lunes, 28 de diciembre de 2009

Lección 1 Para el 2 de enero de 2010: “Por sus frutos...”


Sábado 26 de diciembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Lucas 13:7-9; Juan 11:4; 12:28; 15:1-10; 2 Timoteo 3:5.

PARA MEMORIZAR:
"Así que, por sus frutos los conoceréis" (Mat. 7:20).

UNA DE LAS PROMESAS más conmovedoras del Señor es que, si habitamos en él y permitimos que él more en nosotros por medio de su Espíritu, nuestras vidas serán cambiadas, aun radicalmente.

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Cor. 5:17).

Este trimestre estudiaremos diversas facetas del fruto del Espíritu. El maravilloso plan de salvación nos asegura que "nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transfor­mados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor" (2 Cor. 3:18).

Los que moran en Jesús siempre llevarán el fruto del Espíritu. ¿Te preguntas si esa promesa podría ser realmente para ti? La respuesta es un resonante "sí". Podemos estar confiados en que el que comenzó la buena obra en nosotros la completará (Fil. 1:6). Recuerda: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé" (Juan 15:16). Y lo mejor es que la buena obra que el Espíritu Santo está haciendo en nuestras vidas no es solo para el presente, sino también para la eternidad.

Domingo 27 diciembre "CADA ÁRBOL SE CONOCE POR SU FRUTO" (Luc. 6:44)

¿Te ha preguntado alguien, alguna vez, si recibiste el Espíritu Santo? Generalmente esta es una manera de descubrir si hablas en "lenguas". Para ellos, el hablar en lenguas es el factor determinante por el que de­muestras si tienes el Espíritu Santo o no. Sin embargo, Jesús nos advierte acerca de mirar ciertas señales exteriores y milagros como prueba de algo. Lee su explícita advertencia en Mateo 7:21 al 23 (ver también Apoc. 16:14). Jesús dice claramente que se realizarán milagros innegables en su nombre, pero que eso no prueba que las personas que los realizan sean fieles seguidores suyos.

De hecho, se nos dice que, en los últimos días, profesos seguidores de Jesús tendrán una forma de piedad, pero negarán el poder de ella (2 Tim. 3:5).

Lee 2 Timoteo 3:5. ¿Cómo vemos que se manifiesta esta verdad en nuestros días?

"No es buen árbol el que da malos frutos, ni árbol malo el que da buen fruto. Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas" (Luc. 6:43, 44).

Jesús dijo que podemos conocer un árbol por el fruto que produce. Una persona se revela no tanto por lo que profesa, sino por lo que es. Los dones del Espíritu se dan a la iglesia para el ministerio. El fruto del Espíritu se da al hijo de Dios de modo que su vida pueda ser cambiada.

Ser un verdadero cristiano y llevar buen fruto enfatiza el ser. Un buen actor puede representar a Mahatma Gandhi, pero nunca puede ser Mahatma Gandhi. Podemos parecer buenos, expresarnos bien, y aun que parezca que hacemos lo bueno. Pero, a menos que el Espíritu Santo nos dé un corazón nuevo, nunca podremos ser buenos.

Medita más en esta distinción entre hacer el bien y ser buenos. Primero, ¿qué queremos decir con "buenos"? Segundo, ¿puede una persona hacer el bien sin ser bueno? O ¿puede una persona ser buena y no hacer el bien? Elabora tus respuestas y llévalas a tu clase el sábado.

Lunes 28 de diciembre “SEPARADOS DE MÍ NADA PODÉIS HACER” (Juan 15:5)

Dos niños se escapaban por la ventana de su dormitorio en la planta alta de la casa a través de un árbol frutal para ir a nadar al remanso cercano, sin el permiso de sus padres. Un día oyeron que su padre decía que cortaría ese árbol porque estaba muerto. Temiendo perder su ruta de escape, fueron al mercado y compraron manzanas artificiales, que luego ataron a las ramas del árbol muerto. A la mañana siguiente, el padre expresó su asombro porque parecía que unas manzanas habían crecido durante la noche, especialmente ¡porque el árbol era un peral!

