LO QUE CONSIGUES NO ES
LO QUE VES
Sábado 31 de enero
LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Proverbios 14; Daniel
7:25; Marcos 12:30, 31; Proverbios 15:13; Isaías 5:20; Proverbios 15; Mateo
20:26-28.
PARA MEMORIZAR:
“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”
(Prov. 14:12).
Como dijo Pablo: “Ahora vemos por espejo, oscuramente” (1 Cor. 13:12). Vemos muy poco, y lo que vemos siempre resulta filtrado por nuestras propias mentes. Nuestros ojos y oídos –en realidad, todos nuestros sentidos− nos dan solo una limitada visión de lo que realmente está allí afuera.
Como dijo Pablo: “Ahora vemos por espejo, oscuramente” (1 Cor. 13:12). Vemos muy poco, y lo que vemos siempre resulta filtrado por nuestras propias mentes. Nuestros ojos y oídos –en realidad, todos nuestros sentidos− nos dan solo una limitada visión de lo que realmente está allí afuera.
También podemos ser engañados no solo acerca del mundo externo, sino
también acerca de nosotros mismos. Nuestros sueños, nuestros conceptos y
nuestras opiniones pueden darnos imágenes muy distorsionadas de cómo es la
realidad. De todos los engaños, ese puede ser el peor.
¿Qué debemos hacer, entonces, para protegernos de estos engaños? Proverbios nos da un consejo básico: no debemos confiar en nosotros mismos, como
hacen los necios. Por el contrario, debemos confiar en Dios, quien controla
el curso de los eventos aun cuando todo parezca ir mal. En pocas palabras,
necesitamos vivir por fe, y no meramente por vista, porque la vista puede ser
enormemente engañosa, al mostrar solo una pequeña porción de lo que es
real, y además –peor aún–, distorsionar lo poco que nos muestra.
Domingo 1 de febrero
LA CERTEZA DEL NECIO
Lee Proverbios 14. ¿Qué dice acerca del necio?
El necio habla con soberbia (Prov. 14:3). La primera imagen del necio tiene
que ver con “la vara de la soberbia”. La idea de la vara, asociada con los labios
del necio, implica su castigo final. Sus palabras orgullosas resultaron en un
golpe dado sobre sus labios; resultado que aparece en contraste con los labios
del sabio, que son protegidos (ver también Dan. 7:8).
El necio se burla de la sabiduría (Prov. 14:6-9). Aunque el necio parece
buscar sabiduría, en realidad no cree en ella y es escéptico hacia ella. No la
encontrará porque, en su propia opinión, no hay sabiduría fuera de sí mismo.
Lo más terrible es su actitud hacia la violación de la Ley. ¿Qué podría ser más
mortal que burlarse de la idea del pecado?
El necio es crédulo (Prov. 14:15). Paradójicamente, el necio se burla de
esos idealistas que todavía creen en los valores de la sabiduría; él ha perdido
su capacidad de pensar críticamente acerca de lo que oye: “todo lo cree”.
La ironía de esta situación es que golpea el centro de la sociedad secular.
Las personas escépticas ridiculizan a Dios y se burlan de la religión, pretendiendo que estas creencias son para los niños y los ancianos; no obstante,
ellos mismos creen a menudo en algunas de las cosas más tontas, tales como
la creación de la vida sobre la tierra por el solo azar.
El necio es impulsivo (Prov. 14:16, 29). Como el necio cree que tiene la
verdad dentro de sí mismo, no se toma tiempo para pensar. Su reacción será
rápida, dictada mayormente por un impulso.
El necio oprime a otros (Prov. 14:21, 31). Los mecanismos de la opresión y
de la intolerancia aparecen sugeridos en la psicología del necio. Es intolerante
con los demás y los tratará con desprecio (ver Dan. 7:25; 8:11, 12).
Es fácil ver los rasgos de un necio en los demás, pero ¿qué diremos de nosotros
mismos? ¿Cuáles de estas fallas de carácter necesitas reconocer primero, y luego
procurar vencer, por la gracia de Dios?
