lunes, 29 de noviembre de 2010

Lección 10 Para el 4 de diciembre de 2010: El hombre de Dios: La obediencia no es optativa


Sábado 27 de noviembre

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Éxodo 32; 1 Reyes 13:1-34; Daniel 5:13-17; Lucas 16:31; Juan 15:24; 2 Timoteo 4:3.

PARA MEMORIZAR: “Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:20, 21).

ESTA ES UNA DE LAS HISTORIAS más extrañas del Antiguo Testamento: vemos a un rey renegado, un profeta que no debe comer, un altar que se abre como un huevo rajado, un viejo profeta mentiroso y un peligroso león.

La historia transcurre en los primeros años de la monarquía dividida, época de tensión política y religiosa. Bajo el liderazgo de Jeroboam (y con la bendición de Dios, 1 Rey. 11:29-39), las diez tribus de Israel se separaron de Roboam, el hijo de Salomón y heredero del reino davídico. En este tiempo de inestabilidad y cambios, Dios envía a su profeta con un mensaje al rey Jeroboam acerca de la adoración idolátrica en el reino del Norte, que será su ruina.

En este relato de un profeta que no se nombra reside el problema de cuán seriamente considera Dios la obediencia. Aunque haya preguntas sin respuesta, esta historia muestra que cualquier expresión del evangelio sin una obediencia resultante es un evangelio falso.

Domingo 28 de noviembre: LA POLÍTICA DE LA RELIGIÓN

Luego de la muerte de Salomón, el juicio poco sabio de Roboam, su hijo, condujo a la división de la Nación en dos reinos: el rey Jeroboam reinó en Israel, en el norte; y Roboam, en Judá, en el sur (ver 1 Rey. 12).

Poco después de la división, Jeroboam llevó a Israel de la adoración a Dios a la idolatría, actuando por conveniencia política. Creó dos centros de adoración, en Bet-el y en Dan, para facilitar a los israelitas la adoración y que no tuvieran que ir a Jerusalén. Creó los becerros de oro como un recordativo visual de Dios (no una representación), que debían hacer que la adoración fuera más creíble para el israelita común. Este acto político condujo a quebrantar los Diez Mandamientos (Éxo. 20:4, 5).

¿Qué semejanzas hay entre el becerro de oro de Éxodo 32 y los becerros de oro de Jeroboam? Ver 1 Reyes 12:25 al 33.

Es bueno ser innovadores en la adoración y adaptarla a contextos culturales específicos, pero hay que ser muy cuidadosos. Aun una pequeña desviación de un mandato claro de Dios tiene graves consecuencias. En Israel, los becerros de oro llevaron a la Nación hacia el pecado flagrante.

Pero Jeroboam tuvo que hacer también más cambios. Procuró persuadir a algunos levitas locales de que sirvieran como sacerdotes en sus santuarios recién establecidos. Pero ellos vieron los peligros y no quisieron violar los mandatos de Dios; así, Jeroboam se vio obligado a nombrar sacerdotes del pueblo común (1 Rey. 12:31, 32), lo que degradó el sagrado oficio.

Los cambios religiosos-políticos de Jeroboam deberían haber servido como una advertencia a la iglesia cristiana de los primeros siglos del cristianismo; pero les sucedió lo mismo. Los mandamientos divinos se cambiaron debido a influencias políticas o sociales. El domingo en lugar del sábado fue el nuevo día “santo”, para distinguir a la iglesia de los judíos. La veneración de los santos se introdujo para que la adoración a Dios fuera más visual para los creyentes paganos. Estas presiones no existieron solo en el tiempo de Jeroboam o el de los primeros cristianos.

Hoy, como iglesia, afrontamos muchos desafíos similares. ¿Qué clase de presiones culturales está afrontando tu iglesia o tú mismo? ¿Cuán dispuesto estás a comprometerte en cosas “pequeñas”?

