lunes, 18 de enero de 2010

Lección 4 Para el 23 de enero de 2010: El fruto del Espíritu es paz


Sábado 16 de enero

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA:
Mateo 8:23-27; 11:28, 29; Romanos 5:1-11; 12:9-21; Hebreos 12:14; Colosenses 3:13-15.

PARA MEMORIZAR:
“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:17).

COMO CAMPEÓN DE LA PAZ, Pablo escribió: “Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efe. 4:3). La palabra griega traducida aquí como “solícitos” es un imperativo, excluyendo toda pasividad, cualquier actitud de “espera y veamos”. Debemos tomar la iniciativa. Si peleamos y discutimos en nuestros hogares, si formamos bandos en la iglesia, si rehusamos amar y honrar a otros, entonces estamos negando la paz de Dios en Jesucristo, la cual él estableció en la cruz.

Cuán irónico es tener que pelear por la paz. Eleanor Roosevelt, en una transmisión radial de Voice of America, dijo: “No es suficiente hablar acerca de la paz; debemos creer en ella. Y no es suficiente creer en ella; debemos trabajar por ella”. La paz que Cristo ganó para nosotros también requiere esfuerzo, duro trabajo, y constante autoexamen.

Al estudiar esta semana, debemos preguntarnos: ¿He aprovechado esta paz que Jesús ganó para mí en la cruz? ¿Cómo puedo cooperar con el Espíritu Santo mientras él injerta esa paz en mi vida diaria?

Domingo 17 de enero: PAZ CON DIOS (Rom. 5:1)

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Rom. 5:1).

Tener paz con Dios es más que sentirnos cómodos en su presencia. Significa que nosotros, que éramos “en otro tiempo extraños y enemigos en vuestras mentes, haciendo malas obras” (Col. 1:21), hemos sido reconciliados y restaurados al compañerismo con Dios. Estábamos en guerra con Dios pero, por su muerte en la cruz, Jesús ha hecho posible que cesen las hostilidades y que nosotros seamos amigos de Dios y no sus enemigos.

En un sentido, esta paz no es algo que crece en nosotros, comenzando con un poco de paz. Más bien, somos reconciliados con Dios de una vez por todas, por la cruz de Cristo. Es un hecho consumado. Hay otro sentido, sin embargo, por el cual crecemos en paz con Dios. Cuanto más claramente vemos los caminos de Dios y andamos en ellos, tanto más nos apropiamos de su poder para vivir como sus hijos e hijas. En este sentido, la paz con Dios es realmente un fruto del Espíritu.

Al crecer a la madurez como hijos de Dios, experimentamos más y más las bendiciones y beneficios de vivir en su reino hasta que podamos decir: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo” (Sal. 119:165).

Colosenses 1:20 al 22 dice que el pecado no hace que Dios sea misericordioso y perdonador; más bien, el pecado revela que él ha sido así desde la eternidad. El plan de salvación demostró que Dios nos amó y estuvo dispuesto a perdonarnos desde el principio.

Lee Romanos 5:1 al 11, y resume lo que crees que son los puntos principales allí.

Medita sobre esta idea de que solamente por causa de lo que Jesús hizo, por causa de su vida perfecta acreditada a ti por fe, puedes ser perdonado y aceptado ante Dios, no importa cuál haya sido tu pasado. ¿Por qué esta enseñanza es tan importante para nosotros si hemos de conocer realmente la paz?

Lunes 18 de enero: ENCONTRAR PAZ: Parte 1 (Mat. 11:28, 29)

En una escala del 1 al 10 (1 es lleno de paz, 10 es muy ansioso), ¿cómo evaluarías tu vida? Las personas están cada vez más frustradas en su búsqueda de paz personal. En Mateo 11:28 y 29, Jesús hace una invitación. Aunque él no usa la palabra paz, usa una palabra que significa dar descanso, refrescar, reposar, tomar un descanso.

Lee los siguientes versículos: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mat. 11:28, 29). ¿Qué nos está diciendo Jesús aquí? ¿Cómo podemos experimentar por nosotros mismos la realidad de esta promesa maravillosa?

Por lo que Jesús está diciendo en estos versículos, ¿nos está proponiendo darnos paz como un regalo, o quiere indicarnos cómo obtenerla? ¿No está Jesús enseñando que la paz personal es un resultado de alguna causa, y nos invita a aprender de él cuál es esa causa?