Lee Juan 15:1 al 5 y responde a las siguientes preguntas:

- Jesús declaró que él es la vid verdadera. ¿Por qué crees que enfatizó que era la vid “verdadera”? (Ver también Mat. 24:24.)

- De acuerdo con Juan 15:5, ¿qué dice Jesús que somos nosotros? ¿Qué significa eso en forma práctica? Es decir, ¿qué nos dice acerca de cómo deberíamos vivir?

El versículo 4 explica que un sarmiento no puede llevar fruto a menos que esté conectado con la vid. Este es un punto vital, que no debemos pasar por alto. Imagínate que una rama de un manzano se ha quebrado. Supón que esa rama tenía varias frutas a punto de madurar. ¿Qué sucederá muy pronto con la rama? ¿Y con las manzanas? ¿Haría alguna diferencia si pintáramos las manzanas de rojo oscuro? Imagínate que regamos la rama o colocamos fertilizante en el suelo alrededor de ella. Y si enterráramos la rama en el suelo, ¿daría más manzanas? Entonces, ¿por qué es esencial para la rama estar conectada con el tronco (la vid)?

¿De qué modo permaneces en Jesús? ¿Qué significa eso? ¿Qué tendrías que cambiar en tu vida para que fuera una experiencia diaria? ¿Qué prácticas y hábitos estás cultivando que te hacen más difícil permanecer en él?

Martes 29 diciembre “EN ESTO ES GLORIFICADO MI PADRE” (Juan 15:8)

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15:8). ¿Qué significa este pasaje?

Sin duda, habrás oído este dicho: “Es posible hacer lo correcto por una razón equivocada”. Si esto es cierto, ¿es posible intentar permanecer en Jesús por una razón equivocada? Permanecer en Jesús no es un medio para alcanzar un fin; es, más bien, un fin en sí mismo. El resultado de permanecer en él será que llevemos fruto, no para glorificarnos a nosotros mismos, sino para glorificar a Dios. En otras palabras, el fruto del Espíritu no tiene el propósito de que nosotros quedemos bien ante los demás, sino el Padre.

El ministerio de Cristo, que incluyó muchos milagros y buenas obras, tenía una motivación definida. ¿Cuál era esa fuerza motivadora, y cómo tendría que influir esta idea sobre cuáles deberían ser nuestras motivaciones? Juan 11:4; 12:28.

Tal vez tu iglesia está buscando llevar adelante actividades que fortalecerán la imagen de la iglesia en la comunidad. Eso es bueno. No obstante, al mismo tiempo necesitamos ser cuidadosos acerca de cuáles son nuestros motivos y propósitos. ¿Cuál es la meta final de nuestros esfuerzos? ¿Es glorificarnos o glorificar a Dios? ¿Cómo podemos aprender a distinguir entre ambas cosas? De muchas formas, puede llegar a ser fácil mezclar estas cosas, cubriendo aun las acciones que más nos exaltan bajo un falso barniz de “glorificar” a Dios.

Lee Mateo 5:16 y 1 Corintios 10:31. ¿Cómo podemos crear buena voluntad y, al mismo tiempo, dar gloria a nuestro Padre celestial? Recuerda que es posible crear buena voluntad y dejar afuera al Padre, dándonos el crédito a nosotros mismos. Examina tu propio corazón y pregúntate qué motiva realmente algunas de tus acciones. ¿Cómo podrías estar engañándote a ti mismo?

Miércoles 30 de diciembre "PARA QUE LLEVE MÁS FRUTO" (Juan 15:2)

"Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto" (Juan 15:2). ¿De qué trata este proceso de limpieza o poda? ¿Cómo lo experimentaste tú mismo? Cuando ese proceso específico terminó, ¿de qué modo eras diferente de cuando comenzó?

Luego de la cosecha, el agricultor vuelve a su viña y poda la mayor parte de los pámpanos. El agricultor tiene que ser cuidadoso, sin embargo, porque la cosecha del siguiente año depende directamente de qué parte de la vid queda. La clave de la poda es un equilibrio entre la acción de cortar y la vid. Ésta crece a expensas de la otra. Si podas muy poco, el crecimiento del siguiente año será débil, y el fruto será inferior. La habilidad en el arte de podar es encontrar el equilibrio correcto.

