domingo, 25 de julio de 2010

Lección 5 Para el 31 de julio de 2010: La justificación y la ley


Sábado 24 de julio

LEE PARA EL ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Génesis 15:6; 2 Samuel 11, 12; Romanos 3:20-23, 31; 4:1-17; Gálatas 3:19; 1 Juan 3:4.

PARA MEMORIZAR:
“¿Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley” (Rom. 3:31).

ROMANOS 4 llega al fundamento de la doctrina de la salvación por la fe sola. Al usar a Abraham –modelo de santidad y virtud– como un ejemplo de alguien que necesitó ser salvado por gracia, sin las obras de la ley, Pablo no dejó lugar para entenderlo mal. Si las buenas obras y observancia de la ley no eran suficientes para justificarlo ante Dios, ¿qué esperanza tienen los demás? Si tuvo que ser por gracia para Abraham, tiene que ser lo mismo con todos, judíos y gentiles.

En Romanos 4, Pablo revela tres etapas en la salvación: 1) la promesa de bendición divina (promesa de la gracia); 2) la respuesta humana a esa promesa (respuesta de fe); y 3) la declaración de justicia acreditada a los que creen (justificación). Así fue con Abraham, y así es con nosotros.

Recordemos que, para Pablo, la salvación es por gracia; se nos da, sin ser merecedores. Sería una deuda si la mereciéramos, y si es deuda no sería un don. Y como somos caídos, la salvación debe ser un don.

Para mostrar que la salvación es por la fe sola, Pablo cita Génesis 15:6: “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”. Aquí está la justificación por la fe al comienzo de la Biblia.

Domingo 25 de julio: LA LEY ESTABLECIDA


Lee Romanos 3:31. ¿Qué enfatiza Pablo aquí? ¿Por qué eso es importante para nosotros como adventistas?

Aquí Pablo afirma enfáticamente que la fe no anula la ley de Dios. Aun los que guardaron las leyes en el Antiguo Testamento nunca se salvaron por ellas. La religión del Antiguo Testamento, y la del Nuevo, siempre fue por la gracia de Dios dada a los pecadores por la fe.


Lee Romanos 4:1 al 8. ¿Cómo nos muestra esto que, aun en el Antiguo Testamento, la salvación era por fe y no por las obras de la ley?

Leemos en el Antiguo Testamento que Abraham fue contado como justo porque “creyó a Dios”. O sea, el Antiguo Testamento mismo enseña la justificación por la fe. Por ello, decir que la fe “anula” (en griego katargéo, “vuelve inútil”, “invalida”) la ley es falso: la salvación por la fe es una parte integral del Antiguo Testamento. En todo el Antiguo Testamento se enseña la gracia. Por ejemplo, el ritual del Santuario era una representación de cómo se salvaban los pecadores, no por sus propias obras, sino por la muerte de un sustituto en lugar de ellos.

Además, ¿cómo se puede explicar que David fue perdonado después de su sórdida aventura con Betsabé? Ciertamente no fue el guardar la ley lo que lo salvó, porque él violó varios principios de la ley que lo condenaban por numerosas faltas. Si David iba a ser salvado por la ley, entonces no hubiera sido salvo de ningún modo.

Pablo presenta la restauración de David al favor divino como un ejemplo de justificación por fe. El perdón fue un acto de la gracia de Dios. Este es otro ejemplo del Antiguo Testamento de justificación por fe. Aunque muchos llegaron a ser legalistas en el antiguo Israel, la religión judía siempre fue una religión de gracia. El legalismo era una perversión de ella, no su fundamento.


Medita en la caída y la restauración de David (2 Sam. 11, 12; Sal. 51). ¿Qué esperanza puedes obtener de esa triste historia? ¿Qué lección nos da sobre cómo deberíamos tratar en la iglesia a los que han caído?

Lunes 26 de julio: GRACIA O DEUDA

El problema que Pablo trata aquí es más que solo teología. Llega al corazón de la salvación y de nuestra relación con Dios. Si uno cree que debe ganar la aceptación, y alcanzar cierta norma de santidad antes de ser justificado y perdonado, entonces sería natural mirar hacia su interior, y considerarse a uno mismo y sus acciones. La religión se centraría totalmente en uno mismo, que es lo último que necesitamos.

En contraste, si uno acepta la gran noticia de que la justificación es un don de Dios, del todo inmerecido, ¡cuánto más fácil y natural es que nos concentremos en el amor de Dios y su misericordia en vez de centrarnos en el yo!

Y al fin, ¿quién reflejará mejor el amor y el carácter de Dios: el que está absorbido en sí mismo o el que está centrado en Dios?

Lee Romanos 4:6 al 8. ¿De qué manera amplía Pablo el tema de la justificación por fe?

“El pecador debe ir a Cristo con fe, aferrarse de sus méritos, poner sus pecados sobre Aquel que los lleva y recibir su perdón. Debido a esto vino Cristo al mundo. Así se imputa la justicia de Cristo al pecador arrepentido que cree. Llega a ser miembro de la familia real, hijo del Rey celestial, heredero de Dios y coheredero con Cristo” (MS 1:252).

A continuación, Pablo explica que la salvación por fe no era solo para los judíos, sino también para los gentiles (Rom. 4:9-12). En realidad, Abraham no era judío; vino de antepasados paganos (Jos. 24:2). La distinción gentiles-judíos no existía en ese tiempo. Cuando Abraham fue justificado (Gén. 15:6) no era circuncidado. Así, Abraham llegó a ser el padre de los incircuncisos y de los circuncisos, así como un gran ejemplo que Pablo usó para enfatizar la universalidad de la salvación. La muerte de Cristo fue para todos, sin tomar en cuenta su raza o nacionalidad (Heb. 2:9).

Considerando la universalidad de la Cruz y lo que la Cruz nos cuenta acerca del valor de cada ser humano, ¿por qué el prejuicio racial, étnico o nacional es tan horrible? ¿Cómo podemos reconocer la existencia del prejuicio en nosotros mismos y, por medio de la gracia de Dios, eliminarlo de nuestras mentes?

Martes 27 de julio: LA PROMESA Y LA LEY

“Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe” (Rom. 4:13).