“El amor a sí mismo es lo que trae inquietud. [...] Los que aceptan la palabra de Cristo al pie de la letra, y entregan su alma a su custodia, y su vida para que él la ordene, hallarán paz y quietud. Ninguna cosa del mundo puede entristecerlos cuando Jesús los alegra con su presencia. En la perfecta conformidad hay descanso perfecto. El Señor dice: ‘Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado’ (Isa. 26:3)” (DTG 298).

¿De qué modo el amor al yo conduce a la falta de tranquilidad personal y a la infelicidad? ¿Cómo podemos aprender a morir al yo y descansar en Jesús? ¿Qué elecciones tenemos que hacer, cada día, que pueden ayudarnos a hacer real la promesa de paz en Cristo? Es decir, ¿qué cosas estamos haciendo, o no haciendo, que nos impiden tener la paz que Jesús nos ofrece?

Martes 19 de enero: ENCONTRAR PAZ: Parte 2 (Juan 14:27)

Se cuenta la historia de dos pintores. Cada uno pintó un cuadro para ilustrar su concepto del descanso. El primero escogió para su escena un lago tranquilo, sereno, entre las montañas lejanas. El segundo pintó una atronadora catarata con un árbol frágil que se inclinaba sobre la espuma; en la horqueta de una rama, casi mojada con la niebla que levantaba la catarata, una avecilla estaba sentada en su nido.

¿Cuál de los dos mostraba mejor la esencia del descanso? No es frecuente en este mundo agitado que encontremos el descanso de un solitario lago de montaña. Más a menudo debemos encontrar nuestro reposo en medio de la agitación de la vida real.

Lee la historia registrada en Mateo 8:23 al 27, acerca de Jesús y sus discípulos en el Mar de Galilea (ver también Mar. 4:35-41; Luc. 8:22-25). Por singular que fuera la situación, ¿qué podemos obtener de este registro para nosotros? Es decir, ¿cuál es el mensaje para nosotros, y cómo podemos aplicarlo a nuestras vidas, no importa en qué situación nos encontremos?

¿Por qué crees que Jesús estaba preocupado de que sus discípulos tuvieran paz? Jesús nos dejó con una hermosa promesa acerca de la paz: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Juan 14:27). ¿De qué modo la paz que el mundo trata de dar difiere de la paz que Jesús ofrece?

No debemos igualar la paz con una vida sin problemas. Es rara la persona, aun el cristiano más fiel, que pasa por la vida sin pruebas, dolor y sufrimiento. De hecho, algunas personas parecieran tener más que su cuota de sufrimiento. Sin embargo, la paz tiene más que ver con la forma en que manejamos estas situaciones que con las situaciones mismas. La paz tiene que ver con la confianza más profunda en un Dios amante y que se interesa en nosotros, que sabe por lo que estamos pasando, y que ha prometido no abandonarnos, no importa qué nos ocurra en el camino.

¿Qué tipo de cosas te perturban? Habla con Dios acerca de tus temores más profundos. Llámalos por su nombre. Pídele al Señor que te ayude a identificarlos. Luego tómate el tiempo para permitirle que comience a darte paz, suavemente, respecto de esos temores.

Miércoles 20 de enero: PAZ EN EL HOGAR (Heb. 12:14)

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Heb. 12:14). “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Rom. 12:18). ¿Qué podemos aprender de la vida y el ejemplo de Jesús que puede hacer que estas amonestaciones sean reales en nuestra vida? ¿Qué estamos haciendo que dificulta, si no imposibilita, que sean reales para nosotros?

Por extraño que parezca, el lugar más difícil para ser cristiano es el hogar. ¡Cuán trágico, puesto que el hogar debería ser el mejor lugar del mundo para que todos pudiéramos tener paz!

Dos jóvenes estaban en una batalla durante los días de la guerra de Vietnam. Las balas volaban y las bombas estallaban. Nada de esto parecía desconcertar a uno de los soldados. Cuando su amigo le preguntó cómo podía estar tan calmado, le contestó ¡que le hacía recordar su hogar!

Estudia Romanos 12:9 al 21. Identifica versículos que, si se pusieran en práctica, ayudarían a llevar paz al hogar. Sugiere una aplicación práctica para los versículos que elijas.