"Dios lleva a los hombres a los lugares de prueba para ver si confiarán en un poder más allá y por encima de ellos mismos. Él no mira como el hombre mira. A menudo tiene que desmenuzar las relaciones humanas y cambiar el orden que el hombre ha planeado, el cual es perfecto en la opinión del hombre. Lo que el hombre piensa que es para su provecho espiritual y temporal puede estar enteramente en desacuerdo con la experiencia que él debe tener a fin de ser un seguidor de Cristo. Su idea de su propio valor puede ser muy inapropiada.

"Las pruebas están colocadas a lo largo de todo el camino de la tierra al cielo. Por eso el camino al cielo es llamado el camino angosto. El carácter tiene que ser probado, de lo contrario habría muchos cristianos espurios que mantendrían una limpia apariencia de religión hasta que sus inclinaciones, sus deseos para hacer su propia voluntad, su orgullo y su ambición fueren contrariados. Cuando, por la autorización del Señor, les vienen pruebas agudas, su falta de religión genuina, de mansedumbre y de humildad de Cristo, los muestra necesitados de la obra del Espíritu Santo. (ELC 268)".

¿Has tenido alguna vez una experiencia que probó severamente tu fe, hasta el punto en que te preguntabas si realmente tenías fe? Mirando hacia atrás ¿qué lecciones deberías haber aprendido de esa experiencia? Pero, más importante todavía, ¿las aprendiste?

Jueves 31 de diciembre "Y SI DIERE FRUTO, BIEN; Y SI NO..." (Juan 13:9)

Entre 1730 y 1745, las colonias norteamericanas desde Maine hasta Georgia experimentaron un reavivamiento religioso conocido como el Gran Despertar. Jonathan Edwards fue un líder de este movimiento de renovación espiritual. En julio de 1741 predicó un sermón titulado: "Pecadores en las manos de un Dios airado", que para algunos ha llegado a ser un símbolo de la perspectiva sombría, cruel e inclinada hacia el infierno de muchos cristianos. Por polémico que sea, este sermón expresó una verdad acerca del terrible peso del pecado, la actitud hacia el pecado de un Dios infinitamente santo, y la seguridad de un día de juicio.

Lee Juan 15:1 al 10. ¿Qué equilibrio presenta Jesús aquí en el contexto de llevar fruto?

Nota cómo, por un lado, él dijo que si permanecemos en él llevaremos mucho fruto, que es un producto de seres salvados por él. Es decir, si permanecemos en él por fe, se nos asegura la salvación por causa de su justicia, que nos es acreditada. Al mismo tiempo, él advierte que si no permanecemos en él no llevaremos fruto, y los que no lleven fruto se marchitarán y por último serán arrojados al fuego para ser quemados (ver 2 Ped. 3:9).

¿Cuál es la lección que debemos aprender de la parábola que Jesús contó y está registrada en Lucas 13:7 al 9?

Lo que se quiere destacar aquí no es que la salvación se obtiene por llevar fruto, que sería solo otra manifestación de la salvación por obras. No somos salvados por llevar fruto; nuestro fruto revela la realidad de la salvación que ya tenemos en Jesús, por medio de la fe en él. Llevar fruto es una expresión de la salvación; no es el medio para obtenerla. Es vital que entendamos esta distinción. Si no, tarde o temprano, llegaremos a estar orgullosos de lo que consideramos que es nuestro fruto maravilloso, o abandonaremos todo, desesperados por lo que parece ser una cosecha insignificante.

Viernes 1 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
"'Por sus frutos los conoceréis' (Mateo 7:20), declaró el Salvador. Todos los que sigan verdaderamente a Cristo llevarán fruto para su gloria. Su vida testifica que el Espíritu de Dios ha realizado una buena obra en ellos, y dan fruto para la santidad. Su vida es elevada y pura. Las acciones correctas con el fruto inequívoco de la verdadera piedad y los que no llevan fruto de esta clase revelan que no tienen experiencia en las cosas de Dios. No son uno con la Vid. Dijo Jesús: 'Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer' (Juan 15:4, 5)" (CM 312, 313).