En este versículo se contrastan “promesa” y “ley”. Pablo procura establecer una base en el Antiguo Testamento para su enseñanza de la justificación por la fe. Encuentra un ejemplo en Abraham, a quien los judíos aceptaban como su antecesor. La aceptación o justificación había venido a Abraham separada de la ley. Dios prometió a Abraham que sería “heredero del mundo”. Abraham creyó esta promesa; es decir, aceptó lo que ello implicaba. Como resultado, Dios lo aceptó y actuó por medio de él para salvar al mundo. Esto es un buen ejemplo de cómo la gracia actuó en el Antiguo Testamento, y sin duda por eso Pablo lo usó.

Lee Romanos 4:14 al 17. ¿Cómo muestra Pablo aquí que la salvación por la fe era central en el Antiguo Testamento? Ver también Gálatas 3:7 al 9.

Es importante recordar, como dijimos al comienzo, a quiénes les escribe Pablo. Estos creyentes judíos estaban sumergidos en la ley del Antiguo Testamento, y muchos creían que su salvación descansaba en cuán bien guardaban la ley, aun cuando eso no era lo que enseñaba el Antiguo Testamento.

Al procurar corregir esta idea errada, Pablo alega que Abraham, aun antes de que la ley fuera dada en el Sinaí, recibió la promesa, no por obras de la ley (lo que era difícil, ya que la ley –la Torah y el sistema ceremonial– todavía no existía) sino por fe.

Si Pablo aquí se refería solo a la ley moral, que existía aun antes del Sinaí, el punto es el mismo. ¡Tal vez aún más! Procurar recibir las promesas de Dios por medio de la ley, dijo él, hace que la fe quede anulada hasta ser inútil. Esas son palabras duras, pero su punto es que la fe salva y la ley condena. Está tratando de enseñar que buscar la salvación exactamente a través de aquello que conduce a la condenación es en vano porque todos, judíos y gentiles, hemos violado la ley y, por lo tanto, todos necesitamos lo mismo que Abraham: la justicia salvadora de Jesús acreditada a nosotros por la fe.

Miércoles 28 de julio: LA LEY Y LA FE

Como vimos ayer, Pablo mostró que el trato de Dios con Abraham demostraba que la salvación había venido por medio de la promesa de gracia y no por medio de la fe. Por lo tanto, si los judíos deseaban ser salvos, tendrían que abandonar la confianza en sus obras para ser salvos y aceptar la promesa hecha a Abraham, cumplida ahora con la venida del Mesías. Es lo mismo para todos los que piensan que sus “buenas” obras son todo lo que hace falta para ser justos ante Dios, ya sean judíos o gentiles.

“El principio de que el hombre puede salvarse por sus obras, fundamento de toda religión pagana, ahora había llegado a ser el principio de la religión judía. Satanás lo había implantado; y doquiera se lo adopte, los hombres no tienen defensa contra el pecado” (DTG 26). ¿Qué significa esto? ¿Por qué esta idea de que podemos salvarnos mediante nuestras obras nos deja abiertos al pecado?

¿De qué modo Pablo explica la relación entre la ley y la fe en Gálatas? Gál. 3:21-23.

Si hubiera habido una ley que pudiera impartir vida, ciertamente habría sido la ley de Dios. Y, no obstante, Pablo dice que ninguna ley, ni siquiera la de Dios, puede dar vida, porque todos han violado esa ley, y así todos son condenados por ella.

Pero la promesa de fe, más plenamente revelada por medio de Cristo, libera de estar “bajo la ley” a todos los que creen; es decir, los libra de ser condenados y abrumados por tratar de ganar la salvación por medio de ella. La ley llega a ser una carga cuando es presentada sin fe, sin gracia: porque sin fe, sin gracia, sin la justicia que viene por la fe, estar bajo la ley significa estar bajo la carga y la condenación del pecado.

¿Cuán central es la justificación por la fe en tu caminar con Dios? O sea, ¿cómo puedes asegurarte de que no queda borrosa por otros aspectos de la verdad hasta el punto en que pierdes de vista esta enseñanza vital? Después de todo, ¿cuán buenas son esas otras enseñanzas sin ésta?

Jueves 29 de julio: LA LEY Y EL PECADO

Hay quienes dicen que en el Nuevo Pacto la ley ha sido abolida y citan textos para demostrarlo. La lógica de esa afirmación no es sólida, ni lo es su teología.

Lee 1 Juan 2:3 al 6; 3:4; y Romanos 3:20. ¿Qué dicen estos textos acerca de la relación entre la ley y el pecado?

Hace algunos siglos, Jonathan Swift escribió: “Pero ¿dirá algún hombre que si las palabras beber, mentir y robar fueran eliminadas del idioma inglés y los diccionarios, por un decreto del Parlamento, nos despertaríamos a la mañana siguiente sobrios, honestos, justos y amantes de la verdad? ¿Sería esto una consecuencia razonable?” (Jonathan Swift, A Modest Proposal, p. 205).

Del mismo modo, si la ley de Dios ha sido abolida, ¿por qué todavía es pecado mentir, asesinar y robar? Si la ley de Dios se cambió, también debería cambiar la definición de pecado. Si se elimina la ley de Dios, entonces los pecados deberían ser eliminados; pero ¿quién puede creer esto? (Ver 1 Juan 1:7-10; Sant. 1:14, 15).

La ley muestra qué es el pecado. El evangelio señala el remedio para ese pecado: la muerte y resurrección de Jesús. Si no hay ley, no hay pecado; entonces, ¿de qué somos salvos? El evangelio solamente tiene sentido en el contexto de la ley y de su permanente validez.

Algunos dicen que la cruz anuló la ley. Eso es irónico, porque la cruz muestra que la ley no puede ser cambiada. Si Dios no cambió la ley antes de que Cristo muriera, ¿por qué lo haría después? ¿Por qué no eliminó la ley en cuanto la humanidad pecó, para ahorrarle el castigo que trae la violación de la ley? Así Jesús no hubiera tenido que morir. La muerte de Cristo muestra que si la ley se hubiera podido cambiar, debería haberse hecho antes de la cruz. Nada muestra más la permanente validez de la ley que la muerte de Jesús, que ocurrió porque la ley no podía cambiarse. Si se la hubiese podido cambiar, ¿no habría sido esa una mejor solución al problema del pecado?

