domingo, 30 de mayo de 2010

Lección 10 Para el 5 de junio de 2010: Integridad: totalidad y santidad


Sábado 29 de mayo

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Génesis 39:6-12; 1 Samuel 24:1-10; Daniel 6:1-10; Mateo 4:1-11; Romanos 1:26, 27; Efesios 3:14-21.

PARA MEMORIZAR:
“Presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergu
̈ence y no tenga nada malo que decir de vosotros” (Tito 2:7, 8).

UNOS NIÑOS BULLICIOSOS DISTRAÍAN al predicador y, para peor, eran sus propios hijos. Finalmente, detuvo su prédica y dijo a los niños que serían castigados cuando terminara el culto. El silencio cayó sobre todos los presentes. El culto terminó, y el almuerzo del sábado fue delicioso.

Esa noche fue placentera en el hogar. La hijita, sintiéndose libre, vino a su padre predicador:

–¿Papi?– le dijo.

–Sí, querida– le respondió.

Ella continuó:

–Hoy tú prometiste que me castigarías y no lo hiciste. Dijiste una mentira.

No hay dudas, es mucho más fácil hablar de integridad que demostrarla. Aun el “mejor” de nosotros falla a menos que sea muy cuidadoso. Realmente, “en las cosas más pequeñas” es fácil errar.

Esta semana consideraremos este tema y cómo impacta en nuestras vidas en diversos niveles.

UN VISTAZO A LA SEMANA: La integridad moral impacta en nuestra salud espiritual, mental y física.

Domingo 30 de mayo: JESÚS EN EL DESIERTO

Transigir es muy fácil, ¿verdad? Especialmente cuando uno es mayor, las cosas no parecen blancas o negras, como una vez nos pareció. Cedemos un poco aquí, otro poco allá, y nos afirmamos en una nueva posición. Entonces, con el tiempo, cedemos un poco aquí, otro poco allá, y nos afirmamos en la posición más nueva. Luego, con el tiempo, desde esta última posición, cedemos un poco aquí, un poco allá, y luego nos afirmamos. Antes de mucho, nos encontramos en un lugar en el que una vez ni hubiéramos soñado que estaríamos. Así, transigimos.

Y, aunque a veces necesitamos aflojar un poco y estar dispuestos a ceder aquí y allá, a menudo lo hacemos en las cosas en las que no deberíamos ceder nada.

Lee Mateo 4:1 al 11. Cuando Satanás tentó a Jesús en el desierto, ¿cuáles fueron las tres avenidas de tentación con las que se acercó a Jesús? ¿Cómo venció Jesús esas tentaciones, y qué nos enseña este informe?

Satanás encontró que Jesús era como una pared impenetrable. No importa cómo lo intentó, fracasó en conseguir que Jesús transigiera en algo. Jesús era inexpugnable, como lo fue la Gran Muralla China durante siglos. Solo que él fue mejor. Porque la Gran Muralla una vez fue penetrada. ¿Qué sucedió? ¡Alguien sobornó al portero! Todo ese trabajo, todas esas piedras llegaron a ser casi inútiles cuando un solo guardia dejó de cumplir con su misión.

Sí, transigir es fácil. Demasiado fácil. Satanás trabajará por medio de nuestro apetito, nuestra presunción y nuestro orgullo, y nuestro deseo de cosas mundanas; por cualquier avenida, a fin de hacernos pecar, de que violemos nuestra integridad y nos apartemos de Jesús. No solo necesitamos conocer sus ardides, sino también saber cómo reclamar las promesas de Dios y no ser seducidos a hacer lo que sabemos que está mal. Solo por medio de una confianza firme y constante en el poder de Dios, y una disposición a morir al yo, podemos vencer.

¿En qué áreas de tu vida has transigido y dejado de hacer lo que es correcto? ¿Cómo te sentiste la primera vez que lo hiciste? ¿Te molesta menos ahora que la primera vez? ¿O ya no te molesta más?

Lunes 31 de mayo: MANTENER LA INTEGRIDAD

Hay muchas tentaciones que a menudo llevan a transigir en lo moral. ¿Cuán fácil es para una persona empleada, que viaja, informar más gastos que los reales? ¿Cuán fácil es para un hombre dar unas cortas miradas a la pornografía en Internet? ¿Cuán fácil es para los niños decir una mentira a sus padres? ¿Cuán fácil es hacer trampa con los impuestos? ¿Cuán fácil es comer o beber demasiado? ¿Cuán fácil es hacer trampa en la escuela? ¿Cuán fácil es...? Y la lista sigue, y sigue y sigue.