Lunes 2 de febrero
EL TEMOR DEL SABIO
Lee otra vez Proverbios 14. ¿Qué dice acerca del sabio?
El sabio habla con humildad (Prov. 14:3). El sabio refrena sus labios. Su
reflexión silenciosa es motivada por una falta de autosuficiencia arrogante.
Para el sabio, la otra persona podría tener razón; por lo tanto, el sabio se toma
el tiempo para pensar en ello y pesar la evidencia. También guarda silencio
porque escucha, listo para aprender de los demás.
El sabio valora el aprendizaje y el conocimiento (Prov. 14:6, 18). Es difícil para el necio aprender porque le resulta difícil sentarse a los pies de un
maestro; en contraste, es fácil para el sabio aprender por causa de su humildad.
Gozará de la experiencia de aprender y de crecer. También, esta búsqueda de
la sabiduría, de algo que no se tiene, es lo que lo hace sabio.
El sabio es cauto (Prov. 14:15). El sabio sabe que el pecado y el mal existen,
por lo tanto, será cuidadoso por donde camine. No confiará en sus sentimientos
y opiniones personales; revisará las cosas y pedirá consejo. No obstante,
siempre será cuidadoso acerca de lo que otras personas dicen de él; separará
lo bueno de lo malo (1 Tes. 5:21).
El sabio es apacible y paciente (Prov. 14:29, 33). El sabio puede quedar tranquilo porque no confía en “sus caminos” (vers. 14), sino que depende de la “rectitud” de su camino (vers. 2). Su fe en Dios le permite relajarse y ejercer control
propio (Isa. 30:15). El temor de Dios le da confianza (Prov. 14:26).
El sabio es compasivo y sensible (Prov. 14:21, 31). Los dos Mandamientos:
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón” y “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo” están vinculados (Mar. 12:30, 31). No podemos amar a Dios y, al mismo
tiempo, tratar mal a las demás personas. La mayor expresión de nuestra fe es
cómo tratamos a otros, especialmente a los que sufren necesidad.
“No comprendemos cuántos de nosotros andamos por la vista, y no por la fe.
Creemos en las cosas visibles, pero no apreciamos las preciosas promesas que
se nos ha dado en su Palabra” (NEV 87). ¿Qué significa andar por fe y no por
vista? ¿Cómo podemos hacer eso?
Martes 3 de febrero
LOS OJOS DE JEHOVÁ
“Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos” (Prov. 15:3). ¿Cómo te hace sentir este texto, y por qué?
El tono de Proverbios cambia en los siguientes dos capítulos. Estos son más
teológicos que los anteriores, y se hacen más referencias a Dios que en ellos.
También, se nos dicen cosas sorprendentes acerca de él: que sus ojos están en
todo lugar (Prov. 15:3).
Esta conciencia aguda de la presencia de Dios es precisamente lo que los
antiguos israelitas llamaban “el temor de Jehová”. La misma asociación se encuentra en los Salmos: “El ojo de Jehová [está] sobre los que le temen” (Sal.
33:18). Del mismo modo, Job describe a Dios como mirando hasta los fines de
la Tierra, y ve todo lo que sucede bajo los cielos (Job 28:24). Por esto, Job concluye que “el temor del Señor es la sabiduría” (Job. 28:28).
Este proverbio nos recuerda la capacidad de Dios de ver el bien y el mal, no
importa dónde estemos. Como lo entendió Salomón (1 Rey. 3:9), la verdadera
sabiduría es la capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo. En el ámbito
humano, esta percepción nos debe ayudar a recordar siempre que debemos
hacer el bien y nunca el mal, porque Dios ve todo lo que hacemos, aun cuando
nadie más lo advierta. Nos engañamos a nosotros mismos pensando que, por
el momento, nos salimos con la nuestra haciendo el mal; que realmente nos
escapamos con él. A la larga, nunca es así.
Por lo tanto, seamos diligentes, pues “no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los
ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta” (Heb. 4:13).
