domingo, 3 de octubre de 2010

Lección 2 Para el 9 de octubre de 2010. Caleb: Vivir esperando


Sábado 2 octubre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: : Números 13; - 14; - Josué 14 ; - Jueces 1 : 12 :15.

PARA MEMORIZAR:
“Mi alma espera a Jehová más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana. Espere Israel a Jehová, porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él” (sal. 130:6, 7).

CALEB VIVIÓ TIEMPOS BUENOS Y MALOS. Sabía cómo era la esclavitud. Estuvo allí cuando el Señor guió a su pueblo con mano poderosa para salir de Egipto. Vio el mar abrirse ante Israel y tragarse al ejército egipcio. Estuvo con el pueblo en el monte Sinaí y vio descender a Moisés de la montaña con la Ley de Dios. Fue uno de los primeros en ver la tierra de Canaán. Y, sin tener falta alguna, peregrinó en el desierto con los israelitas. Vio morir allí a toda su generación. Al final, ya anciano, entró en la tierra de Canaán. Y, aun entonces, mostró valor y fe en Dios.

Caleb es un líder que aparece más detrás del escenario que frente a la audiencia. Esta semana aprenderemos de su estilo de liderazgo amable. Conoceremos a un gran líder dispuesto a correr riesgos y a conducir por el ejemplo; a alguien generoso y que estimuló el liderazgo en los jóvenes. Pero, más que los rasgos personales positivos de Caleb, estudiaremos una historia relevante para nosotros, que vivimos al final de la historia de la tierra mientras esperamos cruzar a la Canaán celestial.

Domingo 3 de octubre “LOS HECHOS”

Unos quince meses antes, Israel había abandonado Egipto. Ahora las tiendas cubren el desierto de Parán, cerca de la frontera con Canaán. Todos están entusiasmados por saber acerca de la tierra que pronto será su hogar. Bajo la dirección de Dios, eligen doce exploradores. Caleb representa a Judá y es uno de los doce que parten en una misión de reconocimiento de la realidad de Canaán. Los espías pasan cuarenta días explorando la tierra y, finalmente, vuelven y se preparan para dar su informe.

Lee Números 13:26 al 14:2. ¿Qué lección podemos aprender de este informe acerca de vivir por fe y no por vista?

Los espías llevan algo que se puede ver, oler y probar. Aunque los doce estuvieron expuestos a los mismos hechos, llegan a conclusiones diferentes. Diez de ellos ven la tierra fértil y las grandes ciudades, pero se sienten sentenciados, pues no creen que estos ex esclavos puedan tomar la tierra. Parecen olvidarse que no estarían parados en la frontera de la Tierra Prometida si no fuera por los milagros de las plagas en Egipto, el cruce del Mar Rojo, el agua de la roca y el maná diario que reciben desde hace más de un año. Dios hizo todo esto para ellos, y ahora, por alguna razón, dejan de confiar en Dios y en sus promesas, siguiendo lo que ven en lugar de lo que Dios ha prometido. ¡Cuán fácil es que nosotros hagamos lo mismo!

Lo que vemos, y cómo interpretamos lo que vemos, puede tener consecuencias personales directas. Nuestra interpretación de los “hechos” forma los ladrillos de nuestras decisiones diarias, y estos “hechos” muy a menudo interactúan con nuestras emociones. La idea de que podemos creer cualquier cosa que queramos sin que esas creencias afecten lo que somos y lo que hacemos es un mito.

Enfrentar los “hechos” sin la Palabra de Dios nos apartará de él y nos llevará hacia la falta de fidelidad. Afrontar los hechos con Dios nos ayudará a confiar en él y a fortalecer nuestra fe.

¿Por qué es tan fácil vivir por vista y no por fe? ¿Cuándo tuviste que afrontar algo similar a lo que hemos leído hoy? ¿Cuál fue tu reacción, y qué aprendiste de ella y de todo lo que siguió después, acerca de confiar en Dios y en sus promesas, a pesar de los “hechos”?

Lunes 4 de octubre MANTENERSE FIRME CUANDO IMPORTA

No siempre es fácil mantenerse firme, porque la presión del grupo es una fuerza enorme. El poder de miles de personas que vitorean al equipo favorito en un estadio intimida al adversario. Ninguno sería tan necio como para gritar en favor del adversario estando solo en medio de la multitud. Por eso, a los que apoyan a equipos opuestos a menudo se los ubica separados en las tribunas, como en el fútbol. Cuando chocan, la razón se hace a un lado y surge la violencia. Para los israelitas, esto no es un juego. Su futuro parece estar amenazado, y todos lloran. Debe ser muy conmovedor ver a miles de personas llorar juntas... Y Caleb, que parecía estar en las sombras, da un paso al frente.