Lee los pasajes indicados abajo. ¿De qué modo podrían estos hombres haber violado muy fácilmente su integridad? ¿Qué podemos aprender de estas historias? Al leer cada informe, piensa en el trasfondo de esas tentaciones, piensa en todas las presiones que sufrieron estos hombres para transigir, piensa en cuán fácilmente podrían haber racionalizado su elección.


Gén. 39:6-12
1 Sam. 24:1-10
Dan. 6:1-10


Si somos honestos con nosotros mismos, muchos admitiremos que engañamos, que no somos transparentes en muchos de nuestros tratos. Algunas veces no decimos una mentira, pero no transmitimos exactamente la verdad. Podemos creer que ser francos no ayuda en alguna situación. Tal conducta puede encontrarse en muchas áreas de la vida. ¿Cuáles son algunas maneras en las que elegiste la conveniencia en vez de la honestidad? ¿Por qué es tan fácil hacerlo?

Piensa acerca de un personaje no bíblico, de la historia, o de las noticias, o de tus conocidos personales, a quien consideras una persona íntegra. ¿Cuáles son los rasgos que esa persona tiene que tú desearías tener? ¿Cómo puedes imitar esos rasgos en tu propia vida?

Martes 1º de junio: LA INTEGRIDAD EN NUESTRA VIDA ESPIRITUAL

Un joven compró de segunda mano una lancha de placer con un buen motor y el remolque para llevarla. La unidad parecía en buen estado, y no fue demasiado costosa. Ansioso de probar su nueva adquisición, invitó a unos amigos a dar una vuelta en la lancha. Navegaba bien, y el grupo se dirigió a una islita a poca distancia de la costa.

Bajaron, exploraron la isla y se embarcaron para volver a casa. A poco de salir, un sonido los alertó y vieron que estaba entrando agua. Poco después, la lancha se dio vuelta, y los tres amigos se encontraron en el agua helada. Alguien los rescató e impidió otras repercusiones. ¿Qué había ocurrido? Una sola madera en mal estado en el fondo del casco que, con la acción de las olas en la orilla, se había partido, y eso fue suficiente para volcar la lancha.

¡Cuán parecido es esto a lo que pasa en nuestras vidas! Podemos ser fieles, firmes y estables y, no obstante, si no entregamos un área de la vida al Señor, una sola área pecaminosa a la que nos aferramos, podemos tener dificultades morales, espirituales y aun físicas.

Lee Efesios 3:14 al 21. ¿Qué enseña Pablo aquí? ¿De qué modo esto tiene influencia sobre nuestra integridad personal? ¿Cómo experimentamos estas promesas en nuestras vidas?

Se nos promete mucho en estos textos. El Espíritu Santo puede fortalecernos y puede cambiarnos, no como una cirugía estética, sino como una cirugía del corazón, que actúa dentro de nosotros. Y ese cambio se realiza por la fe, al conocer el amor de Dios por nosotros. Dios procura una transformación completa en nuestras vidas, que seamos “llenos de toda la plenitud de Dios”. Nota que, a diferencia de la autoayuda y las filosofías de la Nueva Era, Pablo no dice que aprovechemos algún poder innato que hay dentro de nosotros. No, es el poder de Dios, quien puede hacer más de lo que pedimos o pensamos.

La pregunta es: ¿Le estamos permitiendo actuar o permitimos que nos gobierne nuestra naturaleza carnal?

¿Qué significa “llenos de toda la plenitud de Dios”? Prepárate para dar tu respuesta en la clase.

Miércoles 2 de junio: INTEGRIDAD SEXUAL

Lee Romanos 1:26 y 27; 1 Corintios 6:15 al 18; 1 Tesalonicenses 4:3; y Judas 7. ¿Cuál es el mensaje básico para nosotros hoy?

