lunes, 11 de enero de 2010

Lección 3 Para el 16 de enero de 2010: El fruto del Espíritu es gozo


Sábado 9 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Salmo 139; Lucas 15:4-24; Juan 15:10, 11; Hebreos 11:16.

PARA MEMORIZAR:
“Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido” (Juan 15:11).

EL GOZO Y LA ALEGRÍA no son necesariamente lo mismo. La alegría es el resultado de circunstancias favorables; el gozo, en contraste, es el resultado de estar conectado a Jesús, la Vid verdadera.

En Salmo 4:7, se contrastan el gozo y la alegría: “Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto”. La “alegría mayor” (el gozo), es el resultado de conocer y confiar en Dios; la alegría es un resultado de circunstancias agradables, tales como una cosecha abundante. El gozo interior es constante mientras confiamos en Dios; la alegría es tan impredecible como una cosecha. El gozo interior derrota el desánimo; la alegría lo cubre. El gozo interior es duradero; la alegría es temporaria.

El gozo es un deleite en la vida que cala más profundo que el dolor o el placer. Este tipo de gozo surge de percibir la presencia de Dios en nuestra vida, permitiéndonos elevarnos por sobre las circunstancias, y concentrarnos en la bondad y el amor de Dios. En el centro del gozo cristiano está el hecho de que Dios ha actuado y está actuando para salvar a los que confían en él.

Domingo 10 de enero: EL MANDATO DE REGOCIJARSE (Fil. 4:4)

Muchos creyentes permiten que las circunstancias los afecten y por ello su espiritualidad tiene altibajos. Para ellos, regocijarse parece irrazonable, aun imposible. Por eso el mandato es regocijarse “en el Señor” (Fil. 4:4).

No siempre podemos regocijarnos en nuestras circunstancias o en las de otras personas, porque pueden ser negativas. Sin embargo, podemos regocijarnos en el Señor, porque él es siempre bueno y nunca cambia.

Nuestra estabilidad espiritual está relacionada directamente con nuestro conocimiento de Dios y nuestro compromiso con él. Conocerlo nos ayuda a vivir por sobre nuestras circunstancias y nos proporciona estabilidad. Por eso los salmos fueron escritos en forma poética y se cantaban, de modo que el pueblo de Israel pudiera memorizar las Escrituras y cantar himnos a fin de profundizar su conocimiento de Dios. Conocerlo hace que todo lo demás sea menos importante.

Lee el Salmo 139; Romanos 8:28; y 1 Pedro 1:8 y 9. ¿Qué razones se dan aquí para que nos regocijemos? ¿Cómo podemos aprender a regocijarnos en estas promesas de Dios?

¿Necesitas otras razones para regocijarte? Regocíjate porque Dios nos salvó, nos adoptó, y prometió darnos una herencia en Jesucristo (Efe. 1:1-11). Cuando Cristo regrese, gozaremos de su presencia y de los lugares celestiales preparados para nosotros (Juan 14:2, 3). Hasta entonces, es un gozo saber que Dios promete suplir todas nuestras necesidades (Fil. 4:19). Además, tenemos el privilegio de servir a Aquel a quien amamos. Eso incluye compartir las buenas noticias con los perdidos, y animar a otros a que aumenten su amor y servicio a él. También es un gozo poder orar a Dios en cualquier momento (Heb. 4:15, 16). Finalmente, podemos gozarnos en saber que la muerte no tiene la última palabra (1 Cor. 15:54).

A pesar de estas promesas y de tantas razones que tenemos para regocijarnos, todos luchamos con la tristeza, el desánimo y el dolor. Estos son “hechos de la vida” ahora. Cualesquiera sean nuestras circunstancias, ¿cómo podemos aprender a encontrar el gozo que se nos ofrece en Cristo? ¿Qué elecciones estamos haciendo que podrían afectar el gozo que puede ser nuestro?

Lunes 11 de enero: EL GOZO DE CRISTO

A fin de comprender plenamente el gozo cristiano, debemos considerar el estilo de vida de Cristo, lleno de gozo. ¿De dónde procedía su gozo? ¿Cuáles eran los principios según los cuales vivía?

¿Qué papel tiene el gozo en tres de las parábolas más populares que Jesús contó? ¿Cuál es el elemento común en las tres historias?

La oveja perdida (Luc. 15:4-7)
La moneda perdida (Luc. 15:8-10)

El hijo pródigo (Luc. 15:11-24)

Estas tres parábolas nos dan una vislumbre del corazón de Dios. Es un corazón que está dispuesto a celebrar. Es el gozo puro de Dios, la alegría de alcanzar al perdido. No es extraño que, a pesar de las pruebas y los sufrimientos, Jesús fue ungido con gozo, porque él sabía que –por lo que realizaría– muchas personas se salvarían.

