lunes, 27 de septiembre de 2010

Lección 1 para el 2 de Octubre de 2010: Relatos e historia


Sábado 25 de septiembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 39:6-12; Josué 3:9-17; 1 Samuel 24:1-6; 1 Reyes 12:1-16; Job 1:1-12

PARA MEMORIZAR:
“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:16, 17).

AUNQUE ALGUNAS PERSONAS no se interesan por la historia, a muchas les gustan los buenos relatos. Cada pueblo tiene narraciones que explican sus orígenes, valores, relaciones y cultura. Estas historias, repetidas, son buenos instrumentos de enseñanza.

En la Edad Moderna, el arte de contar historias fue despreciado: la gente buscaba explicaciones científicas sobre la vida, pero éstas no pudieron responder a las preguntas más importantes de la humanidad. Hoy, una generación nueva, la “postmoderna”, ha redescubierto el poder de los relatos.

La Biblia es muy contemporánea, pues está llena de relatos. No son leyendas, ni “fábulas artificiosas” (2 Ped. 1:16), sino narraciones históricas y personales que revelan la verdad divina y la relación de Dios con el hombre: describen a personas reales, con problemas, y cómo Dios les ofreció respuestas.

Cada relato se desarrolla en su ambiente específico. Exploraremos diferentes ambientes y sus contextos históricos, para comprender mejor los personajes que estudiaremos durante el trimestre.


Domingo 26 de septiembre: PERSONAS Y ARGUMENTOS

Un argumento es una sucesión de eventos que llevan a un desenlace. Cada uno nació, vive, y un día morirá. Estos son los parámetros del argumento de la vida. Entre los dos extremos, la vida está formada por argumentos menores, desencadenados por conflictos o tensiones. Buscar un argumento es tratar de conectar todas las partes del relato para ver el cuadro completo. En el libro de Job, por ejemplo, hay dos argumentos.

Identifica los dos argumentos en el relato de Job. Ver Job 1:1 al 12.

La historia de Job tiene un argumento de dos dimensiones, pues en la Biblia no hay argumentos de una sola dimensión: Dios siempre está activo en la historia y en las vidas humanas, aun cuando actúa detrás de escena. En los dos primeros capítulos de Job, podemos imaginar un cambio de canal, como en un televisor, al pasar del argumento terrenal al argumento celestial. Los relatos, sin embargo, son más que argumentos. Las personas crean su historia.

Describe a la profetisa Hulda, como aparece en 2 Reyes 22:14.

Los personajes están muy vinculados con el argumento de la historia. Conocemos al personaje a través la información dada por el narrador, que a su vez puede ser uno de los personajes. Tomemos a Hulda como ejemplo: ¿Es ella el personaje principal en la historia? No. Este relato cuenta el descubrimiento del libro de la ley cuando Josías era rey. Hulda ¿tenía hijos? ¿Qué edad tenía? No sabemos las respuestas. Las narraciones bíblicas son muy concisas y, a menudo, abreviadas. Por eso, necesitamos prestar atención a cada información que se nos da. Hulda era una profetisa confiable de Dios. Tenemos datos de la familia del esposo pues las mujeres, en los tiempos del Antiguo Testamento, eran identificadas por las familias de sus esposos. También se da su dirección. Como hoy, los documentos oficiales requieren un nombre y una dirección para demostrar que una persona es quien pretende ser.

¿Cuál es el argumento de tu vida? ¿Qué clase de personaje eres tú? Si tu historia fuera escrita como en las narraciones bíblicas, ¿qué diría o qué debería decir?


Lunes 27 de septiembre: ¿DÓNDE Y CÓMO?

La ambientación transmite la realidad de la historia, y crea cierta atmósfera y estado de ánimo. Por ejemplo, ¿por qué, en Rut 4:1 y 2, Booz ubica su caso legal en la puerta y no en su casa o en la casa del alcalde de la ciudad de Belén? Obviamente, la puerta –que era el lugar más público en los tiempos antiguos– añade a la historia un elemento legal importante. El ambiente también puede darnos una idea acerca del tiempo en el que se desarrolla la narración. Si un relato se ubica dentro de un automóvil o en una terminal aérea, sabemos, sin pensar mucho, que la historia no proviene del tiempo de David o de Martín Lutero.

Compara la ambientación o el marco de las siguientes dos historias: 1 Samuel 24:1-6; Génesis 39:6-12. ¿De qué modo estos dos ambientes contribuyen al argumento de las historias?