Lee Números 13:30. ¿Qué podemos aprender de lo que dijo Caleb acerca de confiar en las promesas de Dios?

Una misma información puede ser transmitida de muchas maneras. Cómo decimos algo es tan importante como lo que decimos. Caleb mostró su carácter al no discutir con los diez espías que no tenían fe y al no reconvenir a la gente por su falta de fe. En cambio, habló en forma valerosa, y apeló a la confianza y a la acción. Sin embargo, el pueblo no quería escuchar eso y tomó la decisión de apedrear a Moisés, a Josué y a Caleb.

Lee Números 14:1 al 10 y 20 al 24. ¿Cuál fue el resultado de rechazar la Palabra de Dios, y llegar a una interpretación defectuosa de los “hechos”?

Caleb debió haber quedado muy desilusionado. Había visto la buena tierra. Era fiel y estaba listo para entrar, pero ahora debía peregrinar por el desierto durante cuarenta años por causa de las faltas de los demás. Y Caleb tenía un sólido sentido de comunidad y quería ser parte de un todo. Lideró con el ejemplo y estimuló a otros. Caleb no se separó y comenzó un nuevo movimiento. El acto de irse cuando hay problemas o la falta de fe pueden ser fenómenos actuales, pero no son bíblicos. Caleb fue un hombre que se quedó, aun durante los años de castigo, y sin el espíritu de “te lo dije”.

¿De qué maneras has sufrido por las malas elecciones de otros? ¿Cómo te manejaste en esas situaciones?

Martes 5 de octubre RECLAMAR LAS PROMESAS DE DIOS

Pasaron cuarenta años. Los israelitas cruzan el Jordán y entran en la Tierra Prometida. Como personas hambrientas que ven una mesa cargada con buena comida, miran hacia Canaán. Las conversaciones se centran en cuáles son las mejores secciones de la tierra y quién las conseguirá. Mucho antes de entrar en la Tierra Prometida, Moisés quiso evitar peleas internas y dejó instrucciones para la división de la tierra, que se mencionan en Josué 14.

Lee Josué 14 . ¿Qué pedido hizo Caleb, y por qué crees que lo hizo? ¿Qué te indica acerca de él y de su fe?

En medio de la repartición de la tierra, Caleb pide un sector específico. No es para una tribu, sino para él personalmente. A primera vista, este encuentro entre Josué y Caleb, los dos hombres más ancianos en Israel, parece fuera de lo normal. Aun cuando Caleb insiste en que él es fuerte y está listo para la guerra, reclama, por sobre todo, el cumplimiento de una promesa que Dios le hizo.

Caleb no tiene miedo de reclamar las promesas de Dios. Su pedido no es motivado por una ambición egoísta. El principio de “conseguir para dar” está bien arraigado en el anciano. Caleb no pide las tierras más lindas o más fértiles, sino un área habitada por los hijos de Anac, los gigantes, un sector todavía no conquistado. Estos gigantes asustaron a los israelitas cuarenta años atrás (Núm. 13:33).

Tal vez Caleb deseaba que la generación actual no cometiera los errores de sus antepasados. Él demostró su fe en Dios al pedir el territorio que más lo desafiaba, en lugar de elegir el más fácil.

Otra vez, Caleb lideró con el ejemplo, y fue una lección objetiva y viviente. En realidad, él estaba diciendo: “Si Dios puede usar a uno de los hombres más ancianos para echar a los gigantes, entonces el resto de ustedes no debe tener temor. Dios puede darles la victoria, y lo hará”. En Josué 15:13 y 14 se registra la victoria de Caleb sobre los descendientes de Anac. Lo que había aterrorizado a toda la Nación fue conquistado por un anciano que confiaba en el poder de Dios.

Lee Josué 14:14 . ¿Qué significa servir al señor “cumplidamente”? ¿Qué clase de cosas en nuestras vidas, si no son aplastadas continuamente, harán que a Dios le sea difícil cumplir sus promesas en nosotros?