La joven María fue a la universidad. Salía por primera vez de su casa por un período largo. Aunque sabía lo que la Biblia y su iglesia decían acerca de la inmoralidad sexual, se encontró en situaciones en las que la presión fue muy fuerte. Sabía que eso era malo, y que Dios tenía algo mejor para ella. Al principio se mantuvo firme y resistió. Luego, lentamente, comenzó a transigir. Al comienzo, la culpabilidad era terrible; pero con el tiempo dejó de molestarla, hasta que encontró que tenía una enfermedad de transmisión sexual. Solo entonces comenzó a meditar en la realidad de sus errores.

La inmoralidad sexual es pecado, y el pecado daña nuestra relación con Dios y con los demás. Pero hoy puede ser un riesgo físico muy real. Hay numerosas enfermedades de transmisión sexual, desde el herpes hasta el VIH/Sida, que son físicamente devastadoras. La manera más segura de protegerse de estas dolencias es seguir los principios bíblicos acerca de la moralidad sexual. El placer sexual está creado para el hombre y para la mujer solamente dentro del ámbito del matrimonio. Cualquier otra cosa está fuera del plan de Dios y está mal; aún peor, puede conducir a consecuencias físicas muy serias.

Y no solo afecta lo físico. La carga emocional puede ser terrible, en especial para las damas, sobre las cuales cae el estigma de la inmoralidad sexual más pesadamente, aunque esto sea injusto. Aun algunas organizaciones seculares afirman que la abstinencia sexual fuera del matrimonio es la mejor elección que una persona puede hacer.

Otra preocupación, hoy, es el tema de la pornografía, que con Internet es más frecuente ahora que antes. Millones de vidas han sido arruinadas por esta terrible plaga. Hay ayuda para los que caen en ella, pero para muchos la vergu
̈enza es grande y no piden la ayuda que necesitan.

¿Cuáles son tus tentaciones, luchas, frustraciones y temores en esta área específica de la vida humana? Cualquiera que sea tu situación, ¿cómo puedes aprovechar las promesas de Dios para que te ayuden a vencer?

Jueves 3 de junio: PRACTIQUEMOS LO QUE CREEMOS

En Romanos 12:1 y 2, Pablo suplica a los creyentes que se presenten en forma total al Señor para el servicio. Se requiere integridad en cada parte del todo: cuerpo, mente y espíritu.

Algunos comprenden la importancia de mentes puras, pero se descuidan en lo físico. Ya vimos que nuestros cuerpos son dones de Dios, y por eso Dios nos ordena que los cuidemos.

La integridad requiere que nuestros actos reflejen nuestras creencias. La ciencia médica enseña que el ejercicio es importante para el cuerpo; y mostramos falta de integridad si descuidamos darle al cuerpo el ejercicio necesario. El agua pura y cantidades moderadas de luz solar son muy beneficiosas. Si conocemos estas cosas, debemos hacerlas.

Hoy que la obesidad azota a muchas naciones, pocos negarían el daño de la glotonería. Debemos hacer buenas elecciones de cuánta comida comemos y qué comemos, especialmente si tenemos problemas con el peso. Casi todos reconocen el tabaco como un asesino muy agresivo. El uso del alcohol, la marihuana, la cocaína y otras drogas han arruinado las vidas productivas de millones. La señora de White ya no es la única que aboga en favor de las frutas y las verduras, de los granos enteros y las nueces. Aun los gobiernos recomiendan reducir el consumo de muchos alimentos basados en carne con alto contenido graso. ¡Cuánto mejor es seguir una dieta vegetariana!

“La verdadera religión y las leyes de la salud se relacionan estrechamente. Es imposible trabajar para la salvación de los hombres y las mujeres sin presentarles la necesidad de romper con las complacencias pecaminosas que destruyen la salud, degradan el alma e impiden que la verdad divina impresione la mente. A hombres y mujeres debe enseñárseles a considerar cuidadosamente todo hábito y toda práctica, y a descartar inmediatamente todas las cosas que crean una condición malsana en el cuerpo y así ensombrecen la mente. Dios desea que sus portaluces sostengan siempre un alto ideal. Por el precepto y el ejemplo, deben tener su norma perfecta muy superior a la falsa norma de Satanás que, si se la sigue, producirá miseria, degradación, enfermedad y muerte tanto para el cuerpo como para el alma” (CSS 479, 480).

Repasa todos tus hábitos personales de salud. ¿Estás viviendo a la altura de la luz que conoces? Si no, ¿qué te impide hacer los cambios que solo te pueden hacer bien?

