domingo, 29 de noviembre de 2009

Lección 10 Para el 5 de diciembre de 2009: La “locura” del profeta


Sábado 28 de noviembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Números 22-24; Deuteronomio 1:30; 20:4; Mateo 15:14; 1 Corintios 2:14; 2 Pedro 2:14-16; Apocalipsis 3:17.

PARA MEMORIZAR:
“Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores” (1 Tim. 6:10).

LA HISTORIA DE BALAAM ES BIEN CONOCIDA y a menudo se la usa para hacer bromas, tales como: “Bueno, si Dios pudo hablar por medio del asna de Balaam, entonces puede hablar por medio de Fulano de Tal”.

En un sentido, esta historia no tiene nada de graciosa. Aunque puede ser leída en diferentes niveles, el encuentro de Balaam con Dios es otro ejemplo de cómo, si no vencemos el pecado con el poder de Dios, podemos ir hacia la destrucción.

En el Nuevo Testamento se menciona a Balaam tres veces (2 Ped. 2:15, 16; Judas 11; Apoc. 2:14), y ninguna de ellas le es muy favorable. En realidad, él es un símbolo del pecado.

Pedro habla acerca de la “locura” de Balaam, pero no la “locura” de una mente extraviada; sino la locura de alguien que, arrastrado por la codicia, estuvo listo para hacer por dinero lo que Balac le pedía, sin importarle que fuera malo.

Si alguien, como Balaam, un profeta, pudo estar tan “loco”, ¿cuanto más locos estaríamos nosotros si hiciéramos algo similar, especialmente con su triste ejemplo delante de nosotros?

Domingo 29 de noviembre: UN REY TEMEROSO Y ENGAÑADO

Trata de ponerte en el lugar de Balac, rey de Moab. Aquí esta esa inmensa horda que había salido de la gran nación de Egipto, y que había sobrevivido, solo por milagro (¿de qué otra manera?) en el desierto durante cuatro décadas. Y ahora estaban acampados “en los campos de Moab” (Núm. 22:1), no lejos de su reino.

Aun cuando la Nación no había proferido ninguna amenaza contra ellos y no tenía la intención de invadir su reino, Balac, comprensiblemente, estaba nervioso. Después de todo, miren lo que acababan de hacer al rey Og de Basán, y al rey Sehón de los amorreos, cuya nación ya había derrotado a Moab (ver Núm. 21:26); para no mencionar lo que habían hecho a los cananeos (vers. 1-3). No era extraño que estuviera nervioso.

Lee Números 22:1 al 6. ¿Qué tenían los israelitas para que el rey tuviera tanto temor?

En realidad, si Israel hubiera sido una amenaza, ¿de qué debería haber estado realmente temeroso Balac? Ver Gén. 48:21; Éxo. 15:1; Deut. 1:30; 20:4.

Es un tanto irónico que Balac, afrontando lo que él creía ser un enemigo invencible, fuera a buscar a un profeta de Dios, del pueblo mismo que él quería que se maldijera y derrotara. Si se daba cuenta de lo que estaba haciendo, no lo sabemos; pero, desde nuestra perspectiva, es obvio que los planes de Balac estaban destinados al fracaso desde el mismo comienzo. Además, uno solamente se puede preguntar por qué no buscó a uno de sus santos locales para pedir a los dioses moabitas que los defendieran de Israel? En cambio, buscó a un profeta del verdadero Dios. Tal vez la clave de esto se encuentra en Números 22:6: “Maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito”.

Pregúntate cuánto realmente procuras depender de Dios, y cuánto confías en ti mismo, en tu dinero, tu trabajo, tus talentos, lo que sea. ¿Cómo puedes aprender a quitar tus ojos de estas cosas y ponerlos en Dios? ¿Por qué esto es naturalmente difícil de hacer? Ver 1 Cor. 2:14.

Lunes 30 de noviembre: BALAAM

¿Quién era este Balaam?

“Balaam había sido una vez hombre bueno y profeta de Dios; pero había apostatado, y se había entregado a la avaricia; no obstante, aun profesaba servir fielmente al Altísimo. No ignoraba la obra de Dios en favor de Israel; y, cuando los mensajeros le dieron su recado, sabía muy bien que debía rehusar los presentes de Balac, y despedir a los embajadores. Pero se aventuró a jugar con la tentación” (PP 468).

Lee Números 22:7 al 21. En un análisis superficial, pareciera como si Balaam se hubiera mantenido firme del lado de Dios. Sin embargo, si lo lees con cuidado, ¿qué indicios puedes encontrar de que jugaba con la tentación?

Balaam había pedido que los mensajeros se demoraran con él esa noche, declarando que él no daría una respuesta específica hasta que hubiera pedido consejo a Dios. Balaam debería haber notado que sus maldiciones no dañarían a Israel, pues Balaam conocía o, por lo menos, había conocido a Dios. Él realmente no necesitaba preguntarle a Dios; tal vez lo hizo con la esperanza de que hubiera otra respuesta. De cualquier manera, al pedirles que se detuvieran, cuando él debía haberlos despedido de inmediato, se abrió a la tentación. Después de todo, los hombres habían venido con “las dádivas de adivinación” (vers. 7).

