponderEliminarDios se nos presenta como una verdad absoluta, pero en cuanto Dios es percibido por el hombre finito, esa verdad ya no puede ser absoluta. Habrá tantas verdades como hombres la perciban.
Entonces ¿Cómo llegar a la verdad? ¿Es Dios un concepto inalcanzable cómo verdad absoluta para el hombre? Según lo expuesto antes la respuesta es que si, que Dios no se puede percibir cómo verdad absoluta.
Entonces quizá la clave esté en la necesidad de otro concepto que introduce Jesús, es la vida en el espíritu. "Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres". La vida en el espíritu nos abre la posibilidad de crecer eternamente hacia el conocimiento de la verdad absoluta. Para el hombre la verdad siempre será un proceso, un proceso eterno.
Me gusta mucho esta idea de que en el momento cuando el ser humano aprehende una verdad —incluso aunque esta fuera absoluta, con la complejidad añadida que conlleva esa naturaleza absoluta— relativiza esa verdad. Lo hace porque la individualiza —lo que, paradójicamente, es imprescindible para su utilidad—, la aplica a su propia esencia de ser. Como nadie tiene la misma esencia de ser que otra persona, la aprehensión de esa verdad será siempre relativa. Y aquí viene lo que más me interesa:
ResponderEliminar¿Cómo conseguir que una verdad individualizada —y por tanto relativa— lo sea menos? ¡En comunidad!... La suma de la percepción individual de cada miembro, puesta en común con el resto, es un valor añadido en lo que respecta a la comprensión de esa "verdad más grande", más compleja.
Es el milagro de disfrutar de la comunidad religiosa. La suma de las partes pesa más que el conjunto de las partes por separado. La verdad será siempre relativa. Pero puesta en comunidad pierde relatividad y se hace más rica, más poderosa.
Según la sección del miércoles, la sabiduría sería algo así como el arte de ser felicices -bienaventurados- para acto seguido hacer felices a los demás. Me gusta.
ResponderEliminarMe gusta porque esta visión de la sabiduría descentra la atención de mí mismo, y la focaliza en los demás. Lo bueno que hago, lo que consigo hacer, no es tanto para mi satisfacción personal -qué sabio soy, qué bien lo he hecho- sino para el servicio a los demás. Aprendo de la vida a través del Espíritu, y comparto lo aprendido para el bien del otro. No es un conocimiento que me quedo, sino un estilo de vida que ayudó a expandir con mi forma de vivir.
La sección del jueves trae una perla: No hay sabiduría sin humildad.
ResponderEliminarEfectivamente, si uno no acepta su ignorancia sobre un asunto será incapaz de aprender más. Y esto debería conjugarse igualmente con el estudio de las Escrituras. Para aprender más sobre ellas -y con ellas- hay que estar dispuestos a traspasar los límites del conocimiento anterior. Aceptar que puede haber textos que hemos interpretado mal. Asumir que el "siempre lo vimos así" nos encastilla, nos invalida para nuevos descubrimientos, imposibilita la recepción de nueva luz.
No hay que tener miedo a arriesgarse con las Escrituras, a experimentar con ellas. Si nos equivocamos ya habrá tiempo de volver atrás, y admitir que dábamos palos de ciego. Ensayar nuevas vías de interpretación de las Escrituras no es arrogancia, sino todo lo contrario. Es concebir la posibilidad de que no lo habíamos entendido bien hasta ahora, y tener la humildad -y la valentía- de explorar otros caminos.
Yo lo llamó "no tener miedo a manosear las Escrituras". Tú llámalo como quieras.
Estoy totalmente de acuerdo. Me parece una reflexión muy sabia, ya que de sabiduría hablamos ;-)
Eliminar¿A qué viene sacar el asunto de "Creación versus evolución" en la sección del viernes? ¿No parece coger el rábano por las hojas?
ResponderEliminarAaaayyy, Señor, Señor...