Si no hubiera ninguna ley divina contra el adulterio, ¿causaría ese acto menos dolor y heridas a las víctimas que lo sufren? ¿Cómo nos ayuda esto a comprender por qué la ley de Dios todavía está en vigencia? ¿Cuál ha sido tu experiencia con las consecuencias de violar la ley de Dios?

Viernes 30 de julio

PARA ESTUDIAR Y MEDITAR:
Lee “Cristo el centro del mensaje”, Mensajes selectos, t. 1, 454, 455; “El llamado de Abraham” y “La ley y los dos pactos”, Patriarcas y profetas, pp. 117-120; 378-380; “El Sermón del Monte”, “Controversias” y “Consumado es”, El Deseado de todas las gentes, pp. 272-275; 560, 561; 710-712).

“En aquella época de castas [...] Pablo presentó la gran verdad de la fraternidad humana, declarando que Dios ‘de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra’. A la vista de Dios, todos son iguales” (HAp 196).

“A fin de que el hombre fuera salvado y se mantuviera el honor de la ley, fue necesario que el Hijo de Dios se ofreciera a sí mismo como sacrificio por los pecados. El que no conoció pecado se hizo pecado por nosotros. [...] Su muerte muestra el admirable amor de Dios por el hombre y la inmutabilidad de su ley” (MS 1:282).

“La justicia es obediencia a la ley. La ley demanda justicia y, ante la ley, el pecador debe ser justo. Pero es incapaz de serlo. La única forma en que puede obtener la justicia es mediante la fe. Por fe puede presentar a Dios los méritos de Cristo, y el Señor coloca la obediencia de su Hijo en la cuenta del pecador” (MS 1:430).

“Si Satanás puede tener éxito en conducir a los hombres a valorar sus propias obras como obras de mérito y justicia, sabe que puede vencerlo con sus tentaciones. [...] Pinta los postes de tu puerta con la sangre del cordero del Calvario, y estarás seguro” (Elena G. de White, R&H, 3 de
septiembre de 1889).

PREGUNTAS PARA DIALOGAR
1. ¿Por qué es tan importante comprender la salvación por la fe sola, sin las obras de la ley? ¿De qué errores puede protegernos ese conocimiento? ¿Qué peligros afrontan quienes pierden de vista esta enseñanza bíblica?

2. ¿Qué razones puedes dar para aceptar la validez de la ley de Dios, aun cuando sabemos que su obediencia no nos salva?

3. Por causa de la cruz todos los hombres somos iguales. ¿Por qué hay cristianos que olvidan esta verdad importante y son culpables de prejuicios raciales, étnicos o nacionales?

4. Como pecadores justificados, hemos recibido la gracia y el favor inmerecido de Dios, aunque hemos pecado contra él. ¿Cómo debería esto impactar sobre cómo tratamos a otros? ¿Cuánta gracia y favor tenemos hacia quienes nos han dañado, y no merecen nuestra gracia y favor?

30 comentarios:

  1. Me gusta mucho la lección de esta semana. El texto de los autores, en lineas generales generales, también. Creo que atinan con su visión de la Ley en una economía de la gracia. Ser conscientes de su utilidad (mostrarnos nuestra inherente discapacidad para encontrar, por nuestros medios, el camino de la salvación) nos permite amarla más y mejor. El apóstol Pablo lo tenía claro. Espero que nosotros, todos, lleguemos a la misma convicción.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Resulta curioso, que un hombre como Pablo, que es discípulo de Gamaliel, que es un mimenbro del sanedrín judío, junto a Nicodemo, es decir, miembro de los 71 "elegidos" que presenciaron el falso juicio vertido sobre Jesús, resulta curioso digo que seda acusado de "no cumplir la ley". Con esas influencias y esos maestros vivió una intachable moralidad, sin embargo, ¿Quién puede resistirse a un amor como el que descubre después? ¿Por qué todos creen que cuando uno habla de amor, se olvidan de obedecer? ¿No será al revés...?

    Un besote

    ResponderEliminar
  3. No Diego, el problema cuando se habla de amor es que algunos dejan de lado toda obediencia, ya que obediencia implica vivir conforme a los límites del camino de la justificación, es decir la Ley. Fácil de comprender por algunos y difícil de aceptar por otros.

    Curioso es que en esta semana donde el apóstol Pablo lo que hace exclusivamente es poner la ley de Dios en armonía con la fe, haya una aceptación total por parte de juan ra, que durante todo este trimestre ha defendido la no obediencia a la ley.

    ResponderEliminar
  4. El sábado pasado dije en la clase de Escuela Sabática que hay una clara diferencia semántica entre ‘obedecer la Ley’ y ‘seguir la Ley’. En aquella ocasión dije que el hecho de obedecer la Ley implica que se la ve como algo impuesto, como un requisito a cumplir para obtener algo que se desea: en el caso que nos ocupa, la salvación.

    Sin embargo, de acuerdo con lo que se dijo anteriormente al respecto de la misma, la Ley tiene la función de revelar al creyente dónde yerra el tiro y la dirección en la que debe orientar sus pasos si desea restablecer la armonía perdida con Dios; porque la Ley es la plasmación tangible del carácter divino. Por su parte, el creyente sincero, no el “de boquilla”, entiende que Dios le muestra lo que es mejor para él y decide aceptar el diagnóstico que se le presenta por medio de la Ley, a la vez que pone su empeño en tomar la dirección sugerida. En este segundo caso, puesto que se acepta voluntariamente, la Ley no se obedece, sino que se sigue.

    Lo que entronca con la visión que de la Torá tenían los israelitas. Para ellos, la Ley era el camino que conducía a la felicidad. Mientras que, para nosotros, que tenemos mentalidad grecolatina, la Ley es un código de reglas y normas (nomos en griego) que hay que cumplir si no se quiere recibir un castigo.

    Y aquí radica el quid de la cuestión. Pablo, como buen fariseo y experto en la Ley que es, conoce ese enfoque y se esfuerza por conseguir que los cristianos de Roma, tanto judíos como gentiles, también lo entiendan así. Por tanto, resumiendo, alguna cosa hay que chirría cuando la Ley se ve como algo que hay que obedecer y no un camino que es aconsejable seguir.