Como cristianos, se nos llama a seguir una norma increíblemente elevada, la norma presentada por Jesús mismo. Todos nosotros aun no hemos llegado a esa meta. Esto no significa que no podamos todavía reflejar los principios revelados en la vida de Jesús, principios de amor, de sacrificio propio, y una actitud intransigente hacia el mal y el pecado.

Imagínate cómo serían nuestros hogares si reflejáramos estos principios. Imagínate cómo sería si aprendiéramos a pensar en los demás antes que en nosotros mismos; si mostráramos a los demás un amor incondicional, aun a quienes no lo merecen. Imagínate si perdonáramos a quienes nos hieren. Imagínate si estuviéramos tan preocupados por el bienestar de los demás como lo estamos por el nuestro. Aunque poner en práctica estos principios no resolvería todos nuestros problemas familiares, sin duda sería de enorme ayuda.

Jueves 21 de enero: PAZ EN LA IGLESIA (Mat. 5:23, 24)

“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda” (Mat. 5:23, 24). ¿Qué principio básico está enseñando Jesús con estas palabras? ¿Por qué nos resulta tan difícil poner en práctica este principio en nuestras vidas?

Es evidente que Jesús toma con mayor seriedad nuestras relaciones mutuas de lo que las tomamos nosotros. No es raro que la amargura y el resentimiento existan durante años entre algunos miembros de la iglesia. Imagínate cuán diferentes serían las cosas si todos siguiéramos esta enseñanza.

Identifica una característica de los hijos de Dios como se registra en Mateo 5:9. ¿Qué significa esto?

De acuerdo con Colosenses 3:13 al 15, ¿cuáles son tres maneras de relacionarnos mutuamente como miembros de iglesia? ¿Qué significa cada una de ellas?

Nota la secuencia de las gracias cristianas en Santiago 3:17: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”. ¿Cómo serían nuestras iglesias si permitiéramos que el Espíritu Santo alimentara estas cualidades en nuestra feligresía? ¿Qué cosas estarían notablemente ausentes?

Piensa acerca de la última vez que tuviste un problema con otro miembro de la iglesia. ¿Seguiste las palabras de Cristo en Mateo 5? Lo más probable es que no, ¿verdad? Analiza las razones por las que elegiste la ruta “fácil”, mundana, en lugar del sendero que hubiera requerido humildad y negación propia. ¿Cómo puedes aprender a hacer lo que Jesús nos pide que hagamos en tales situaciones?

Viernes 22 de enero

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

Sal. 4:3; 119:165; Isa. 26:3; Rom. 8:6; Fil. 4:7.

“Poco antes de su crucifixión, Cristo había dejado a sus discípulos un legado de paz: “La paz os dejo –aseveró–; mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27). Esta paz no es la paz que proviene de la conformidad con el mundo. Cristo nunca procuró paz transigiendo con el mal. La que Cristo dejó a sus discípulos es interior más bien que exterior, y había de permanecer para siempre con sus testigos a través de las luchas con contiendas” (HAp 70).

“La lucha por la supremacía manifiesta un espíritu tal que si se lo alberga cerrará el reino de Dios a aquellos que lo acarician. La paz de Cristo no puede morar en la mente y el corazón del obrero que critica y encuentra faltas en otro obrero simplemente porque el otro no practica los métodos que él cree mejores, o porque siente que no es apreciado. El Señor nunca bendice al que critica y acusa a sus hermanos, porque esta es la obra de Satanás (Manuscrito 21, 1894)” (Ev 79).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. ¿De qué formas puedes trabajar en tu iglesia local para ayudar a mantener la paz entre los miembros cuando surgen tensiones y desacuerdos inevitables?

2. ¿Cuáles son las situaciones comunes que afrontamos en nuestras vidas diarias que amenazan nuestra paz? ¿Qué promesas bíblicas puedes reclamar cuando surge cada una de ellas?

3 Por supuesto, siempre es fácil hablar acerca de confiar en Dios no importa cuáles sean las circunstancias, y que esa confianza debiera darnos paz. Y eso es cierto. Al mismo tiempo, ¿qué pasos concretos y prácticos podemos dar para cambiar las circunstancias que hacen difícil que haya paz? En otras palabras, ¿cuán a menudo nuestra inquietud y nuestro temor son el resultado de las elecciones que hacemos?

4. ¿Qué cosas prácticas podemos hacer para ayudar a otros que están pasando por circunstancias que hacen que la paz sea difícil de lograr?