Miércoles 6 de octubre TRANSFIRIENDO LA HERENCIA

En algunas culturas, los ancianos son muy respetados y están bien integrados en la sociedad; son buscados por sus consejos y su sabiduría. En otras culturas, se los ve como personas no productivas y se los ignora. Este concepto parece crecer en todo el mundo. Caleb es un ejemplo maravilloso del uso positivo de la ancianidad. Caleb evitó los extremos asociados con los años de la jubilación. No se sintió intimidado por la edad, ni renunció a la vida y se aisló. No usó su edad como una excusa para no estar involucrado en su comunidad. No se aferró a su posición ni consideró a las personas más jóvenes como amenazas personales

¿Qué dice Salmo 92:12 al 15 acerca de la ancianidad?

Se ha dicho que Dios no tiene nietos. Caleb sabía que cada generación debe tener su propia experiencia con Dios. Los israelitas no podían subsistir con los milagros de Egipto, ni con la experiencia de sus padres en el desierto. Caleb deseaba que la generación más joven diera sus primeros pasos de fe.

¿Qué experiencia facilita Caleb en Jueces 1:12 y 13? ¿Cómo lo hace?

Las tribus de Judá y de Simeón estaban tomando su tierra, y trabajaban juntas por fe, a fin de lograr las promesas de Dios. Pero tomar Quiriat-sefer (vers. 12) era un gran desafío. La arqueología muestra el sistema de fortificaciones de las ciudades de ese período en Palestina. No mirando los muros, Caleb vio una oportunidad de crecimiento: reclamar las promesas de Dios y tener la victoria. Aunque nos suene extraño, Caleb ofreció un incentivo maravilloso: el que conquistara la ciudad sería su yerno. Otoniel, sobrino de Caleb (Juec. 1:13), aceptó el desafío, y Dios le dio la victoria. Con el apoyo de Caleb, nació un nuevo héroe, y eso dio ricos dividendos en años posteriores: Dios usó a ese joven como el primer juez y libertador de Israel (Juec. 3:7-11).

Al avanzar en tu madurez, ¿de qué forma cambiaron tus actitudes? ¿Qué aprendiste al tener más años de experiencia? ¿Cómo pudiste evitar que los años te hundieran en actitudes y hábitos equivocados?

Jueves 7 de octubre DAR LIBREMENTE

Lee Jueces 1:14 y 15? ¿Qué más nos indica esto acerca del carácter de Caleb?

La herencia era primordial para los israelitas. Poseer tierras para dejárselas a los herederos era una manera de asegurar que el legado no desaparecería. Esto era tan importante que se dieron leyes detalladas para proveer un heredero si un hombre moría sin haber tenido hijos, de modo que alguien tomara el nombre del fallecido y continuara con su legado (ver las leyes del levirato en Deut. 25:5-10).

Teniendo en cuenta su edad, Caleb habrá estado pensando en su propia herencia. Los registros genealógicos posteriores muestran que Caleb tuvo hijos. Él habrá deseado dejarles tanto como fuera posible. Acsa era su hija, pero cualquier tierra que se le diera saldría de la familia de Caleb y sería parte de la propiedad de su esposo. No sabemos qué motivó el pedido de tierras hecho por Acsa, pero si Caleb hubiese rehusado su pedido habría sido aceptable y habría estado en armonía con las normas sociales de proteger la propia herencia.

Lo sorprendente es que Caleb no solo les dio tierras, sino también las fuentes de aguas, las de arriba y las de abajo. La generosidad es una calle de doble tránsito. Proverbios 11:25 afirma que “el alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Cuando no damos generosamente, tal vez es porque todavía no hemos recibido.

¿Qué implicaciones tiene este relato para nuestra vida espiritual, por ejemplo, en el área del perdón? Lee Mateo 6:15 - y 18:21 al 35.

Podemos dar solamente lo que tenemos. Si no somos capaces de perdonar, entonces ésta es una señal segura de que no hemos reclamado el perdón de Dios para nosotros mismos. Caleb había recibido bendiciones de Dios y estaba contento de compartirlas. Él mostró una generosidad que iba mucho más allá de las normas sociales de su época.

¿Cuán generoso eres tú con lo que tienes? ¿Encuentras que, cuanto más tienes, más dispuesto estás para compartirlo con otros, o tiendes a acumularlo? ¿Cómo puedes aprender a estar más dispuesto a dar de ti mismo para el bien de los demás?