Nota lo que ocurrió en la segunda invitación, cuando le prometieron aún más. Dios había dicho que, “si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga” (vers. 20). Pero temprano a la mañana –antes que los príncipes pudieran decir nada– Balaam enalbardó su asna y salió de inmediato con los embajadores hacia Moab. En otras palabras, a pesar de toda la pretensión de fidelidad y su afirmación de que no podría ser comprado por ningún precio, estaba ansioso de obtener todo el dinero que le habían ofrecido.

Lee 2 Pedro 2:14 al 16. ¿De qué manera consideró Pedro las acciones de Balaam? ¿Qué advertencia hay, para nosotros, con respecto a la codicia y la tentación? ¿Por qué es tan fácil racionalizar nuestro pecado hasta el punto de que no parece pecaminoso?

Martes 1º de diciembre: CONFRONTACIÓN NO NATURAL

Decidido, en su corazón, a obtener las recompensas que el rey le ofrecía, Balaam salió con los hombres hacia Moab. A pesar de toda la profesión externa de fidelidad, que hasta él podría haber llegado a creer, Dios sabía lo que estaba sucediendo en el corazón del hombre, y le respondió a él.

Lee Números 22:22 al 34, y responde las siguientes preguntas:

* ¿Qué importancia simbólica podría haber en el hecho de que el asna fue capaz de ver al ángel de Dios y que Balaam, un supuesto profeta de Dios, no pudo verlo? Ver Sof. 1:17; Mat. 15:14; Apoc. 3:17.

* Lee la primera respuesta de Balaam al asna después de que esta le habló. Piensa acerca de lo que estaba ocurriendo. ¿Qué respuesta irracional de Balaam revela la verdadera naturaleza de su corazón y su deseo de riquezas? Después de todo, ¿qué haría la mayor parte de la gente si de repente un animal comenzara a conversar con ellos?

* ¿Cómo revela esta historia la gracia de Dios a Balaam, a pesar de su curso de acción?


Mucho se ha escrito, a lo largo de los siglos, con respecto a esta historia, una de las más extrañas de la Biblia. Diferentes comentadores dan distintas interpretaciones. Sin embargo, un punto parece claro: Balaam era un hombre que había tenido una conexión especial con el Señor. Después de todo, Dios todavía le estaba hablando de una manera íntima. Y, no obstante, aun con esta conexión, Balaam estaba decidido a hacer lo que él mismo quería.

¿De qué maneras, aun de las formas más sutiles, te encuentras luchando contra Dios? Es decir, tú estás decidido a hacer lo que quieras aun cuando sabes que no es lo que Dios quiere. ¿Cómo puedes superar esta actitud peligrosa?

Miércoles 2 de diciembre: “LA MUERTE DE LOS RECTOS”

Después del incidente con el asna, Balaam se presentó delante de Balac. Es interesante notar que Balac llevó a Balaam a Bamot-baal (“lugares altos de Baal”) (Núm. 22:41). Aparentemente, los paganos del Cercano Oriente edificaban sus altares en las cumbres de las montañas, como para estar más cerca de los dioses, a quienes querían influenciar. Balaam ordenó al Rey que construyera en ese lugar siete altares, y ofreció siete bueyes y siete carneros.

Lee las palabras que Balaam, controlado por Dios, habló acerca de los hijos de Israel. ¿Qué mensaje poderoso y qué promesa se encuentran en él? ¿Qué esperanza nos ofrece también a todos este mensaje? Ver Núm. 23:5-10; también 1 Cor. 15.

“Los vio, sostenidos por su brazo, entrar en el valle de la sombra de muerte. Y les vio salir de la tumba, coronados de gloria, honor e inmortalidad. Vio a los redimidos regocijarse en las glorias imperecederas de la Tierra Renovada. Mirando la escena, exclamó: ‘¿Quién contará el polvo de Jacob, o el número de la cuarta parte de Israel?’ Y, al ver la corona de gloria en cada frente y el regocijo que resplandecía en todos los semblantes, contempló con anticipación aquella vida ilimitada de pura felicidad, y rogó solemnemente: ‘¡Muera mi persona de la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya!’” (PP 476).

¿Qué significa “morir la muerte de los rectos”? ¿Cuál es la única manera en que podemos morir esa muerte? Rom. 3:20-24.

En un sentido, estas palabras de Dios, pronunciadas sobre su antiguo pueblo, reflejan la promesa del evangelio de todo el pueblo de Dios de todas las edades, la promesa de vida eterna por causa de la justicia de Jesús. Ninguno de nosotros es recto; ninguno de nosotros vive o muere, por sí mismo, con suficiente justicia para librarse de la tumba. Solo la justicia de Jesús puede hacerlo, que es acreditada a nosotros por fe. Aquí, en el libro de Números, con la historia de Balaam, Dios nos revela la promesa de la salvación por medio de Jesús.