Considera la importancia de las palabras registradas en Hebreos 12:2, 3. Con oración piensa en las palabras: “el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio”. Escribe algunos de los pensamientos que te vienen a la mente mientras meditas en el significado de estas palabras. ¿Cuál fue el gozo puesto delante de él? ¿Por qué la salvación de las almas perdidas es tan importante para Dios?

¿De qué modo puedes reconciliar la idea de que Jesús fue “varón de dolores, experimentado en quebranto” (Isa. 53:3) y no obstante, al mismo tiempo, fue un hombre de gozo? Escoge un problema específico de tu vida que te causa tristeza y dolor. ¿De qué modo, a pesar de esta tristeza, puedes experimentar por ti mismo la clase de gozo que experimentó Jesús?

Martes 12 de enero: GOZO EN LA OBEDIENCIA (Juan 15:11)

Lee Juan 15:10 y 11. ¿Con qué está vinculando Jesús el gozo? ¿De qué modo, en un sentido práctico, funciona esto? Es decir, ¿por qué esto debería conducir al gozo?

“Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche” (Sal. 1:2).

“El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Sal. 40:8).

No hay mayor gozo que el de ser obediente a la voluntad de Dios. Aunque a algunos pueda parecerles que un énfasis en la obediencia a la ley de Dios sencillamente sirve para exasperar una conciencia ya culpable, el hecho es que la obediencia a la voluntad de Dios es liberadora. Recuerda que fue la desobediencia lo que produjo guerra en el cielo, y trajo el pecado y la muerte a este planeta. Todo el dolor y el sufrimiento humanos son el resultado de que los hombres no siguieron la voluntad de Dios. Así que será la obediencia a la voluntad de Dios, por la fe, lo que nos ayudará a restaurar el gozo.

Lee Salmo 19:8; Jeremías 15:16; y Mateo 7:21 al 27. ¿De qué manera estos textos vinculan la obediencia con el gozo?


Si bien es claro que la Biblia enfatiza que no somos salvados por las obras, también es claro que las obras son un aspecto inseparable de lo que significa ser salvos. Las obras revelan al universo la realidad de nuestra salvación, la realidad de nuestro compromiso con Dios. Llamar a alguien legalista meramente porque esa persona se mantiene firme en obedecer la voluntad de Dios es, en un sentido real, caer en la trampa contra la cual nos advirtió Isaías: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isa. 5:20).

¿Cómo has experimentado por ti mismo el gozo que proviene de la obediencia? O, para hacer la pregunta en forma negativa: ¿cómo has experimentado el dolor y el sufrimiento que provienen de no obedecer al Señor?

Miércoles 13 de enero: GOZO EN TIEMPOS DIFÍCILES (Juan 16:33)

“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

Una creencia sostenida por mucho tiempo sugiere que si una persona está pasando por situaciones difíciles es porque esa persona debe estar haciendo algo malo o no tiene suficiente fe. ¡Qué forma imperfecta y fría de considerar a Dios! Jesús dijo claramente que en esta vida todos tendríamos dificultades, tanto los creyentes como los incrédulos. Por mucho que nos guste la historia de Daniel en el foso de los leones, el hecho es que la mayoría de los cristianos que fueron arrojados a los leones fueron destrozados por las bestias. Lo mismo es valedero para los tres hebreos que sobrevivieron al horno de fuego: la mayoría de los cristianos atados a la estaca realmente fueron quemados allí.

Lee Gálatas 6:9; Santiago 1:2 al 4; y 1 Pedro 1:6. ¿Qué esperanza, qué promesas podemos encontrar en estos versículos que podrían ayudarnos durante esos tiempos dolorosos?


Considera la posibilidad de que muchos creyentes hoy no tienen gozo sencillamente porque están centrados en sí mismos. Por reales que sean nuestros problemas, al concentrarnos únicamente en ellos solo los empeoramos en nuestras propias mentes. En realidad, tenemos razones para regocijarnos, no en nosotros mismos, sino en Dios.

Después de todo, ¿no dijo Dios que “aun vuestros cabellos están todos contados” (Mat. 10:30)? Piensa en la promesa implícita en esas palabras. Si, sabiendo que nuestra seguridad está en Jesús, tratáramos de ayudar a otra persona durante nuestros tiempos de prueba, sabríamos que la conmiseración propia puede ser transformada en gozo por un sencillo acto de la voluntad. “Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos” (Job. 42:10).