Viernes 8 de octubre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“La fe de Caleb era, en esa época, la misma que tenía cuando su testimonio contradijo el informe desfavorable de los espías. Él había creído en la promesa de Dios, de que pondría a su pueblo en posesión de la tierra de Canaán, y en esto había seguido fielmente al Señor. Había sobrellevado, con su pueblo, la larga peregrinación por el desierto, y compartido las desilusiones y las cargas de los culpables; no obstante, no se quejó de esto, sino que ensalzó la misericordia de Dios, que lo había guardado en el desierto cuando sus hermanos eran eliminados. En medio de las penurias, los peligros y las plagas de las peregrinaciones en el desierto, durante los años de guerra desde que entraron en Canaán, el Señor lo había guardado, y ahora que tenía más de ochenta años su vigor no había disminuido. No pidió una tierra ya conquistada, sino el sitio que, por sobre todos los demás, los espías habían considerado imposible de subyugar. Con la ayuda de Dios, quería arrebatar aquella fortaleza de manos de los mismos gigantes cuyo poder había hecho tambalear la fe de Israel. Al hacer su petición, no fue movido Caleb por el deseo de conseguir honores o engrandecimiento. El valiente y viejo guerrero deseaba dar al pueblo un ejemplo que honrara a Dios, y alentar a las tribus para que subyugaran completamente la tierra que sus padres habían considerado inconquistable” (PP 547, 548).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

  1. Como cristianos, somos bombardeados con “hechos” que son interpretados de formas que contradicen nuestra fe. La palabra clave, aquí, es “interpretados”. ¿Cómo podemos confrontar estos desafíos sin parecer necios y mantener, al mismo tiempo, nuestra integridad?
  2. Observa que no siempre interpretamos los “hechos” de forma correcta. Por ejemplo, la materia la vemos como algo sólido pero, en realidad, es casi todo espacio vacío. Vemos la tierra como firme, inmóvil, aunque se está moviendo velozmente por el espacio. Podemos estar en un cuarto vacío y cerrado, y no escuchar nada, pero allí adentro el aire está lleno de ondas de radio que llevan sonidos que no podemos escuchar. ¿Qué lecciones obtenemos de lo que significa vivir por fe y no por vista.
  3. De la vida de Caleb, ¿qué lecciones extraemos para alimentar a creyentes nuevos, a jóvenes y a niños, a fin de que ocupen cargos de liderazgo y responsabilidad en la iglesia?
  4. Caleb se quedó junto a su pueblo, aun en medio de sus pecados y errores. ¿Qué lecciones nos enseña esto hoy?

7 comentarios:

  1. Algunas cosas que me gustan mucho de esta lección, y de los comentarios de los autores (para que luego digan que sólo sirvo para criticar...). Una de ellas es la siguiente:

    La escena del informe de Caleb y Josué y el de los otros 10 espías israelitas, después de visitar la Tierra Prometida, revela cuatro verdades que me parecen de una importancia capital:

    -Las cosas no son siempre lo que parecen.
    -La mayoría no tiene siempre la razón.
    -Para defender lo que se cree no hace falta atacar lo que creen los demás, sino ser coherente con lo que se piensa, y expresarlo con convicción.
    -Cuando alguien piensa distinto a la mayoría no tiene por qué marcharse. Puede, al contrario, quedarse con sus amigos y darle tiempo a Dios para que vaya poniendo las cosas en su sitio.

    Creo firmemente en la democracia. Estoy convencido de que es la mejor forma de convivencia. Hoy, la teocracia, ni está ni se la espera. Pero que uno piense distinto a la mayoría no le quita la razón. Evidentemente, el disidente debe cuestionarse seriamente lo que cree, para ver por qué casi todos los demás piensan de forma distinta. Pero si después de una sincera revisión de sus convicciones sigue pensando lo mismo, tiene derecho a su libre conciencia, y a manifestarse en coherencia con lo que cree. Desde el respeto a las convicciones ajenas, y siendo paciente con ellas, es bueno que demos tiempo al tiempo, tiempo a Dios. Esto nos permitirá seguir poniéndonos en cuestión (a veces descubrimos que lo que nos parecía evidente ayer, hoy ya no lo es tanto), y darle espacio al Espíritu por si nuestra forma diferente de pensar puede significar algo de luz nueva (Lutero, Martin Luther King, etc...).