Jueves 3 de diciembre: ESTRELLA Y CETRO

Imagínate la sorpresa del rey cuando Balaam comenzó a bendecir a Israel. Aunque enojado, el Rey no estaba listo para renunciar. Llevó al profeta a otro monte, desde donde pudiera ver solamente una pequeña parte de Israel, y construyó otros siete altares, en los que ofrecieron bueyes y carneros. Balaam no fue “como en la primera y segunda vez, en busca de agüero” (Núm. 24:1). Otra vez, en lugar de lograr Balac la maldición por la que estaba dispuesto a pagar tanto, Balaam –controlado por Dios– pronunció otra bendición sobre Israel. Una tercera vez, Balac dispuso siete altares más con sus sacrificios en otra cumbre, pero Balaam sabía que era inútil pedir permiso a Dios para usar la magia contra Israel. Mirando a Israel desde este tercer ángulo, bendijo otra vez a la Nación (Núm. 23:27-30; 24:1-10), y Balac lo envió de vuelta a casa en desgracia, por su fracaso.

Lee la parábola que Balaam contó en Números 24:15 al 17. ¿De qué era esto una profecía, y cómo se cumplió? Gén. 49:10; Mat. 2:1, 2.

“Buscando un conocimiento más claro, [los sabios] se dirigieron a las Escrituras hebreas. [...] Balaam era uno de esos magos, aunque fuera en un tiempo profeta de Dios; por el Espíritu Santo, había predicho la prosperidad de Israel y la aparición del Mesías. [...] La profecía de Balaam declaraba: ‘Saldrá estrella de Jacob, y levantaráse cetro de Israel” [...] ¿Podría haber sido enviada esta extraña estrella como precursora del Prometido?” (DTG 41, 42).

Los estudiosos de la Biblia han visto por mucho tiempo, en estas palabras, una predicción mesiánica, la de un Redentor venidero. Un cetro (poder) y una estrella (luz) eran símbolos adecuados de Jesús. Aunque el Señor usó, en el tiempo de la profecía misma, los símbolos locales, que tendrían significado para quienes los oyeron entonces, el principio detrás de la profecía –la del poder y la victoria de Cristo– se aplica a todo el mundo. Jesús es la Luz del mundo y el dueño de él; y, no importa cuáles sean los planes humanos, al fin todos verán que Dios prevalecerá. Ver Isa. 45:23; Rom. 14:11; Fil. 2:10.

Por mucha que sea la injusticia en el mundo, tenemos la promesa de que Dios prevalecerá, que la justicia también lo hará. ¿De qué modo esta promesa te ayuda a soportar toda la injusticia que ves ahora?

Viernes 4 de diciembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee el capítulo “Balaam”, pp. 467-482, en Patriarcas y profetas; “Las bienaventuranzas”, pp. 11-42; y “La espiritualidad de la Ley”, pp. 43-68, en El discurso Maestro de Jesucristo.

“El que abusa de los animales porque los tiene en su poder es un cobarde y un tirano. La tendencia a causar dolor, ya sea a nuestros semejantes o a los animales irracionales, es satánica. Muchos creen que nunca será conocida su crueldad, porque las pobres bestias no la pueden revelar. Pero, si los ojos de esos hombres pudiesen abrirse como se abrieron los de Balaam, verían a un ángel de Dios de pie como testigo, para testificar contra ellos en las cortes celestiales. Asciende al cielo un registro, y vendrá el día cuando el juicio se pronunciará contra los que abusan de los seres creados por Dios” (PP 473).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. ¿Cuáles son otras lecciones espirituales que puedes obtener de la historia de Balaam? ¿Qué enseña, por ejemplo, acerca de la soberanía de Dios, de la libertad humana para elegir, y de la providencia de Dios, o acerca de la pecaminosidad del hombre?

2. Medita más en la idea de “la muerte de los rectos”. Si tú fueras a morir hoy, ¿sería una “muerte de los rectos”? Justifica tu respuesta.

3. El dinero es una influencia increíblemente corruptora en todas las áreas de la vida, incluyendo nuestra vida religiosa. ¿Cómo podemos, como cristianos, protegernos a nosotros mismos, a nuestra fe y a nuestra iglesia de la potencial influencia corruptora del dinero?

4. Lee Judas 11 y Apocalipsis 2:14, los que, aparte de los versículos que ya consideramos en 2 Pedro, son los únicos otros versículos del Nuevo Testamento que se refieren a Balaam. ¿Qué podemos aprender de ellos que nos puede ayudar a comprender mejor qué fue lo que perdió a Balaam?

Resumen:
Este informe del intento de Balaam de maldecir a Israel, a cambio de riquezas y honores, trajo a la luz su desordenada avaricia y codicia. El décimo Mandamiento nos advierte de este rasgo humano pecaminoso. Ninguno de nosotros es inmune a esto, o a cualquier otro pecado, que si no es vencido puede conducirnos a nuestra ruina final. Cuán importante es que aprendamos de los errores de Balaam.