No importa con qué estás luchando ahora, sal a ayudar a alguien que, tal vez, está pasando también por un momento difícil. Seguramente conoces una persona que necesita ayuda, ánimo, apoyo. ¿De qué manera el hecho de sobrellevar la carga de otro puede aliviar la tuya?

Jueves 14 de enero: GOZO DURADERO (Heb. 11:24, 25)

“Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado” (Heb. 11:24, 25). ¿Qué principios de la vida cristiana se encuentran en estos versículos? (Ver también Luc. 9:23; Hech. 14:22; Fil. 1:29.) ¿Cómo podemos vincular estos versículos con la promesa de gozo? (Ver Heb. 11:16; 1 Ped. 1:6-8.)

La decisión de Moisés de dar la espalda al trono de Egipto no fue políticamente correcta. Podría haber decidido quedarse en Egipto y ser el siguiente Faraón. Podría haber racionalizado que esa era la voluntad de Dios para él. Después de todo, no habría sido difícil dado que, a menudo, hay muchas “buenas” razones para tomar una decisión equivocada.

Piensa en la última vez que tomas una decisión equivocada basado en “buenas” razones. ¿Qué lecciones duras aprendiste?

Mientras que el gozo proviene de saber que estamos haciendo la voluntad de Dios, las consecuencias inmediatas a menudo pueden ser difíciles y dolorosas. Creer que cuando aceptamos a Jesús y obedecemos su Palabra todos nuestros problemas desaparecerán puede conducirnos a la desilusión. Llegar a ser un cristiano devoto no asegura obtener dinero, fama e influencia. Cada año miles de personas son perseguidas, y algunas de ellas martirizadas, por su fe en Cristo.

Al fin, nuestra esperanza, nuestra salvación, todo tiene que depender de algo más grande que este mundo, mayor que lo que este mundo ofrece. Cuán vital es que, no importa lo que nos está sucediendo, nos concentremos en lo que Jesús ha hecho por nosotros y lo que él nos ha prometido. De otro modo, no tenemos otra cosa que lo que este mundo nos ofrece y, como bien sabemos todos, lo que nos ofrece puede ser muy amargo.

Viernes 15 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
“Es el deber de los cristianos convencer al mundo de que la religión de Cristo desviste el alma del ropaje de la pesadez y el luto, y la viste con gozo y alegría. Los que reciben a Cristo como un Salvador que perdona el pecado son vestidos con sus vestiduras de luz. Él quita sus pecados y les imparte su justicia. Su gozo es completo.

“¿Quién tiene más derecho que los cristianos de cantar himnos de regocijo? ¿No tienen ellos la expectativa de ser miembros de la familia real, hijos del Rey celestial? ¿No es el evangelio buenas noticias de gran gozo? Cuando se aceptan libre y completamente las promesas de Dios, el brillo del cielo entra en la vida” (Elena G. de White, A Call to Medical Evangelism and Health Education, p. 26, la cursiva fue añadida).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Recorre la Biblia y concéntrate en las vidas de algunos personajes bien conocidos. ¿Cuánto gozo piensas que experimentaron? ¿Qué en cuanto a Noé, a Abrahán, o a José? ¿A Daniel, a David, o a Jeremías? ¿A Pablo o a Juan el Bautista? ¿Qué podemos aprender de sus experiencias, tanto las buenas como las malas, acerca de lo que realmente es el gozo cristiano?

2. ¿Cuáles son algunas maneras terrenales de ser “feliz”? ¿Cuán buen resultado producen? ¿Qué has aprendido acerca de las maneras terrenales de alcanzar la felicidad? ¿Son todas ellas malas, o pueden y deben tener su lugar en nuestras vidas?

3. ¿Cuánta felicidad, o aun gozo, podríamos o deberíamos esperar en esta vida, incluso como un cristiano que vive con el conocimiento del infinito amor de Dios? Es decir, cuando a nuestro alrededor vemos enfermedad, sufrimiento y muerte, y cuando sabemos que muchas almas se perderán eternamente, ¿cuánta alegría deberíamos tener? ¿No es una especie de egoísmo regocijarnos en nuestra buena suerte mientras sabemos que otros perecerán?

4. ¿Por qué cuanto más centrados en nosotros mismos estamos, tanto más miserables tendemos a ser? ¿Por qué la esperanza y la promesa de vida eterna en una tierra totalmente nueva es tan vital para toda nuestra experiencia cristiana? ¿Qué tendríamos sin ella? ¿Cuán importante es, entonces, que la mantengamos siempre ante nosotros? Después de todo, aun si lo pasamos bien aquí en este mundo, esta vida no durará. De modo que, en última instancia, ¿cuán satisfactoria podría ser?