El marco nos ayuda a comprender mejor la acción que transcurre en el relato. David y sus hombres están solos con Saúl, que está desprotegido y muy vulnerable. El ambiente destaca el carácter superlativo de David. Él no aprovecha esta oportunidad para deshacerse de Saúl antes de que éste consiga matar a David, un hecho que revela el respeto de David por el líder ungido por Dios.

El ambiente de la historia de José presenta una oportunidad. José es atractivo y está en una posición de poder. La esposa de su amo está apasionada por él, y ellos están solos en la casa. José, como David, muestra su carácter puro al resistir esta tentación.

Pero el ambiente no es el único elemento importante de una historia; también lo es el punto de vista del narrador. Vemos que la historia se desarrolla a través de los ojos del narrador, quien nos da información importante, pero a veces retiene ciertos datos que para nosotros serían relevantes; esto es típico de las historias seculares. Aunque en los registros bíblicos hay diversos puntos de vista, asumimos que son inspirados por el Espíritu Santo y que, por lo tanto, la verdad revelada es la verdad de Dios.

Piensa en David y José en esos ambientes específicos. Cuán fácilmente podrían haber racionalizado para actuar de un modo diferente. El que no lo hayan hecho dice mucho acerca de sus caracteres. ¿Cuán a menudo racionalizas tus acciones equivocadas?


Martes 28 de septiembre: DE LA VICTORIA A LA" EDAD OSCURA"

Veremos algunos períodos de Israel que son el telón de fondo de los personajes que estudiaremos. Comencemos con la entrada de Israel en la Tierra Prometida. Después de la asombrosa actuación divina en el Éxodo y de la peregrinación por el desierto, Israel llegó otra vez a las fronteras de Canaán. Bajo su nuevo líder, Josué, cruzarían el Jordán en seco (Jos. 3:16, 17), algo similar al anterior cruce del Mar Rojo (Éxo. 14).

Lee Josué 3:9 al 17. ¿Cuál era el propósito de este milagro?

Israel no tomó Canaán por sus propias fuerzas o por el genio militar de Josué. Logró la victoria solamente por el poder de Dios. Cuando Israel obedecía, Dios le daba la victoria; pero cuando dependía de sus fuerzas, caía inevitablemente. Después de la muerte de Josué, algunos sectores de la Tierra Prometida seguían dominados por los cananeos (Juec. 1:27, 28). La fe de los israelitas pareció disminuir cuando su visión se debilitó. En vez de poseer toda la Tierra Prometida, estaban más preocupados por su propio sustento, y perdieron la visión y el ideal que Dios tenía para ellos como pueblo. Muchos eruditos llaman la “edad oscura” a los siglos siguientes de la vida de Israel.

Lee Jueces 17:6. ¿Qué clase de clima moral revela este pasaje?

Cuando perdemos la visión global de lo que Dios quiere para nosotros, lo pequeño cobra mayor magnitud. Israel había perdido su perspectiva como nación, y dejó que predominara el tribalismo. En el libro de Jueces, vemos a las tribus dispuestas a pelearse entre sí. Las prácticas religiosas seguían la conveniencia personal, y las componendas con las culturas vecinas eran frecuentes. El casamiento de israelitas con cananeos (Juec. 3:3-7) favorecía esta situación. Como resultado de esta declinación espiritual, Israel cayó en un ciclo de dominación extranjera, liberación, idolatría, y otra vez dominación.

El peligro de las componendas es que vienen en forma apenas perceptible. ¿En qué es diferente tu vida ahora que en años anteriores? ¿Podrían algunos de estos cambios ser el resultado de alguna componenda?


Miércoles 29 de septiembre: DE REYES Y PRÍNCIPES

Aunque Dios le dio mucho a Israel y prometió aún más si ellos obedecían, la cultura que los rodeaba influyó negativamente sobre ellos. Por ejemplo, en los reinos vecinos vieron una estructura política diferente. Todas esas naciones tenían un rey. Esto, combinado con el hecho de que los hijos de Samuel no imitaron la conducta y el liderazgo de su padre, sino que estuvieron “aceptando sobornos y pervirtiendo la justicia” (1 Sam. 8:3, NVI), hizo que las tribus de Israel sintieran que era tiempo de nombrar un rey sobre Israel (1 Sam. 8:4, 5). Samuel no estaba feliz con esta decisión, pero Dios le dijo que la aceptara (1 Sam. 8:7).