    Por otra parte, me acaba de venir a la mente una idea que, a lo mejor, a más de uno le puede parecer disparatada. Tiene que ver con aquella declaración de Jesús que dice: «Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí» (Juan 14: 6). Es curioso que Jesús dijera de sí mismo que es «el camino», una idea que los judíos de su tiempo asociaban a la Torá… Ahí queda la reflexión.

    ResponderEliminar
  5. Hola:

    Desde luego que no merecen comentarios algunas afirmaciones y no seré yo el más indicado para hablar en nombre de un compañero, y por supuesto que no necesita de mi pequeña defensa, pero decir de Juan Ramón que se ha pasado todo el trimestre defendiendo la no obediencia a la ley, me parece el colmo, algo cruel, falso y desproporcionado. Si alguien nos lee, que sepa que es absolutamente falso, lo que se dice de Juan Ra y ahora os podéis hacer una idea de lo que puede significar "un posible consenso religioso", la dificultad ante tanta injusticia y tanto despropósito...

    Un abrazo
    Diego

    ResponderEliminar
  6. Algunas veces, nos pasa a todos, leemos lo que alguien escribe con los ojos de quien cree saber lo que va a escribir. Encasillamos a los que no creen como nosotros, y los encerramos entre las barreras de nuestros propios prejuicios.

    Eso le pasa a Anónimo Nómada, y también a nosotros.

    Es difícil luchar contra los prejuicios, porque nos parece que, amurallados entre sus paredes, nos encontramos más seguros. Pero la lucha contra ellos no puede ser ajena. Debe ser propia. De nada serviría explicarle a Anónimo Nómada que he calificado a la Ley como un don de Dios, como un extraordinario instrumento divino para conducirnos al oasis de la gracia, verdadero lugar de salvación. Porque por más que yo lo repita, Anónimo Nómada ya se ha hecho una idea de mí, se ha enrocado en ella, y no parece dispuesto a cambiarla.

    Yo ya he dejado, negro sobre blanco, la función que para mí, tras reflexionar de forma dinámica sobre las Escrituras, ejerce la Ley de Dios. No estaría mal que Anónimo Nómada hiciera lo mismo y nos diga, de forma clara y meridiana, qué función ejerce para él la Ley en una economía de la gracia. Así podríamos descubrir, quizá, que no estamos tan alejados en lo esencial. A veces enmarañamos tanto lo accesorio que queremos decir, que olvidamos dejar claro lo nuclear...

    ResponderEliminar
  7. por cierto, yas que lo mencionas, ahi lanzo mi página donde todos sois bienvenidos..
    Sin prejuicios
    http://www.facebook.com/pages/LA-TEOLOGIA-SIN-PREJUICIOS/112128792144628

    ResponderEliminar
  8. Hola a todos.Niel completamente de acuerdo.La parasha de la semana pasada trataba Deut.4(casualmente,buenisima).Si sientes que no tienes el control significa que estas pasando demasiado tiempo preocupandote por los resultados los cuales no puedes controlar ni dictar; cuando enfocas solo en tu esfuerzo y no en el resultado ciertamente estas en el camino...Deut4:4Mas vosotros que os apegasteis,adheristeis a YHWH vuestro Elohim todos estais vivos hoy.El que se apega a YHWH siempre tendra un hoy(ha yom,aparece 75 veces en deut.)He rescatado esto tambien:La libertad no se encuentra fuera de la obediencia sino en conexion con Aquel que da la vida y en sujeccion a las normas que regulan la vida.Orientacion y libertad no se contradicen.Juan R econtre algo para ti ,en relacion al equilibrio justicia-misericordia del ETERNO que comentabas(completamente de acuerdo),es el episodio de Pinjas(levita que paso con la lanza al liderde la tribu de shimeon y la madianita hija del lider que realizaron delante de la tienda de reunion, acto sexual provocando al ETERNO,murieron 24000 israelitas cuando Pinjas en celo de YHWH...Bueno en hebreo en este versiculo la palabra shalom esta incompleta porque Pinjas actuo con la justicia pero no con la misericordia del ETERNO.Bendiciones.

    ResponderEliminar
  9. Es simple, solo mira tus comentarios donde le niegas a la ley ninguna atribución a la salvación cuando Pablo habla de la ley como límites del camino de salvación y no como un camino erróneo de salvación, todo aquel que vaya más allá de la ley está en si mismo lejos de Dios y todos aquellos que viven en libertad dentro de los límites de la ley viven en armonía con Dios. Recuerda que Adán y Eva vivieron en los límites de la ley de Dios obedeciendola, cuando la desobedecieron, se apartaron de Dios.

    ResponderEliminar
  10. ES justo al revés. Se apartaron de Dios y entonces desobedecieron... que no es lo mismo..

    ResponderEliminar
  11. Hay diversas formas de idolatría. Unas son más sibilinas que otras. En mi humilde opinión, la nomolatría es la más perversa y la que causa más estragos.

    Precisamente la nomolatría fue objeto de todos los reproches que Jesús hacía a los fariseos. Éstos estaban tan centrados en no desviarse un ápice de cumplir la letra de la Ley, que se olvidaron del Espíritu que la inspiró y convirtieron en yugo de esclavitud lo que debiera haber sido instrumento de liberación.

    Nosotros, los adventistas del siglo XXI, corremos el mismo riesgo. Al poner el énfasis en el cumplimiento formal de la Ley perdemos de vista que seguir la Ley es consecuencia de nuestro amor por Dios y no el medio de redimirnos de nuestras culpas para aplacar la ira divina. Ésta es una visión pagana, totalmente contraria a las enseñanzas del Antiguo Testamento.

    Es de destacar que, en los Diez Mandamientos, todas las “recompensas” están formuladas en positivo. Incluso aquellas que, en primera lectura, pudieran leerse como amenazas, leídas con mayor atención, entrañan una promesa de bendición. Por tanto, la Ley no es un código punitivo, sino una declaración de principios, un modelo a seguir, porque es la expresión tangible del verdadero carácter de Dios.

    En consecuencia, la Ley es el pie de rey con el que el cristiano mide la honestidad de su adhesión, por la fe, a la salvación que Dios le ofrece gratuitamente. Ello no es óbice para que tenga siempre muy presente que seguir la Ley no es medio de alcanzar nada, sino la consecuencia de la adhesión a la esperanza de salvación que ya se ha obtenido en la muerte vicaria de Cristo.