    En este sentido, la historia de Caleb nos muestra que no se puede ser un hombre libre teniendo mentalidad de esclavo. El pasado no debe lastrar la apertura hacia el futuro. Lo que era antes (vida y mentalidad de esclavos en Egipto) puede ser distinto ahora (hombres y mujeres libres en la Tierra prometida). La razón para descartar nuevas percepciones de la vida espiritual no puede ser el simplista argumento de que "nunca antes se pensó así entre nosotros". Eso es vivir encadenados al pasado. Ser esclavos. Es evidente que no todo lo nuevo, por el hecho de serlo, es bueno. Pero tampoco malo. Confiar en un Dios que abre caminos donde antes sólo había mar (apertura del Mar Rojo); que crea una luz nueva para cada noche (columna de fuego); que no deja que lo que siempre pasó nos impida avanzar (novedad de la nube protectora durante el día, que protege de lo que siempre fue: el sol); que inventa un nuevo alimento que no existía ni se esperaba (maná); confiar en un Dios así, repito, es confiar en que algo nuevo puede pasar, que no todo está descubierto ya, que nueva luz puede llegar.

    Y, por fin, Caleb nos enseña que cuando nuestros amigos, hermanos de comunidad, no quieren (o no pueden, o no saben...) escuchar lo que les proponemos, la solución no es marcharse, dimitir, dejar la comunidad en aras de una supuesta coherencia, sino permanecer junto a ellos, compartir su destino, hacer de su éxodo nuestro éxodo personal, sin dejar por ello de pensar como pensábamos, o de hablarles como nos dicte la conciencia.

    Sal de la tierra, levadura para que fermente la masa...

    ResponderEliminar
  2. Tus palabras son un estímulo a seguir el firme ejemplo de Caleb.

    Hoy también enfrentamos desafíos, dificultades que a veces no sabemos como abordar. Resulta difícil diferenciar entre ser pretencioso, y que Dios se ponga de nuestra parte en un plan que hoy vemos como muy evidente, y mañana podemos verlo bajo una nueva luz.
    ¿Cómo saber cuando Dios nos propone un desafío y cuando nosotros "metemos a Dios en un desafío nuestro"?
    A mí también me gusta esa actitud no recriminatoria de Caleb. De manera positiva les anima a confiar en Dios y en sus promesas. No les echa en cara su incredulidad ni sus muchas rebeliones.
    E. White, llega a decir que si hubiesen sido diez los informes positivos y dos los negativos, el pueblo habría actuado igual por su incredulidad.
    A veces tener un buen líder no lo es todo.
    La actitud del pueblo también cuenta.

    Tambien me llama la atención la reflexión de la lección de hoy sobre los ancianos: "En algunas culturas, los ancianos son muy respetados y están bien integrados en la sociedad; son buscados por sus consejos y su sabiduría. En otras culturas, se los ve como personas no productivas y se los ignora".

    No se si ha habido fractura generacional, tampoco se puede generalizar, pero puede que estemos siendo testigos de esto mismo. Dentro y fuera de nuestra denominación.
    Es más, me atrevo a decir que, muchas veces, más valía relevar a personas mayores por otras jóvenes que mantenerlas en el puesto por un supuesto sentido del respeto o consideración. Me refiero tanto al gobernador del Bando de España como al Papa como al vocal del consejo de nuestra Unión.

    Claro, Caleb es "un ejemplo maravilloso del uso positivo de la ancianidad". Pero no siempre es así, no todo es de color de rosa en esa edad avanzada. Espero que su hija estuvera de acuerdo en casarse con Otoniel, que a la postre se mostró como un "buen" juez.

    Quisiera, a veces, tener algún Caleb que me animara de algún modo a confiar en las promesas de Dios. Pero como jóvenes (aunque no tanto) nos vemos en la necesidad de afrontar nuestros retos de la mano de nuestro Amigo.

    Mi reto ahora es un verdadero desafío que no se como afrontar. Nos cambiamos a un local nuevo (nuestro Grupo de iglesia) que exige muchos gastos y mucho trabajo, aunque ofrece muchas posiblidades.
    Se puede ir por fe. Vamos a ir por fe. Pero tengo tanto respeto a Dios, que no se si lo estoy/estamos poniendo entre la espada y la pared. Así que vamos a saborear esta experiencia. Haciéndolo todo con la mejor de las intenciones.

    "Subamos luego, y tomemos posesión de ella..."

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  3. Me gusta mucho este texto del lunes:

    "Caleb debió haber quedado muy desilusionado. Había visto la buena tierra. Era fiel y estaba listo para entrar, pero ahora debía peregrinar por el desierto durante cuarenta años por causa de las faltas de los demás. Y Caleb tenía un sólido sentido de comunidad y quería ser parte de un todo. Lideró con el ejemplo y estimuló a otros. Caleb no se separó y comenzó un nuevo movimiento. El acto de irse cuando hay problemas o la falta de fe pueden ser fenómenos actuales, pero no son bíblicos. Caleb fue un hombre que se quedó..."