"Todos los que se unen a la iglesia, pero no están unidos al Señor, manifestarán con el tiempo su verdadero carácter. 'Por sus frutos los conoceréis' (Mat. 7:16). Los preciosos frutos de bondad, templanza, paciencia, piedad, amor y caridad no aparecen en sus vidas. Llevan solo espinas y malezas. Dios queda deshonrado ante el mundo por los tales" (FV 94).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Como clase, repasen las respuestas que dieron a la pregunta del domingo. ¿Cuál es la distinción entre "ser" bueno y "hacer" lo bueno?
2. Lee cuidadosamente la declaración de Elena de White acerca de cómo todos los que se unen a la iglesia, pero no al Señor, pronto revelarán su verdadero carácter. ¿Qué significa esto? ¿Por qué cada uno de nosotros debe preguntarse a qué categoría pertenece realmente? ¿Cómo podemos encontrar una respuesta segura?

Resumen:
El crecimiento en la experiencia cristiana lleva tiempo. Descuidar los medios de crecimiento produce estancamiento y, finalmente, la ruina. Apartar la mirada de uno mismo y mirar a Jesús nos da ánimo y confianza.

13 comentarios:

  1. Comenzamos un trimestre de lecciones de Escuela Sabática, amigas y amigos, que dará que hablar. Lejos ya del desierto de Números, hemos dejado al pueblo de Israel instalándose en la tierra prometida. Y ahí sigue hoy en día, instalándose a codazos, como sabe, como puede, o como le dejan, en una tierra tierra de leche agria y de miel echada a perder.

    Y esto nos conecta con el nuevo trimestre que comenzamos: Los frutos del Espíritu de la Creatividad. Muchas veces me habéis leído ya la siguiente reflexión: la mirada de Dios no se centra en lo que hacemos, sino en el por qué lo hacemos. Porque Dios se mueve en el universo de las intenciones. No se queda en las apariencias. Los frutos del Espíritu, la verdadera renovación que se produce cuando nos conectamos a la vid verdadera, toma fuerza en nuestro interior, no siempre en los actos externos. Y aunque es cierto que cuando se vive con pasión al lado de Jesús muchas cosas cambian, porque es más fácil que nos broten buenas obras cuando lo que hacemos nos nace de la intimidad con Dios, no seremos juzgados por esos cambios externos, sino por la "conversión" que los produce.

    En este sentido, rescato un par de frases de la lección del lunes de este semana, que traigo para vuestra reflexión:

    ¿De qué modo permaneces en Jesús? ¿Qué significa eso? ¿Qué tendrías que cambiar en tu vida para que fuera una experiencia diaria? ¿Qué prácticas y hábitos estás cultivando que te hacen más difícil permanecer en él?

    ¿No os parece que la última frase está formulada al revés? ¿No nos deberíamos preguntar cómo podemos permanecer de forma más íntima con Jesús, para que nuestras prácticas y hábitos hablen a gritos de nuestra pasión por el Maestro? Y en último extremo, ¿no debería ser el objeto de nuestra preocupación la experiencia que vivimos con Dios, y no cómo ven los demás, o nosotros mismos, nuestras prácticas y nuestros hábitos?

    Fijaos que la reflexión de Jesús va por ese camino. Somos pámpanos de su vid. El pámpano no ha de esforzarse ni presta atención a qué frutos da. Lo único que hace es serlo. Ser parte de Dios, apasionarse por Él, vivir una conexión íntima con la fuerza vital que sale de su Ser. En realidad, la preocupación de Jesús no es que hagamos las cosas bien o mal, porque esa es una batalla que no sabemos ganar: "Desconectados de mí, nada podréis hacer". La atención del cristiano debería centrarse en su conexión con el Maestro, y no en los frutos que da. Ese extremo no tiene nada que ver con nosotros, sino sólo con Dios. Y Jesús lo sabía. Unos pámpanos con voluntad de dar buenos frutos pueden dar uvas agrias, porque hay circunstancias externas que pueden echar a perder una cosecha. Una helada, un calor extremo en el momento menos oportuno, una inundación, una granizada, un viento extremo, una plaga de insectos... Pero si el pámpano permanece unido a la vid, estará preparado para tiempos mejores. Fallar o acertar, aguantar la tentación o ceder ante ella no puede ser el listón con que se nos mida. Pero sí nuestra voluntad de seguir conectados a la fuente de vida, sin dejarnos vencer, ni siquiera, por el sentimiento de culpa derivado de no dar el fruto que deseábamos. No hablo de indolencia, ni de apatía. No propongo un "evangelio ligth". Hablo de supervivencia, de no dejarnos arrastrar por nuestros sentimientos de culpa, o por la obsesión del cristiano que se vigila a sí mismo delante del espejo.