15 comentarios:

  1. A destiempo. Existe un extraño consenso para identificar a Cristo con la serpiente de bronce, cuando esta es desde el Génesis hasta Apocalipsis el simbolo de Satanás.
    La única lectura posible para el israelita que presenció la escena fue que Dios hacia una provisión que, aceptada, le libraba del veneno de la serpiente.
    La herída en el calcañar y el aplastar la cabeza son dos hechos simultaneos y relacionados de forma causal, derrota mediante la muerte del que tenia el imperio de la muerte. Quien queda definitivamente clavado en la cruz es Satanás. El pecado y la muerte derrotados.
    La aniquilación definitiva del mal y dde su virulencia escenificados en el desierto son consecuencia del sacrificio de Cristo, pero no es él quien está allí representado.
    En la conversación con Nicodemo Jesús recuerda este episódio para subrayar la mirada de fé que nos libra de la mordedura de la muerte, pero sobre todo que nos da vida eterna. Ya no se trata de beneficiarnos de la gracia universal que nos permite seguir viviendo sino de la gracia redentora que nos abre la eternidad.

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  2. Tienes toda la razón, Josep Manel. En esa estructura teológica lamentable, que nos han grabado a sangre y fuego, de la teoría de la satisfacción, colocamos a Jesús donde nunca debería estar. Yo mismo di la impresión en mi comentario, de querer decir lo mismo:

    "Si el suceso de las serpientes es un símbolo, como Jesús indica a Nicodemo, del poder salvífico de Dios, hemos de retirarlo a Él de la autoría de las mordeduras, porque, si no, no tienen sentido las palabras del Maestro. Dios aparece para salvarnos (la serpiente de bronce/Jesús de Nazareth) de las consecuencias inherentes, y ajenas a Dios, de nuestras propias equivocaciones (mordeduras de serpientes/desesperación humana y muerte)".

    Cuando hice la asimilación serpiente de bronce/Jesús de Nazareth, me equivoqué. Tengo claro todo este asunto, pero el viejo hombre me traicionó. Gracias por el matiz, amigo.

    Otra cosa: Veo que los comentarios que compartimos aquí están sirviendo para llevarlos después a nuestras clases presenciales los sábados. Al menos, yo lo hago, y me vienen de cine. Pero ayer caí en la cuenta de que podríamos hacer también el viaje a la inversa. Es decir, como las entradas del blog no se mueren nunca, y están siempre disponibles para añadir cualquier comentario (no olvidéis que si os suscribís a los comentarios, cualquiera que se haga, sea cuando sea, os será enviado a vuestro correo electrónico, y así podréis seguir los debates que se queden retrasados), a partir del sábado podríamos incluir, en la entrada que se queda antigua, comentarios sobre los asuntos que se han tratado en la clase del sábado por la mañana, qué argumentos se han empleado, qué debates se han suscitado, cómo han servido los comentarios que aquí se vertieron, o cómo se han rebatido con éxito en vuestras clases. Eso permitiría no sólo llevar del blog a las clases, sino también traer de las clases al blog, cerrando un círculo virtuoso que me parece interesante. ¿Cómo lo veis? ¿Qué os parece...?

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  3. Traigo para vuestra reflexión una frase de la lección del sábado:

    "El encuentro de Balaam con Dios es otro ejemplo de cómo, si no vencemos el pecado con el poder de Dios, podemos ir hacia la destrucción".

    ¿Qué os parece? ¿Creéis que es así? ¿Tendremos que vencer el pecado, con el poder de Dios, para no ser destruidos? ¿No os parece un poco presuntuoso querer vencer al pecado en primera persona? La propia construcción de la frase indica que se refiere a los pecados concretos de aquí, de cada uno, y acabar por no caer en ellos. ¿Podemos vencer nuestros pecados con el poder de Dios? Nosotros sabemos que el pecado será vencido, y la cabeza de la serpiente será pisada. Pero, ¿quién la pisa, quién la vence, cuándo ocurrirá eso? No sé, francamente, si con el poder de Dios somos capaces de vencer nuestros pecados concretos. No sé si está a nuestra disposición dicho poder. Sólo sé que no lo he visto nunca, en nadie. Y sé también que, incluso si estuviese a nuestro alcance ese poder de Dios, no sabemos utilizarlo, por lo que volvemos al mismo punto de siempre: no me centro en las luchas diarias por no pecar, sino que pongo mis ojos en Jesús. Su vida, su forma de proceder con los que pecan, su infinita paciencia y su compasión me muestran, mucho más que centrarme en mis propias luchas, la verdadera cara de Dios. Me enseñaron un método que se ha puesto en práctica durante dos mil años: vigila tus pecados y lucha contra ellos. Y, como en un laboratorio científico, lo he puesto en práctica durante mucho tiempo. Los resultados han sido claros: prueba/error ... prueba/error ... prueba/error... Así que he llegado a la conclusión de que no funciona. ¿Estamos dispuestos a probar, con todas sus consecuencias, a sacar nuestra atención de nosotros mismos y de nuestros pecados, y centrarla en quien ni siquiera nos condena (como a la mujer que iba a ser lapidada)? Esa vida de reflexión y maduración con el Maestro da frutos, y en abundancia. Y no me refiero a la primaria obediencia, sino a la profunda dicha de sentirse hijo de Dios, y con derecho a llamarle "Papá". ¿Con qué método nos quedaremos?