5. ¿Cuánta paz deberíamos esperar, en forma realista, en un mundo lleno de tanta lucha, caos, sufrimiento y agitación?

16 comentarios:

  1. Me gusta mucho, mucho, mucho, el tono general de la lección de esta semana. Hay algunas frases, expresiones o ideas que iremos matizando a lo largo de los próximos días. Pero, esta vez, y me encantaría que sirva de precedente, la música y la letra de la canción me hacen bailar.

    Ser conscientes de que Dios trae paz a los seres humanos, que el creyente, cuando lo es de verdad, se siente siempre, de una vez y por todas, en las manos de Aquél que nos acoge cuando nos sentimos trabajados, hastiados y cansados, es abrazar la buena noticia del Evangelio.

    Eso no significa que no vivamos momentos de gran incertidumbre y agitación. Son mecanismos naturales que nos hacen estar alerta, en búsqueda de algo que necesitamos y no somos capaces de encontrar. Pero, incluso en medio de la tormenta, si sabemos mirar, vemos a nuestro Maestro levantar las manos y pedir calma a la vida. Vivir con la seguridad de que vamos acompañados por el mismo Jesús que tuvo poder para calmar la tormenta, nos hace tener esperanzas. Y aunque el sosiego tarde en venir, sabemos ya que la ansiedad pasará. E, incluso en medio de ella, su compañía hace que el tránsito sea más productivo. Nuestro Padre no puede librarnos de la vorágine que el mundo significa. Sería no dejarnos vivir la vida. Nuestra existencia está íntimamente conectada con la de los demás, y eso perturba la paz, y la tormenta arrecia. Además, ni siquiera harían falta los demás para sentirnos agobiados. Nosotros nos bastamos y nos valemos solos. Vivir significa, también, sufrir. Pero no es lo mismo hacerlo solos, que contar con el ánimo de Dios. Saber que en todo momento lo tenemos a nuestro lado, por angustiante que sea, y que tras la batalla que significa vivir el día a día, contamos con su pecho para recostarnos y encontrar consuelo. Con eso contamos cuando la tormenta se abate...

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  2. ¡Cómo mola tu comentario! Es íntimo, como la frase: "Nuestra existencia está íntimamente conectada con la de los demás y eso perturba la paz..."

    En todas las familias hay "movidas" y digamos que hasta en las fechas más señaladas o de más convivencia; el verano, las navidades u otros momentos.

    Una de las pocas frases de mi época de estudiante que recuerdo todavía es de Epicuro, decía así: "Vivir en sociedad sí, pero lo menos socialmente posible; porque la sociedad provoca la intranquilidad del espíritu".
    Y es en este galimatías de sociedad actual, en el que hemos de experimentar la susodicha paz.
    Como si no tuviésemos bastante con nosotros mismos, como dice Juan Ramón, para que encima tengamos que soportar al del cuarto, o al de al lado.

    Llevo dos semanas de malos rollos y malentendidos con la comunidad por un asunto nimio de su limpieza. En esas me notifican una multa por ir a 62 !!!!, pásmate: a 62 !!! Cien euros de nada, que es la sanción ¡mínima! Grrrr.

    Quizá por eso, o tal vez no, me he dado cuenta que tengo más manifestaciones de afecto con los de casa. No se si intentando "escapar" de ese inhóspito mundo de afuera del hogar.
    Y le digo a mi esposa: "yo estaría contigo en una playa perdida debajo de un cocotero". Jajaja. "O perdido en el campo entre almendros".
    O sea, parece ser que las circunstancias tienen su influencia en alcanzar la paz o experimentarla.

    Peeeero, al estudiar la lección, nos enseña que la paz "no crece en nosotros, comenzando con un poco de paz. Somos reconciliados con Dios de una vez por todas. Es un hecho consumado".
    Sí. "...Contamos con el ánimo de Dios. Sabemos que en todo momento lo tenemos a nuestro lado..." Esto es genial Juan Ramón. "Contamos con su pecho para recostarnos..." Lo reescribo porque es como un mantra que necesito repetir.
    Necesito recordármelo para no perder la paz, que ya experimento por medio de la fe. Y que sufre ataques continuos.

    Pablo, el apóstol, ya lo decía: "peligros de afuera y peligros de adentro, persecuciones, cárceles... y además, la preocupación por todas las iglesias". ¡Qué tío! Este es el que la semana pasada nos decía lo de "regocijaos en el Señor..." y en otro lugar dirá "y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús".