    Las vidas cambian cuando alguien se hace amigo de Jesús. Pero la mayoría de los casos, como bien dijo Él mismo, ni siquiera nos damos cuenta: "Pero Señor, ¿cuándo nosotros te dimos de beber, te visitamos, o te vestimos...?" ¿Puede ser ésta la experiencia de alguien que no hace otra cosa que mirarse al espejo para ver en qué ha fallado y en qué ha mejorado? Creo que no. Pero si descentramos nuestra mirada de nosotros mismo, y la centramos en aquél que nos ha preparado ya un lugar en su Reino, vivimos la experiencia del pámpano que disfruta de la vida cargada de un nuevo sentido.

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  2. Hola a todos y feliz año. Gracias por tu aportación amigo Juan Ramón.

    Varias cositas para empezar.
    Primero, La poda de la planta es realizada por el agricultor de 2 maneras. Una, poda de limpieza y otra poda de cortar la raiz.

    Es Dios el agricultor quien hace la poda no nosotros. Y es perfectamente posible que pueda realizarse una poda de "limpieza" en mi vid sin que eso signifique necesariamente un exterminio por llevar un fruto de baja calidad.

    Segundo, "cuidado" al evaluar los frutos sin la debida información y paciencia.

    No me parecen los frutos mencionados en timoteo los necesariamente relacionados en la parábola.

    Isaías, Ezequiel y los sapienciales ya hablaban de la vid para referirse a "frutos" que israel debía producir como consecuencia de su caminar con Dios.

    Lo que no me parece necesariamente que tratemos de asociar Timoteo y todo el listado característico de los postreros días con los frutos a los que debamos prestar atención y son precisamente a los que más prestamos atención.

    Me parece que la advertencia de Jesús va mucho más allá que el comportamiento de esos postreros días o que de los frutos carnales tan fácilmente identificables. Me parece que Jesús busca más en los frutos futuros difíciles de diagnosticar. Precisamente en los resultados positivos de algunos cristianos, conductas muy correctas pero que están llenas de pecado y por eso hay que estar alerta, frente a éste tipo de seguidores. Algunos de éstos llevan un fruto como el de "resucitar muertos"echar fuera demonios" (¿es un fruto malo?) pero son apartados, NUNCA OS CONOCI. "Por sus frutos os conoceréis" no sirve para echarnos en cara las cosas sino para amarnos y tener paciencia los unos con los otros y tener especial cuidado con los que se dicen ser pero no son...
    Un abrazo

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  3. Tienes razón en tu apreciación, Diego. El mayor problema no es que nosotros nos empeñemos en podarnos a nosotros mismos, que ya es un problema de narices. Lo peor viene cuando cristianos preocupados por mi salud espiritual se empeñan en podarme ellos... ¡Eso sí que duele!

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  4. Cierto y además, esto es algo que parece acompañarnos en todas las epocas de la historia.

    El ser humano quiere agradar a Dios y se empeña en comportarse bien (o cree hacerlo) y no sólo con eso sino que intenta que todos se comporten bien sin saber que eso no es lo que hace que Dios nos quiera. Además, nunca he entendido que es eso de comportarse bien...

    ojo, no estoy diciendo que "viva la pera" nooooo
    simplemente digo que el mundo que ofrece Cristo está lleno de sorpresas y que no depende de un buen comportamiento (por otro lado) relativamente fácil de conseguir, sino de un montón de aventuras que el que quiere podarte ni sabe, ni puede llegar a saber nunca.