Samuel ungió como rey a Saúl, de la tribu de Benjamín (1 Sam. 10:1), y éste comenzó su reinado en Gabaa. Tal como Dios lo había previsto, las cosas no fueron fáciles para el nuevo rey. Las tensiones tribales continuaron y la misma existencia de Israel peligraba a causa de las presiones de los poderes circundantes. El nuevo rey no siguió los requerimientos de Dios (1 Sam. 15:3, 8, 9), quien finalmente rechazó a Saúl.

Luego, David fue ungido futuro rey de Israel. Como era de esperar, Saúl no deseaba traspasar el poder al nuevo campeón militar, y la siguiente década estuvo marcada por luchas internas, en las que David siempre estuvo huyendo.

El siguiente giro en la historia de Israel ocurrió cuando Saúl y sus hijos murieron en una batalla contra los filisteos (1 Sam. 31:1-6). David fue declarado rey de Judá y, siete años después, rey de todo Israel. David estableció su nueva capital en Jerusalén, sus campañas militares tuvieron éxito y extendió sus fronteras. David reinó cuarenta años y murió en Jerusalén (2 Sam. 5:4; 1 Rey. 2:10, 11). Al igual que en nuestras vidas, el reinado de David tuvo grandes victorias, algunas malas elecciones y mucha gracia de Dios. Lo sucedió su hijo Salomón, que también reinó por cuarenta años (1 Rey. 11:42).

Salomón no fue guerrero ni conquistador, pero recibió sabiduría divina (1 Rey. 3:3-13), construyó el Templo de Dios en Jerusalén, diseñó estructuras administrativas, y controló y organizó a Israel. Sin embargo, hacia el fin de su vida, se apartó de Dios y siguió las prácticas religiosas de sus muchas mujeres (1 Rey. 11:1-8).

Lee 1 Samuel 8:7 al 20. ¿Cómo se muestra que los caminos de Dios son mejores que los del hombre? ¿Cuán a menudo nos encontramos deseando hacer las cosas a nuestro modo, en lugar de hacerlas de la manera en que lo haría Dios?


Jueves 30 de septiembre: LA LOCURA DE ROBOAM

La muerte de Salomón marcó otro punto de inflexión en la historia de Israel. El enfoque administrativo de mano dura, las leyes de conscripción laboral, los experimentos del pluralismo religioso, todo contribuyó a una gran tensión al comienzo del reinado de Roboam, el hijo de Salomón

Lee 1 Reyes 12:1 al 16, y trata de captar lo dramático de la situación. Considerando el liderazgo de Roboam, ¿qué podemos aprender acerca de nuestras propias actitudes hacia cualquier tipo de autoridad que ostentemos en las diversas situaciones de la vida? ¿Qué podemos aprender de su error?

Con la división de Judá e Israel, el que una vez fuera el pueblo unido de Dios comenzó a recorrer caminos diferentes. Viendo que el centro de adoración y de sacrificios estaba ubicado en Judá, el rey Jeroboam I de Israel hizo construir dos becerros de oro (1 Rey. 12:26-29) y erigió altares en dos lugares de adoración: uno en Bet-el y el otro en Dan. A Israel no le fue bien y, durante los siguientes doscientos años, los israelitas sufrieron marcados altibajos. Algunos reyes siguieron (en forma parcial) el llamado de Dios al arrepentimiento; otros rehusaron obstinadamente escuchar a los profetas. Cambiaron las dinastías y abundaron los asesinatos políticos.

Veinte reyes gobernaron desde Jeroboam I hasta Oseas, el último rey de Israel en Samaria, y lo hicieron en condiciones inestables. Finalmente, en el año 722 a.C., Samaria fue capturada por los asirios e Israel fue llevado en cautiverio. En Judá, la situación no era mucho mejor. La dinastía de David se mantuvo, pero no todos los descendientes de David imitaron la fe de su antepasado. Algunos reyes, como Josafat, Ezequías y Josías, trataron de volver al Señor y llevar a todo Judá al arrepentimiento. Sus esfuerzos fueron apoyados por una veintena de profetas que hablaron, en situaciones específicas, de las necesidades espirituales y sociales particulares en Judá. La destrucción y cautividad babilónica fue el fin del pueblo judío.