    Pues este es mi deseo para vosotros y para mí.

    Un abrazo.

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  3. Muchisimas gracias amigo, me encanta lo que has escrito. Dejadme aportar un pequeño matiz en el término traducido como "paz":

    shalom: PAZ שָׁלוֹם
    EN HEBREO aparece la idea de la prosperidad, ser próspero, progresar, avanzar. Nuestro cristianismo no puede estar estancado.

    EN GRIEGO: eirene (εἰρήνη)aparece la idea de
    paz; libre de preocupación

    es interesante como poder optar a una vida con un valor tan cotizado y demandado como la paz.

    Un saludo

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  4. La diferencia entre la paz que el mundo te da y la paz que Dios nos da es grande. Las personas creen que la paz es la ausencia de problemas, de inconvenientes, de adversidades, de guerras.. . La diferencia entre la paz que el mundo te da y la paz que Dios nos da es grande. Las personas creen que la paz es la ausencia de problemas, de inconvenientes, de adversidades, de guerras..

    Pero la paz que Dios nos ofrece es aún mayor. Es la paz para enfrentar esos problemas, esas adversidades, esos inconvenientes, esas batallas.

    El Señor en su infinito amor nos da paz en los momentos mas difíciles con sus palabras de consuelo: Mi paz os doy no como el mundo la da.

    Así es que si estas viviendo malos días.. Puedes ir al Padre y recibir en oración la Paz que solo el te puede dar y oír sus palabras.

    Un abrazo .

    Yolanda

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  5. Las palabras de mi comentario fueron premonitorias para el día de ayer en que estudiamos "Paz en el hogar". Afuera puedes encontrar "fuego cruzado", y el hogar puede ser un remanso de paz.
    ¡Qué bonito es eso!
    Porque la misma lección afirma: "Por extraño que parezca, el lugar más difícil para ser cristiano es el hogar... debería ser el mejor lugar del mundo para que todos pudiéramos tener paz".
    Ahí estamos haciendo lo posible para que así sea, "haciendo camino al andar" como decía Machado.

    Pero hoy, ¡ejem, ejem!! "Paz en la iglesia".
    ¡Tachán!!!!
    Jajajaja. ¿Qué? ¡Es para echarse a temblar!
    Como he oído que dicen en la vida "secular":
    "no pasan más cosas porque Dios no quiere".
    Algo así se podría decir de las iglesias:
    "no hay más conflictos porque Dios no quiere".

    Si tu hermano tiene algo contra tí, chssss, anda, tííííra, deja tu ofrenda ante el altar y vuelve a reconciliarte con él. Sí, con él, has oído bien. Dale un abrazo, lo pasado, pasado. Olvida, perdona, ama...

    Ayer, cuando hablaba con un amigo, me decía: "yo no tengo ningún problema con los conservadores (dentro de la iglesia), acepto su forma de pensar; ¡el problema lo tienen ellos conmigo!"
    Jajajaja.

    Pues ¡qué le vamos a hacer! El ha cumplido su parte. Cada vez me doy más cuenta que una congregación está formada por edades, personalidades, caracteres y culturas diferentes. Así que debo aprender que Dios llama a sus hijos a esa convivencia pacífica y armoniosa en aras de disfrutar y preparar esa fantástica vida eterna que esperamos.

    Ser un hijo de Dios es ser un pacificador. Si a veces nos salta el muelle muy pronto y saltan chispas, pues habrá que hacer ajustes. Si no lo hacemos iremos provocando "fracturas" por doquier.

    "La paz, imagínala"; fue el lema de la penúltima reunión que tuvimos el grupo de cristianos de distintas confesiones que viven en mi localidad.
    ¿Puedes imaginarte siendo un tío pacífico o una tía pacífica? ¡Mola eh!
    Que los coleguis te conozcan y digan: "jo tí@, qué tranqui, tú no te alteras ni aunque..." lo que sea. Y lo que sea es eso, lo que sea.

    ¡Amig@s, tranquis! ¡No hay pega colegas!
    ¡Está todo bajo control!

    ¿Cómo decía aquella canción?

    "Es Jesús, quien te puede dar la paz,
    quien te ofrece libertad,
    una vida nueva tendrás.... la la la la la"

    Un fuerte y amoroso y pacífico abrazo.
    Shalom (que esto le gusta a Diego,jeje).