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  4. Juan Ramón la pretensión sería si dijéramos: "con el poder mío puedo vencer al pecado" pero la lección deja claro que no son nuestras facultades las que pueden vencer al pecado, sino el "poder de Dios", cuando en nuestras vidas decimos que el poder de Dios me ayuda a vencer el pecado, es que estás reconociendo que alguien superior a ti es el que está interviniendo en la acción. Por lo que no lo veo pretencioso, más aún cuando hemos practicado la oración diaria pidiendo la intercesión del Espíritu Santo en nuestra vida. Que maravilloso es saber que Dios está actuando y no siendo indiferente para ver si por nuestras fuerzas podemos superar el pecado.

    Roberto Pérez

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  5. Hay que estrujarse el cerebro para sacar alguna idea enriquecedora, tal vez al final sólo pueda aportar algo de mi experiencia.

    Es evidente que la obediencia sola no funciona. Falta algo, y Jesús lo notó en aquel fariseo que decía tener esto y lo otro y lo de más allá, y que hacía así y así. El que reconoció su condición y dirigió su pensamiento humilde a Dios, ése dijo Jesús que volvió a casa "justificado".
    El error que solemos cometer es añadir cosas en la balanza para que se incline a nuestro favor. Y esa sucesión de pruebas/errores nos cansa, sin saber si algún día experimentaremos eso de ser "vencedores".
    Que sí!! Que yo se que con el poder de Dios se puede. Pero la realidad, como dice JR, nos muestra otra cara cuando menos lo deseamos.

    El caso de Balaam, la lección da a entender que tuvo una relación íntima con Dios. Y sus hechos eran conocidos. Tanto que el rey Balac, quiso "comprar" sus servicios. Pero en lugar de responder como lo hicieron aquellos primeros apóstoles a Simón el mago: "Tu dinero perezca contigo..." quién sabe, por alguna razón, que puede ser desde la hipoteca, hasta la de la vejez, porque al final de la vida se chochea y uno se vuelve más niño, más caprichoso y avaricioso, de cariño y atención. Sea cual sea el alzheimer que atacara al pobre Balaam, el caso es que se le fue la pinza. Lo mismo se poddría haber ido detrás de unas faldas, que no es el primero. E hizo lo que desagradaba a Dios.
    Tal vez porque dio cabida a es idea en su cabeza y esa tentación se convirtió en su amo y la sirvió hasta el extremo de ser violento con el pobre animal que tan fielmente le había servido.

    O sea, que eso de el rey pagano enviase emisarios muy honorables, seguro que educados, seductores, aduladores inteligentes para ganar el favor de este profeta del Dios de Israel; le debió afectar ya del todo y no atinaba nada más que a eso. Sin por eso querer tener mala intención con Israel, digo yo; le superó tal vez el asunto. La Escritura dice que "amó el premio de la maldad". Eso creo que es contra lo que hemos de defendernos, amar esos premios no nos trae nada bueno para nosotros. Y al final incluso, Dios defiende a aquellos a los queremos herir o pasarles por encima con tal de conseguir "nuestro premio o nuestra dote".

    Me gusta más Eliseo, que le dijo a Giezi cuando lo pilló después de sacarle un par de hatos al agradecido de Naamán y le dijo: "¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas?"
    Jolín!!! Por dos vestidos y unas monedas, cómo se puso el profeta!!!
    Pero creo que hablaba sabiamente, no es tiempo de tomar esto y lo otro, de desear esto y lo otro, porque nos ciega y caemos al hoyo.

    Yo!! Me hubiese quedado en mi choza, con mi burrita, y que le hubieran dado mucho al Balac ese. Si alguien viniese hoy con una cantinela parecida a mi casa, de que me fuese a beneficiar a costa de que a otros les vaya mal. Mi respuesta sería: "Viento..., largo..., ya estás tardando..."
    "Hombre!!!, ¡Quién se han creído estos que soy yo????

    ¡O no??
    Ya lo dijo Platón ¿no?: "Mejor sufrir una injusticia, que cometerla"

    Creo que Dios demostró mucho amor al profeta al permitirle llegar tan lejos en su "locura". ¿No?

    Un abrazo y dulces sueños.

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  6. El problema está en confundir dos conceptos, y , quiero creer, que en una mala traducción.
    Los dos conceptos que confundimos son EL Pecado, esa "influencia maligna" capaz de degradar todo lo creado y LOS pecados, esas "meteduras de pata", esos errores vitales consecuencia de EL Pecado. Vencer EL Pecado está fuera de mi alcance y sólo Cristo, el Creador mismo, viviendo en un mundo de Pecado sin cometer pecados hasta el extremo de la muerte, es capaz de vencerlo y erradicarlo.
    Vencer LOS pecados ya me atañe personalmente. Pero YO no puedo vencerlos. Decir que "YO venzo el pecado con el Poder de Dios" es instrumentalizar a Dios, lo convierto en una cosa que YO utilizo para YO vencer. Quiero creer que se trata de una mala traducción y que en realidad el autor quiere decir que "el poder de Dios triunfa sobre los pecados que yo cometo". Porque el Espíritu Santo no sólo intercede e interviene para que yo venza mis pecados. Es Él el que lucha la batalla por mí, Él es el que vence el pecado por mí. Para que yo no cometa pecados no basta con proponérmelo y esforzarme en no cometerlos. Por mucho que YO utilice el poder de Dios puedo entrar en un espiral de frustración insalvable. Pero cuando camino con mi Señor, cuando fijo mi vista en Él, cuando me dejo poseer por su Espíritu Él crea en mí "tanto el querer como el poder (Filipenses 2:13)". Sólo esa transformación interior hará que, poco a poco, desaparezcan algunos pecados de nuestra vida, pero no porque YO los erradique, sino porque el Poder de Dios vence en mi vida. El problema es que mientras exista EL Pecado en este mundo, seamos realistas, (porque somos así de zopencos) no conseguiremos una vida sin pecados. Pero mi Padre lo entiende y organizó un estupendo Plan de Salvación para que yo no me preocupe mas que de sentarme a sus pies.
    Esther