    ResponderEliminar
  12. Vamos a intentar dejarlo un poco más claro entonces:

    En su carta a los cristianos primitivos de Galacia, Pablo escribe una diatriba apologética para mostrarles cuál es, a su entender, la función de la Ley en una economía de la gracia. Nunca aparecerá un Pablo más combativo que aquí. Empleándose al máximo para combatir lo que él califica de "evangelio extraño" (Gal. 1:6 y también 2:4), llega a decir que "De Cristo os desligasteis los que por la Ley os justificáis: de la gracia os habéis caído" (Gal. 5:4). Y llega a la conclusión siguiente: "Nadie es justificado por las obras de la Ley" (Gal. 2:16). Incluso, harto ya de las tensiones que los legalistas están introduciendo en la iglesia primitiva, Pablo termina su carta diciendo: "Que nadie me moleste más con esto en adelante. Yo llevo en mi cuerpo las cicatrices de Cristo" (Gal. 6:17), dando a entender que está tan íntimamente convencido de lo que les dice, y tan comprometido con el evangelio que les predica, que muchos sufrimientos ha padecido por su causa.

    ¿Coloca Pablo, entonces, al cristiano fuera del alcance de la Ley? En absoluto. La Ley, en sus principios, fue, es y seguirá siendo la expresión inmutable de la voluntad de Dios. Si el cristiano se considera un hijo del Padre del Cielo, no podrá nunca afirmar que la Ley tiene fecha de caducidad. Muy al contrario, tiene una vigencia perenne. En Gálatas 6: 1-3 Pablo dirá: "Hermanos, si alguien es sorprendido en alguna falta, vosotros, los que están animados por el Espíritu, lo corregiréis con dulzura. Piensa que también tú puedes ser tentado. Ayudaos unos a otros a llevar las cargas, y así cumpliréis la Ley de Cristo. Si alguien se imagina ser algo, se engaña, porque en realidad no es nada".

    La Ley de Dios, la Ley de Cristo... ¿Es que son distintas estas dos leyes? ¿Pueden serlo? A primera vista, parece que sí. Ya dijo Jesús "Un mandamiento nuevo os doy..." (Jn. 13:34). Ahora bien, si Jesús es uno con el Padre (Jn. 10:30), sus propuestas no pueden ser tan distintas de las de Dios. Entonces, ¿dónde está lo nuevo? Las palabras de Jesús continúan: "Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros...". Aquí tampoco hay novedad. Ya el Antiguo Testamento había expresado el amor como expresión de la Ley de Dios: "No os venguéis los unos de los otros. Ama a tu prójimo como a ti mismo" (Lv. 19:18). En el amor como expresión y sentido de ser de la Ley tampoco radica la novedad del mandamiento de Jesús. ¿Dónde, entonces? Y el texto termina: "Un mandamiento nuevo os doy, que os améis los unos a los otros COMO YO OS HE AMADO". Ahí radica la diferencia y, por consecuencia, la sublimación de la Ley de Dios. (Continúa...)

    ResponderEliminar
  13. No sólo amar al prójimo. Ni siquiera amarlo como a mí mismo. Amarlo como Jesús nos amó. Sin reservas, sin contar las veces que lo perdonamos (hasta 70 veces 7...), poniendo su bien por encima del nuestro. Es decir, la novedad aportada por Jesús no es sobre la Ley, sino sobre nuestra propia percepción de ella. No es la Ley la que cambia, sino nuestro compromiso con la voluntad de Dios, que es que nos amemos hasta las últimas consecuencias.

    Las enseñanzas de Jesús y de Pablo nos ayudan a entender la Ley. Gracias a ellas, sus intenciones, implicaciones y principios adquieren para nosotros pleno significado. A los que no han descubierto todavía esta clave "hasta el día de hoy, cuando leen el Antiguo Testamento, les queda el mismo velo (el de Moisés) no descubierto, el cual desaparece en Cristo" (2ª Cor. 3:14-16).

    Así que el Nuevo Testamento no contiene ninguna declaración que permita afirmar que la Ley ha sido abolida, ni que enseñe a abandonar o transgredir la Ley del Antiguo Testamento. Lo que deja muy claro es que sus funciones no tienen nada que ver con la justificación del creyente, que es obra de Cristo (Rom. 3:21-23), ni con su santificación, que es obra del Espíritu de la Creatividad (1ª Tes. 5:23-24). Su función es la de servir de referencia sobre las exigencias éticas de la vida cristiana.

    Por ello, la formulación de cada mandamiento puede variar ("Oísteis que fue dicho... mas yo os digo..."), pero sus principios siguen vigentes. En lo que respecta al fondo no puede ser abolida por referirse a la voluntad divina. En lo que respecta a la forma, al depender de las circunstancias históricas (la Ley se inscribe necesariamente en la historia del hombre), puede ser mejorada e incluso superada en la nueva alianza. Y en lo que respecta a nuestra salvación, su única función es no permitirnos mirarnos como no somos (Gal. 6:3: “Si alguien se imagina ser algo, se engaña, porque en realidad no es nada"), y conducirnos a la fuente de la gracia, que es Jesucristo.

    ¿Ha quedado un poquito más claro...?

    ResponderEliminar
  14. Para mí, sí. Pero para Nomólatras en Comandita, ya no lo sé…

    ResponderEliminar
  15. No argumentes, te pregunto : ¿amas a Cristo? guarda su ley, ¿Eres amigo de Cristo? haz lo que él te manda, ¿eres del remanente de Dios? guarda los mandamientos de Dios y ten la fe de Jesús. Son simples preguntas que si dices sí, harás lo que Jesús dice, si dices no, te conviertes en enemigo de Jesús.

    Quieres argumentos con tus mismos textos, espera un segundo y lee:

    Gálatas 1:6

    El "evangelio" de los falsos maestros no era una variante del Evangelio de Pablo, sino algo del todo diferente. En este versículo y el 7 habla de aquellos que pervierten el evangelio para sus propios intereses ( podrías mirarte a un espejo en este versíuclo querido Juan Ra )

    Gálatas 2:4 Aquí está hablando de la ley ceremonial, núnca de la ley moral. Estimado amigo tendrías que hacer tu la diferenciación, ya que está clara en todas las escrituras, que la ley moral núnca será movida del pensamiento de Dios.