    El sentido de comunidad. Saber que perteneces a algo, y a Alguien. Me ha costado mucho adquirir ese sentido. Durante muchos años viví el hecho de disentir como una confrontación: yo contra los otros. Mis ideas contra las de los demás. Y lo que es lo mismo, o quizá peor, las ideas de los demás contra las mías. Aún más, contra mí. Es difícil vivir así. Te enroca, te aísla. Sientes, incluso, la necesidad de abandonar el barco. Pues el barco ya no es una nave que avanza, sino una mazmorra que te aprisiona. No merece la pena luchar...

    Estaba absolutamente equivocado. Disentir se convirtió en una actitud de vida, en disidencia. Y la crítica, que al principio era ilusionante y constructiva, se fue haciendo amarga y desesperanzada. Es cierto que, a veces, la comunidad no ayuda y retroalimenta, quizá sin querer, la rebeldía. Tanta cerrazón, tanto miedo ante una nueva perspectiva, ante la diferente forma de ver las cosas; y esa lucha constante para que todo siga como hasta ahora. No disculpo tampoco esa aversión comunitaria a cuestionarse a sí misma, a dejar que un viento nuevo, por incómodo que sea, entre por la puerta y circule entre los bancos. Muchos mártires hemos creado actuando así, e infinidad de cadáveres se han ido quedando por el camino. Pero la actitud personal es vital en estos casos. Preguntarse por qué haces lo que haces, cuestionarse las intenciones más íntimas, qué quieres lograr, a dónde quieres llegar, de la mano de quién vas en todo esto que te pasa...

    Caleb me enseña algo extraordinario: lo importante son las personas. No a cualquier precio. No a costa de mis ideas, ni de mi silencio. Pero sí a costa de mí mismo. Descubrir de dónde provengo, con quién estoy, a dónde quiero llegar, y en compañía de quiénes quiero hacerlo. No me refiero a aceptar ser miembro de una manada, asumiendo las órdenes de un macho alfa que lidera. Es, más bien, descubrir el sentido de comunidad. Un espacio en el que todos buscan, y a veces encuentran. En ocasiones de forma amable y, de vez en cuando, haciéndose daño los unos a los otros, seguramente sin querer. Es, en definitiva, aceptar vivir tu fe en su compañía, ligar tu destino al de ellos, como Caleb. Asumir que es mejor compartir el éxodo con ellos que entrar tú solo en tu particular Tierra Prometida. Aprovechar su crítica, a veces su incomprensión, para cuestionar de forma íntima tus certezas. Y esperar que tus propuestas de aires nuevos hagan el menor daño posible, con la pretensión de que ayuden a construir algo mejor de lo que tenemos.

    Vivir en comunidad, a veces a pesar tuyo, como Caleb...

    ResponderEliminar
  4. Muy interesante el testimonio de tu
    "di-sentimiento". Y tu reconocimiento tajante: "Estaba absolutamente equivocado".
    Jolín, qué fuerte es esta declaración.
    Pero ¿quién se conforma con el "modus operandi" de... lo que sea? Sea de la sociedad, de la escuela, de la familia o de la iglesia misma.
    Rebeldes, eso somos, rebeldes. Con super-reflejos para cortar orejas. Hiriendo a diestro y siniestro. Hasta que oímos la voz del Maestro que nos dice: "Chisssstt, mete la espada en su lugar".

    En tu caso estarías más enojado por, tal vez, tu limitada (no se si con poco margen de actuación) autoridad en el ministerio pastoral. Tampoco se si se dieron ambas cosas a la vez o fue posterior.
    Tú saliste disparado cual hélice de helicóptero hacia arriba y yo te veo ya aterrizado y bien aterrizado.

    Mi suerte también está echada junto a este pueblo. Aunque a veces me llevo algún soponcio que otro, como se lo llevaría Caleb o como te lo llevarás tú, supongo.
    Ese último párrafo tuyo es alucinante. Lo suscribo al cien por cien.

    Por cierto que hay un detalle bonito con la petición de su hija. Otoniel, su esposo, le pide: "dile a tu padre que te de un campo". Pero ella le dice: "puesto que me has dado tierra..., dame también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo".
    Generoso, ¿no? Aquí no se disgusta a nadie. Si es posible no hacerlo, claro.
    Y menos a una hija y a un yerno, jajajaja.