Lunes 29 de noviembre: LA ACCIÓN DE DIOS

En medio de las acciones políticas de Jeroboam, Dios interviene y se hace oír por medio de un profeta de Judá, de quien no se da el nombre. Aparece cuando Jeroboam está delante del altar en la ceremonia de dedicación de su santuario. Cualquiera que es “alguien” en el reino de Israel está allí. Dios elige el momento más oportuno para actuar. El resultado es dramático.

Lee 1 Reyes 13:1 al 6. ¿Qué sucedió? ¿Qué lecciones inmediatas recordamos con esta narración?

El profeta, aunque no se da su nombre, es mencionado como un hombre de Dios, título que recibía una persona reconocida como mensajero de Dios. Se usó para Moisés (Deut. 33:1) y para Elías (1 Rey. 17:18). Este título conecta a este profeta con algunos de los grandes profetas del Antiguo Testamento. El hombre de Dios clama contra el altar de Jeroboam y da una profecía, con un nombre específico, Josías (1 Rey. 13:2). Esto es asombroso, porque Josías nacería tres siglos después.

Nos recuerda a Ciro, el persa, mencionado por el profeta Isaías unos doscientos años antes de su nacimiento (ver Isa. 44:28; 45:1). ¿Cuál era el mensaje del hombre de Dios? Primero, el altar que es ilegal, y el profeta predice que un descendiente de David llamado Josías lo destruirá. Esto es lo que Jeroboam más teme: establece centros de adoración para evitar perder su reino en manos de algún descendiente de David.

La segunda parte del mensaje era una demostración del poder de Dios, garantizando el cumplimiento futuro de la profecía. Ante los ojos de todos, el altar se rompe. Tal vez esto les recuerda a los testigos las tablas de los Diez Mandamientos, que Moisés quebró cuando adoraron el primer becerro de oro.

Parece que Jeroboam no aprende nada de la situación. Tiene dos becerros de oro en vez de uno y, en lugar de arrepentirse, Jeroboam señala al hombre de Dios. Señalar con la mano, con una vara o un cetro era siempre una señal de juicio en los tiempos bíblicos: en vez de rendirse a la voluntad de Dios, Jeroboam quiere que arresten al profeta.

En este relato, ¿cómo ves la misericordia de Dios aun hacia alguien tan obstinado como Jeroboam? ¿Cuán a menudo expresas una actitud similar hacia la clara conducción de Dios? ¿Cuáles han sido las consecuencias personales de esa actitud?

Martes 30 de noviembre: EL DADOR DE LOS DONES

Fue un milagro espectacular. La mano de Jeroboam, que “se le secó, y no la pudo enderezar” (1 Rey. 13:4), fue restaurada de inmediato.

Era una evidencia convincente, pero Jeroboam no hizo una confesión pública. Los milagros no pueden cambiar nuestra voluntad. Aun después de la dramática intervención de Dios, es fácil encontrar una explicación “natural” o volver a los viejos hábitos.

¿Qué dijo Jesús acerca de la conexión entre los milagros y la creencia? Lucas 16:31; Juan 10:25 al 28; 15:24. ¿Por qué crees que eso es igualmente cierto hoy?

En lugar de abandonar la adoración falsa y comenzar una reforma, Jeroboam solamente cambió de táctica (ver 1 Rey. 13:7-10). Invitó al hombre de Dios a su casa y le ofreció una recompensa. Esta era una acción política para neutralizar, en el pueblo allí presente, el efecto del mensaje. El Rey le ofreció al profeta un empleo con una recompensa, pero el hombre de Dios nunca estuvo a la venta. Debía su lealtad a Dios y no permitió que el mensaje de Dios fuera modificado por nadie.

Lee 2 Reyes 5:14 al 16, y Daniel 5:13 al 17. ¿De qué manera los profetas respondieron al ofrecimiento de regalos?

Dar un regalo pone al dador en una posición de poder, y el receptor “le debe” algo al dador. El hombre de Dios rehúsa el don del Rey y afirma que no comerá ni beberá en el territorio de Israel. Así, el profeta dice “no” a la mezcla de la verdadera adoración con la idolatría. El pueblo de Dios no debería estar a la venta. El hombre de Dios no tuvo que caminar demasiado, porque el santuario en Bet-el estaba a unos dos kilómetros (1,4 millas) de la frontera con Judá. El siguiente pueblo, ya en Judá, era Mizpa, a unos diez kilómetros (siete millas) de Bet-el. Así, el profeta mostró cuán desagradable es para Dios el sistema idolátrico, al no comer, ni beber y ni siquiera volver por el mismo camino a su casa.