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  6. Es interesante, (y a mi entender, saludable...) constatar que el autor de la lección se atreve a decir lo siguiente (final del domingo):

    Medita sobre esta idea de que solamente por causa de lo que Jesús hizo, por causa de su vida perfecta acreditada a ti por fe, puedes ser perdonado y aceptado ante Dios, no importa cuál haya sido tu pasado. ¿Por qué esta enseñanza es tan importante para nosotros si hemos de conocer realmente la paz?

    Suele ser común, en nuestro medio, aceptar que únicamente el sentirnos perdonados y abrazados por Jesús, sea cual sea nuestro pasado, puede traernos la paz íntima que Él es capaz de darnos. Nuestra apuesta vital por el Maestro lleva consigo, de forma indivisible, la aceptación de su perdón por los desmanes que cometimos en el pasado. Hasta ahí solemos llegar.

    Pero... ¿puede dar verdadera paz de espíritu el sentir que eso sólo es cierto para nuestro pasado? Es decir, ¿es suficiente, para estar en paz, saber que tras nuestro encuentro con Jesús se hace renglón y cuenta nueva, o necesitamos convencernos de que eso que Jesús consiguió se proyecta, también, hacia el futuro?

    Es difícil sentir una paz completa si no llegamos a la conclusión de que, gracias a Jesús, podemos mirar al futuro sin la ansiedad de quien se siente día a día juzgado. La muerte, pero sobre todo la vida del Maestro, su apuesta incondicional por la ternura de Dios, la buena noticia de que pase lo que pase, en le centro mismo de esa pocilga en la que nos peleamos con los cerdos por cuatro miserables bellotas, está Dios queriéndonos, es la que nos da la tranquilidad de espíritu (paz). Saber que no sólo lo que hicimos en el pasado queda en el olvido de Dios, sino también las equivocaciones que cometeremos en el futuro, porque somos sus hijos, y Él conoce las luchas de nuestro corazón.

    Lo otro sería, tan sólo, volver a empezar. Empezar de cero, sí, que no está nada mal. Aunque no puede sentir paz de verdad el que se sabe perdonado hasta hoy, pero cree que se siguen llevando las cuentas en el Cielo.

    Esto no significa que no PODAMOS perdernos. Significa que no QUEREMOS perdernos, y creo que eso es lo único por lo que Dios nos juzga. Cuando entramos en el ámbito de las intenciones, y que nuestro Padre ve lo que queremos ser, y no lo que conseguimos hacer, entonces entra en nosotros el fruto de la paz, como un torrente de agua fresca.

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  7. Jajajaja, me ha hecho mucha gracia lo de que estamos "en el centro de esta pocilga en la que nos peleamos con los cerdos por cuatro miserables bellotas..." Jajajaja.
    Sí, claro que es genial ese proyectarse al futuro sin ansiedad, con paz. Saberse perdonado y aceptado es una parte. Hay que echarse a andar y expulsar los sentimientos de culpa que volverán a martillear nuestro cerebro.
    Me gusta ese verso que dice: "vendrá el enemigo como río, pero el Espíritu del Señor levantará bandera contra él". Es como si desde ese momento tuviésemos "refuerzos". Como en las pelis en que están los "buenos" a punto de perder la batalla y entonces llegan los "refuerzos". Suena la corneta y todo el mundo sonríe, porque saben que el enemigo huye ante la avalancha de soldados que vienen a combatirle. Yo creo que es un símil que se puede aplicar a la vida cristiana y a sus batallas. No se, ¿qué pensáis?

    "¿Cuáles son las situaciones comunes que afrontamos en nuestras vidas diarias que amenazan nuestra paz?"
    Esta es una pregunta de hoy viernes.
    Pues tan comunes como vivir en una familia, ir al trabajo, relacionarte en comunidad, practicar un deporte, o incluso ir a la iglesia, jajaja.
    ¿Ir a la iglesia amenaza nuestra paz? Jajaja.

    Ya me diréis algo.

    (una pocilga, aquí con los cerdos bregando por cuatro miserables bellotas, jajajajajajaja)

    Abrazos de paz.

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  8. Jajajaja, la verdad es que faltan más opiniones durante la semana, porque éste blog debería ser leído por muchos y colaborar muchos más, ¿no os parece?