    Por ejemplo, los frutos dignos de arrepentemiento ¿De quien son? ¿Quién los produce?... nosotros... NOOOOO

    Por sus frutos los conocereis es un desafío a la ilusión, al caracter, al porvenir, al estar unidos más que nunca...

    Un beso amigo

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  5. Hola amig@s.

    Creo que la pregunta sobre los hábitos y prácticas que cultivamos y que pueden apartarnos de permanecer en él, se refiere a estorbos que impiden la intimidad con Jesús. Que es muy distinto a hacer cosas "buenas" con una motivación incorrecta.

    A eso es a lo que se refiere Pablo a Timoteo: "habrá personas con apariencia de piedad pero negarán la eficacia de ella". Hipócritas con buena cara y buenas obras pero podridos de hedonismo, que no ven más allá de su ombligo. "Yo soy esto, yo soy lo otro, yo doy esto, yo doy lo otro... etc."

    El asunto de las obras o frutos nos ha traído por la calle de la amargura a los cristianos durante siglos. Celdas húmedas, auto-castigos corporales, ayunos, ascetismo, celibato, etc. Parece que creíamos que así, al mortificar la "carne", éramos aliviados de nuestras culpas y hacíamos méritos ante Dios. Luego obras de caridad o incluso cosas peores como persecuciones. Todo con tal de "hacer la obra de Dios". Que no era precisamente "obligar a to quisque a comulgar con ruedas de molino.

    Total, que lo más genuino, lo que haría una auténtica revolución "interior"; lo dejamos de lado, la relación con Dios, el sosiego, la calma, el reposo. A mi memoria vienen Teresa de Avila y Juan de la Cruz, denostados también en su propia denominación. Pero revolucionados interiormente, dieron un testimonio de vida que ha llegado a nuestros días. También escrito. Cito dos casos al azar, pero hay muchos más.
    Nosotros mismos, sin ir más lejos.
    ¿O es pretencioso decir eso?
    ¿Cuál es tu motivación? ¿la externa o la interna?
    Aquí podríamos parafrasear ese dicho tan español: "Dime cuál es tu motivación y te diré quién eres".
    Aunque como dice Juan Ramón, a veces demos uvas agrias, por las circunstancias. Y soportemos pedrisco y nos quedemos "rotos", o heladas y quedemos congelados-paralizados. Si estamos unidos a la "Raiz", volveremos a lucir bellos y llenos de vida.
    Esa es nuestra esperanza.
    A mí que no me muevan los de piedad aparente en estos tiempos peligrosos.
    ¡Cuidado con ellos!

    Jajajaja. Bueno, besos.

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  6. ¿Puede una persona hacer el bien sin ser bueno?

    Interesante pregunta planteada por la lección de esta semana. Es difícil de responder con concreción, porque para ello deberíamos definir, antes, qué es "hacer el bien" y qué "ser bueno"...

    En realidad, debe de ser muy difícil "ser bueno" porque, para Jesús, "bueno sólo es Dios" (Mc 10:18). Así que me doy por vencido, y ya no busco "ser bueno". En esa búsqueda, hay callejones sin salida que no me llevan a ninguna parte. Además, corro el peligro de creérmelo, que es otro callejón sin salida, quizá el peor. Temo mucho a la gente que se cree buena. A veces, son los peores, porque suelen querer medir a los demás por su propio rasero...

    Por ello, me contento con intentar hacer el bien, como tantas otras personas que ni siquiera conocen a Dios. Esos actos que hacen sonreír a mi Maestro, y que no persiguen méritos, sino la sublime experiencia de ver la sonrisa de Dios en quienes necesitan de mí. Sabiendo, a ciencia cierta, que todo lo bueno viene de Él. Y que de lo malo, porque juzga mis intenciones, se olvida como quien tira una piedra al mar.

    Ir por el mundo intentando hacer el bien, más que pretendiendo ser bueno. Ya se encargará mi Padre, cuando convenga, de juzgar por qué lo hice. Y no seré yo quien juzgue por qué lo hicieron otros. Ya lo dijo Jesús mismo: "Quien no está contra mí, conmigo está..."