12 comentarios:

  1. RESTITUCION

    Estas pobres canciones que te consagro,
    en mi mente han nacido por un milagro.
    Desnudas de las galas que presta el arte,
    mi voluntad en ellas no tiene parte;
    ya no se resistirlas ni suscitarlas;
    yo ni aún se comprenderlas al formularlas;
    y es en mí su lamento sentido y grave,
    natural como el trino que lanza el ave,
    santas inspiraciones que tú me envías
    puedo decir, esposa, que no son mías;
    pensamiento y palabras de ti recibo;
    tú en silencio las dictas; lo las escribo.

    Desde que abandonaste nuestra morada,
    de la mortal escoria purificada,
    transformado está el fondo del alma mía
    y voces oigo en ella que antes no oía.
    Todo cuanto en la tierra y el mar y el viento
    tiene matiz, aroma, forma ó acento,
    de mi ánimo abatido turba la calma
    y en canción se convierte dentro del alma.
    Y es que, en estas tinieblas donde me pierdo,
    todo está confundido con tu recuerdo.
    ¡Sin él todo es silencio, sombra y vacío
    en la tierra y el viento y el mar bravío!

    Revueltos peñascales, áspera breña
    donde salta el torrente de peña en peña;
    corrientes bullidoras del claro río;
    religiosos murmullos del bosque umbrío;
    tórtola que en sus frondas unes tus quejas
    al calmante zumbido de las abejas;
    áquila que levantas el vorvo vuelo
    por el azul espacio que cubre el cielo;
    golondrina que emigras cuando el octubre,
    con sus pálidas hojas el suelo cubre,
    y al amor de tu nido tornas ligera
    cuando esparce sus flores la primavera;
    aura mansa que llevas, en vuelo tardo,
    efluvios de azucena, jazmín y nardo;
    brisas que en el desierto soir mensajeras
    de los tiernos amores de las palmeras
    -(¡de las pobres palmeras que, separadas,
    se miran silenciosas y enamoradas!)-;
    pardas nieblas del valle, nieves del monte,
    cambiantes y vislumbres del horizonte;
    tempestad que, bramando con ronco acento,
    tus cabellos de lluvia tiendes al viento;
    solitaria ensenada, restinga ignota
    donde oculta su nido la gaviota;
    olas embravecidas que pone a raya
    con sus rubias arenas la vorva playa;
    grutas donde repiten con sordo acento
    sus querellas y halagos la mar y el viento;
    velas desconocidas que en lontananza
    pasáis como los sueños de la esperanza;
    nebuloso horizonte, tras cuyo velo
    sus límites confunden la mar y el cielo;
    rayo de sol poniente que te abres paso
    por los rotos celajes del triste ocaso;
    melancólico rayo de blanca luna
    reflejado en la cresta de escueta duna;
    negra noche que dejas de monte a monte
    granizado de estrellas al horizonte;
    lamento misterioso de la campana
    que en la nocturna sombra suenas lejana,
    pidiendo por ciudades y por desiertos
    la oración de los vivos para los muertos;
    plegaria que te elevas entre la nube
    del incienso que en ondas al cielo sube
    cuando al Señor dirigen himnos fervientes
    santos anacoretas y penitentes;
    catedrales ruinosas mudas y muertas,
    cuyas góticas naves hallo desiertas,
    cuyas leves agujas, al cielo alzadas,
    parecen oraciones petrificadas;
    torres donde , por cima de la veleta
    que a merced de los vientos se agita inquieta
    señalando regiones que nadie ha visto,
    tiende inmóvil sus brazos la fe de Cristo;
    luces, sombras, murmullos, flores, espumas,
    transparentes neblinas, espesas brumas,
    valles, montes, abismos, tormentas, mares,
    auras, brisas, aromas, nidos y altares,
    vosotros en el fondo del alma mía
    despertáis siempre de un eco de poesía;
    y es que siempre a vosotros encuentro unido
    el recuerdo loliente del bien perdido.
    Sin él, ¿qué es la grandeza, qué es el tesoro
    de la tierra y el viento y el mar sonoro?