    Bueno, abrazos.

    ResponderEliminar
  5. No me gusta nada, sin embargo, cómo acaba el párrafo que ayer citaba. Obvié esa frase porque quería ir de buen rollo. Pero no puedo dejarla atrás. Es ésta:

    "Caleb fue un hombre que se quedó, aun durante los años de castigo, y sin el espíritu de “te lo dije”."

    ¿Castigo? ¿Años de castigo? ¿Quién castigó a quién...? ¿Quería el pueblo entrar en Canaán y Dios no lo dejó? ¿Se puede llamar castigo a consentir hacer, en contra de Su propia voluntad, lo que el pueblo deseaba hacer?

    Israel demostró que no estaba preparado para entrar en Canaán. ¿Qué puede hacer un hombre sin fe ante un gigante? Morir aplastado, evidentemente. Un niño con fe puede tumbar a un gigante, pero un hombre sin fe es carne de cañón.

    Dios no podía permitir que eso pasase. Necesitaba más tiempo para construir, partiendo de un pueblo con mentalidad de esclavos, acostumbrados a vivir sin asumir sus responsabilidades, llenos de miedos y de supersticiones, incapaces de esperar siquiera que el Dios que los había sacado de Egipto, y les había abierto las aguas del Mar Rojo, fuera capaz de abrirles paso entre los gigantes, un pueblo de hombres y mujeres sin miedo a enfrentarse a los retos de la Tierra Prometida.

    ¿Castigo? Paciencia lo llamaría yo...

    ResponderEliminar
  6. Pongamos, para ahondar en lo que decía en mi comentario anterior, un ejemplo de lo más gráfico; esperando que nos ayude a percibir, de manera más cercana, la actitud de Dios ante Israel. Un pueblo que, no lo olvidemos, el Eterno considera la avanzadilla de su Reino en este mundo.

    Supongamos que un grupo de personas está debatiéndose peligrosamente en las aguas de un naufragio. Supongamos, además, que alguien desde la orilla les ofrece su ayuda, dándoles ánimos, indicándoles los mejores lugares hacia donde nadar, lanzándoles cuerdas y otros objetos flotantes, tratando de echarles una mano. Imaginemos, yendo aún más lejos, que todo esto no es suficiente y este hombre decide arrojarse al agua, jugándose la vida por ellos, ayudándolos en el centro mismo del peligro y mostrándoles de forma práctica, real, pragmática, el mejor camino para salir de él.

    Entonces puede suceder que algunos comprendan el gesto y, siguiendo sus indicaciones, acepten la ayuda y se pongan a salvo. Pero puede suceder también que otros reaccionen negativamente: a lo peor se trata de una trampa o, simplemente, de un fantasma proyectado por su propia angustia; incluso puede ocurrir que lo extraño de la situación, unido al cansancio de la brega, ponga a los náufragos en tal estado que les resulte más cómodo dejarse tragar por la letal atracción del agua, y ver en la llamada a continuar con el esfuerzo para salvar las vidas, y en las ayudas para salir del peligro, una carga insoportable o una cruel exigencia.

    Supongamos, finalmente, que nosotros contemplamos la escena desde afuera. Nos resultará claro que ese alguien que ofrece su ayuda tiene la exclusiva intención de salvar a los que están en peligro. Nos parecería monstruoso, por ejemplo, que porque alguno no aceptase su mano salvadora él, en castigo, lo hundiera más en el agua o le pisara los dedos cada vez que intentase alcanzar la orilla. No es posible aceptar que un hombre que se la juega por salvar a los otros reaccione de esa forma cuando uno no quiere aceptar su ayuda. El castigo no forma parte de la salvación. Ya llegará el momento, una vez que estén a salvo, de explicarles cuáles eran sus intenciones o, incluso, de increparles por lo estúpido de sus infundadas sospechas. Lo decisivo ahora es conseguir que todos lleguen a la orilla, no reivindicar la justeza de sus métodos de salvamento, o castigar a aquellos que no aceptan su ayuda.

    Resulta igualmente claro que todo cuanto hace o deja de hacer tiene un significado positivo, y como tal debe ser interpretado. Es una locura pensar que algo de lo que él haga pueda convertirle en responsable de lo negativo de la situación. Y mucho más surrealista, todavía, aceptar que empleará el castigo, con el que incluso pueden perder la vida que quería salvar, con los que no quieren aceptar su mano tendida. Nada de lo que él haga puede ser entendido como una carga adicional a su situación desesperada, sino como un acto de amor y de salvación.