Viernes 4 de junio

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“La mayor necesidad del mundo es la de hombres que no se vendan ni se compren; hombres que sean sinceros y honrados en lo más íntimo de sus almas; hombres que no teman dar al pecado el nombre que le corresponde; hombres cuya conciencia sea tan leal al deber como la brújula al polo; hombres que se mantengan de parte de la justicia aunque se desplomen los cielos” (Ed 57).

“Hay una obra que debemos hacer: una obra dura, ferviente. Todos nuestros hábitos, nuestros gustos e inclinaciones deben ser educados de acuerdo con las leyes de la vida y la salud. Por este medio debemos obtener las mejores condiciones físicas, y tener claridad mental para discernir entre el bien y el mal” (CRA 31).

“Nuestro peligro no radica en la escasez, sino en la abundancia. Estamos siempre tentados a los excesos. Los que quieran preservar sus facultades intactas para el servicio de Dios deben observar una estricta temperancia en el uso de los productos de la generosidad divina, así como abstenerse completamente de toda complacencia perjudicial y degradante” (CRA 32).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Considera esta última cita de la señora de White. ¿Qué quiere decir ella cuando escribe que nuestro peligro está en los excesos?

2. La luz solar es importante para la buena salud. Sin embargo, aquí necesitamos equilibrio: unos pocos minutos de luz solar cada día pueden ser una gran bendición; por otro lado, la sobreexposición puede conducir a problemas de salud. ¿Cómo encontramos el equilibrio aquí, como en todo lo demás?

3. ¿Qué puede hacer tu iglesia local para ayudar a los que tienen el problema del VIH/Sida en tu comunidad local? Aunque en algunas partes del mundo el problema es mayor que en otras, todos podemos hacer aunque sea una pequeña parte.

4. ¿Qué puedes hacer para estimular a los jóvenes a abstenerse de la actividad sexual fuera del matrimonio? ¿Por qué esto es tan importante? ¿Cómo puede la iglesia ayudar, no solo en cuanto a la sexualidad, sino también acerca de otras cosas con las cuales luchan los jóvenes? ¿Cómo puedes ayudar a los jóvenes (o a los mayores) a hacer las decisiones correctas acerca de las drogas, el alcohol y el tabaco? Una cosa es dar advertencias severas; otra es realmente hacer cosas que los ayuden a evitar tomar decisiones equivocadas o darles ayuda cuando cometen errores.

11 comentarios:

  1. Sólo un comentario. La historieta del pastor predicando y sus hijos, que aparece en la sección del sábado es impagable, y la reflexión que nos proponen los autores también lo es:

    "No hay dudas, es mucho más fácil hablar de integridad que demostrarla. Aun el “mejor” de nosotros falla a menos que sea muy cuidadoso. Realmente, “en las cosas más pequeñas” es fácil errar."

    Y pregunto yo: ¿Cuál fue el fallo de este pastor, que mucho tendría que aprender de Jesús y de su relación con los niños? ¿No haber cumplido el castigo prometido, o poner a sus hijos en ridículo, por pequeños que fueran, delante de toda la congregación?

    Por el tono con el que se cuenta la historia, parece que a los autores lo que les pedía el cuerpo es que el papá(stor), para ser íntegro, tendría que haber castigado a sus hijos. Pues lo que yo digo es que hasta que no nos demos cuenta del sacrificio que les pedimos durante la hora del culto a nuestros niños, y mientras no cambiemos nuestra mirada sobre la reverencia mal comprendida que les exigimos, seguirá la sangría de jóvenes que se marchan de nuestras congregaciones, hartos de ambientes en los que perciben más opresión que bendición.

    A mi entender, el papá(stor) se equivoca llamándoles la atención de esa manera (los autores se reafirman en la situación creada diciendo que en la congregación se hizo un tenso silencio...), y lo que debería haber hecho por la tarde es pedirles perdón y dejar que ellos le pusieran un castigo...

    La actitud de Jesús con los niños debería ser nuestro marco de referencia en nuestras relaciones con ellos. ¿Por qué creéis que los discípulos les llaman la atención y quieren sacarlos de la reunión? ¡¡Pues porque les "molestaban"!! Y sin embargo el Maestro les dio a esos "conserjes del espíritu" una lección que les costaría olvidar: más vale una congregación con bullicio de niños que una comunidad que acabe vacía de ellos.

    A ver si nos va entrando el conocimiento, jolines...