    Gálatas 6:17 es lo mismo que te digo a tí, por mucho que quieras mezclar la ley de Dios con las leyes ceremoniales y los añadidos farisáicos que querían introducir en el pueblo de Dios. Paso, tus argumentos son solo emocionales y no racionales, según donde te tire la emoción actuarás, por lo tanto liberate de mezclar tanto la ley de Dios con las leyes ceremoniales.

    Bajo tu simple argumentación de decir que el mandamiento nuevo que les dá Jesús de amarse los unos a los otros, es el mismo mandamiento que Dios tiene en su ley. Mira levítico 19:18. Mira también la Mishnah que dice "Sé tú de los discípulos de Aarón, amante de la paz y que sigue la paz, [sé tú] uno que ama a sus prójimos y los lleva cerca de la Torah". La pregunta sería que estaba diciendo Jesús ahí, un buen hermenéuta diría lo siguiente: Es nuevo en tanto existía ahora un nuevo sentido de demostración de amor, para que los discípulos imitaran. En la vida de Jesús, Él reveló el caracter que por mucho tiempo habían perdido los hombres de Dios."

    1. donde Jesús abolió la ley de Dios? donde los 2. díscipulos abolieron la ley de Dios?

    A pesar de tu poquito más claro, vuelvo a preguntarte:

    ¿Amas a Cristo? pues guarda sus mandamientos.
    ¿Quieres ser amigo de Cristo? vive su voluntad.
    ¿Quieres pertenecer al resto de la descendencia de Cristo? guarda los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

    Más de ahí, haz lo que quiera y te digo como el Apóstol Pablo, esta es la conclusión.

    ResponderEliminar
  16. Ya que aquí se acostumbra a motear a las personas, tengo creo que el derecho de escribir el mote por el que se me relaciona, para mí es indiscutible el "Nomosbiblion" y aquellos que se atribuyen el poder de motear, pues cuidadín cuidadín que algunos pueden pensar que tienen el derecho de contramotear jeje

    Nomosbiblion

    ResponderEliminar
  17. Niel, la lección de la semana nos deja cosas tremendamente interesantes..

    La ley dada en el Sinaí, no puede ser el, punto de inflexión porque anteriormente ¿cómo se regía el pueblo de Dios?..

    La ley está escrita en el corazón de las personas, y la conversión marca su interpretación. El Sinaí sin el Calvario nada es...

    Feliz sabath

    ResponderEliminar
  18. Completamente de acuerdo. Por eso no he dicho nada, o casi nada. ¿Para qué redundar en lo que dicen los demás?

    ResponderEliminar
  19. A ver, Nomosbiblion:

    Te llamaba yo "Anónimo Nómada", de forma respetuosa (creo que lo es más que "guía ciego", "falso maestro", "instrumento de Satanás", etc), porque tú mismo dijiste, en una ocasión, que te considerabas un "Peregrino Nómada". No era un mote, sino la manera de concretarte, de diferenciarte del resto de los Anónimos. Tú podrás "contramotear" si lo crees oportuno, siempre que lo hagas con respeto. No tengo ningún problema.

    Me pides que no argumente ("No argumentes..."). ¿Qué pretendes que haga, que desinfle mis intervenciones, y las vacíe explicaciones? Recuerda que tú mismo te has quejado en varias ocasiones de que, según tú, hablamos sin argumentos. Cuando los proponemos, parece no interesarte que lo hagamos.

    Pero es que dos líneas más tarde eres tú el que argumenta ("Quieres argumentos con tus mismos textos, espera un segundo y lee..."). ¿En qué quedamos, argumentamos o no? Yo creo que tú haces bien argumentando tus posiciones. Déjanos a nosotros hacer lo mismo.

    Cuando dices que lo que Pablo combate en Gálatas es la ley ceremonial, manifiestas a mi entender una profunda ignorancia sobre el sentido y la oportunidad de la epístola en cuestión. Tantos pasajes en ella hablan de la errónea función que los de Galacia le otorgaban a la Ley (incluso a la Ley moral), que no compensa el tiempo que pasaría transcribiéndolos. Lee la epístola de nuevo, del tirón, y te darás cuenta de lo que Pablo está combatiendo realmente: los gálatas creían que la salvación pasaba por la obediencia a la Ley. Para aligerarte la tarea (y esto no debe sustituir tu lectura de Gálatas, sino complementarla), te propongo este texto de Roberto Badenas en "Más Allá de la Ley": (Continúa...)

    ResponderEliminar
  20. "Pablo sostuvo una continua lucha contra este sector de la iglesia, que creía que la salvación pasaba por la obediencia a la Ley, y escribió su epístola a los Gálatas para contrarrestar sus enseñanzas, que él calificaba de "evangelio diferente". "Nadie es justificado por las obras de la Ley" (Gal. 2:16), les dirá. La justificación por la fe se queda oscurecida cuando la Ley toma el lugar del Salvador. "De Cristo os desligasteis los que por la Ley os justificáis: de la gracia os habéis caído" (Gal. 5:4)" (Más Allá de la Ley, p. 278).

    No digo que Badenas sea infalible, y que haya que creer esto porque él lo diga. Pero, para mí, en lo que respecta a exégesis y hermenéutica bíblicas, él tiene un poquito más de crédito que tú y que yo (repito: "y que yo").

    Sigues en tus trece de hacer preguntas sin sentido: "¿dónde Jesús abolió la ley de Dios? ¿dónde los díscípulos abolieron la ley de Dios?" (perdona que haya retocado un poco tu texto, pero es que he puesto algunas tildes que le faltaban). Tú preguntas como si alguien hubiese defendido aquí que Jesús o sus discípulos pretendieran abolir la Ley de Dios. Haciendo esas insinuaciones, como ya hiciste conmigo el otro día, afirmando que yo incitaba a desobedecer la Ley, no das razón a tus argumentos. Sólo te embarras en la mentira y en la perfidia. Lo lamento mucho, porque el más perjudicado eres tú mismo. Si has de acudir a esas artimañas, es que no te importamos en absoluto, y pareces mostrar que tu interés es tener la razón a toda costa, aún a costa de leernos de forma aviesa.