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  2. Ya lo ves, las canciones que te consagro
    en mi mente han nacido por un milagro.
    Nada en ellas es mío, todo es don tuyo;
    por eso a ti, de hinojos, las restituyo.
    ¡Pobres hojas caídas de la arboleda,
    sin su verdor el alma desnuda queda!
    Pero no, que aún te deben mis desventuras
    otras más delicadas, otras más puras;
    canciones que, por miedo de profanarlas,
    en el alma conservo sin pronunciarlas;
    recuerdos de las horas que, embelesado,
    en nuestro pobre albergue pasé a tu lado,
    cuando al alma y al cuerpo daban pujanza,
    juventud y cariño, fe y esperanza;
    cuando, lejos del mundo parlero y vano,
    íbamos por la vida mano con mano;
    cuando húmedos los ojos, juntas las palmas,
    en una se fundían nuestras dos almas;
    canciones silenciosas que el alma hieren,
    canciones que en mí nacen y que en mí mueren;
    ¡hechizadas canciones, con cuyo encanto
    a mis áridos ojos se agolpa el llanto!
    Y aún a veces aplacan mis amarguras
    otras más misteriosas, otras más puras;
    canciones sin palabra, sin pensamiento,
    vagas emanaciones del sentimiento,
    silencioso gemido de amor y pena
    que, en el fonde del pecho, callado suena;
    aspiración confusa que, en vivo anhelo,
    ya es canción, ya es plegaria que sube al cielo;
    inquietudes del alma, de amor herida;
    vagos presentimientos de la otra vida;
    éxtasis de la mente que a Dios se lanza;
    luminosos destellos de la esperanza;
    voces que me aseguran que podré verte
    cuando al mundo mis ojos cierre la muerte.
    ¡Canciones que, por santas, no tienen nombres
    en la lengua grosera que hablan los hombres!
    Esas son las que endulzan mi amargo duelo;
    ésas son las que el alma llaman al cielo;
    ésas de mi esperanza fijan el polo,
    ¡y ésas son las que guardo para mí solo!

    FEDERICO BALART
    (1831-1905)

    Un poco de poesía para compartir con vosotros,

    saludos para todos,

    Rubén Calvo

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  3. ¿se puede gozar en el sufrimiento del duelo por la muerte? ¿que gozo tenía María contemplando al Salvador que de su cuerpo salió, muriendo en una cruz?
    ¿y el sufrimiento infantil, injusticias, guerras, torturas, violaciones, dramas....? ¿estamos exentos de ello?

    Creo que es una buena perspectiva para entender el gozo y diferenciarlo de la alegría.

    un abrazo a todos, en esta mi primera intervención. Os he leído y me parece cuándo menos sumamente interesante poder expresarte en libertad y compartir la relación con Jesús de una forma natural y "con otros ojos", sobre todo con los ojos de El.

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  4. Muchas gracias, Rubén. Eres GOZOSAMENTE bienvenido. Me alegro de que este blog se haya cruzado en tu camino, porque te conozco y sé que, como tu hermano, eres un tipo con la cabeza muy bien amueblada. Espero tus comentarios como agua de mayo, porque sé que creceremos con ellos. Dios vela. Un abrazo en Jesús.

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  5. Hola amigos, esto es una gozadaaaaa

    Me he tomado la molestia de buscar en mi concoordancia algunas referencias en la Biblia donde aparece el término "Cairo" que es gozar, o similitudes con el gozo. Fue un placer..

    GOZO:

    Trompetas de gozo, Números 10.10.
    Gozo del Señor, Deuteronomio 30.10.
    Gozo de la salvación, 1 Samuel 2.1; Esdras 6.22; Salmos 13.5; 16.5–11; 20.5; 64.10; Habacuc 3.18.
    Atributo divino, 1 Samuel 2.21.
    Gozo de Dios como fortaleza, Nehemías 8.10.
    La Biblia es fuente de gozo, Nehemías 8.17–18.
    Ira inflamada, Salmo 2.12.
    Gozo espiritual, Salmo 4.7.
    Lugares deleitosos, Salmo 16.5–6.
    Cambia lamento en gozo, Salmo 30.11–12.
    Río alegre, Salmo 46.4.
    Gozo de evangelizar, Salmo 51.12–13.
    Gracia y gloria, Salmo 84.11.
    Gozo de avivamiento, Salmo 85.6.
    Toda fuente en el Señor, Salmo 87.6–7.
    Alegría para justos, Salmo 97.11.
    Servir a Dios con alegría, Salmo 100.1–2.
    Dios estima muerte de santos, Salmo 116.15.
    Delicias de la Palabra, Salmo 119.24; Jeremías 15.16.
    Siembran lágrimas y cosechan regocijo, Salmo 126.5–6.
    Gozo de salvación, Isaías 12.2.
    En las fuentes de la salvación, Isaías 12.3.
    Alegría, gozo, Isaías 35.10.
    Regocijo universal, Isaías 44.23.
    Alegría de la naturaleza, Isaías 55.12.
    Lloro por gozo, Jeremías 31.9.
    Alegría falsa del borracho, Jeremías 51.39.
    Aplausos ante destino de Nínive, Nahum 3.19.
    Salto de gozo, Malaquías 4.2.
    Recompensado con gozo divino, Mateo 25.21.
    Alegría navideña, Lucas 2.10.
    Gozo en cielo por pecador arrepentido, Lucas 15.6–10.
    Estilo de vida cristiano, 1 Corintios 10.31; 1 Pedro 1.8–9.
    Óleo de alegría, Hebreos 1.9.
    Gozo en el sufrimiento, Santiago 1.2–6; 1 Pedro 4.13.
    Gozo cumplido, Juan 3.29.