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  2. Tengo la sensación de que en este asunto de la integridad usamos dos varas de medir de manera muy distinta a cómo tendríamos que hacerlo. Por lo general, porque siempre hay honrosísimas excepciones, usamos la vara estricta para los demás y la laxa para nosotros mismos. Sin embargo, humildemente opino que deberíamos usar la estricta para medirnos a nosotros mismos y la laxa para medir a los demás. O ya ni siquiera la laxa, dejar de medirlos sería lo más adecuado.

    Por otra parte, hay momentos en que llevamos la integridad al terreno del fanatismo, con el lógico rechazo que ello provoca. ¡Cuántas veces nos hemos presentado con nuestra interminable lista de noes! ¡Cuántas veces hemos cometido el error de decir que «mi religión no me permite hacer eso», «Dios no quiere que haga aquello», etcétera!

    ¿No será que, por más que pretendamos que sí, todavía no hemos sido capaces de abandonar el castrante legalismo? Es sólo una pregunta.

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  3. Por cierto, Juan Ramón, a mí también me pareció que el “ejemplito” de los niños reprendidos en público por su padre desde el púlpito es, cuando menos, una cafrada. A mí, de niño, mi padre me suelta una filípica así y me deja catatónico de por vida.

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  4. Efectivamente, como en todo, Jesús es un gran ejemplo en este asunto de la transigencia. Porque el Maestro fue intransigente... ¡con los intransigentes!

    Hablamos de dos percepciones de la realidad humana cuando hablamos de Jesús y de nosotros. Él supo convivir con la diversidad en un mundo en el que ésta era signo de transigencia. Sin embargo, él estuvo atento a las diversas sensibilidades, y no cerró el paso hacia la gracia de Dios a nadie, por diferente que pensase o que fuera.

    No tuvo problema ninguno en relacionarse con samaritanos (a los que los ortodoxos consideraban demasiado transigentes con su forma de entender la religión), con publicanos (demasiado transigentes en su forma de llenarse los bolsillos), con prostitutas (demasiado transigentes en su moralidad sexual), con comilones y bebedores (demasiado transigentes en su vida social)... Todo ello fue razón para las más virulentas críticas que Jesús recibió por parte de los que se jactaban de no transigir, adalides y defensores de la vida más pura y ortodoxa. Y para ellos fueron las más duras invectivas jamás pronunciadas por Jesús.

    Es de suma importancia no transigir en los principios básicos del movimiento religioso iniciado por Jesús: el amor, el respeto, la reinserción social y espiritual, el aliento al desanimado, la búsqueda de la felicidad propia y ajena. Cuando esto se olvida, y nuestra vida religiosa se centra en lo que comemos y bebemos o, lo que es peor, en lo que comen, beben y hacen los demás, estaremos expuestos a la mirada más crítica de Jesús, y quizá tengamos que oírnos algún que otro "¡Ay de vosotros, fariseos hipócritas...!".

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  5. Ah, es que, amigo, eso de tener que batallar con la diversidad es muy cansado. Resulta muchísimo más cómodo conseguir que todos piensen como uno mismo y así no hay nada que pueda hacer que se tambalee nuestra fe tan segura de sí misma. Porque, si todos pensamos "igualico, igualico que el defunto del agüelico", ni siquiera tendremos que pensar, porque, años atrás, ya habrán pesado otros por nosotros. ¿No te parece?

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  6. Bueno, por lo menos a mi generación, sí nos criaron con "TODO NOES" como dice Niel, y creo que todavía eso no se ha acabado. pues todavia miembros de iglesia se meten con la juventud o los adolescentes diciéndoles: no te vistas con los pantalones tan abajo, no te peines con esos pelos de punta... y no se dan cuenta que a esa edad todavia no tienen formado su carácter y están en ello, es mejor darles amor y cariño y no tanta "reprimenda". Pienso yo.......
    Yo sí creo Niel que seguimos, con el "Castrante legalismo" puede ser que algunos no, o algunas iglesia no tengan esa carácterística, pero hay aotras que siguen igual y no hay quien las haga reflexionar, es una pena.
    JR.¿Más opresión que bendición? a mi me criaron asi ¿a vosotros? y ahora creéis que sigue así tambien?