¿Qué nos dice su restauración, después de esta calamidad, acerca de la paciencia y la gracia de Dios? ¿De qué maneras has visto la misma paciencia y gracia en tu propia vida? ¿Cuál debería ser tu reacción frente a esta gracia?


Viernes 1º de octubre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“El Señor llama a todos a estudiar la divina filosofía de la historia sagrada, escrita por Moisés bajo la inspiración del Espíritu Santo. La primera familia colocada sobre la tierra es una muestra de todas las familias que existirán hasta el fin del tiempo. Encontramos mucho que estudiar en esta historia, a fin de entender el plan divino para la raza humana. Este plan está definido claramente, y el alma consagrada en oración llegará a ser un estudioso del pensamiento y el propósito de Dios desde el comienzo de la historia de este mundo hasta el final. Se dará cuenta de que Jesucristo, uno con el Padre, fue el gran impulsor en todo progreso, aquél que es la fuente de toda la purificación y elevación de la raza humana” (MR 3:184).

“Al recapacitar en nuestra historia pasada, habiendo recorrido cada paso de su progreso hasta nuestra situación actual, puedo decir: ¡Alabemos a Dios! Mientras contemplo lo que el Señor ha hecho, me siento llena de asombro y confianza en Cristo como nuestro líder. No tenemos nada que temer por el futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido. Somos ahora un pueblo fuerte, si queremos poner nuestra confianza en el Señor; porque estamos manejando las grandiosas verdades de la Palabra de Dios” (MS 3:183).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

La participación activa de Dios en la historia es un concepto muy importante en las Escrituras. Lee Daniel 2:21.

  1. ¿Qué se dice acerca de la relación de Dios con la historia humana? ¿Por qué es importante que quienes vivimos en el “fin de la historia” recordemos esta realidad?
  2. ¿Por qué nos gustan los relatos? ¿Qué constituye un buen relato? ¿De qué modo las historias pueden ser efectivas para enseñar la verdad? ¿Quiénes son algunos de tus narradores favoritos y por qué?
  3. Los israelitas fueron llamados a ser testigos, para todo el mundo, del verdadero Dios y de su mensaje de salvación por la gracia, pero las peleas internas los debilitaron. ¿Qué lecciones podemos obtener de esta triste historia para nosotros hoy?
  4. El ambiente es muy importante para comprender cualquier situación, pero muchas veces hay información de fondo que no conocemos. Por eso, ¿por qué es tan importante que no juzguemos a otros? ¿Cuán a menudo has juzgado a alguien antes de saber hechos importantes de esa persona y de sus circunstancias? ¿Cuán a menudo has sido juzgado por los que no conocían todos los hechos relevantes acerca de ti?

6 comentarios:

  1. En el lunes hay un comentario que me parece, por lo menos ambiguo. Es sobre los puntos de vista del narrador.
    "Aunque en los registros bíblicos hay diversos puntos de vista, asumimos que son inspirados por el Espíritu Santo y que, por tanta, la verdad revelada es la verdad de Dios"
    Si lo que está inspirado son los registros, estoy de acuerdo. Pero si lo que está inspirado son los diversos puntos de vista, ya no lo estoy tanto.
    El Espíritu Santo inspira las ideas, los conceptos, pero no dicta las palabras. El escritor bíblico usa sus propias palabras y las de su contexto histórico y social, por lo tanto, su punto de vista, es su punto de vista. Incluso esto sucede también con las visiones. El Espíritu lleva al profeta a un mundo futuro que el profeta no comprende y el profeta explica lo que ha visto con la limitación de su propio conocimiento y experiencia. Es como si el Espíritu mostrara al profeta del siglo VI a.C. un teléfono móvil, una televisión o un ordenador y le dijera que explicara eso a la gente del siglo VI a.C. (Y ya no nos imaginemos cómo sería en plena Edad Media: pociones mágicas, espejos mágicos, alquimia...)
    El Espíritu inspira la Verdad pero el escritor la traduce de acuerdo a sus circunstancias y su escala de valores. Por eso los relatos bíblicos están tan llenos de aparente apología de la violencia, misoginia o favoritismos.
    Y lo maravilloso de la Biblia es que a pesar de todo, si conocemos y comprendemos el contexto, podemos ver la mano de Dios guiando la vida de las personas.
    Creo que en este trimestre habría que tener claros los procesos de inspiración para poder sacar conclusiones adecuadas de las historias bíblicas.
    Esther

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  2. Gracias, Esther. Es un matiz que habrá que tener en cuenta durante todo el trimestre, porque parece que los autores en decidido marcar, con este presupuesto hermenéutico, las líneas de interpretación de las historias que estudiaremos este trimestre.