¿Cómo se consideran los regalos o favores en tu cultura? ¿Le debes algo a quien te da un regalo? Ora pidiendo la sabiduría de Dios para que te ayude a liberarte de cualquier situación comprometida en que puedas encontrarte por causa de los regalos que te dieron.

Miércoles 1º de diciembre: MENTIRAS TENTADORAS

La intervención dramática de Dios en la ceremonia inaugural da a la gente común mucho que hablar. Algunos jóvenes van a casa y le cuentan al padre todo lo que vieron. El nombre del padre no se da, pero sabemos que es viejo, y que él mismo es un profeta. Este viejo profeta decide seguir al hombre de Dios y lo encuentra sentado bajo un árbol.

Lee 1 Reyes 13:11 al 19. Compara este pasaje con la primera tentación y mentira de Génesis 3:1 al 5. ¿Qué semejanzas hay y qué podemos aprender de estos incidentes?

El hombre de Dios debió haber entendido que su misión era urgente: dar su mensaje al Rey, que no tomara tiempo para comer o beber y que volviera de inmediato. Sin embargo, aquí está, sentado bajo un árbol en Israel, descansando. Podría haber caminado dos kilómetros y entonces, ya en Judá, haberse sentado bajo un árbol. Al perder su sentido de urgencia, el hombre de Dios se estaba ofreciendo a la tentación.

El viejo profeta engañó al hombre de Dios. No sabemos qué lo motivó para engañarlo, pero la Biblia dice que le mintió (1 Rey. 13:18).

En ese momento, el viejo profeta llegó a ser un agente de Satanás, el padre de la mentira (Juan 8:44). Más perturbador en el relato es que el hombre de Dios se rindió fácilmente. Después de haber sido conducido tan obviamente por Dios y hecho la voluntad de Dios, cae en una trampa y hace lo que Dios le había dicho que no debía hacer.

Es realmente difícil de entender, ¿verdad? Nos gustaría darle una excusa por desobedecer a Dios, ya que fue desviado. Pero Dios nunca excusa la creencia en una mentira cuando la mentira es opuesta a un claro mandato dado por él.

La tentación gira alrededor de la elección de desobedecer la voluntad revelada de Dios. Las tentaciones no cambian tanto como las formas de la tentación. Hebreos 4:15 nos dice que Jesús fue tentado en todo como nosotros. Las mismas tentaciones básicas que afrontamos (aunque estén en disfraces modernos) fueron afrontadas y conquistadas por Jesús. Él nos promete “la salida” para que no nos engañen las mentiras de Satanás (1 Cor. 10:13).

¿Cuán fácilmente permites que la tentación te lleve a un conflicto directo con la voluntad revelada de Dios? ¿Qué elecciones puedes hacer para protegerte de las tentaciones que te atrapan?

Jueves 2 de diciembre: TENTACIONES GEMELAS

El hombre de Dios afrontó dos tentaciones: la primera vino del Rey, y la resistió firmemente; la segunda, a la que sucumbió, vino del viejo profeta. ¿Qué lección importante hay aquí para nosotros mismos? 2 Tim. 4:3; 2 Ped. 2:1; Judas 4-16.

La mayor amenaza a nuestra fe no es la persecución de afuera, sino los falsos maestros que salen de entre nosotros o que pretenden hablar en nombre de Dios.

Es importante tener un mensaje claro de Dios. Necesitamos estudiar la Palabra de Dios por nosotros mismos. Un verdadero profeta o maestro no contradecirá la revelación inspirada, porque Dios no se contradice.

Cualquier enseñanza nueva de Dios se agregará a la verdad establecida y no restará nada de ella; estimulará la obediencia y no la desobediencia.

Además, podemos juzgar a los profetas y a los maestros por los resultados de sus enseñanzas en sus oyentes y en ellos mismos.