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  7. Según Alejandro Bullón, pues escucho por internet sus comentarios de E.S. Para ser las personas plenamente felicies necesitamos tener buena salud mental, espiritual, y física¿vosotros creéis que eso, esa integridad, esa interdependencia se puede conseguir?
    Y tambien comenta que el área espiritual es la que da sustentación a todo el ser vivo.

    SECRETO PARA VIVIR UNA VIDA DE INTEGRIDAD Y FELIZ
    * Que habite Cristo por la fe en nuestros corazones
    * que seamos fortalecidos por el Espíritu de Dios y entonces todo lo demás viene solo, es decir la felicidad y la integridad.
    ¿y yo me preguntó y eso cómo se hace en este mundo?
    UN saludo. Espero vuestros comentarios para mi enriquecimiento.

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  8. A mi humilde entender, la integridad no tiene tanto que ver con la intransigencia en la transgresión de normas susceptibles de cambios como con la firme adhesión a unos principios inmutables. Los principios están recogidos en los Diez Mandamientos. A partir de ahí, cómo se plasma eso en la vida diaria es más fruto de las convenciones sociales y las circunstancias específicas que de una redacción de una casuística general y generalizante. Quienes entran al detalle casuístico caen fácilemnte en el legalismo y en las argucias legales para conseguir lo que se proponen.

    Un ejemplo de esto es un caso que me explicó el pastor José López que se produjo durante su estancia en Tánger. Cuenta que conoció a un comerciante judío con el que acabó entablando una buena amistad. Un día, hablando del sábado, el pastor le preguntó al comerciante judío cómo era posible que, siendo él judío practicante, mantuviera abierto su establecimiento; a lo que el amigo le respondió que el viernes a mediodía se lo vendía al dependiente por una peseta y se lo volvía a comprar la mañana del lunes por el mismo precio; con lo que el comercio no era suyo en sábado. Y así, semana tras semana. ¿No es eso una argucia para saltarse la casuística?

    ¿Cómo debemos guardar el sábado? ¿Cómo debe ser nuestra conducta sexual? ¿Cómo debemos comportarnos en los negocios? ¿Cómo debemos ocuparnos de nuestra salud? ¿Quién lo decide?

    Y, afinando un poco más, si hacemos algo que, aunque sea legal, va en detrimento de otra persona , ¿dónde queda la integridad? Un mismo acto, ¿puede ser un acto íntegro en unos casos y en otros no? ¡Ay, que me parece que, queriendo dejar las cosas claras, nos hemos metido en un berenjenal de padre y muy señor mío…

    Es muy bonito llenarse la boca de grandes palabras. Causa un gran efecto en el público. Pero, en el fondo, si sólo se trata de eso, de grandes palabras sin profundizar más en el tema, flaco favor se hace. Desde el punto de vista estético, las declaraciones de Alejandro Bullón citadas por Carmen son de una gran belleza. «Que habite Cristo en nuestros corazones». «Que seamos fortalecidos por el Espíritu de Dios». El ramalazo emotivo es fabuloso. Pero, después de escuchar o leer esto, ¿qué significa? Y si no sabemos qué significa, ¿cómo se traduce en la vida cotidiana?

    Además, da a entender que, por arte de birli-birloque, viene el Espíritu y, ¡hala!, todos felices y contentos. Pocos hay que, como Pablo puedan presumir de tener el Espíritu de Dios con ellos. Sin embargo, Pablo es el primero en quejarse de su obstinada tendencia a hacer lo contrario de lo que predica. Entonces, ¿qué? ¿Tenía o no tenía el Espíritu de Dios con él para fortalecerlo? ¿Habitaba o no habitaba Cristo por la fe en su corazón?

    Cuando me encuentro con cosas como la fraseología que emplean Alejandro Bullón y sus similares, no lo puedo evitar, se me erizan todos los pelos del cuerpo y me pongo en guardia. Mal andamos cuando nuestros líderes tienen que recurrir a un lenguaje tan grandilocuente y vacuo. Algo hay que chirría.

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  9. Integridad no tiene por qué rimar con legalidad, aunque en la lengua castellana lo hagan. Como dice Niel, no todo lo legal es íntegro.