    Si esto puede aplicarse a los seres humanos, que somos heroicos y ruines a partes iguales, ¿cómo podemos atrevernos a pensar que la vuelta al desierto fue un castigo divino a Israel, por no aceptar su mano tendida para entrar en la Tierra Prometida? No tiene sentido.

    El éxodo de cuarenta años que siguió a la negativa del pueblo a entrar en Canaán no pudo ser más que otro acto de salvación de Dios, que ama hasta extremos desconocidos por nosotros, y no el castigo de un Dios despechado.

    Creo que Caleb y Josué, aun siendo hijos de su tiempo, lo entendieron muy bien. Quizá mejor que nosotros...

    ResponderEliminar
  7. Shabat shalom a todos.Primero pedir permiso a mi amigo Juan R.para usar la version preciosa de los diez mandamientos,por supuesto citando el autor.Gracias de antemano,bendiciones.Respecto de Caleb,su comportamiento frente al pueblo,fue sorprendente muy valiente y de peso.El no era el alumno de Moshe,a quien debia servicio,lleno de fe afirmo El ETERNO nos ha traido hasta aqui confiemos...Os dejo un trozo del episodio de los espias muy interesante.copio y pegode debateVer temaTema: la jala y la parasha de esta semana
    Mostrando los 2 mensajes.Rosita en la parasha de esta semana aparece la mitzvah de hacer challah, asi que no me pude resistir y te mando algo super lindo que aprendi!
    besooooooos!!!
    La parasha de esta semana se llama Shlaj, y trata sobre el pecado de los espias que enviaron a la tierra de Israel cuando el pueblo se preparaba para entrar.
    Moshe pide permiso a Hashem para enviar espias, y Èl le responde que si lo necesitan, que lo hagan.
    Envian 12 espias, uno por cada tribu, los cuales ven en Israel mucha bracha, frutos muy grandes, y nadie los molesta porque Hashem envio una plaga a la tierra
    de Cnaan para que no se dieran cuenta que Am Yisroel habia enviando espias.
    Los espias regresan con su testimonio. Hablan cosas muy lindas de la tierra, y 10 de ellos luego dicen "PERO...". Agregan su interpretacion de lo que vieron en
    Israel y el pueblo les cree, y no quieren entrar a Israel por miedo a perder la guerra.
    Hashem se enoja con el pueblo y amenaza con matarlos, el pueblo se arrepiente, y Moshe pide piedad por ellos, Hashem los Perdona y se quedan 40 anos en el desierto, durante los cuales
    murieron todos los hombres entre 20 y 40 anos.
    Más adelante en la parasha, se nos habla sobre la mtizvah de sacar challah.
    ¿Cuál es la relación entre estas 2 cosas? ¿Por qué vienen en la misma parasha?
    Sforno, un comentarisa del jumash, responde que después del pecado de los espias, Am Yisroel NECESITÓ de la mitzvah de la challah para traer bracha a sus hogares.
    Shem MiShmuel escribe sobre esto que la razón por la que el pueblo de Israel pecó es porque querian quedarse en el desierto, donde vivian con la Presencia de Hashem constante, y no tenian que trabajar ni esforzarse por este nivel de conexión. Entra a Israel implicaba que iban a tener que trabajar tanto por las cosas fisicas, como por las espirituales. Esto es lo que el pueblo no quería, tenian miedo de no ser capaces de alcanzar un nivel alto de conexión con Hashem a través de su propio esfuerzo.
    Si la intención del pueblo era tan buena, ¿Por qué se les castiga?
    Al entrar a Eretz Yisroel se le agregó una mitzvah muy importante al pueblo, la mitzvah de Arevut, "El pueblo de Israel es responsable uno por el otro".
    Mientras que el pueblo estaba en el desierto, cada uno se conectaba con Hashem de manera particular. El maan que caia del cielo tenia el gusto que cada persona
    preferia, esto representa que cada persona se conectaba con Hashem a través de sus propios intereses. Al entrar a la tierra esto iba a cambiar. El pueblo se iba a unificar,
    se iban a convertir en uno, e iban a tener responsabilidad por el otro.
    Cada integrante de Am Yisroel tuvo miedo de esto, miedo de perder su identidad.Bendiciones.

    ResponderEliminar