    El título del librito me ha parecido muy interesante: Personajes secundarios. Con mi buen amigo Javier Martínez hablo muchas veces de cine, séptimo arte que nos apasiona a los dos. Ambos estamos de acuerdo en que en muchas de las mejores películas de la historia, son los actores secundarios los que le dan peso, profundidad, empaque a la historia. A los directores les preocupa esta situación, porque en un buen número de ocasiones éstos les quitan "protagonismo" a los divos y a las "starletts", acostumbrados ellos y ellas a "chupar" cámara.

    A veces, ante las historias bíblicas, en la iglesia nos ha pasado lo mismo. Preocupados obsesivamente por encontrar significado y significación a cada uno de los gestos de sus personajes principales de los relatos, hemos perdido la perspectiva. Hemos creado villanos donde no los había (o al menos no tanto o, cuando menos, mucho más de lo que la Biblia en realidad nos cuenta...) para encumbrar, por oposición, la bondad sin fisuras de los héroes de la fe (véase Caín-Abel, Ismael-Isaac, Esaú-Jacob, los otros once hermanos-José, Faraón-Moisés, Saúl-David, Acab-Elías, Judas-Jesús, Simón el Mago-Pedro, Ananías y Safira-Iglesia Primitiva, etc...).

    A los lectores nos gustan los cuentos. Éstos necesitan héroes y villanos para llegar a una moraleja. Pero la Biblia cuenta cuentos, ni las personas que en ella aparecen son "personajes", sino personas de carne y hueso como nosotros. La Biblia cuenta historias cuyos protagonistas son seres humanos complejos, casi todos llenos, a su manera, de contradicciones, afán de superación, ambición desmedida, complejos que los arrastran hacia la desesperación, debilidades, fortaleza, aspiraciones y una afanosa búsqueda, aunque a veces por caminos erróneos o tortuosos, de Dios.

    Cuando hacemos de nuestros "héroes" actores que interpretan sin fisuras el papel principal de "Sólo ante el Peligro", nos equivocamos. Cuando pretendemos que los que se enfrentan a ellos son siempre villanos sin remedio, nos equivocamos también. Estamos, entonces, confundiendo la historia con el cuento. Porque en la Biblia no hay ni héroes ni villanos perfectos. Sólo hay seres humanos que luchan (muchas veces contra sí mismos), que pierden (muchas veces a pesar de Dios) y ganan (muchas veces a pesar de sí mismos). Perdernos esto, la complejidad de las relaciones humanas, es perdérnoslo casi todo.

    Ese maniqueísmo, esa ausencia de grises, nos aleja de manera irremesible del mensaje central de las Escrituras: Dios no se da nunca por perdido, aunque nosotros nos empeñemos. Escogemos (vivir es escoger), y a veces acertamos. Como tantas y tantas personas que aparecen en la Biblia. No somos (ni son) personajes de un cuento infantil. Somos hombres y mujeres que buscan, caminan, viven, eligen, aciertan y se equivocan. Y, aun así, las Escrituras nos muestran que tenemos remedio. Porque Dios es el remedio, y está en el fondo mismo de la historia sagrada...

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  3. Hola, Juan Ramón, un matiz: Cuando en el 4º párrafo dices "Pero la biblia cuenta cuentos..." ¿No habrás querido decir: "Pero la biblia no cuenta cuentos... cuenta historias..."?

    Sí que son curiosos estos personajes que nos propone a estudio el librito este trimestre.
    Si ayer me llamaba la atención recordar ese momento en que Israel pide rey "como los otros pueblos". Hoy el resultado es evidente.
    "El rey" que se habían elegido había gravado su yugo. Tanto es así, que después de Salomón ya no podían, ni querían más, pagar sus altos impuestos, sus injustos gravámenes. Así que con su sindicato y sus representantes fueron a negociar un convenio colectivo más racional para no vivir en las condiciones de semiesclavitud que vivían, al parecer.