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  7. Querido amigo...
    Intentar hacer el bien...
    cómo suena...

    Yo disiento contigo querido Platón, yo ni siquiera intento eso porque no sé cómo se hace. es más estaría dispuesto a hacer el mal si mi maestro me lo pidiese ¿y tú?

    Intentando hacer el bien, ¿te sientes mejor? ahhhh entonces lo haces por tí o por la conciencia?
    o por qué?

    yo prefiero ser malo, pero muy malo...
    jajaja
    así me lavo sin remisión en mi salvador y cuanto más necesite lavarme mejor...

    No quiero engañarme con eso de intentar...

    Un beso...

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  8. Querido Diego: cuando hablo de ir "intentando hacer el bien", no me refiero a vivir vigilándome para ver si hago las cosas bien sino, literalmente, a "hacer el bien": amar por encima de todo, por encima de todos, incluso por encima de mí mismo. Ese intento, que nada tiene que ver, al menos en mi caso, con la ley del decálogo, sino con el resumen que de ella hizo el Maestro (Ama a Dios, y al prójimo como a ti mismo...) y que tan bien resumió el colega Agustín (Ama, y haz lo que quieras...) va a contrapelo de nuestra naturaleza, porque significa poner a Dios y al prójimo por delante de nuestros propios intereses, y significa esforzarse a veces. Estar pendiente del sufrimiento de los demás, y hacerlo nuestro, apasionarse con ellos (compasión), no siempre es fácil, incluso cuando vas de la mano de Jesús. Recuerda las reacciones de los discípulos, gente que comía la sopa codo con codo con el Maestro, ante los niños, las mujeres, la gente que se le acercaba buscando un poco de cariño. No comprendían que "la molestia" que producen los sufrientes, cuando se nos acercan, está cargada de bendiciones para nosotros mismos. Entrar en la dinámica de la compasión significa, muchas veces, olvidarnos de nosotros mismos y colocar al otro en primer lugar. No siempre es fácil, pero no hay otro camino que podamos recorrer con Jesús, porque Él va por ése en concreto, y por ningún otro. Por eso digo que aquellos que se entregan al otro, sin medir las consecuencias, sean creyentes, agnósticos o ateos, lo hagan por voluntad de acompañar al Maestro en su misión, o por el anhelo humanista de mejorar este mundo, están compartiendo con el mundo los dones del Espíritu de la Creatividad, aunque no crean en Él. Ésa es, a mi entender, la locura de Dios: no le importa si se cree en Él o no: AMA, Y HAZ LO QUE QUIERAS...

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  9. Correcto como siempre maestro, pero para mí "hacer el bien o intentarlo" no está a nuestro alcance.

    Me explicaré.

    ¿recuerdas los hermanos de Macedonia? dieron una colecta siendo pobres como si fueran ricos pero lo sorprendente es que ni lo sabían...

    No se dieron cuenta...
    Eso son frutos de la creatividad
    Nuestro campo nada tiene que ver...

    Un abrazo jefe

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  10. Hombreeee Diegooooo!!!! Ser malo a sabiendas no mola, jejeje. Supongo que bromeas, pero con estas cosas no se juega.
    ¿Mientes cuando deberías decir la verdad?
    ¿Pasas de algo o de alguien cuando no deberías hacerlo?
    ¿Eres infiel cuando no deberías serlo?
    ¿Robas cuando no deberías hacerlo?
    Etc.
    Para luego limpiarte.... No, no, no puede ser.
    Debes estar de broma, insisto.
    Si no, ya sabes, el "Podador" va a meter la tijera y te va a doler mucho, seguro, jajaja.

    De lo que se trata de dar un buen fruto, no ser sólo tallo y hojas verdes y hermosas. No.
    Alguien tiene que poder alimentarse de nosotros, desde los pajarillos que picotean las uvas cuando empiezan a pintar, hasta el vendimiador/ora que recolecta el fruto después de arduo trabajo y espera paciente. Y como en el cuento de la lechera, con esas uvas comprará unos pollitos, y luego unas vacas y luego vete a saber, ese fruto lleno de polvo y a ras de tierra puede beneficiar mucho a este maldito mundo.