    Me encanta sentir que podemos charlar. ¿amenaza nuestra paz la asistencia a la Iglesia? ...

    Yo diría que POR SUPUESTO, quizá donde más. Pero esa es una razón más para prepararse a solas con el Maestro y sentir esa paz delante de aquellos falsos apóstoles, que los hay, pero a los que debemos acoger, amar, comprender y ayudar.

    Es el sitio donde más dificultades puedes tener quizá pero también es el sitio más hermoso donde poder hablar con Dios en comunidad. Siempre habrá por lo menos uno con el que se pueda sentir éste evangelio.

    Ayudemos a nuestras Iglesias, con la PAZ de Jesús solicitada en nuestra intimidad.

    Feliz sabath amigos

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  9. Tambien me hago la misma pregunta, ir a la iglesia amenza nuestra paz???? uuufffffff al punto de que nuestros sabados no son vividos como tal???

    Me vino la letra de una cancion que cantabamos en nuestro grupo MATICES: "Siente la emocion de soñar con vivir sin dolor sin ansiedad, en un mundo en que reine la paz, ten fe y no olvides que lo vas a ver".

    De momento ya podemos verlo en nuestro interior, porque realmente Dios posee un balsamo maravilloso para eso cuando le dejamos que nos lo aplique.

    Feliz sabado a todos.
    Maria

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  10. Hola a todos, soy nueva en este interesante espacio en el que opináis sobre la E.S.
    Me gustan mucho ciertas opiniones vertidas sobre la paz.
    Cuando Ramón vierte su delicada pluma refiriéndose a las manos del Maestro levantadas para pedir paz, para cada hombre y para cada mujer,sobre esta azarada vida. ¡Qué precioso!
    Pero uno de los problemas que tenemos es de que no creemos en esta dulce paz del alma que Cristo nos quiere dar, que está a nuestro alcance como para que sea capaz de trastornar nuestros sentidos.
    Digo que no creemos porque si así fuera, si creyéramos en lo que Jesús puede hacer en nosotros, nos rendiríamos y la teoría de la cual sabemos tanto, se traduciría en una práctica del Evangelio que revolucionaria la Iglesia del siglo XXI.
    Creo que cada uno de nosotros somos zarandeados fuertemente, y estamos llenos de pruebas donde la ansiedad quiere tomar nuestro espacio en la mente, para sacudirnos violentamente, y arrebatarnos la paz que tanto anhelamos y necesitamos.
    Por esto agradezco los comentarios que en positivo tratan de hacer que recapacitemos en la importancia que tiene este fruto del Espíritu para nuestra salud mental.
    Pero es primero individualmente que el Señor la ha de implantar en nosotros. Conseguir que por los méritos del Salvador, las cosas no nos perturben,que podamos tener ante la frustración recursos suficientes para mantener la calma, y como resultado vivir vidas plenas en la maravillosa gracia del Redentor.
    El reto está planteado para cualquiera de nosotros este trimestre de forma muy especial.
    ¿Dejaremos que el E.S. nos transforme de tal manera que seamos nuevas criaturas en Él?.
    Anhelo verlo en mi vida y en la vida de mis hermanos.
    La Iglesia que llegará a triunfar será la que esté llena del poder del E.S.
    Un saludo para todos.
    Felis sábado en la paz de nuestro maravilloso Jesús.

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  11. Me gusta que este trimestre se trate este tema del fruto del espíritu. Tras el estudio sistemático de un libro (Números), me apetece disfrutar cada día de una meditación de contenido principalmente devocional.

    Pero esta semana, y no es la primera, he encontrado decepcionante que el autor no haya profundizado en un aspecto fundamental estrechamente relacionado con la paz, y en el que nuestra iglesia tiene cada vez más carencias: las implicaciones sociales, incluso políticas, de la paz (que, sin duda, afectan a lo personal). ¿Qué significa ser pacificadores? Personalmente, lo considero incompatible con participar en actividades militares, tal y como cada vez es más frecuente entre los adventistas.

    La paz no sólo es una cualidad "espiritual" (en el sentido restrictivo de "interna"), sino que tiene implicaciones en toda la vida del cristiano, también la social. De la paz personal es necesario pasar a la acción no violenta, que está claramente establecida en el Sermón del Monte. Como adventistas, deberíamos promover este tipo de acciones, tanto entre nosotros, como en la sociedad.