Lee Proverbios 15:3, Isaías 5:20 y Hebreos 5:14. ¿Qué mensaje vital
tienen estos versículos para nosotros, especialmente en una épocas en
que los mismos conceptos de “bien y de mal” a menudo están confusos?
Muchos ahora afirman que el bien y el mal son relativos o, sencilla
mente, ideas humanas que no tienen existencia objetiva fuera de lo que
digamos. ¿Qué está mal con esa idea sobre el bien y el mal, y por qué es
muy peligroso sostenerlo?
Miércoles 4 de febrero
EL GOZO DE DIOS
Lee Proverbios 15. ¿Por qué el gozo es un bien tan grande para el
hombre?
La Escritura no nos promete una vida sin pruebas. Como Jesús mismo dijo:
“Basta a cada día su propio mal” (Mat. 6:34). Proverbios 15:15 explica que en
medio de los días malos, el que mantiene un corazón contento lo pasará mejor.
Vendrán el dolor, el sufrimiento y las pruebas, y a menudo no podremos controlar ni el cuándo ni el cómo. Lo que podemos controlar, por lo menos hasta
cierto punto, es cómo elegimos reaccionar ante ellos.
Lee Proverbios 15:14, 23. ¿Cuál es la parte de Dios en este gozo?
Aunque el texto bíblico no menciona explícitamente la razón para este
gozo, el pensamiento paralelo entre los versículos 13 y 14 sugiere que el “corazón contento” es “el corazón del entendido”. Es el corazón del que tiene fe
y ve la redención más allá del problema presente. Por esto la fe en Dios es tan
importante; por eso es vital que conozcamos por nosotros mismos, por nuestra
propia experiencia, la realidad de Dios y de su amor. Entonces, no importa qué
pruebas nos sobrevengan, cualquiera que sea el sufrimiento que afrontemos,
los que tengamos entendimiento lo soportaremos, porque conoceremos personalmente el amor de Dios.
Proverbios 15:23 nos da otra idea importante. El gozo se produce más por lo
que damos que por lo que recibimos. La buena palabra que se comparte con
otros dará gozo al que la dio. ¿Quién no ha experimentado las bendiciones que
provienen de bendecir a otros, sea de palabra o de hecho, o de ambos? Como
ya vimos en Proverbios, nuestras palabras tienen poder; pueden hacer mucho
bien o mucho mal. Y cuánto mejor es cuando hacen un gran bien, no solo para
aquel que lo recibió, sino además para quien lo hace.
¿Cuán bien conoces el amor de Dios, personalmente? ¿Qué cosas podrías hacer
para abrir aún más tu corazón a esta verdad importante? Considera cuánto mejor
sería la vida si conocieras la realidad del amor de Dios.
Jueves 5 de febrero
LA SOBERANÍA DE DIOS
Todos tenemos sueños y hacemos planes, y no obstante, las cosas salen en
forma diferente; a veces para mejor, a veces para peor. La Biblia reconoce el
valor de la responsabilidad y la libertad humanas. No obstante, la Biblia también
afirma el control de Dios sobre los eventos (ver Prov. 20:24; 21:31; Dan. 2; 7).
¿Qué dice Proverbios 16:1? ¿Cómo hemos de entender este texto?
Nos preparamos y hacemos planes, pero la última palabra pertenece a Dios.
Esto no significa que nuestros preparativos sean inútiles. Pero, en la vida de fe,
si sometemos nuestros planes a Dios él obrará con ellos, y nuestros planes serán
dirigidos por él (Prov. 16:9), y en última instancia, afirmados por él (Prov. 16:3). Dios
usará aun la obra de nuestros enemigos en nuestro favor (Prov. 16:4, 7).
Aunque estas no son ideas fáciles de captar, especialmente cuando afrontamos situaciones difíciles, deben darnos consuelo y ayudarnos a confiar en
Dios, aun cuando las cosas parezcan ir cada vez peor y nuestros planes no
resulten como habíamos esperado. El punto clave para nosotros es aprender
a rendir todo a Dios; si lo hacemos, podemos estar seguros de su conducción,
aun en los tiempos más difíciles.