    El mismo Jesús anduvo constantemente vulnerando la "legalidad" vigente. Todas aquellas normas que dictaban la ortodoxia judía fueron abatidas, una detrás de otra, por la actuación o la predicación de Jesús. Fijaos, por cierto, en que la palabra integridad nos acerca a otro sustantivo que tiene la misma raíz: integración. Algunos ejemplos de esta forma de actuar de Jesús:

    "No toques" (a un leproso, por ejemplo): Jesús vulneró esta práctica religiosa, porque lo que le interesaba es integrar socialmente, con su abrazo y su contacto, a los leprosos que se encontraba en el camino. Integración antes que legalidad.

    "No te dejes tocar" (por una prostituta, por ejemplo): Jesús no cedió ni un ápice ante las invectivas del pulcro Simón, más preocupado por el qué dirán, y por la impureza ritual que el contacto de una prostituta podía contagiar, que por la integración de aquella mujer que estaba lavando los pies de Jesús con un ungüento. Integración antes que legalidad.

    "No comas" (con publicanos y pecadores): la comensalía libre e integradora es una actitud constante de Jesús en los evangelios. Comer con cualquiera que te abra las puertas de su casa. Con fariseos (como en el caso de Simón) o con publicanos (como en el caso de Zaqueo). Compartir el alimento ofrecido (¿no importa cuál...?) con aquél que se lo ofrecía, sin importarle su religiosidad o su estatus social, fue santo y seña de la actuación de Jesús. Integración antes que legalidad.

    "No traspases los límites del sábado" (ni siquiera para curar, por ejemplo): Era tal la asiduidad con la que Jesús curaba los sábados (y "curaba" al propio sábado) que los dirigentes de la sinagoga se quejan de que las gentes no acuden a ella porque se van a encontrarse con Jesús, que se dedica a curar ese día. Hay, incluso, flagrantes provocaciones por su parte en este sentido, curando en sábado a un paralítico que llevaba más de treinta años enfermo (¿no podía haber esperado un día más...?) o al hombre de la mano seca (¿tan urgente era esa dolencia, que no podía haberlo curado otro día...?). Jesús como motor de integración de las personas, y del propio sábado, que había sido sustraído por la legalidad (¿por el legalismo?) de la economía de la gracia. Integración antes que legalidad.

    Si la preservación de la legalidad nos lleva a la división o, incluso, a la exclusión de los que no la cumplen, en vez de a la inclusión, es decir, a la integración, es que no hemos entendido el mensaje de Jesús ni el sentido profundo de su actuación. Integridad e integración antes que legalidad. Y si hemos de elegir, siempre las primeras...

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  10. Es muy importante comprender el principio de integración en nuestras comunidades, porque Jesús dio la vida por aplicarlo hasta las últimas consecuencias.

    Vistas las cosas "desde la historia", no cabe duda que a Jesús lo crucificaron por lo que dijo y por lo que hizo. Haber proclamado el reino de Dios a los miserables, a los endemoniados, a los cojos, a los ciegos, a los leprosos, a las mujeres relegadas al ostracismo machista; haber compartido la mesa con gente de mala vida, publicanos y prostitutas, constituyó una provocación abierta a los que, procurando la santidad de la nación, marginaban exactamente a estos que Jesús acogía, sanaba y declaraba bienaventurados (Lc 6, 20).

    Con cada gesto, con cada palabra Jesús pretendió integrar en la comunidad a aquellos a los que los fariseos y saduceos consideraban pecadores (porque no cumplían los centenares de prescripciones legales y rituales para observar la Ley), disputándoles el poder para hablar y salvar en nombre de Dios.

    Siempre será posible debatir sobre tal o cual elemento de la trama histórica que condujo a Jesús a la muerte, pero sin duda su opción por los "otros", por los "raros", y por los "heterodoxos" debió ser vista por los justos, los legales, los ricos y las autoridades como un peligro para la estabilidad religiosa y política de Israel.

    La vida de Jesús fue integridad. Pero sobre todo significó integración para todos aquellos que no conseguimos ser realmente íntegros, incluso aunque nos lo propongamos...

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  11. Es extraño, por cierto, que los autores de la Escuela Sabática no hayan tocado el asunto de la homosexualidad en el marco de la integridad sexual. Deben pensar que está todo dicho y que no merece la pena perder el tiempo en eso.

    Señores autores de la E.S.: que sepan que cada vez somos más los que cuestionamos la ortodoxia cristiana al respecto de la homosexualidad en la iglesia, y que algo de debate no nos vendría mal a ninguno. Qué pena...

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