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  7. Yo no hubiera sabido decirlo mejor. Es la gran diferencia que confunde a los cristianos. La influencia maléfica, insidiosa, sutil, que aparece en nuestras vidas cuando empezamos a tener uso de razón, y no nos deja hasta que exhalamos el último aliento. Ésa es la piedra de toque. Ése es el gran enemigo a vencer. Es la serpiente antigua, quien hizo pecar a Adán y Eva antes, incluso, de coger la fruta del bien y del mal. Porque esa influencia no corrompe nuestros actos, que son más fáciles de manipular por el mal y, también por lo tanto, de domesticar para el bien por la fuerza de nuestra voluntad. Ese poder maléfico tenía muy claro, desde el principio, que la batalla de la perdición/redención no se gana en el terreno de los actos, fácilmente corruptibles, pero también domeñables para el bien. La guerra se gana o ser pierde en el fondo, en lo más interior de nosotros mismos. Corrompe nuestro corazón, allí donde nosotros no sabemos jugar, ni pelear. Nuestros actos son como un río grande. Quien quiera envenenar sus aguas por completo no echará el veneno en el mismo cauce del río. Porque habrá aguas que se salvarán del veneno. Irá y envenenará los afluentes o, incluso, el manantial en el que nacen ellos. Ahí es donde todo se gana o se pierde. Envenenando nuestro corazón, todo esta corrompido. Incluso las buenas acciones que somos capaces de hacer tienen el veneno del orgullo o la autocomplacencia. Nada es recuperable. Toda nuestra agua, hasta la última de sus moléculas, está echada a perder. Por ello, me parece que, con la poca atención que solemos prestar a nuestra vida espiritual, no deberíamos perder ni un solo minuto en plantarle cara a nuestros pecados concretos, y poner todo nuestro ánimo y empeño en acercarnos a quien nos da el antídoto para el veneno que nos echa a perder. El daño ya está hecho para la vida de aquí. Nuestras "aguas" están malditas. Y aunque el antídoto rebaja el grado de insalubridad, y aclara en cierta medida el caudal, apareciendo más cristalino que antes, el mal circula en las propias tripas del H y del O2. Sólo cuando podamos pasar por el filtro de carbono de la restauración final es cuando desaparecerá por completo, de nuestras aguas, EL pecado y su influencia maléfica. Hasta ese momento, de antídoto en antídoto vamos...

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  8. Si Juan Ramón y el antídoto nos da tiempo de vivir por un instante lo que vamos a vivir en el cielo por la eternidad. Ese antídoto en nuestras vidas es el poder de Dios manifestado en el Espíritu Santo que constantemente está con nosotros para poder acudir en cada instante. Me he propuesto cada día por la mañana orar a Dios para no caer en la tentación que Satanás nos brinda para que nuestra naturaleza de pecado caiga y cada noche oro para agradecer a Dios que me haya proporcionado en cada instante que la tentación ha llamado a mi puerta su antídoto. La verdad no me siento superior por no pecar ayer, sino miserable de ver que realmente mi vida está llena de debilidades y que Satanás las conoce todas, porque cada día me pone las mismas tentaciones pero de forma diferente y en esos momentos uno no se siente con fuerzas, por eso recurre a la verdadera fuente de sabiduría que es Cristo. Esto mismo le ocurrió a Balaam cuando en su debilidad humana, fue tentado, en vez de ir a Dios para que le ayude con el antídoto, se dejó llevar, el resultado hubiera sido catastrófico para su vida si no hubiese aparecido el ángel. Aún en nuestra inclinación al pecado, el ángel de Dios aparece para hablar a nuestra conciencia de que estamos yendo al pecado.

    Roberto Pérez

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  9. Sí, Roberto, pero parece que fue catastrófico el final para Balaam. Si bien Dios no le permitió maldecir a su pueblo, el no parece haberse conformado. Lo cual es una actitud muy humana, por muy profeta que hubiese sido.
    Elena W. nos dice que "frustrado en sus esperanzas de riquezas y de elevación... al llegar a casa, le abandonó el poder del Espíritu de Dios que lo había dominado, y prevaleció su codicia, que hasta entonces habia sido solo refrenada. Estaba dispuesto a recurrir a cualquier ardid para obtener la recompensa prometida por Balac. Balaam sabía que la prosperidad de Israel dependía de que éste obedeciera a Dios y que no había manera alguna de ocasionar su ruina sino induciéndole a pecar. Decidió entonces conseguir el favor de Balac aconsejándoles a los moabitas el procedimiento que se había de seguir para traer una maldición sobre Israel.
    Regresó inmediatamente a la tierra de Moab y expuso sus planes al rey...
    Balaam presenció el éxito de su plan diabólico... pero la justicia divina que castigó el pecado en Israel no dejó escapar a los tentadores. En la guerra de Israel contra los madianitas, Balaam fue muerto. Había presentido que su propio fin estaba cerca cuando exclamó: 'Muera mi persona de la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya'. Pero no había escogido la vida de los rectos, y tuvo el destino de los enemigos de Dios." (PP 481).