    Voy a escribir otra vez lo que ya he dejado, negro sobre blanco, hasta la saciedad: Jesús no vino a abolir la Ley, sino a cumplirla. El verbo "pleroó traducido en Mateo 5:17 por "cumplir" significa "perfeccionar, completar, realizar, llenar, llevar a su perfección, reforzar, dar su verdadero sentido a lo que se ha dicho". El que Jesús venga a cumplir la ley supone, pues, que ésta no había alcanzado su desarrollo definitivo, que era un esbozo o proyecto destinado a ser completado. Así que un creyente en sus cabales no puede pretender que Jesús abolió la Ley, sino que vino a expresar su sentido último, a agrandarla, a magnificarla hasta el extremo de mostrar que su intención es promover el amor ("Si me amáis como yo os amo, guardaréis mis mandamientos"; es decir, guardaréis mis mandamientos en la medida en que améis como yo os he amado). El creyente sólo puede aproximarse a la Ley sobre la base del amor. Otros tránsitos están destinados al fracaso más absoluto.

    Y, por fin, cuando insinúas que pervierto el evangelio para mis propios intereses ("El "evangelio" de los falsos maestros no era una variante del Evangelio de Pablo, sino algo del todo diferente. En este versículo y el 7 habla de aquellos que pervierten el evangelio para sus propios intereses ( podrías mirarte a un espejo en este versículo querido Juan Ra )") manifiestas tal desconocimiento de mis verdaderos intereses, que me da mucha pereza rebatirte. Prefiero animarte a que leas de verdad lo que escribo. Pero no con los ojos del combatiente, sino del hermano en Cristo, que es como yo quiero sentirte.

    Un abrazo en Jesús.

    ResponderEliminar
  21. Hola a todos,me gustaria comentar las palabras"oisteis que fue dicho...""pero yo os digo...".son hebraismos propios de la lengua,las primeras se usaban cuando las fuentes eran de dudosa procedencia y no estaba reflejada en torah.Las segundas el rav Yahoshua ha Mashiaj las pronuncio mas de 80 veces en los estudios apostolicos ,esto muestra que EL vino como Aquel profeta anunciado porMoshe Deut.18:15-19,con toda autoridad.Shalom alejem.

    ResponderEliminar
  22. Hola, soy Noemí.
    Hace mucho tiempo que no intervengo pero siempre que puedo intento leer vuestros comentarios, que me resultan muy enriquecedores. Por desgracia en las últimas semanas parece que hay una nota discordante en el grupo, alguien cuyo único objetivo es criticar a los demás, insultando incluso, y salvarnos a todos a golpe de Biblia. Yo no siempre estoy de acuerdo con las opiniones de Juan Ramón, en algunos aspectos soy un poco más conservadora, pero admiro su espíritu abierto, su creatividad y su tolerancia. Me encanta este sitio porque ese es el ambiente que se respira y tú, amigo Anónimo, lo estás enrareciendo. ¿Puedo pedirte por favor que trates a los demás con respeto? Tus opiniones son tan válidas como las de cualquiera y podrías enriquecer el sitio en lugar de crear malos rollos.
    Y ahora un pequeño aporte sobre el tema de la semana: esta mañana, por casualidad, he leído el salmo 119 y me ha encantado la idea de la Ley que se desprende del texto: la Ley es algo maravilloso, algo para amar, algo que te llena la mente y te hace admirar cada vez más a Dios porque en realidad es un reflejo de su carácter. No se presenta como algo impuesto, desagradable y pesado (en la línea de lo que decía Niel por ahí arriba) sino como el camino de la felicidad. El autor repite en muchas ocasiones su intención de cumplir la ley porque entiende que es buena pero en los versículos 40 y 41 dice que la justicia que de da vida viene de Dios, por su misericordia, y pide la salvación, no por el cumplimiento de la ley, sino conforme a la promesa recibida.
    "Yo deseo tus mandamientos:
    vivifícame por tu justicia.
    Que llegue hasta mí tu misericordia, Señor,
    y tu salvación conforme a tu promesa".
    A mi me ha gustado la idea. Por cierto Juan Ramón, esta semana sí estoy totalmente de acuerdo contigo en como planteas el tema.
    Un abrazo a todos,

    ResponderEliminar
  23. No juan Ramón, por tí no lo decía campeón, sino por el tal NIELsabe como se dice, tranquilo que si tengo algo que decirte a tí como a cualquier otro lo personaliso sin problemas.

    Cuando te digo que no argumentes te lo digo en un sentido directo, crees en Jesús, guarda sus mandamientos, Crees pertenecer al remanente de Dios guarda sus mandamientos, crees ser amigo de Jesús haz lo que el dice, no me lo argumentes, porque se lo argumentas a Cristo, tu siquieres argumentame el por que no crees, pero si crees en lo que dice las Escrituras, solo tienes que vivir conforme a lo que Jesús te dice, y es claro en ese aspecto, incluso Juan cuando dice que el que dice conocer a Jesúsy no guarda sus mandamientos el tal es mentiroso, no te lo digo yo, lo dice las escrituras, lo que te digo de qeu mires argumentos, es simple, yo puedo hacer lo mismo en las preguntas directas a las que no quiero contestar sino seguir ocultando la verdadera realidad.

    Te propongo que leas a Ellen White, creo que tiene más autoridad que Badenas ( y te puedo decir que lo conozco muy pero que muy bien y le aprecio probablemente mucho más de lo que muchos aquí puedan apreciarle ) pero Ellen White es profeta de Dios y deja mensajes muy claro por ejemplo:

    "El yugo que nos liga al servicio es la ley de Dios. La gran ley de amor revelada en el Edén, proclamada en el Sinaí, y en el nuevo pacto escrita en el corazón, es la que liga al obrero humano a la voluntad de Dios" ups curioso este escrito de la pluma inspirada ( podría también ser respuesta a lo dicho por Diego ) antes del Sinaí existía la misma ley de Dios.

    "El que handa en el camino de los mandamientos de Dios, anda en compañía de Cristo, y en su amor el corazón descansa".