Lee 1 Reyes 13:20 al 34. ¿Qué ocurrió enseguida, y qué lecciones hay allí para nosotros?

Es difícil de entender por qué el viejo profeta le mintió al hombre de Dios. Comenzó como Satanás, el engañador, y luego, él es quien le dice el “Así dice Jehová” (vers. 21) al hombre de Dios. Aunque hay cosas difíciles de entender en el relato, hay una que no debería serlo: el hombre de Dios despreció, en forma directa, la clara orden de Dios.

La muerte del hombre de Dios no quedó sin efecto. A diferencia del Rey, que presenció un milagro y siguió con su pecado (ver 1 Rey. 13:33, 34), el viejo profeta creyó que la Palabra de Dios se iba a cumplir.

Les pide a sus hijos que cuando muera pongan sus huesos junto a los huesos del hombre de Dios. La profecía hecha por el hombre de Dios de Judá se cumplió con Josías, tres siglos más tarde (2 Rey. 23:15, 16).

Como se había profetizado, Josías quemó huesos humanos en el altar; sin embargo, no lo hizo con el hombre de Dios, ni con el viejo profeta que fue sepultado junto a él (2 Rey. 23:17, 18).

Considera: “El varón de Dios es, que fue rebelde al mandato de Jehová” (1 Rey. 13:26). ¿Qué mensaje irónico, pero importante, podemos encontrar aquí para nosotros?

Viernes 3 de diciembre

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:

“El Salvador venció para enseñar al hombre cómo puede él también vencer. Con la Palabra de Dios, Cristo rechazó las tentaciones de Satanás. Confiando en las promesas de Dios, recibió poder para obedecer sus mandamientos, y el tentador no obtuvo ventaja alguna. A cada tentación, Cristo contestaba: ‘Escrito está’. A nosotros también nos ha dado Dios su Palabra, para que resistamos al mal. Grandísimas y preciosas son las promesas recibidas, para que seamos ‘hechos participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo por concupiscencia’ (2 Ped. 1:4).”

“Encareced al tentado a que no mire a las circunstancias, a su propia flaqueza, ni a la fuerza de la tentación, sino al poder de la Palabra de Dios, cuya fuerza es toda nuestra. ‘En mi corazón –dice el salmista– he guardado tus dichos, para no pecar contra ti’. ‘Por la palabra de tus labios yo me he guardado de las vías del destructor’ (Sal. 119:11; 17:4)” (MC 136).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:

1. La verdad es progresiva. Al comprender mejor la verdad de Dios, podemos tener que hacer cambios en nuestras vidas, creencias, organización, acercamiento a otros, etc. Mantener lo de siempre no es una opción. Analiza, con tu clase, cómo podemos saber si las acciones que proponemos hacer surgen de la conducción de Dios o de la influencia de la sociedad.

2. Analiza el modelo de Jesús al relacionarse con pecadores frente al deber del hombre de Dios de no relacionarse con el pecado. ¿Cómo nos encontramos con la gente donde ella está? Indica ejemplos prácticos en tu clase, para mostrar cómo te has acercado a la gente y mostrado aceptación sin estimular prácticas pecaminosas.

3. En muchas sociedades, el pago de sobornos, o dar regalos especiales, es parte de casi todo trato comercial, legal o político. ¿Cómo podemos nosotros, como adventistas del séptimo día, individualmente y como iglesia, sobrevivir en tales sociedades? Basados en la lección de esta semana, como clase, escriban algunos criterios para tratar con este problema.

4. Imagínate que alguien en tu iglesia se pone de pie y pretende tener un mensaje de Dios, o que tu primer anciano pretenda tener nueva luz bíblica sobre los eventos finales. ¿Qué harías? ¿Cómo evaluarías esas pretensiones?