    Triste final para este hombre. Y a mí no me gutan los finales tristes. Me conmueven más los finales felices. ¿De verdad, a veces, es tan difícil luchar contra nuestra naturaleza y nuestros deseos? ¿Podemos estar tan ciegos? Sabiendo el mal que hacemos, ¿nos empeñamos en batallas que nos destruyen a nosotros mismos?
    ¿Somos distintos a aquellos que se juegan sus bienes en una partida de poker? Saben el riesgo que corren, que pueden perder, y ... van... y pierden. ¿Es eso una enfermedad? ¿Ludopatía? ¿Sí? o ¿No?
    Por eso nos gustan las batallas ganadas por héroes individuales, las gestas imposibles de una persona por salvar a otra, llevar una información vital a través de mil dificultades para salvar a mucha gente, la superación de una adicción venciendo muchas dificultades, etc., etc.
    Nos muestran que "Algo" puede accionar el resorte que todos poseemos y escupir así esos sapos y culebras que anidan en nuestro interior.
    Entregando nuestra vida para el bien y no para el mal.
    Y es que en el fondo, en lo hondo, todos somos un poco "Balaam".

    Saludos.

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  10. Antonio, muy buena tu reflexión, 100 % estoy en armonía contigo. La verdad es que a todos nos gustan los finales felices, y que final maravillo poder estar dentro de la Santa Ciudad descendiendo del cielo. Ese final será para los que estén dentro de gozo y plenitud. Los que están fuera tendrán un final que no esperan, por lo que creo que la lección esta semana se podría resumir con la siguiente frase: "ánimo a todos para seguir viviendo por el poder de Dios y vivir un final feliz" ( perdón por mi pretensión )

    Roberto Pérez

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  11. No hay nada que perdonar, Roberto. Cada uno tenemos lo que yo llamo "asuntos calientes", percepciones de la vida espiritual que nos mantienen en vilo, nos quitan el sueño, y nos crean muchos quebraderos de cabeza. Uno de ellos es, para ti, conjugar la salvación gratuita y la justificación por la gracia con la obediencia. Todos hemos de seguir reflexionando. Yo decidí dimitir porque, aunque creo en la utopía, en este asunto soy muy pragmático, y me puede el hecho de que cuando me miro en el espejo no me gusta lo que veo, y caigo en la cuenta de que es una pérdida de tiempo, y que mi vista ha de estar fijada sólo en Jesús, porque este viejo zorro que os escribe parece no saber más que equivocarse. Mantenerme atento al cariño, la ternura y la compasión con la que el Maestro trató a los que se equivocan como yo me permite conducirme con un mínimo de cordura. Si Dios nos juzga como lo hizo Jesús, aún puedo aferrarme al clavo ardiendo de la gracia gratuita. Sea o no capaz de obedecer como conviene.
    Otra cosa es la fijación negativa que tenemos con Balaam, y la dureza con la que solemos tratar sus equivocaciones. Recordad el caso del profeta Jonás, a quien estamos habituados a tratar con más indulgencia. Como Balaam, fue profeta de Dios. Como él, no quería más que maldecir. Como él, tuvo que bendecir (dar una nueva oportunidad) a regañadientes, porque no quería. Como a él, Dios le dio señales inequívocas de que debía llevar palabra de salvación. Aún así, al final, Jonás se sube a un cerro para ver el espectáculo de la destrucción de Nínive, porque no se cree que Dios sea capaz de salvar. ¡Y se enfada mucho cuando cae en la cuenta de que Dios es, de verdad, Dios de salvación! No veo muchas diferencias entre la actitud de Jonás y la de Balaam. Y, sin embargo, sólo al segundo lo metemos en el saco de los malditos de Dios. Me cuadran muy mal las cuentas.
    Por eso, prefiero pensar que Balaam aprendió la lección, como Jonás, y descubrió la inmensa fuerza de la salvación divina. Sólo Dios conoce los corazones de las personas. Mientras yo no tenga esa capacidad, seguiré otorgando a cada cual el beneficio de la duda y esperaré en la certeza de su amor. Porque esa compasión que espero de Dios para Balaam, la espero también para mí…

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  12. Tranquilo Juan Ramón, en mi vida espiritual he aprendido a conjugar tanto la justificación y la gracia con la obediencia, por lo que me siento feliz de seguir en este camino. Sé que Cristo me justifica porque él es la gracia por eso disfruto obedeciendo, lucho obedeciendo y sé que ganaré obedeciendo. Amo tanto a Dios que no puedo apartarme de su camino, no le interrogo, no le cuestiono, le amo y le sigo. Disfruto con él y cuando Satanás mete una pretensión personal en mi vida, caigo y me hundo pero lo peor no es caerse y hundirse, sino no tomar la mano de nuestro Señor para levantarnos.