    Cuando habla el apóstol Pablo en la carta de los Gálatas, siento decirte una vez más que no seas "guía ciego" ( y esto no es un mote, siento que te lo tomes así, es una realidad y si lo sientes como un insulto, pues lo dicho uno no insulta es uno el que se siente insultado, te escribo una realidad a la que quieres confundir a todos ) Los judíos de Galacia buscaban el transmitir los ritos y formas establecidas ya en el mundo farisáico, ya que estos lo eran, por eso Pablo habla de la ley ceremonial y de ritos, por eso hemos estudiado hace un par de semanas simplemente las diferentes leyes que existían, para entender mejor a qué se refería Pablo, pero como esa argumentación no sirven para tus planes, las rechazas, obvio y lógico tu razonamiento, pero lo dicho "razonamiento ciego".

    Noemí, para que sientas este versículo realmente vivo en tí se desarrolla de la siguiente forma:

    Yo voy a cumplir tus mandamientos, sé que para vivirlos tengo que estar bajo tu justicia y siento el gran amor que me tienes, y vivo bajo la promesa constante de la salvación.

    Al final existe una interrelación entre Dios, su promesa, su justicia y su amor con el hombre, ya que el hombre para sentir la seguirdad de todo ello guarda los mandamientos de Dios.

    Simple, lo duro es que algunos quieran disociar esto como se corta el pan en trozos, no es lo mismo alimentarte de una porción de pan que comerte todo el pan, la porción no te llena, el plan entero sí. Eso es lo que hace Juan Ra, quitar lo duro del pan porque no gusta morder lo duro ya que le gusta más la mijagas pero las mijagas no salvan como tampoco salva lo duro solo, sino la mezcla de las dos.

    Lo que veo aquí es que no gusta la Biblia por lo visto, bueno para ser más exacto no gusta parte de la Biblia, pero ese no es mi problema lo siento, sino expresar con toda claridad lo que dice la inspiración, lo que dice el Espíritu Santo y no creativo de Dios. Para los judíos falso entendimiento y para los gentíles locura, pero para los hijos de Dios renovación.

    ResponderEliminar
  24. Ahh juan Ra hermano, tranquilo que si fallo en las tildes y en otras cosas, no es por ignorancia, sino por pereza, pero bueno sé que eres tan bueno, tan bondadoso, tan misericordioso, tan amable, tan cariñoso, que acepto que me corrijas.

    Aunque la verdad estabas tardando mucho en sacar tu lengua ( bueno dedos ) sibilinos para querer criticar de esa forma jeje ánimo y sigue por ese camino hermano.

    ResponderEliminar
  25. «Al final existe una interrelación entre Dios, su promesa, su justicia y su amor con el hombre, ya que el hombre para sentir la seguirdad de todo ello guarda los mandamientos de Dios».

    ¿No será justo al revés? ¿No será que porque siente esa seguridad, el hombre sigue la Ley de Dios y la ve como algo bueno y no una carga?

    Ah, y repito: El que se pica ajos come. ¿Había yo moteado a alguien?

    ResponderEliminar
  26. De acuerdo, Nomosbiblion: como me das tu permiso, corregiré las faltas de tus textos (cuando yo los cite, claro). Así se harán más comprensibles (haré como que no he leído tu segundo párrafo...).

    Leer a Ellen White... Cierto: todos podemos leer más sus escritos, y crecer con ellos. Parece que tú los leas poco. Porque si lo hicieses más sabrías que, como la Biblia, sus declaraciones sobre la Ley nos dejan un poco confusos si las leemos todas seguidas. Una de cal y otra de arena. Fíjate, hermano:

    “Como pueblo, hemos predicado la ley hasta que estamos tan secos como las colinas de Gilboa, sin rocío ni lluvia. Debemos predicar a Cristo en la ley, y entonces habrá savia y nutrición en la predicación, que será como alimento para la hambrienta grey de Dios" (Ellen G. White, 1888, Materials, p. 560).

    Todo hay que leerlo con espíritu crítico, intentando colocar cada declaración en su contexto, y comparándola con el resto de sus declaraciones sobre un mismo asunto. Esto vale para los escritos de Tía Elena, y para la propia Biblia. No se pueden sacar textos de su contexto, y argumentar con ellos olvidando el sentido y la visión general que del asunto expresan.

    Un sabio adventista de la talla de Kwabena Donkor (Director Asociado del Instituto de Investigaciones Bíblicas en la Asociación General) escribió:

    "Desde sus comienzos, los adventistas han estado enfocados en la misión, al predicar un mensaje que invita a las personas a regresar a las verdades bíblicas descuidadas, incluyendo la Ley de Dios. Esto ha hecho que algunos enfaticen sobremanera la ley y la “verdad” para descuidar en cambio la gracia de Cristo. Los consejos de Elena White han evitado una postura legalista en las declaraciones públicas de la iglesia. Como adventistas tenemos gran estima por el don profético de Elena White. Sin embargo, ni Dios ni los pioneros creyeron necesario desarrollar doctrinas directamente a partir de sus escritos o dirección personal. Las doctrinas son el resultado del intenso estudio de la Biblia".

    Tus referencias a mis preferencias gastronómicas no dejan de ser divertidas, pero poco más. A mí me gusta mucho el pan, es cierto. Lo duro y lo blando de él. Intentar amarte aun a pesar de tus descalificaciones (que no dejas de utilizar) es mucho más duro que poner en práctica el "No dirás falso testimonio contra tu prójimo". ¿Quién escoge, de los dos, la parte más dura? Amar exige mucho más compromiso, por parte del creyente, que el estricto cumplimiento de la Ley. A las pruebas me remito.

    Abrazos en Jesús.

    ResponderEliminar
  27. Sabes lo más curioso, la demagogia barata tuya, aún sigues sin responder a las preguntas, claro que lo pasas por alto, porque exige compromiso de sumisión a Aquel que nos ama y que dio su vida por nosotros. Uy gracias por el esfuerzo abismal de ubicar un texto de la hermana Ellen White en tu comentario, saca más, mucho más, curioso si estudiaras la justificación por la fe tal y como john y waggoner la expresaron y como Ellen White la aceptó, curioso que tu sacas un texto para justificar y no leer todo el contexto, ánimo y sigue, ahhh por lo visto sigues con el falso testimonio, y ten por seguro que escoger, se escoge no partes, sino a Cristo o sin Él, por lo visto te apetece coger la vía sin Él y te recomiendo que cambies el camino.

    ResponderEliminar
  28. No rías tanto Juan Ramón y ponte a llorar, porque realmente muestras tu falta de firmeza a la hora de posicionarte.

    ResponderEliminar