    ¿Podéis explicarme cómo conciliar un gozo así?

    Este GOZO es de una naturaleza tal que puede disfrutarse aun en medio de las tribulaciones
    (2 Co. 7:4)

    besos
    Diego

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  6. Después del Amor , el Gozo....tremendo trimestre como todas las cosas que una vida cerca de Dios nos aporta.
    El gozo es lo que el hombre anhela, y lo que busca (aunque lo busca mal en las cosas que no edifican).

    Al haberse introducido el pecado, y habiendo quedado el hombre por ello alineado de Dios, su idea de gozo es llegar a ser tan feliz como pueda sin Dios.

    No obstante, el gozo del Señor es muy superior a la “felicidad” humana.

    El verdadero gozo, lo encuentra cuando halla a Dios, y solamente entonces.
    El gozo del Señor es nuestra fortaleza
    Dios no sólo quiere que estemos en paz con Él, sino que además, experimentemos el gozo que el Espíritu Santo produce por su presencia en el nosotros, como creyentes.

    Ese gozo del Señor es nuestra verdadera fortaleza. El gozo verdadero, es la misma presencia del Espíritu Santo en el espíritu y en el corazón del creyente.

    EL GOZO DEL SEÑOR ES EL RESULTADO DE LA OBRA DEL ESPIRITU SANTO EN NOSOTROS.
    Nunca olvidemos que: ¡EL GOZO DEL SEÑOR ES NUESTRA FORTALEZA!

    El gozo va de la mano con la fortaleza
    Gozo y fortaleza de Dios, son dos conceptos que van de la mano; no pueden alejarse el uno del otro.

    Dios quiere que estemos gozosos y fortalecidos en El. Esto no ha de confundirse con la alegría del alma, siendo ésta una sensación o emoción pasajera y motivada por las circunstancias.

    El gozo del Señor no es una emoción (que viene y va), es el resultado de la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas.

    Esto hace que podamos tener la fortaleza del Señor en nuestras vidas, aun en las circunstancias más difíciles.

    No se puede tener el verdadero gozo del Espíritu sin experimentar su fortaleza:

    Es nuestra fortaleza para resistir los ataques del diablo, y resistir las tentaciones y no sucumbir en este mundo.

    EL GOZO DEL SEÑOR ES LA PRUEBA DE LA PRESENCIA Y LLENURA DEL ESPÍRITU SANTO EN NUESTRAS VIDAS,

    Vivir en el gozo del Señor es un asunto de fe
    Todo en el Señor es un asunto de fe. Todos los dones y todas las gracias que provienen de lo Alto, se reciben a través de un mismo conducto, la fe.
    Todo lo bueno de Dios lo recibimos por la fe.
    Así como en su día recibimos la salvación por la fe, así recibimos el gozo.
    Ante las dificultades de la vida, por la fe aprendemos a vivir con gozo, siendo éste nuestra fortaleza y victoria.

    Vivir en el gozo del Señor es un asunto de fe, de alabanza y de gratitud
    Una vida de alabanza y de adoración es clave para experimentar el gozo del Señor y su consiguiente fortaleza.

    Cuando vivimos en total agradecimiento, la paz de Dios inunda nuestros corazones por Su Espíritu, y de ellos brotan alabanzas y adoración a Dios.
    Cuando uno lleva una vida así, el enemigo pierde agarre, y necesariamente deberá abandonar una y otra vez.

    Conclusiónes

    1-El gozo del Señor no está sujeto a las circunstancias; hace que las circunstancias se sujeten a él.
    2-El gozo del Señor es nuestra elección.
    3-El gozo del Señor ha de ser manifiesto en las vidas de los hijos de Dios.
    4-El gozo del Señor es característica del creyente que está en victoria.