    Y Roboam, ni corto ni perezoso, después de escuchar el sabio consejo de los ancianos y el necio de sus amigos de juventud (aquí hay un juicio de valor que no siempre se cumple, ¡cuidado! ni todos los ancianos son sabios ni todos los jóvenes son necios) habló así de orgulloso: "mi padre agravó vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo; mi padre os castigó con azotes, mas yo os castigaré con escorpiones".

    Bastante estúpido de su parte, nada de cercanía ni sensibilidad hacia el estado real del pueblo. Y de ahí surgió la rebeldía ante este mozo impresentable. Resultado: división y apostasía.
    Un lío de muertes, traiciones, etc. en el que se vió envuelto el Israel de las 10 tribus y un puritanismo y exclusivismo que perduró en Judá hasta los tiempos de Cristo, con exilio de por medio.

    Eligió mal este Roboam, tal vez lo habría "mamado", o tal vez estaba deseando tener el poder para ejercerlo de forma tiránica. Cuántos hay por el mundo así, que en cuanto obtienen el ascenso tan codiciado; como el hombre lobo al resplandor de la luna llena les sale pelo por el cuerpo (jajajaja), les crecen unos colmillos horribles y van dejando víctimas por doquier.

    Ayer mismo, hablaba con una mujer que trabaja en una residencia de ancianos. Para todo contaban con ella desde la dirección. Pero desde que trata de mejorar las condiciones de sus compañeras y de ella misma por pura necesidad, ha sido relegada como un cero a la izquierda y a cobrar lo mínimo que se puede cobrar: 840 euros. Estamos hablando de una residencia concertada. Esto en las privadas es impensable. Ahora está de noche para no ver a "nadie" (sus compañeras bajan la cabeza cuando se cruzan con ella) y en un mes dejará este puesto de trabajo.
    Pues estas son las decisiones que honran a las personas, las que por beneficiar a otras, acaban perjudicando al promotor de ellas.

    ¿Os suena algo esta historia "secundaria"?

    Abrazos.

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  4. Efectivamente, Antonio, quise decir "La Biblia no cuenta cuentos...". Lamento la confusión. Abrazos.

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  5. Ahondando en mi comentario de ayer:

    Es interesante, y yo diría que hasta brillante, el título en inglés de la lección de esta semana: "Story and History". Este hábil juego de palabras, que suenan muy parecido pero que no quieren decir lo mismo, me sirve para reflexionar sobre el Dios que está detrás de la historia. Mientras que "Story" tiene que ver con el argumento de una película, novela, etc... es decir, con cómo se trazan y entretejen las vidas y los hechos de sus personajes, "History" es la historia global, lo nuclear que ha sucedido, y que resume lo que pasó.

    Retomando el ejemplo cinematográfico que emplee ayer, "Sólo ante el peligro" es la "History" de un hombre que, por defender lo que cree correcto se impone combatir el mal, y se queda solo, sin ayuda, en el intento. El "Story" es cómo se trazan las relaciones entre este hombre y sus compañeros, lo que ocurra mientras espera de llegada de los malos, las tensiones que se producen y las decisiones que cada uno toma para acabar quedándose o huyendo.

    Y ahora dejo la pregunta: Cuando decimos que Dios dirige la historia... ¿a qué nos estamos refiriendo, al "Story" o a la "History"? Alguien a quien voy aprendiendo a admirar (Josep Manel Prat) escribió algo que quizá nos sirva de pista: "Dios dirige la historia de la redención en el mundo, pero no la historia del mundo".

    Ahí queda...

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  6. Es lo que tienen las traducciones. Por buenas que sean (y las de la Escuela Sabática no lo son mucho, por cierto) siempre se pierde algún matiz por el camino. Sí, Juan Ramón, ese es un matiz que, aunque pequeño, no es nada deleznable. La Historia (así, con mayúscula) es una cosa y otra muy distinta es la historia (con minúscula). En este caso, después de consultar los oportunos diccionarios, story se refiere a un argumento ficticio, una narración, una parábola; mientras que history hace referencia a la sucesión de acontecimientos pasados que nos han llevado al estado actual de cosas.

    Por tanto, en inglés, la presencia o la ausencia de dos simples letras marca la diferencia entre la realidad y la invención. Y, a veces, esa diferencia es sumamente tenue y difícil de discernir; tanto que, en la lengua que "limpia, fija y da esplendor", ambos casos son homónimos y sólo los distinguimos por las referencias que tenemos. Toda una advertencia, ¿no os parece?

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