4 comentarios:

  1. "no importa tu religion"
    brebe dialogo entre un teologo y el dalai lama:
    teologo: Santidad, ¿cual es la mejor religion?
    dalai: la mejor religion es la que te acerca a DIOS. Al infinito. Es aquella que te hace mejor.
    teologo: ¿que es lo que me hace mejor santidad?
    dalai: aquello que te hace mas compasivo,mas sensible,despegado,amoroso,humanitario, responsable y mas etico. La religion que consiga hacer eso de ti,sera la mejor religion.
    no me interesa tu religion o si no la tienes lo que verdaderamente importa es tu conducta delante de tu semejante, de tu familia de tu comunidad, delante del mundo.
    "EL UNIVERSO ES EL ECO DE NUESTRAS ACCIONES Y DE NUESTROS PENSAMIENTOS"

    JB.

    ResponderEliminar
  2. Se acaba la semana y la lección nos deja un regustillo raro.
    Al hilo del comentario anterior: "la mejor religión es la que te acerca a Dios", Jeroboam no tenía este objetivo como primordial. Mas bien quería que el pueblo no le desertara y se fuera a Jerusalén a adorar. Toma la decisión de construir dos altares y dos becerros a los que adorar, e instituyendo sacerdotes de entre el pueblo. Algo así como "Hazlo tú mismo" o "Usted puede sanar su vida" o "Cómo tener éxito, etc."

    Pero cuando se trata de lo sagrado parece ser que hay que "descalzarse". No podemos actuar según nos parezca, y lo que hizo Jeroboam sigue pasando hoy delante de nuestras propias narices.
    Gente que quiere adorar a su manera y que los demás adoren igual que ellos. Pero cuando se enferman gravemente, entonces vuelven su rostro a Dios, y no al altar o al becerro. Y aún reprendidos siguen en sus trece.

    El regustillo raro es por el título: "La obediencia no es optativa", refiriéndose al varón de Dios. Porque Dios parece que utilizó tres cosas para hacer ver que se cumple su palabra: La mano de Jeroboam se cura a su pedido de que el profeta ore a Jehová, el altar se parte como había dicho el mismo profeta, y por último confiesa que no acepta la invitación del rey y se marcha porque no puede comer ni detenerse, y no como no lo cumple (esta es otra historia) pues también muere.

    En fin, da para debatir, aunque sea viernes, a ver si alguno os animáis.

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  3. Yo siempre estoy animado, y con este gripazo que me tiene enclaustrado desde el domingo, más todavía...

    La clave está en Romanos 9...


    ¡Un saludo!


    Macarra-Chungo

    ResponderEliminar
  4. Espero que estés mejor, Macarra.

    Un relato extraño, sí. Hay que reconocer que los autores se superan, semana a semana, en historias bizarras.

    Pero yo, como siempre, le pongo a este relato el filtro de la imagen que Jesús propone sobre Dios: Dios no hace daño, no es impulsivo, ni caprichoso; Dios no se venga, ni manipula a leones para que maten a profetas en pago por sus supuestos pecados.

    Creo que todo esto es una forma mítica de recordar, trescientos años después (no olvidemos que este relato consigue fama y sobrevive al tiempo por Josías), esa guerra civil que se produjo entre Judá e Israel. Las dos partes que se ven representadas por dos profetas (qué casualidad: uno viejo y otro no...) que luchan en el ámbito espiritual como los guerreros de cada escisión lo hacen en el campo de batalla.

    Y creo que si se puede sacar alguna lección de todo este embrollo, es que los huesos de uno y otro profeta acaban enterrados en la misma tumba. La muerte lima cualquier diferencia; todo lo que nos parecía exigencias irrenunciables se convierte en polvo y ceniza de cadáveres, tan pesado como lo que se lleva el viento; las divergencias que nos separan, las diferencias irreconciliables, todo aquello a lo que tanta importancia damos, y que tanto nos divide, carece de importancia cuando nuestros huesos van a dar a sheol.

    Se pueden (¿se deben...?) relativizar las diferencias, y dar su justa importancia a los que más nos une: la profunda y desnuda humanidad, que a todos nos lleva al mismo sitio: la muerte.

    Siendo así, ¿no podríamos emplear todos estos divergentes tiempo y esfuerzo en agotar los recursos de esa común humanidad que nos hermana...?

    ResponderEliminar