    Un abrazo a todos.

    Yoli

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  7. Fantástica entrada, Yoli, y has resumido ya prácticamente la lección, jajajja

    Pero profundicemos un poco más:

    Es interesante si observamos el término "fruto" que está en singular frente a "frutos" que está en plural. Existen diferencias entre fruto del Espiritu y obras, No es lo msimo.

    Las obras pueden ser producidas por nosotros (que serían como trapo de inmundicia) o bien pueden estar preparadas de antemano por el Señor, (obras desconocidas) frente al Fruto del Espíritu en el cual es imposible nuestra intervención.

    Dejadme compartir el término hebreo que se empleaba cuando se utilizaba el término "gozo". En hebreo פְּרִי "se pronuncia Perí" y además de los significados que estáis escribiendo, hay uno que me ha llamado la atención. Se traduce como "DESCENDENCIA" Lineas consanguineas directas o indirectas, El fruto es la descendencia de ese injerto de la nueva naturaleza que por descendencia produce gozo, etc...

    Un beso, seguiremos...

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  8. Hay una cosa que me hubiera gustado que la lección trabajara un poquito. La manifestación más visible del gozo el la alegría. Y la verdad, ¡qué cristianos más tristes somos!
    Parece que la lección sólo trata de mantenernos gozosos en las penurias de la vida, como aceptando que la vida es así de triste y que no podemos hacer nada.
    Pero el Gozo, fruto del Espíritu, también, es la risa, el disfrutar de la vida, el optimismo. Me gusta cuando encuentro cristianos que saben reir que ven lo hermosa que es esta vida, a pesar de las dificultades.
    Esther

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  9. Ahí las dao Esther!!! Ahí las dao!!!
    A ver si va a tener que venir "el tío de la vara ese" para espabilarnos y verificar que somos un pueblo alegre, además de gozoso. Jajajaja.

    Volveré con más tranquilidad y "seriedad".

    ¿Qué decía el tío de la vara?
    ¡Sus voy freir a toooossssss!!!!!!!!!!!!
    Jajajajaja.

    Venga, abrazos y risas.

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  10. Perdonadme la ausencia, pero es que esta semana voy de medio lado, lo que me ha impedido frecuentar el blog como me gusta hacerlo.

    Lamento mucho la dicotomía que presenta la Escuela Sabática entre los términos "alegría" y "gozo". Si pisamos el suelo de los humanos, es difícil encontrar las diferencias. Quizá los ángeles, quién sabe, pero yo no.

    Cuando cruzo una mirada cómplice con mi hijo pequeño, y caigo en la cuenta de la confianza que me manifiesta, aun cuando no la merezco, siento un profundo GOZO en mi corazón. No tiene que ver nada con Dios, porque ese mismo GOZO lo siente un agnóstico, un ateo, o un animista del África profunda. Es un estallido de bienestar que inunda el ser por completo, y no creo que tenga que ver con mi relación con Dios.

    Esta dicotomía que se empeñan en hacernos creer, y que separa al mundo material o sentimental (alegría) del mundo espiritual (gozo), proponiendo que la alegría pertenece al ámbito de los sentimientos, y por lo tanto es pasajera, mientras que el gozo tiene que ver con la razón, y por consiguiente es duradero, me parece perniciosa. Porque es admitir que puede haber dos vidas, la física y la espiritual. Y no es así. Todo es carne, y todo es espíritu. Todo es lo mismo. Somos seres unívocos, inseparables. Vamos cargados con nosotros mismos a todas partes. Por lo que cuando comemos o practicamos nuestra sexualidad, estamos viviendo el mundo del espíritu. Y cuando oramos o predicamos, lo estamos haciendo desde nuestra más profunda carnalidad.

    Así que no veo yo la diferencia de ámbitos entre el gozo y la alegría. Como bien dice Esther, si nuestra relación con Dios no nos hace creyentes alegres, además de gozosos, mal lo estamos entendiendo todo. Si acaso, al límite mismo del razonamiento, podríamos diferenciar alegría de gozo por el grado de intimidad con que se viven. Pero si vivo sólo con alegría mis relaciones personales con los que me rodean, y sólo con gozo mi experiencia espiritual con Dios... no sé, no sé...