    Roberto Pérez

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  13. Creo que la frase de Pablo "Hijitos estas cosas os escribo para que no pequeis..PERO SI PECAIS.." sonn palabras de ánimo a nosotros para no desmotivarnos si pecamos y así llevar una vida en armonia con Dios, porque sabe que lo dificil es entregarte todos los dias a Jesus..a pesar de que vivir con Jesus es más divertido que vivir sin EL..

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  14. Cuando ayer volví a mi casa, después de asistir a nuestro habitual servicio religioso, lo hice preocupado y, hasta incluso perturbado, diría yo. Estuve charlando, durante la Escuela Sabática, con alguien que era incapaz de leer la historia de Balaam con otros ojos. A esto ya estoy acostumbrado, la verdad. No tengo problema en encontrarme y debatir con personas que no son capaces de asimilar otras explicaciones al texto bíblico, diferentes a las que han aceptado toda la vida. Lo que me perturbó es que esta cerrazón era para no otorgar a Balaam ni una pizca de esperanza. Nada en el texto, para mi contertulio, permitía vislumbrar algo positivo sobre el profeta. Codicia, avaricia, maledicencia, testarudez frente a Dios, traición a su patria, a sus compatriotas y a su Dios... Cuando le comenté que todo esto se lee así por el prejuicio con que abordamos el relato, la la tradición con la que va cargado este prejuicio, y que el libro de Números no dice nada relevante sobre la maldad de Balaam, se calzó el impermeable. Y lo más preocupante para mí es que esta persona con la que debatía es alguien cultivado, universitario para más señas.

    Yo no pierdo la esperanza en que cada vez más personas seamos capaces de descubrir al Dios de amor en cada pasaje bíblico. Por eso, sigo proponiendo algo como esto:

    LA HISTORIA DE BALAAM... CON OTROS OJOS:
    Balaam era un profeta que se estaba perdiendo. Un hombre asimilado casi por completo por la cultura y la magia típicas de la zona. Pero Dios no es alguien que se dé por vencido. Va a ir, sin cejar en el empeño en ningún momento, a la caza y captura de quien fue su profeta y hoy no es más que un hombre desorientado, que necesita acudir a Dios, como un niño, a cada decisión que ha de enfrentar. Ha perdido el buen criterio, se ha infantilizado, tiene que preguntar lo evidente. Ya no sabe de quién es, a quién pertenece. Uno no maldice a los suyos, ni se le pasa por la cabeza. Así que Balaam, al dudar siquiera, muestra que ya no sabe de quién es. Pero Dios sí. Porque aunque los hijos sean capaces de olvidarse de su padre, un padre jamás se olvida de sus hijos.

    Este historia no trata ni de los miedos de Balac de Moab, ni de pueblos bendecidos o malditos, ni de mulas que hablan. Trata del inmenso cariño que Dios siente por sus hijos, y la infinita paciencia con que se comporta con nosotros. Continúo...

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  15. Pero Dios no podrá derribar las murallas con las que se protege el profeta, si los dos se quedan dentro de la fortaleza artificial que se ha construido. Ha de sacarlo al camino, lejos de la vida acomodaticia que ha conseguido ahora, en connivencia con Moab. Y allí, en el camino, donde somos vulnerables porque estamos solos ante las decisiones de la vida, Balaam aprende, a lomos de su mula, el daño y las raspaduras que que nos hacen en el alma los muros que nos construimos. Y cómo nos discapacitamos para ver a Dios, para percibirlo en el camino de la vida. Una mula con los ojos limpios es más capaz de encontrarse con Dios que un hombre amurallado. Pero Dios sigue sin darse por vencido. Cualquier medio será bienvenido para confrontar al profeta con su propia realidad. El resto de la surrealista conversación entre Dios/mula y Balaam/profeta os la conocéis de memoria. El profeta acabará cayendo en la cuenta de quién es, para qué fue levantado y cuál es su misión: hablar para salvación, y jamás para maldición. Y así lo hará. Seguirá portándose, al principio, aún como un niño, porque necesitará que Dios el diga lo que tiene que hacer para no equivocarse. Pero a la tercera vez que Balaam bendecirá a Israel, el texto dice "Cuando vio Balaam que parecía bien a Jehová que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto; y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él." (Nm 24; 1,2). Misión cumplida. La de Balaam por Israel, y la de Dios por Balaam.

    Dios no da nada por perdido. Cualquier excusa es buena para volver a intentar el acercamiento. Nuestro Padre nos sale al encuentro al camino de la vida. No nos deja solos. Por mucho que nos amurallemos detrás de nuestros prejuicios, por más que nos demos por vencidos, por más que no queramos concedernos una última oportunidad, Él si quiere. Por perdidos que nos sintamos, de vez en cuando, no estamos solos. No tenemos más que salir al camino de la vida, no atrincherarnos, y dejar que Dios nos hable al corazón, aunque sea a través de algo tan sorprendente como una mula. Si abrimos nuestro corazón a Dios, Él entrará como un huracán. Es como si tomara el control de nuestra vida, y nos convirtiera en instrumento de bendición para los demás. En la misión está el camino de nuestra propia recuperación...

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