Lee Proverbios 16:18, 19. ¿Cuál es el lugar de la ambición en el éxito
humano?
La Biblia no deja lugar para el azar. Pues aun cuando pensemos que el
curso de los eventos es guiado por el azar, podemos confiar en que Dios sigue
estando en los controles.
Al procurar comprender por qué ocurren las cosas, ¿de qué modo la realidad de
la Gran Controversia nos ayuda a avanzar en medio de algunos problemas difíciles, con respecto a cómo ocurren las cosas que nos suceden?
Viernes 6 de febrero
PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“Desde el principio, Satanás ha venido presentando a los hombres un cuadro de las ganancias que pueden obtenerse por la transgresión. Así sedujo a los ángeles. Así tentó a Adán y a Eva a
que pecaran. Y así sigue todavía apartando a las multitudes de la obediencia a
Dios. Representa el camino de la transgresión como apetecible; ‘empero su fin
son caminos de muerte’ (Prov. 14:12). ¡Felices aquellos que, habiéndose aventurado en ese camino, aprenden cuán amargos son los frutos del pecado, y se
apartan de él a tiempo!” (PP 779).
“Nada tiende más a fomentar la salud del cuerpo y el alma que un espíritu
de gratitud y alabanza. Es un deber positivo resistir a la melancolía, a los pensamientos y los sentimientos de descontento; es un deber como el de orar. Si
estamos destinados para el cielo, ¿cómo podemos portarnos como un séquito
de plañideras, gimiendo y lamentándonos a lo largo de todo el camino que
conduce a la casa de nuestro Padre?
“Los profesos cristianos que están siempre lamentándose y parecen creer
que la alegría y la felicidad fueran pecado, desconocen la religión verdadera”
(MC 194).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Analiza la idea de que tenemos solo una visión limitada de la realidad.
¿Qué significa esto? ¿Qué cosas existen que sabemos que son reales, pero
que sencillamente no podemos percibirlas, de ninguna manera? Por ejemplo,
¿cuántas ondas (de programas de radio, de satélites, de celulares) están en el
aire alrededor de nosotros ahora mismo, que no podemos ver, ni escuchar ni
sentir? ¿De qué modo la existencia de estas realidades debe ayudarnos a com-
prender cuán limitados son nuestros sentidos? ¿Cómo estas cosas deben ayudarnos a entender otras realidades que no podemos ver, como por ejemplo, los
ángeles?
2. ¿Por qué es importante que comprendamos las realidades del libre albedrío y la libertad de elegir que tenemos los seres humanos, aun si Dios está, en
última instancia, en el control de todo? Aunque estos conceptos (la libertad humana de elección y la soberanía de Dios) parecen ser contradictorios, ambos
son enseñados en la Biblia; por lo tanto, ¿cómo podemos reconciliarlos?
Voy a ser lo más explícito que pueda:
ResponderEliminarCreo que la lección de esta semana entorpece la cosa. Es mucho más fácil comprender el mensaje profundo y la belleza de muchos de los proverbios que aparecen en los capítulos 14 y 15 si no lees la lección de Escuela Sabática que si lo haces.
Recomiendo coger la Biblia y aparcar el librito. Lamentándolo mucho, estorba más que ayuda...
Es que hay párrafos que ya no pensaba tener que leer nunca. Por ejemplo:
ResponderEliminar"En el ámbito humano, esta percepción nos debe ayudar a recordar siempre que debemos hacer el bien y nunca el mal, porque Dios ve todo lo que hacemos, aun cuando nadie más lo advierta. Nos engañamos a nosotros mismos pensando que, por el momento, nos salimos con la nuestra haciendo el mal; que realmente nos escapamos con él. A la larga, nunca es así".
¿Os mola esta vuelta al dios-policía —sí, en minúsculas—, al dios del que no se puede escapar?