    Además, esto suena a la propuesta que las diferentes religiones han hecho de cómo enfrentar la experiencia del sufrimiento humano: la resignación. Evidentemente, no se nos puede pedir que sintamos alegría ante la adversidad, pero se nos inculca que sí podemos enfrentar con gozo cualquier problema. Y yo digo: ¡y un cuerno! Eso es lo que quieren todos los que mandan, sobre todo en el ámbito religioso, porque un creyente que se rebela ante el sufrimiento es un creyente indómito y, por lo tanto, potencialmente peligroso. Sin embargo, un creyente que se resigna, o que se impone, incluso, la experiencia del gozo íntimo en medio de la adversidad, es alguien admirado y puesto como ejemplo.

    Pero no es la experiencia de tantos y tantos hombres y mujeres de la Biblia, que protestaron, se rebelaron o, incluso, maldijeron, hartos ya de sufrir. La reacción de Dios fue, siempre, acoger su protesta y rebeldía con los brazos abiertos por el cariño y la compasión. Un ser humano que protesta, incluso que se rebela, es un creyente recuperable, porque sigue intimando con su Padre del Cielo, aunque sea para protestarle...

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  11. Como siempre, no dejas de sorprendernos. Fantástico y genial.

    Yo no pierdo mucho tiempo cuando en la lección quedo atrapado. Intento edificar mi corazón y acercarme más al texto original con sus verdaderas intenciones. (otra cosa es que lo logre)

    Estoy contigo que para mí gozo y alegría son sinónimos, aunque os dejo las diferencias en la terminología hebrea y griega.

    En hebreo שִׂמְחָה "shimkjá" es diferente a gozo aunque sean sinónimas y en griego ἀγαλλίασις "agalíasi". Se pueden traducir perfectamente por goz ambas, pero hay un pequeño detalle para diferenciarlas. La alegría es el resultado del gozo, la expresión, del gozo, su manifestación en sentimientos.

    El misticismo ha pretendido darnos imágenes muy contradictorias entre el dualismo existencial que plantea nuestra vida. Bien y mal, blanco y negro, Dios o no... y ésto ha impedido el desarrollo de zonas grises, fundamentales para la vida.

    Las clases dirigentes y los "Exégetas" bíblicos lanzan doctrinas ascéticas y que nos llevan (quizá sin quererlo) a comportarnos de un modo extraño asumiendo ideas que no aparecen en la Biblia pero sí en la tradición.

    Una de ellas está en la lección.

    Lo que se pueda experimentar dentro de lo que el Espiritu es capaz de hacer con el individuo no voy a ser yo quien lo interprete por supuesto, pero sí diré que podrían ocurrir muchísimas cosas contrarias a la lógica pero perfectamente reales.

    Éste es el caso del mártir Esteban que está en el libro de los Hechos y que quienes lo presenciaron antes de su apedreamiento observaron su rostro como el de un angel..

    Los únicos limites los ponemos nosotros...

    Lo que desde luego es un gozo y una alegría es poder leeros y sentiros...

    Un abrazo y venga, que somos pocos y buenos...

    Diego

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  12. Gracias Diego por lo de "es un gozo y una alegría poder leeros y sentiros...", para mí también lo es.
    Siento no haber tenido "tranquilidad" para escribir un comentario meditado, pero no quiero que pase la semana sin dejar mi granito de arena.

    Se trata del gozo de Jesús, pues es él quien dice:
    "para que mi gozo esté en vosotros..." O sea, que yo puedo tener el gozo de Jesús, el mismo.
    ¿Qué gozo? El gozo de poder un día abrazarnos, es increíble que insista tanto Jesús en las parábolas de la oveja, de la moneda y del hijo pródigo en el gozo del reencuentro, en hacer fiesta, en reunir a los amigos y gozarse porque el que estaba perdido ha sido hallado, ha vuelto al hogar. "Era necesario..." le dice el Padre al hijo obediente pero cabreado, que esa es otra historia. Pero la dejamos para otro momento.
    Es una fiesta que hallamos vuelto al hogar del Padre, yo también quiero tener ese mismo gozo por cada "ciego" que "ve", cada "cojo" que "sana", sin pensar si ese milagro es en sábado o han tenido que matar el becerro que yo he estado alimentando con mi supuesto sudor.
    Quiero gozarme en abrazar a mis hermanos pródigos como yo que nos hemos reencontrado en el hogar del Padre y por supuesto quiero abrazar al Padre..., y no decir nada, porque hay abrazos en los que sobran las palabras, da igual lo que digas, el te da su manto, te pone su anillo y pone en marcha la fiesta.

    Bendito sea Dios nuestro Padre, ahora comprendo esas expresiones de Pablo: "quien nos amó y se entregó a sí mismo en la persona de su Hijo".

    "Regocijaos en el Señor, otra vez os digo, regocijaos".

    Abrazos.

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