    Una vez más, se ha perdido una estupenda oportunidad para promover valores positivos entre los hermanos.

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  12. En el comentario anterior he querido insertar dos enlaces a mi blog, pero el sistema no me ha dejado. Pinchando en mi nombre se accede al blog, donde quiero destacar los últimos artículos publicados, Ocasiones perdidas en nuestra escuela sabática" y "Adventistas ante la guerra y la paz".

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  13. Perdonad por entrar en este sábado, dejo un texto bíblico que nos pueden abrir otra perspectiva del concepto de "paz de Jesús" se encuentra en 2 Juan 1:4-8 en la parte final deja claro que no le demos la bienvenida, ¿este texto va en armonía con la paz de la que habla la escuela sabática?

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  14. No puedo sino estar de acuerdo con Jonás Berea: yo mismo sentí que se trataba de otra “ocasión perdida en nuestra escuela sabática” (ver yoestoyalapuerta.blogspot.com/2010/01/ocasiones-perdidas-en-nuestra-escuela.html ).

    La paz interna ha de tener un reflejo externo, social, genuinamente “pacificador” (Mateo 5: 9) en todos los ámbitos. Es muy triste que ciertas iglesias con tradición “no combatiente” tengan en sus filas en la actualidad a miles de soldados combatiendo. Muy triste y pecaminoso. Es síntoma de corrupción. Por eso resulta de lo más lamentable que la lección olvide esa vertiente.

    Saludos cordiales.

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  15. La otra dirección (la de "Adventistas ante la guerra y la paz") citada por Jonás Berea es:

    yoestoyalapuerta.blogspot.com/2009/11/adventistas-ante-la-guerra-y-la-paz.html

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  16. Agradezco a los recién llegados sus comentarios. Sentíos como en vuestra propia casa, Jonás y Cordura. Sois bienvenidos, y recibimos vuestros comentarios con solicitud. Y esperamos más como éstos...

    Hoy hemos compartidos muchas e interesantes reflexiones en nuestro grupo de Escuela Sabática. Os dejo, sin entrar en los detalles, con algunas de ellas...

    1. ¡A vueltas con los escalímetros! ¡Qué pena que estudiando la paz como fruto del Espíritu, y proveniente de él, se nos proponga perder nuestro tiempo "midiéndonos" para ver hasta dónde hemos llegado ya. En anteriores ocasiones hemos comentado ya aquí que esta actitud no lleva más que a callejones sin salida. Porque el problema de querer medirnos es que no sabemos medir. Ni siquiera conocemos la unidad de medición, ni qué escala utilizar (¿divina o humana?). Además, medirnos significa estar pendientes de nosotros, colocarnos delante del espejo, centrando la mirada en nosotros mismos, cuando la experiencia espiritual es "excéntrica" y no "concéntrica".

    2. Se plantea una pregunta que nos retrotrae a la religión del sacrificio y del esfuerzo: "¿Cómo podemos aprender a morir al yo, y descansar en Jesús? Pero es que para descansar en Jesús no hace falta morir al yo. Descansar en Jesús es vivir, no morir. En realidad, en Jesús aprendemos a VIVIR EL YO, y no lo contrario. Esa experiencia no es una renuncia, sino un descubrimiento. No consiste en vigilarnos, sino en sorprendernos con el poder del Espíritu actuando en nosotros. Es una vivencia gozosa, y no una muerte en vida. Jesús sublima mi yo: toma lo bueno que tiene y lo multiplica, y toma lo malo y lo va filtrando sin que tan apenas me dé cuenta. Al vivir Jesús en mí, descubro mi verdadero yo, la mejor parte de mí, y que se encontraba muda, ciega, sorda, paralítica y muerta. Y el Maestro le da la voz, la vista, el oído, el movimiento y la vida. Produciéndose en nuestro seno los mismos milagros que hace dos mil años. Esos son los frutos del Espíritu.

    3. No es lo mismo ser pacífico que pacificador. Lo primero es temperamental, y lo segundo es un fruto del Espíritu. Y, a veces, pacificar exige una apuesta, la asunción de un riesgo, estar dispuesto a ponerme en peligro para mediar. Incluso, en ocasiones, pacificar no significa ponerse en el medio, sino ponerse de parte del débil, y de forma incondicional, aun a riesgo de salir dañados.

    A todos, un abrazo en Jesús.

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