    Muy bonita la idea de que Dios sonríe con las buenas acciones de los que no creen en El. Como también lo hace con las de aquell@s que sí nos confiamos a El.

    Como aquellos que aún haciendo cosas buenas en el nombre de Jesús, no se unen aparentemente a los discípulos y parecen no seguir a Jesús. ¿Recordáis? Los demás les quisieron impedir que siguiesen haciendo cosas buenas (echar demonios, en este caso). Y Jesús fue tajante: "No se lo impidáis..."
    ¡Clarito como el agua!

    "Usease", que los hay de todos los colores: que creen y siguen a Jesús y hacen el bien, que creen y no siguen a Jesús y hacen el bien, que no creen y hacen el bien; lo importante es hacer el bien contra viento y marea. Y hacer el bien, parece que es AMAR. Morris Venden también utiliza esta frase para dar título a un libro suyo: "Ama a Dios y haz lo que quieras".

    "Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos" 1 Jn. 3:14

    ¿Y tú? ¿Estás vivo? ¿O estás acaso muerto?

    Como dice un amigo mío: "Miraver..."

    Jajajaja. Abrazos.

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  11. jajajaja.. Hombre Antonio..

    Supongo que las bases están claras, ¿no? jajaja

    Me explicaré mejor...

    Yo abogo por una vida en la que el comportamiento humano es insignificante y me seguiré explicando.

    ¿Qué acción es buena? NINGUNA
    ¿Quiere eso decir que hagamos el mal? no, no...
    El orden y la disciplina y el buen comportamiento son esenciales para la convivencia y para el respeto a una ley sagrada pero NO TIENEN NADA QUE VER CON LA SALVACIÖN.

    Veamos, si puedo expresar lo que siento. ¿Recuerdas el dia de la bestia? de nuestro Alex de la Iglesia... Tenía que hacer el mal para salvar el mundo... jajaja

    Tenía que ser malo para ser bueno..
    ¿Recuerdas Abraham e isaac? Una acción cruel y malvada que sin embargo estuvo dispuesto a realizar. A eso me refiero. Dios es lo más importante y puede alterar los acontecimientos de la vida del ser humano según lo crea conveniente.
    No podemos centrarnos en las conductas ni en los comportamientos humanos, ni buenos ni malos, porque podríamos quedar sorprendidos en un sentido o en otro. Los hermanos de Macedonia obraron bien sin saberlo y ese es para mí el objetivo, que tú te comprtes bien sin que te enteres, y bien significa, que sean obras que Dios diriga y no uno mismo. Lo demás está bien para la moral, para la ética, para la educación pero no para una relación prolífica con un Dios soberano.

    El comportamiento como canon para medir los frutos de una persona no me parece suficiente.

    Por favor Antonio, observa y lee a los hermanos de Macedonia, los tienes en la Biblia.

    Si Dios te pidiera algo malo, ¿lo harías?

    Un abrazo y feliz año amigo

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  12. Buenos días y feliz año 2010 ante todo!
    Me parece muy interesante todas la reflexiones pero quiero plantear una pregunta ¿Seguir a Dios es bueno, dificil, necesita esfuerzo? Yo no creo en nada de eso. Me explico. Los niños pequeños "juegan" con juguetes no porque sean éstos buenos, les haga mejores,etc., sino PORQUE LES DIVIERTE y eso les hace felices. Yo no quiero decir que estar con Dios sea un juego o Dios un juguete...pero yo siquiero estar con El es porque me divierto..eso me hace feliz..y lo demás (los frutos-las consecuencias-) ni me importa ni me preocupa...es cosa suya..

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  13. Gracias por éste comentario, me encanta y con tu permiso lo voy a imprimir para compartir en mi clase.

    Lo que se necesita esfuerzo es para dejar a Dios.
    Si es lo más maravilloso y lo más grandioso a lo que podamos aspirar ¿por qué lo complicamos?
    ¿esfuerzo? si claro, yo me tendría que esforzar mucho pero que mucho para abandonar al Maestro, créanme.
    Viva la religión de la felicidad y del crecimiento, ¿hay mayor fruto que ese?

    Un abrazo alfredo

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